Mazoku
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3.573 ATC
¿ILUSION O VERDAD? CAP 1
Bueno no se por donde empezar, esto me ocurrió hace poco y aun sigo sin creérmelo, soy una chica de lo mas normal, no soy ni popular ni nada, vivo en un piso con mis padres pero debido a su trabajo no están mucho por casa, y prácticamente se puede decir que vivo sola, pero bueno esto no viene al caso después de todo.
Tengo diecinueve años, mi pelo es corto llegándome hasta los hombros es de un color rojizo, tengo unos ojos verdes mi madre me decía que se asemejaban a los de mi gata, pero nunca llegue a creérmelo, no soy ni muy delgada ni muy gorda, según decían mis amigas que en cuestión de pechos los tenia bonitos pero tampoco es plan de fijarse en lo que dicen, me desarrolle bastante rápido a los quince ya llevaba sujetador en clase y cada vez que entraba terminaba avergonzada, los chicos no apartaban las miradas y las chicas terminaban algunas celosas, pero bueno mi infancia fue de lo más normal.
Mi habitación era de lo más común tenia algunos pósters de cantantes en mi pared pintada de un color suave una ventana al fondo con unas cortinas de color verde pistacho que siempre odiaba pero como a mi madre les gustaba no podía decirle que no, tenía un escritorio y un ordenador portátil, al lado tenía un armario y sobre mi cama descansaba algunos de mis peluches; mi favorito era Zarpitas un gato gordo y muy suave de color anaranjado que siempre que me entristecía algo, me daba por mirarlo y lograba arrancarme una sonrisa, las sabanas tenían dibujos de hadas con un color rosa, alguno pensara que soy algo infantil pero me gusta pensar en la fantasía, siempre creí que había algo mas, que existía la magia aunque no la viésemos.
Me levante como cualquier día, el maldito despertador sonó a la hora de costumbre con su infernal pitido, solo agradecía que se callara los fines de semana, así que decidí quitarme el pijama que precisamente me lo regalo mi padre y estaba estampado de ositos de peluche que es uno de mis favoritos y es con el que más cómoda me siento, me fui para la ducha y me puse debajo del teléfono para que el agua caliente me despertara del sopor que aun tenia, deje resbalar el liquido por un momento, que recorriera todo mi cuerpo como si lo lamiera en cada rincón, a veces me excitaba en la ducha, no sé porque me pasaba, notaba como el agua recorría mis pechos deslizándose, poniendo mis pezones duros lentamente y empezaba a notar cómo me excitaba, pero era mejor despertarse y apresurarse no era el momento, además tenía un examen y tampoco iba a perdérmelo, así que decidí darme prisa y desayunar lo justo para no perder el autobús.
Baje todo lo rápido que pude las escaleras, casi choco con una persona pero por suerte pude esquivarla, al llegar a la parada del autobús vi como siempre las mismas personas esperando, pero esta vez observe a una de mis compañeras de clase y me extrañe de verla, ya que nunca estaba en esta parada si no en una más adelante, no era precisamente una de mis amigas, parecía que le caía mal pero no sabía el motivo, siempre que me veía me miraba de una forma que a veces me causaba escalofríos, tenía el pelo largo de color rubio y ojos azules, siempre llevaba los labios pintados de un color rojo pálido y las uñas de color negro, aunque a mí me gustaba el maquillaje no solía ponerme mucho, no creía que consiguiera novio, yo me centraba más bien en los estudios, aunque pensándolo, mi compañera siempre estaba rodeada por su grupito de amigas y en algunas de sus conversaciones pude escuchar como las ponía verdes de muchas formas.
-- Hola…Buenos días… -- le salude educadamente para ver si entablábamos alguna conversación antes de que llegara el autobús, aunque pensé que no me respondería.
-- Buenos días…-- me saludo mirándome seriamente, parecía forzada.
Al final tuve suerte y el autobús no tardo como siempre, dentro me senté en uno de los asientos al final para poder repasar algo del examen, lo que más me extraño fue precisamente que ella se sentara a mi lado, me quede mirando y llevaba unos pantalones vaqueros bastante ajustados, una blusa con un escote bastante generoso y una chaqueta vaquera, tenía un olor como a vainilla muy dulzón y agradable.
-- Perdona… ¿Cómo se llama ese perfume que llevas puesto?... – le pregunte curiosamente, aunque el que llevo no resalta.
-- Es un perfume raro, se que lleva algo de nébeda, nada mas…-- esta vez su respuesta no parecía forzada y la note un poco más alegre.
El trayecto hasta el instituto era un poco largo, como una hora en bus, también estaba lleno de baches por lo que se notaba que parte del recorrido estaba en obras y tardo un poco más, aunque llegue justo a tiempo para el examen.
Me apresure para llegar a clase, pero vi de reojo mientras me alejaba como mi compañera de clase se quedaba un rato hablando con su grupito de amigas, no me sorprendí, era lo que siempre hacia.
Al entrar en la clase note el ambiente muy cargado, una mezcla sorprendente de perfumes y maquillajes que por la mañana no era muy agradable, sentí un ligero mareo, la mayoría estaban estudiando rascando las últimas horas de repaso, al rato de yo haber entrado, entro mi profesor, un hombre bastante mayor y con avanzadas entradas nunca me había caído bien, pero sabia explicar las cosas, sin mediar palabra abrió su maletín y saco un montón de papeles los dio a los primeros de cada fila y empezamos a repartirlos.
-- Buenos días…dejadlos boca abajo de momento…cuando diga les dais la vuelta y empezáis…-- comento el profesor con una actitud seria.
Al momento la puerta se abrió y entro mi compañera en último lugar pidiendo disculpas por el retraso, todos nos quedamos mirándola extrañados.
-- Vaya señorita…Catia…nos honra con su presencia, tan puntual como siempre…siéntese que comenzamos el examen… recordad que este examen es el veinticinco por ciento de la nota de esta asignatura y recordando esto podéis empezar…-- dijo el profesor irónicamente, y como si nos amenazara con la asignatura.
El examen no fue muy difícil, la mayoría de las cosas ya me las sabia, pude observar como Catia no escribía mucho, no creía tampoco que pudiera aprobarlo, por que sus notas daban mucho que desear cuando terminamos pasaron las siguientes horas de lo más normal, en el descanso yo me iba con algunas amigas de otros cursos a comer, de mientras observaba como Catia hablaba con su grupito, lo más seguro poniendo verde a algún pobre chico, pero aquel día el perfume que llevaba se me había metido en la nariz, aunque no lo encontraba molesto tenía algunas sensaciones, notaba como mi corazón se aceleraba un poco y el sujetador que llevaba me hacia un poco mas de presión en el pecho, tuve que apretar las piernas un poco mas note como mojaba la ropa interior y era incomprensible, eso no podía causarlo un perfume y menos aun que me gustase mi compañera, le eche la culpa a alguna fantasía, lo más seguro que tenia y no lo supe conscientemente.
Al fin terminaron todas las clases ya tenía ganas de salir de aquel sitio y volver a casa para poder relajarme, fui un momento al servicio para poder refrescarme y al menos quitarme esa fantasía que tuve en el descanso, cuando Salí escuche unos gemidos provenientes de la clase y me extraño bastante, normalmente a esas horas siempre estaba sola ya habían salido todos, me acerque a la puerta de manera sigilosa, la vi entre abierta, cuando pude observar por el resquicio de la puerta cual fue mi sorpresa que vi a Catia con otra compañera de clase, Alexa
Catia la estaba abrazando, sus labios se posaron en ella suavemente y empezaban a besarlos saboreándolos, dando algunos pequeños mordiscos, pasado un momento juntaron sus labios y sus lenguas enroscándolas saboreando sus salivas como si de la más dulce miel se tratara, la mano de Catia comenzó a bajar lentamente por su jersey cuando llego abajo la introdujo lentamente dentro de este y alcanzo el pecho, empezó a masajearlo suavemente, notando cada centímetro de su piel sin prisa alguna, mientras el beso se hacía cada vez más largo, la expresión de mi amiga era de estar en el cielo; mientras yo seguía observando atentamente, no quería perderme nada de lo que sucedía pero tampoco creía lo que estaba sucediendo, mi cuerpo se iba calentando poco a poco, el calor me invadía por completo, el sujetador empezaba a apretarme demasiado; así que decidí desabrochármelo y note como mis pezones estaban duros como piedras, moje uno de mis dedos y empecé a masajearlos dando giros en ellos de vez en cuando los apretaba y esa sensación de dolor y placer era increíble, lo que no me creía es que me hubiera calentado tanto viendo esa escena.
Catia termino el beso, levanto el jersey y desabrocho su sujetador que le oprimía, dejando su pecho al descubierto, se arrodillo lentamente e introdujo sus manos debajo de la falda, y comenzó a bajar el tanga de color purpura que lo tiro lejos, mi amiga se tumbo en la mesa abriendo sus muslos y dejando a la vista su húmedo y caliente sexo; Catia introdujo su cabeza entre las piernas y empezó a lamer saboreando cada gota de flujo que salía, estaba degustando ambrosía que emanaba de su entrepierna; yo por mi parte me desabroche el botón de mi pantalón, ya no podía soportarlo más e introduje una mano dentro de mi ropa interior, note como estaba chorreando, mis dedos actuaban solos, los pase por encima de mi sexo, suavemente, notando como cada vez me mojaba mas y mas, masajearon mi clítoris, girándolo suavemente, el placer era indescriptible me tuve que tapar la boca con la otra mano para no gemir.
Observe como Catia, introdujo sus dedos dentro de ella, mientras seguía lamiendo, empezó a moverlos lentamente adentro y afuera en un vaivén delicioso, mientras mi amiga no hacía más que gemir y gemir de placer, agarro la cabeza de Catia e intento atraerla más hacia ella, como si quisiera sentir su lengua más profundamente en ella, los gemidos de mi amiga se intensificaron lo mismo que los dedos de Catia a una velocidad sorprendente, mientras yo metí dos dedos dentro de mí y empecé a moverlos como queriendo imitar su velocidad, pero no mas lejos de poder conseguirlo, el placer era enorme ante la visión que tenía delante y lo que estaba haciendo, llego un momento en que nos compenetramos cuando nos corrimos, su grito inundo la clase por completo, menos mal que no había nadie, y por suerte yo tenía la boca tapada si no se hubieran mezclado nuestros gritos, oyéndome.
Catia saco la cabeza de entre sus piernas con la boca chorreando de flujo de la corrida, saco su lengua para relamerse lo mismo que hubiera hecho un gato, mi amiga aun estaba convulsionando por la corrida que había tenido, había sido increíble; Catia se acerco a donde había lanzado el tanga y lo recogió.
-- No creo que te importe que me lo quede… ¿verdad?... – dijo Catia de manera lujuriosa como si de un trofeo se tratara, aunque no creo que mi amiga pudiera contestar en ese momento.
Viendo que iba a salir de la clase decidí abrochar mi pantalón lo más deprisa que pude y salí de allí para no ser descubierta.
Me apresure para llegar a casa lo antes posible, no podía creer aun lo que había pasado así que decidí tomar una ducha fría aunque no era muy fan de ellas, por lo menos resulto, cene algo ligero vi la tele un poco y me fui a dormir, a la mañana siguiente tuve una sorpresa, antes de salir para el instituto precisamente enfrente de mi puerta cuando la abrí me encontré a Catia allí parada con el ceño fundido como si estuviera cabreada por algo.
-- ¿Te crees que soy tonta o qué?... – me pregunto de manera acusatoria, aunque pensé que fuera por lo de ayer.
-- ¿Qué pasa?... ¿Qué he hecho?... – inténtente averiguar a que se debía su actitud.
-- Crees que no te vi, que estabas allí espiándonos… ¿Ahora qué?, ¿pretendes chantajearme?... –pregunto Catia aunque parecía que estaba amenazándome.
-- No, de verdad no pienso contar nada a nadie, no te preocupes…te lo juro…-- respondí diciendo la verdad de todas formas no me iba a creer nadie aunque se lo contase.
Catia me dio un ligero empujón introduciéndome dentro de la casa y cerró la puerta detrás de ella.
-- Por lo que veo te gusto lo que viste…si quieres sentirlo en ti misma podemos hacerlo…-- propuso ella de manera lujuriosa con un tono de voz que me era muy agradable.
Yo no pude menos que sonrojarme, aunque quería contestarle, las palabras no salían de mi garganta.
--Que lindo te has sonrojado…me encanta eso, sabes te voy a mostrar un secreto, que no se lo he enseñado a nadie…-- dijo mi amiga de manera misteriosa.
Catia cerro los ojos y una luz empezó a rodearla y ante mis ojos asombrados vi como de su cabeza salían unas orejas muy parecidas a las de un gato de color blanco, al final de su espalda le salio una cola del mismo color era preciosa, se arrodillo ante mi y empezó a caminar a cuatro patas moviendo su cola de manera provocativa y ronroneando algo yo aun no salía de mi asombro, estaba como paralizada, cuando llego a mi altura se alzo un poco, deslizo sus manos por mis muslos yo estaba aun petrificada por esa visión era tan preciosa que incluso causaba miedo, cogió mi ropa interior y la deslizo hacia abajo, en ese momento se metió debajo de mi falda y empezó a lamer mi sexo ya húmedo, de tal forma que me estremecía de placer, era increíble, tenía una sensación entre suave y algo rasposa, fue fantástico, mis manos bajaron a su cabeza y la empuje más hacia mí, su lengua se introdujo dentro de mi moviéndose de un sitio para otro, no sabía qué hacer, estaba extasiada, no quería que aquello acabara nunca, cuando al fin me corrí note una oleada de calor por todo mi cuerpo, el flujo manaba de mi como si fuera una fuente, Catia siguió lamiendo y tragándose aquello como si de la mas deliciosa bebida fuese, al final me temblaron las piernas y caí al suelo de espaldas con las piernas aun temblando por el placer.
Catia no hizo más que relamerse los labios, de gusto, y mirarme con aquellos preciosos ojos, que parecían contener toda la lujuria del mundo en ellos.
-- ¿Crees que hemos acabado?... De ninguna manera, ahora viene lo mejor…-- dijo Catia mirándome, con pasión.
Yo no sabía que pensar ni que decir, solo sabía que aquello había sido increíble y maravilloso, aunque quería terminar, mi cuerpo aun estaba caliente y tenía ganas de más.
Catia se puso encima mía dejando a mi alcance su sexo en un sesenta y nueve volvió a lamerme, la misma sensación volvió a mi cuerpo, era fantástica su lengua parecía estar endemoniada de la forma que se movía dentro de mí, así que aplique mi boca a su sexo y empecé a chupar a lamerla todo lo mejor que podía, era mi primera vez con una chica; estaba caliente y húmeda, los jugos de ella resbalaban por mi boca, mis manos se aferraban a sus muslos para atraerla más hacia mí y poder saborear aquel sexo dentro de mi boca.
Pero tal fue mi sorpresa al notar que note como dos de sus dedos entraron en mi trasero, no pude hacer nada, de la impresión me aferre mas a ella, Catia empezó a mover sus dedos primero despacio y luego más deprisa, la sensación era indescriptible mi cuerpo se calentaba mas y mas, no quería parar; quería mas y mas, era maravilloso, el agujerito de mi trasero parecía absorber los dedos de ella y me encantaba era una sensación completamente distinta y muy placentera, mi mente estaba en otro mundo de mis ojos saltaron lagrimas de placer que se mezclaron al caer con sus flujos era como una carrera a ver que se corría antes; en ese instante solté un grito que inundo la habitación de placer, no podía contenerme por más tiempo, cerré las piernas sobre la cabeza de Catia para que no pudiera escaparse y pudiera lamer todo lo que salía de mi, era maravilloso, pero ella tenía otros planes, cuando afloje, mi presa se levanto y apoyo su sexo sobre mi cara moviéndose lentamente mientras yo seguía chupando y bebiendo, sus manos cogieron los pechos y comenzó a moverlos, masajeándolos lentamente y pellizcando los pezones, yo seguía lamiendo mas y mas, hasta que note una riada de flujo que lleno mi boca, y mi cara era sorprendente pero ya todo me daba igual, mi mente estaba obnubilada por lo que había sucedido y aun así quería mas y mas.
Al momento se escucho el abrir de la puerta, Catia se incorporo y vimos entrar a mi amiga, con una gabardina, en su cuello portaba un collar con una correa, cuando se desvistió estaba completamente desnuda.
-- ¿Puedo unirme?... – pregunto tímidamente y sonrojada.
Yo aun no podía creer que es lo que había ocurrido, no daba crédito cundo al fin pude recobrar algo de la cordura, me levante como pude, con las piernas aun temblándome.
-- ¿Se puede saber cómo has entrado aquí?...Será mejor que os… vayáis las dos ahora mismo, fuera de aquí…-- dije con voz temblorosa y algo entrecortada, aunque en verdad quería proseguir, pero mi cordura decía que tenían que irse.
Diciendo esto la vista se me nublo por completo, la cabeza me empezó a dar vueltas de sobremanera, no sabía hacia dónde mirar, era como si todo de repente girara a mi alrededor o estuviera borracha, al final me desmaye y caí al suelo, mientras Catia me recogía mi última visión fue de ella dándome un beso en la frente y mirándome con sus lindos ojos.
-- Ha sido demasiado para ti, es mejor que descanses…duerme, no te preocupes…-- dijo Catia dulcemente mientras yo cerraba los ojos.
Antes de despertarme note una sensación de calor muy agradable que me recorría el cuerpo, creía que era un sueño y que aun permanecía dormida, notaba como me empezaba a mojar lentamente, y algo que se movía dentro de mí, adentro y afuera en un ritmo especialmente delicioso, cada vez estaba más mojada, así que decidí abrir los ojos, cuál fue mi sorpresa que encontré a Alexa debajo de las sabanas en mi entrepierna lamiéndome, cada gota de mi flujo, como si fuera su desayuno, no sabía cómo había entrado en mi casa o si paso toda la noche allí, pero no me importaba solo quería que siguiera haciéndolo; abrí un poco más las piernas para que pudiera tener completa libertad mientras lamia sentí como con sus dedos giraban y apretaban mi clítoris suavemente esa sensación hizo que me retorciera aun mas de placer, ya no sabía ni donde me encontraba, solo me concentraba en aquel placer indescriptible que me ofrecía Alexa, note como con su otra mano introducía dos de sus dedos dentro de mí, no hizo falta ni lubricarlos, el flujo bañaba mis muslos y su boca, los introdujo suavemente, lo más que pudo, y empezó a moverlos lentamente, tenía una sensación de calor y placer únicas, nunca antes había sentido algo así acelero el ritmo de sus dedos, iba cada vez más deprisa, yo agarraba las sabanas con fuerza entre mis dedos y mi otra mano la tenía en mi boca para intentar no gemir demasiado fuerte, pasado un rato saco sus magníficos dedos y me corrí en abundancia, pero mi compañera aplico su boca taponando por completo mi sexo y succionándolo para que no se escapara nada de su boca, yo no pude hacer más que contener mi placer.
--Ahhhhhhhhh, siiiiiiiiiii que delicia…-- grite plena de placer y satisfacción, quería quedarme con ella todo el día en la cama.
Mire sus ojos e hice que se incorporase un poco más a mi altura, nuestros pezones se rozaron suavemente como si no quisieran hacerlo, su cuerpo estaba caliente y su piel era muy suave; casi como la seda, tenía miedo de rasgarla en algún momento; así que aplique mis labios a los suyos y nos fundimos en un beso, introduje mi lengua dentro de su boca para juguetear con la suya, bebiendo su saliva que recorría mi garganta, note el sabor de la mezcla con mi flujo en su boca, aunque no me desagradaba, me pareció estar bebiendo de una jarra de miel.
-- ¿Amanda estas despierta?...— grito una voz muy familiar era la de mi madre, no sabía qué hacer ni lo que iba a pensar si viera a Alexa en mi habitación y en esa postura.
Decidí empujarla suavemente fuera de la cama para que se escondiera debajo de ella, no costó mucho, pero, en su cara aun se veía que estaba como extasiada y casi ni se enteraba de lo que sucedía, me resulto extraño aunque no preste atención a aquello, no me pareció de importancia y encima tendría a mi madre en mi habitación en cualquier momento.
-- Si, si mama…no te preocupes…enseguida me levanto…-- respondí todo lo mejor que podía para que no lo notara.
Lo malo es que se iba a enterar, cuando vi la mancha de flujo que había dejado en las sabanas sí que me fui para el armario y cogí una de las mantas que encontré y la eche por encima todo lo deprisa que pude, de mala manera y esperaba que Alexa al menos no se moviera de ese sitio por unos instantes, pero en su estado lo dudaba mucho me metí en la cama de mala manera.
-- Voy a entrar Amanda…-- diciendo esto mi madre entro en mi habitación, aunque nunca le había gustado el desorden, mi cuarto lo respetaba ya que decía: “Cada habitación era el santuario de una persona”.
-- Pasa…-- dije yo intentando disimular aun mi voz aunque ya me iba calmando.
--Dios mío!!... ¿Cómo tienes así la cama?... ¿Se puede saber que has hecho?... Te has peleado con ella y ha perdido… -- exclamo mi madre diciéndolo de forma chistosa pero sabía perfectamente que eso era para que ordenara mi habitación y la cama.
Mi madre era una mujer de constitución fuerte pero sin llegar a gorda, había estado bastante tiempo en un gimnasio y eso se notaba, aun conservaba la figura y había desarrollado algo de musculatura también, tenía el cabello rizado y largo le llegaba a la cintura era de un color rojizo pero más intenso, sus ojos eran de color verde, casi siempre en casa llevaba un chándal de color rojo ajustado, podía adivinarse su figura debajo de él; tenía unos pechos muy generosos, yo pensaba que por genética los míos tenían que crecer más, aunque no esperaba milagros, sus caderas parecían un pecado de lo perfectas que eran, su rostro redondeado y con facciones suaves que te daban confianza.
Yo estaba más preocupada por Alexa que se encontraba debajo de mi cama y aun no se había movido, pero podía pasar en cualquier momento.
-- Bueno me voy a ir levantando, hoy te ayudare con las tareas de la casa, por la tarde iré al cine a ver una película y me relajare algo…-- dije estirándome todo cuanto pude.
-- Si es mejor que te relajes… ¿Sabes?...al hacer eso te pareces al gato... Estas graciosísima…Ja, ja, ja…-- se río mi madre abiertamente.
Yo enseguida me detuve, mirándome lo que hacia y le lance a mi madre una mirada que lo decía todo y que ella siempre sabia interpretar.
-- Vale ya me voy entendido…no hace falta que me mires así…a propósito quería hacerte una pregunta… ¿Qué tal te fue en el examen?... – pregunto mi madre con curiosidad.
Yo pensaba que había descubierto a Alexa, después de ese susto inicial me tranquilice.
-- Pues la verdad que fue demasiado fácil…creo que he sacado un sobresaliente – dije sonriéndole y satisfecha de mi misma.
-- Me alegro por ti…pues venga dúchate y ayúdame con las cosas, necesito tu ayuda…-- dijo mi madre marchándose de mi habitación y cerrando la puerta.
Yo enseguida mire debajo de la cama para comprobar si seguía allí pero no vi a nadie y me extraño, aquello era imposible, si estaba debajo de la cama, a donde podía haber ido y la única salida era o la ventana o la puerta, me quede un momento pensando, intentando averiguar hacia donde había ido, pero no lograba saberlo, pensé que había sido un sueño o una ilusión pero la cama era testigo de que no fue así, cogí la ropa de cama y la deje en el cesto de la ropa sucia, haciendo esto me metí en la ducha y deje que el agua me resbalara nuevamente limpiándome por entera, cada vez que estaba duchándome sentía un calor interno dentro de mí que me ponía caliente, de pronto sentí como dos manos agarraban mis pechos apretándolos y masajeándolos, gire mi cabeza y vi a Alexa sonriéndome con un gesto lujurioso, mi cuerpo ya no daba más de sí, pero quería que continuase, era la mezcla entre el agua cayéndonos por el cuerpo mojándonos y la sensación de que me acariciara, era indescriptible.
Yo empecé a gemir lo más bajo que podía, mi compañera me inclino un poco hacia delante apoyándome contra la pared de la ducha, y empezó a bajar besándome la espalda lentamente, y pasando su lengua saboreando la mezcla del agua por mi piel, cuando llego a mi trasero metió uno de sus dedos dentro de él, yo lo sentí muy placentero ya que Catia ya lo había hecho, y empezó a moverlo dentro y fuera estaba extasiada, mis piernas empezaban a temblar, su boca se aplico a mi sexo mojado y a la vez cubierta por el agua que caía, y empezó a lamer toda por entera como si además del agua ella también quisiera limpiármela por dentro, mientras yo me apretaba mis pechos masajeándolos una y otra vez, mi cuerpo estaba exhausto sabia que mas no podría aguantar estaba demasiado sensible, en mi trasero notaba como caía el agua y además introducía otro dedo que seguía moviéndolo sin parar, esta vez tarde mucho menos en correrme, con un grito sordo di la señal, mientras mojaba mis muslos, parte de la corrida que llegaba a ellos se mezclaba con el agua de la ducha, yo no pude más que darme la vuelta y besar sus dulces labios mientras notaba como nos caía el agua por nuestros cuerpos y los pechos se besaban dulcemente pezón contra pezón, queriendo aplacar nuestra pasión.
Me gire para cerrar la ducha y al girarme Alexa había desaparecido no podía creerme lo que estaba pasando, era como un fantasma o alguna clase de espíritu pero estaba convencida que había sido muy real.
Salí de la ducha me fui a vestir con ropa de andar por casa para estar cómoda y poder hacer las tareas, mire en el cajón de la ropa interior y no sé cómo me vino a la mente ponerme algo nuevo y atrevido, cosa que nunca antes habría hecho, así que empecé a rebuscar entre las braguitas que tenía, hasta que descubrí una un tanto especial que me regalo mi madre sobre los quince años, aunque mi padre no estaba muy de acuerdo con ello, pensaba que era demasiado provocativa para la edad que tenia pero esta vez ya había crecido, era de un color rojo algo vivo con un pequeño lacito delante de color púrpura y la parte de abajo estaba abierta, cuando me las puse el contacto con el tejido me excito un poco, nunca la había sentido de esa forma, siempre las había visto como unas mas, decidí que el sujetador fuera también rojo pero con encajes y una rejilla sobre los pezones, al colocármelo sentí un cosquilleo muy especial, aunque este me estaba algo más cómodo que el anterior, pero era raro porque el otro era de mi talla, cogí unos pantaloncitos muy cortos de deporte, que se me ajustaban al trasero, y me quedaban perfectos me daban comodidad de movimientos estuve, un rato cepillandome el pelo, si no después seria un lío poder hacerlo, al pasar el cepillo por encima de la cabeza note, una especie de bultito aunque no le di importancia creyendo que podía haber sido un golpe al desmayarme, mientras estaba con el pelo escuche que llamaban a la puerta; mi madre la abrió y pude escuchar la conversación.
-- ¿Esta Amanda? …Me gustaría saber si puede salir un momento quisiera comentarle algo…-- dijo Catia, aunque era increíble que viniera a buscarme ya que nunca lo había hecho.
-- Vaya eres tu Catia, lo siento pero no está, así que ya puedes irte… -- dijo mi madre duramente, aunque no sabía por qué, nunca había visto a Catia.
-- No se preocupe…solo quiero hablar con ella, volveremos enseguida…-- dijo Catia un poco mas temerosa de lo que pudiera pasar, aunque no pensaba que pudiera pasar nada, mi madre nunca levanto la mano contra nadie.
-- Te he dicho que no está, así que puedes irte por dónde has venido…-- dijo mi madre más duramente, aunque parecía una amenaza inacabada, la verdad que me sorprendió que fuera tan radical.
-- Muy bien no hay problema…ya vendré en otro momento a buscarla cuando este, muchas gracias por todo…-- dijo Catia viendo que no podía hacer nada puesto que mi madre no la iba a dejar entrar tampoco.
Al momento escuche un portazo mi madre estaba enfadada y no quería enfurecerla más aun, pero pensaba que seguro me llevaba una reprimenda por haberla conocido en cuanto saliera de mi cuarto, solo esperaba que me dejara seguir yendo al cine.
Y efectivamente en cuanto salí de mi cuarto mi madre se acerco a mí con el rostro enfurecido.
-- Amanda, ¿tú conoces a Catia? … -- pregunto mi madre con una mirada que cualquiera se hubiera venido abajo y hubiera confesado directamente.
-- Si de vista, he hablado también algo…con ella somos compañeras de curso…-- dije yo tímidamente, aunque era la verdad no era toda precisamente, y sabia que si mentía ella lo sabría.
-- No quiero que la vuelvas a ver, no es buena gente; no me gustaría que terminaras como ella ganduleando y en una banda… ¿Ha quedado claro? ... – pregunto mi madre, asegurándose de que no se me olvidaba.
-- Si, no te preocupes, no me acercare a ella…-- respondí yo intentando que se calmara.
-- Espero que así sea…Bueno es hora de ponerse a trabajar yo me encargo de los dos cuartos y el baño y tu del salón…-- dijo algo más tranquila.
Aunque por lo visto recibí mi castigo después de todo, el salón era más grande de lo normal, tenía varios sillones, la tele y varias estanterías llenas de figuritas y libros, aparte de una mesa enorme donde solíamos comer, pensé que iba a tardar una eternidad, a mi mente vino como un relámpago, si estuviera Alexa por mi habitación mi madre podría darse cuenta de ello y sería peor, aun no sabría como explicárselo, por suerte mi madre se dirigió a su cuarto primero para limpiarlo.
Empecé a buscar debajo de la cama en el armario y en el baño pero no aparecía por ninguna parte, era increíble, ¿donde se habría escondido?, además era imposible que hubiera saltado por la ventana estábamos en un tercer piso, pero viendo que no estaba decidí ir a mi tarea, mi madre me vio al salir de mi habitación.
-- ¿Se puede saber qué te pasa?…-- pregunto mi madre extrañada.
-- No nada, creía que se me había olvidado algo en mi cuarto pero parece ser que no es así…-- respondí yo intentando calmarme, pero no dejaba de darle vueltas a la cabeza.
-- ¿Sabes si vendrá papa esta noche?…-- pregunte a mi madre, tratando de cambiar de tema.
-- No creo cariño, sabes que trabaja hasta tarde, aunque me dijo que lo intentaría…pero bueno ¿se puede saber que haces sin haber empezado?…date prisa si no quieres también hacer la terraza…-- respondió mi madre amenazándome con mas tarea, aunque no quería hacerla me apresure con la que ya tenía.
Mientras limpiaba me fijaba de vez en cuando en mi madre, y como aquel chándal apretaba sus pechos y le marcaba su figura, me dejaba extasiada, quería perderme entre sus muslos y saborear lo más profundo de ella, pero tenía que despertarme, era imposible que sintiera eso por mi madre, aunque su cuerpo era un escándalo, lo que hubiera dado por no ser su hija y poder lamer y chupar aquellos pechos, notar sus pezones dentro de mi boca y jugar con mi lengua.
Al momento desperté de golpe de aquella fantasía, empezaba a notar cómo me iba calentando poco a poco y no me apetecía, menos con mi madre, después de esto volví a notar ese perfume vainillado y dulzón, el perfume que llevaba Catia, pero ella no estaba aquí, seguramente dejo parte de su perfume cuando estuvo en la entrada, pero lo más extraño es que fue la segunda vez que me paso, y también con este olor, decidí que no era lugar para aquello aunque mi madre parecía totalmente a lo suyo, por suerte termino antes que yo y se puso a hacer la comida, otra que me libraba por que no sabía cocinar muy bien, la ultima vez que lo hice mis padres tuvieron que ir al hospital por indigestión, o eso me dijeron.
Una vez acabamos de limpiar, ayude a mi madre a poner la mesa, había hecho raviolis y una ensalada de pollo que era mi favorita, la charla de la comida fue bastante amena, ella me hablaba de su vida y yo del colegio, cuando terminamos me toco fregar los platos cosa que odiaba pero así lo hubimos decidido, una semana yo otra ella, el resto del tiempo lo pase chateando en el ordenador de cosas triviales en mi cuarto, cuando llegaron las cinco de la tarde decidí que ya iba siendo hora de arreglarse para irse, esta vez pensé que me arreglaría un poco más, y era extraño casi nunca lo hacía, menos para ir al cine puesto que casi siempre iba sola a veces acompañada de Alexa, la cual ya no sabía si iba a aparecer de la nada en cualquier momento.
Me puse una falda vaquera algo cómoda de color marrón, unas medias negras con un portaligas, aunque no me gustaba, esta ocasión así lo quise, una blusa de color pastel, una chaqueta vaquera y unos zapatos de tacón bajo, cogí el bolso que me regalo mi madre tiempo atrás y siempre me había traído suerte, aunque tampoco la buscaba, me maquille muy poco.
Cuando me mire al espejo no conocía aquella persona que se reflejaba, tanto podía cambiar con un poco de maquillaje.
Antes de salir mi madre se fijo en mí y tuve el temor que me dijera que me pusiera otra ropa.
-- Vaya, vaya… ¿y ese cambio que has dado…? …-- dijo mi madre mirándome de arriba abajo, como si me repasara, yo me sentí algo incomoda, observaba cada parte de mi cuerpo buscando algo.
-- Decidí darme un pequeño cambio…-- dije yo como excusa aunque en verdad no sabía el por qué de tal cambio.
-- Espero por tu bien que no hayas quedado con esa tal Catia…-- dijo mi madre amenazándome, era increíble el odio que le tenía.
-- No para nada no te preocupes, iré al cine del centro comercial, veré la película después comeré algo y vendré para casa…-- le explique el itinerario que iba a seguir por si me decía algo.
-- Cuando vuelvas no estaré en casa así que no te preocupes vendré algo tarde…-- dijo mi madre preparándome por si acaso no estaba.
Antes de que le dijera nada volvieron a llamar a la puerta, mi madre salto como un relámpago temiéndose lo peor, que volviera a ser Catia, y yo esperaba que no fuera ella, cuando abrió la puerta apareció Alexa, no pude contener mi cara de sorpresa al verla, de cómo siempre iba al instituto con vaqueros y demás a ese cambio, su pelo era rubio liso y llevaba un par de coletas una a cada lado de la cabeza que junto con su carita redondeada le daba un aspecto infantil y juguetón, sus labios están pintados de un color rojo fresa muy apetecible, por lo que me parecía y sorprendentemente llevaba una sombra de ojos de un color muy pálido, vestía un jersey de color oscuro que tanto le gustaba, aunque sin sujetador ya que se podía notar sus pezones, su pecho aunque no era tan grande como el mío tenían el tamaño perfecto para poder cogerlos y poder meterlos en la boca, su figura ya tenía unas curvas bien definidas, sobre todo por la minifalda que llevaba que tenía bastante vuelo en sus piernas, tenía unas medias de color negro que le quedaban a la perfección y de remate unos zapatos de tacón para compensar algo su baja estatura, la verdad no era muy baja solo tres o cuatro centímetros menos que yo, en sus manos llevaba un pequeño bolso de color rojo, aunque
-- Perdone… ¿Esta Amanda lista?...— dijo Alexa con una voz muy dulce y casi aniñada.
-- Espera un momento por favor… -- respondió, dejando la puerta entre abierta.
Al instante mi madre se dio la vuelta para volver a preguntarme dudando que hubiera quedado con alguien.
-- ¿Tú has quedado con Alexa? … Está en la puerta esperándote…-- pregunto mi madre sorprendida porque pocas veces había venido Alexa a mi casa y menos aun para ir al cine.
Yo ante aquello intente disimular mi cara de emoción del primer momento.
-- Si, si…Quede con ella por el chat…-- respondí yo rápidamente, aunque pensaba que no se lo creería por la cara que puso.
-- Mientras no sea Catia me da lo mismo…-- dijo mi madre sonriéndome, pero no me gustara su sonrisa.
-- Que os divirtáis…y no llegues tarde que después se a la hora que has llegado…-- dijo mi madre llevando todo bajo control, aunque nunca sabía cómo se enteraba a la hora que llegaba.
-- Adiós…-- dijo Alexa dulcemente, esa voz se me clavaba como una espina en mi cerebro y retumbaba aunque no sabía el motivo.
En cuanto cerró la puerta y bajamos unos escalones, mi mano fue directamente a su trasero, palpándolo, notando su firmeza y redondez, apretándolo firmemente, también note que llevaba un tanga y casi pude meter mi dedo dentro de ella, pero reaccione a tiempo, cuando la fui a retirar vi como Alexa cogió mi mano y la dejo allí por unos minutos más, giro la cabeza y me miro completamente sonrojada, en sus ojos se podía ver el deseo que tenia de volver a estar conmigo, casi se le saltaban las lagrimas por lo que había hecho parecía que estuviera esperándolo, yo no pude pronunciar palabra y eso que tenia muchísimas dudas de lo que había pasado dentro de casa y de cómo desaparecía.
Cuando bajamos unos peldaños mas y llegamos al entresuelo Alexa me retiro ya la mano de su trasero y me puso contra la pared, se fue agachando hasta ponerse en cuclillas, yo viendo esto la cogí de los hombros y la eleve nuevamente mirando aquellos preciosos ojos verdes que casi estaban llorosos, era como si estuviera esperando algo.
-- Mira tengo muchas preguntas que hacerte y no sé por dónde empezar… ¿Cómo desapareces?... ¿Cómo entraste en mi casa?... ¿El por qué estas así conmigo si casi nunca hemos hablado?...Son varias cosas…Pero sobre todo no podemos seguir así, esto ya es excesivo, mi vida ha cambiado de golpe desde que vi aquella escena de ti con Catia…-- le comente intentando no hacerle daño pero no pudo ser por lo que pareció.
A los ojos de Alexa saltaron lagrimas que rodaron por sus lindas mejillas y comenzó a gemir de tristeza, ese comentario mío le había hecho mucho daño, es como si le hubiera destrozado la vida.
Yo no pude más que abrazarla fuertemente contra mí, notando en mi cara sus lagrimas, intentando consolarla lo más que pudiera, pensaba en como podía haber hecho eso a una chica tan estupenda, tenía que arreglarlo de alguna manera y de que pudiera responderme, y no lo sé lo que fue pero estaba empezando a sentir algo por ella, aparte de las ganas de sexo que siempre tenía con ella, un sentimiento de amor por llamarlo de alguna forma.
-- ¿No me quieres?... – pregunto Alexa de manera llorosa con su dulce voz, su rostro enternecía de tal manera que me llegaba a asustar.
Yo la mire a los ojos intentando saber lo que pasaba, pero no pude obtener respuesta, quien lo sabía era Catia y de ella debía enterarme de todo.
-- Claro que te quiero…-- respondí yo para intentar calmarla, aunque a respuesta era verdad.
Alexa alegro su rostro nuevamente se seco las lagrimas, menos mal que no llevaba rímel si no hubiera sido un desastre; paso su lengua por mi mejilla era suave y caliente lamiendo las lagrimas que tenía en mi rostro, hecho esto se volvió a poner en cuclillas, yo no sabía que iba a hacer pero ese sitio era demasiado peligroso aunque la verdad también producía muchísimo morbo.
Levanto mi falda un poco, cuando vio mi ropa interior que estaba abierta por debajo sonrío picaronamente, parecía esperarlo de alguna forma después de lo que habíamos hecho, rebusco en su bolso por un momento, yo estaba completamente nerviosa, no sabía qué hacer por si alguien nos pillara, parece que por fin encontró lo que buscaba, era una especie de huevo no muy grande, no sabía lo que iba a hacer con eso pero en seguida me di cuenta, lo acerco a la entrada a mi sexo y lo fue introduciendo lentamente, sintiendo cada centímetro de ella y recreándose un poco, cuando lo hubo soltado movió un poco los dedos arriba y abajo, yo empezaba a notar como el flujo empezaba a salir, debía de detener aquello a toda costa, si no sería un problema, entre el placer que sentía quería que continuase, quería correrme que sintiera el calor y lo pegajoso entre sus dedos, pero tuve que detenerla, le cogí la mano y la retire esperando que no se pusiera a llorar nuevamente, se levanto y empezó a rebuscar otra vez en su bolso, yo aun estaba un poco en otro mundo pero más centrada, me enseño una especie de mando a distancia que tenía un dial, pensé que eso controlaba aquel pequeño trasto que había metido en mi interior, pero no me entere hasta más adelante, así que metiéndolo de nuevo en su bolso salimos del portal como si nada hubiera pasado.
Llegamos a la parada y vimos como había más gente de lo normal, no hacía nada de viento di gracias al cielo porque si no hubiera sido un espectáculo para Alexa que se levantara la falda, cuando llego el autobús estaba abarrotado de gente, entramos como pudimos y apoye mi espalda contra un cristal y Alexa se puso delante mía, casi podíamos rozarnos, por suerte el trayecto no duraría más de quince minutos y esperaba que en ese trayecto no hubiese ningún arrebato por su parte aunque más lejos de mi imaginación ocurrió.
Alexa cogió una de mis manos con la suya, su piel estaba casi ardiendo del calor que tenia, metió dos de mis dedos en su boca llenándolos de saliva a conciencia, aunque me extraño ya se por donde iba y aquello no podía ser allí, con tanta gente podían descubrirnos fácilmente, pero a ella no parecía importarle solo calmar su deseo interior y provocar el mío, dirigió mi mano debajo de su falda, y la introdujo dentro de su tanga para que notase como estaba de mojada, note su flujo salir de su sexo deslizarse entre mis dedos que intentaban atraparlo todo para que no saliese al exterior, yo no pude más que empezar a palparlo, pasando mi mano suavemente por el, notando su clítoris erecto que acaricie durante un rato, girándolo y apretándolo de vez en cuando, aquello parecía que la volvía loca, su cara estaba completamente roja, no le hacía falta rubor en las mejillas, sus gemidos eran muy bajos pero yo podía escucharlos, quería mas, en ese momento su mano se metió dentro de su bolso, esperaba que no hiciera lo que estaba pensando y menos allí, no sabía cómo iba a reaccionar, pero aun así acciono el dial, una vibración me sacudió interiormente; no me esperaba que fuera así, me hizo inclinarme un poco delante, si no hubiera estado el cristal me hubiera caído pero pude aguantar aunque las piernas me temblaban, sentía como vibraba dentro de mí, poniéndome más cachonda aun, mi flujo empezaba a resbalar un poco por fuera mojando mis medias, intente gemir pero sabía que si lo hacía todo el mundo nos miraría de forma rara y no quería eso, el sujetador me apretaba por los pezones con la rejilla de este, era una combinación deliciosa; quería empezar a besarla apasionadamente, parecía que esta tortura le gustaba de sobre manera, yo metí los dedos dentro de ella y empecé a moverlos como podía, notando su calor en mis dedos, y de cómo intentaba disimular el placer que tenia, sus medias empezaron a mojarse no podía contener aquella cantidad de flujo pero no me importaba, lo que quería era estar entre sus muslos en vez de tenerla en mi mano pero tenía que conformarme con eso, la vibración era cada vez mayor no podía soportarlo por más tiempo, llegue al clímax mordiéndome los labios para no gritar de placer mi compañera también llego y note como me empapaba mi mano, cerró los ojos fuertemente, intentando no hacer ningún ruido, concentrándose en su placer interno, la suerte fue que en cuanto terminamos el autobús llego a su parada y nadie se había dado cuenta, observe a alguien parecida a Catia en el autobús, pasando delante de nosotras y guiñándome un ojo, aunque pensé que era a causa del placer que sentía y fue una ilusión, Alexa me saco la mano de su entrepierna húmeda y lamió mis dedos jugueteando con su lengua hasta dejarlos limpios, al fin salimos del autobús cogiéndome de la mano y apresurándonos para sacar las entradas, en cuanto las hubimos sacado fuimos a tomar algún refresco por lo menos para calmarnos, una vez nos hubimos sentado en la mesa, necesite ir al servicio.
-- Voy al servicio para refrescarme algo no tardo… -- le dije a Alexa esperando que no me siguiera aunque ella también tenía que refrescarse.
-- Te acompaño!…-- exclamo ella con rapidez.
-- No hace falta cuando venga entras tú, no te preocupes no tardo…-- dije intentando evitar más de lo que ya había pasado en el autobús.
El servicio de aquel centro comercial era bastante amplio y muy limpio, se podía oler incluso el aroma a desinfectante, tenía un gran espejo en la pared, no parecía que hubiese nadie pero a mi oído llegaban unos lamentos sordos de uno de ellos, intente ignorarlos, lavándome las manos y arreglándome un poco el pelo, pero no podía mas, así que entre en el contiguo olvidándome de echar el pestillo por desgracia, al menos estaba limpia la taza y no había garabatos por ningún sitio pero en una de las paredes de madera había un pequeño agujero, no quería pecar de voyeur, pero la curiosidad pudo conmigo, cuando me dispuse a mirar vi algo que no pude creerme…
FIN DEL CAPITULO 1
P.D: Bueno aqui dejo la primera novela que hice espero que os guste y muchas gracias a todos .
Inició el tema
Mazoku
627
3.573 ATC
UN DESCUBRIMIENTO INCREIBLE CAP 2
Allí mismo estaba una chica, casi desnuda, su falda se encontraba en su cintura, el top estaba por el suelo, solamente lucia unas medias de color púrpura que le llegaban hasta los muslos, su cara transmitía el placer extremo, tenia una melena rizadita de color negro, sus ojos azules estaban semi cerrados por el placer, sus rasgos eran muy suaves, su pecho era esplendido muy bien formado, tenia los pezones duros anhelantes de que alguien los lamiera, de caderas pronunciadas y preciosas, el sexo estaba completamente depilado, sus piernas se veían sedosas y suaves, casi tenía ganas de entrar hay mismo, pero mi sorpresa fue aun mayor cuando pude observar un gran pene enorme y grueso, seguí mirando lo que me dejaba aquella ventanita indiscreta y pude ver con claridad dos pechos grandes y contorneados, muy apetecibles ya casi podía saborearlos, en sus piernas lucia unas medias de cuero negro que eran sostenidas un portaligas del mismo material, tenia unas botas de cuero; de tacón de aguja que me fascinaban, pero mi sorpresa fue aun mayor, de su espalda salían alas correosas iguales a las de un murciélago aunque no pude verle la cara aun así dejaba al descubierto en su muslo una rosa negra tatuada.
La pobre muchacha estaba ahí de pie, casi perdida en el placer, pude observar la mano de aquel engendro que señalaba a su pene erecto y goteando, la chica se acerco lentamente y se dio la vuelta, empezó a sentarse muy lentamente en aquella monstruosidad de carne encajando el glande grande, brillante, de color rojizo, en la entrada de su trasero; descendió tragando cada pulgada de el con apetito, podían escucharse gritos sordos, pero la boca de ella estaba ocupada lo mas seguro con la de su compañera, no daba crédito a aquello, era inmenso pero poco a poco fue desapareciendo dentro de ella, cuando ya no pudo mas, se detuvo pero su acompañante la obligo a bajar mas de un empujón, pude ver como un bulto con la forma de su pene que se formaba en su estomago.
No pude escuchar como la puerta del servicio se abría de lo excitada que estaba por aquella escena.
-- Vaya así que seguimos espiando ¿no?, parece que te gusta observar…-- dijo Catia,
Intente girar la cabeza para responderle pero no me dejo hacerlo.
-- No es eso, solo que me extraño lo que pasaba… -- respondí intentando dar una excusa, aunque sabia que poco a poco eso me empezaba a gustar de alguna forma extraña y morbosa.
-- Shhhhhh, no hace falta que te disculpes, si tanto te gusta tendrás que probarlo dentro de ti…No te des la vuelta, sigue mirándolo…-- me dijo Catia silenciándome y sin poder acabar la respuesta, aunque ella tenía otros pensamientos.
Yo permanecía absorta en la pobre muchacha que empezó a moverse, sus flujos salían como una fuente, su clítoris estaba encendido y palpitaba como un corazón pequeño, las manos de aquel ser elevaron sus piernas y empezó a moverla mas rápido aun, la muchacha no pudo contener sus gritos de placer que resonaban en la habitación y en mi cabeza, con cada grito yo estaba mas caliente, me importaba poco lo que me hiciera Catia, solo quería sentirla.
Yo me moje de sobremanera y las medias empezaron a humedecerse; Catia desabrocho mi falda y empezó a bajarla lentamente sin prisa alguna, pero yo ya estaba encendida ante tal espectáculo y quería que se diese prisa, necesitaba sentir su lengua dentro de mi, ya no podía aguantar mas.
Bajo un poco mi ropa interior hasta mis muslos y abrió mi trasero para introducir su lengua dentro de él lubricándolo con su saliva, aquello era delicioso, notar aquella lengua rasposa y a la vez suave y calida, estaba preparando algo pero no sabia el que, metía y sacaba su lengua y a veces se recreaba en mi interior girándola, de vez en cuando metía uno de sus dedos en mi sexo y con mis propios flujos lubricaba mas aun mi trasero, yo seguía viendo como aquel engendro no paraba de arremeter rítmicamente, las acometidas eran brutales, la chica casi estaba a punto de perder la consciencia, de sus ojos salían lagrimas sin parar, estaban casi en blanco, era adicta a aquel ser, cuando Catia termino de lubricarme fue subiendo lentamente por mi espalda, al llegar a mi altura mordió mi cuello, al sentirlo casi grite, parecían los colmillos de un gato cuando se clavaron, note una presión en la entrada de mi trasero, algo se introducía en él, intente relajarlo todo lo que pude para no ofrecer resistencia y fue empujando lentamente para no hacerme daño, yo no sabia que hacer, si volverme o gritar, pero me resultaba imposible tenia toda la boca de Catia en mi cuello, sus manos se posaron sobre mis hombros atrayéndome hacia ella y clavándome aquella cosa lo mas dentro que podía, aunque siguió mordiéndome, incluso así logre notar otra vez ese olor dulzón que me hacia entrar en éxtasis nada mas olerlo y se disparaba mi imaginación, Catia empezó a moverse de manera lenta al principio y después cuando creyó que ya estaba suficientemente dilatado empezó a acelerar su movimiento, yo no pude mas que morderme los labios para no gemir, aunque no podía contenerlo por mucho tiempo, mientras seguía viendo aquella escena, escuche como aquel ser soltó un grito de mujer por el éxtasis y empezó a correrse, estuvo un rato dentro, el estomago de la muchacha empezaba a crecer de sobremanera, el semen ya salía incluso fuera de ella yo estaba casi apunto, de vez en cuando el sitio temblaba de los empujes de Catia; entre el placer que me daba, sin cesar y el dolor del mordisco estaba en otro mundo, solo existía para mi aquel sitio, y su calido y suave cuerpo, una de sus manos se paseo por mi boca introduciendo dos dedos para que los chupara, llenándolos de saliva como si de otro pene se tratara, no quería que terminase ni que se fuese, deseaba tenerla a mi lado todo el tiempo, mis ojos empezaron a llorar de placer, mientras seguía viendo como el semen de aquel ser llenaba a mi compañera improvisada de cuarto y caía al suelo mezclándose con mi flujo, mi cuerpo se tenso de sobremanera al sentir una descarga de electricidad recorrerme, el artefacto de Alexa había entrado en acción, parecía ser que no me iba a dar ni un solo momento de libertad, note como por mis pechos se paseaba la cola de Catia, rozándolos casi sin tocarlos, haciéndome cosquillas en los pezones, aquello era insoportable no pude mas que gritar, la pobre chica también lo hizo al unísono, aquella habitación se lleno con los gritos de nuestro placer desatado, sentí una riada de flujo salir mojando por completo mis muslos y empapándonos mas a ambas, Catia por su parte maulló fuertemente pero no me importaba nada; note una riada caliente y espesa lo mas seguro fue semen que llenaba mi trasero y mi estomago era delicioso quería sentir mas de su corrida dentro de mi, lo mismo que la chica de al lado, aunque el aparato de Alexa seguía vibrando dentro, mi mente viajaba por el placer y el éxtasis.
Catia me saco aquella cosa y se limpio un poco, dejándome sentada en la taza completamente abierta de piernas y soltando flujo y semen, convulsionando muy suavemente con el rostro feliz.
Al poco rato la puerta se volvió a abrir y con la poca consciencia que me quedaba contemple el rostro de Alexa algo molesta, se arrodillo delante de mi y empezó a lamer aquello; todo lo que había soltado, lo estaba saboreando con gusto, mi vista se poso en ella y no se como decirlo pero sonreí, me encantaba que hiciera aquello, pero no se lo diría, el aparato dejo de vibrar y yo pude incorporarme lentamente, las piernas casi ni me respondían de lo que había disfrutado, aparte Catia había desaparecido otra vez.
-- Te diviertes sin mi…eso no es justo…yo quería…-- dijo Alexa mientras se relamía con placer, era una pataleta de niña pequeña pero muy adorable.
-- Te prometo que no ha sido…cosa mía, surgió de improviso…Catia apareció y no se lo que ha pasado…-- dije yo entrecortadamente, no sabia como explicar aquello, lo intente lo mejor que podía.
-- ¿Catia?...No me dijo que vendría…aunque nunca lo hace…Pero aun sigo enfadada por haberte divertido y no haberme dicho nada…-- replico Alexa dando un zapatazo en el suelo y poniendo una cara de enfado que la hacia muy tierna y dulce.
No pude más que darle un beso en los labios haciendo que nuestras lenguas jugaran una con la otra como compensación, nuestras salivas se mezclaron y fue maravilloso, su gusto era especialmente muy agradable e intente saborear todo lo que pude de su boca.
Cuando recobre la consciencia me acorde de la chica de al lado, me coloque lo mejor que pude mi ropa y fui a ver como se encontraba.
Al abrir la puerta contemple a la chica en el suelo con las piernas abiertas y aun manando semen de ella, los ojos estaban extasiados por aquello, resultaba excesivo.
-- Pero… ¿Qué le ha pasado?... – pregunto asustada Alexa, incluso asustada daban ganas de besarla y abrazarla para que se le pasase le miedo.
-- No lo se…lo único que te puedo contar es que vi una especie de demonio con cuerpo de mujer, pero solo le vi el cuerpo nada mas, también tenia una rosa negra tatuada en el muslo…-- respondí yo intentando aclararme la cabeza que aun andaba algo mareada.
-- La Rosa Nocturna!!... – exclamo Alexa con miedo en su rostro.
No quise preguntarle mas, solamente la abrace todo lo fuerte que pude, quería que todo ese miedo se le pasase, su cabeza apoyada en mi pecho era una sensación muy calida, quería protegerla de todo, que no le pasara nada a mi pequeña princesita, ella me miro con sus lindos ojos entornándolos un poco.
-- Te quiero, y no me apartare de tu lado nunca…-- dijo Alexa declarándose abiertamente.
Esas palabras resonaron en mi corazón dándole un vuelco, estaba lleno de emociones que no sabía expresar viendo aquellos preciosos ojos. Solo la abracé aun más fuerte para sentir su calidez.
Cuando hubo pasado un rato me acerque a la joven y le golpee suavemente la cara para despertarla, pero no reaccionaba, había sido un shock para su cuerpo, así que decidí sentarla en la taza y dejar sus ropas encima de la cisterna, después cerré la puerta y me dispuse a irme para la sala a ver la película.
Aunque la película que escogimos no era gran cosa no había casi nadie en la cola de la entrada, cuando llegamos Alexa me arrastro literalmente a la ultima fila, pensaba que desde allí no podríamos ver la peli pero con la poca gente que había tampoco importaba, podíamos cambiarnos en cualquier parte, mientras hubiera luz, Alexa estaba abrazada a mi brazo y paseaba una de sus manos por mi pierna, su tacto era droga para mi piel, por momentos sentí que volvía a mojarme, cuando apagaron las luces Alexa se arrodillo delante de mí, yo nunca lo había hecho en un cine por que casi siempre venia sola y me centraba mas en la película, el morbo se apodero de mi pero no la deje hacerlo, quería compensarla por lo que había pasado en el baño.
La cogí de los hombros y la volví a sentar, Alexa me miro con ojos casi llorosos, creía que la había rechazado, pero enseguida se alegro cuando vio que fui yo quien me puse de rodillas delante de ella, se recostó un poco y puso una pierna en cada reposabrazos del asiento mostrándome la diminuta tanga que tenia y el resto de la tela se introducía por su trasero, pensé que eso fue una suerte pero aun mas me sorprendió que mi visión había mejorado algo en casi la completa oscuridad pero no le di importancia, solo quería saborear su sexo completamente depilada, la abrí con mis dedos y observe el color rosa pálido precioso y su agujerito del que salía flujo, su clítoris estaba pulsando anhelante, volví a mirar su rostro y era de lujuria, deseosa de que empezara, no quise hacerle esperar mas, aplique mi boca a su sexo caliente y húmedo y empecé a lamerla con fruición y desespero, me sorprendía mi misma tenia mucha hambre de ella, pasaba la lengua a todo lo largo, metía y volvía a sacarla saboreando los fluidos que salían y me encantaba eran deliciosos, cuando mi lengua llego al clítoris lo lamí todo lo que pude incluso aplique una ligera presión con mis dientes, cosa que hizo que Alexa tensara su cuerpo mordiéndose los labios, era increíble, lloraba y se retorcía en el sillón, apretaba con fuerza los brazos de aquel asiento, yo me aferre mas a ella cogiendo sus muslos y atrayéndola hacia mi, lo quería todo de ella, hasta su ultima gota tanto de placer como de flujo, nunca me había sentido así tan excitada y tan liberada de mi misma, una y otra vez la volvía a atraer dando empujones, metiéndome su sexo en mi boca, sintiendo aquel sexo deseoso de mi lujuria desatada, llenándose de flujo, sintiendo su calor, su rostro me lo decía todo tenia ganas de gritar, sus ojos estaban cerrados por el placer, pero aun así seguían llorando de gusto, cuando se corrió no pudo aguantarse mas, grito con todas sus fuerzas; resonando en toda la sala, fue una explosión de flujo continuo que inundo mi boca y mojo sus muslos, era demasiado para poder tragármelo, no pude mas que lamerle los muslos cuanto pude, mirando su preciosa carita, con los ojos semicerrados, jadeando rítmicamente, su pecho subía y bajaba a la par de su respiración incluso tenia la lengua fuera de la boca, gimiendo, los muslos le temblaban un poco y los dedos de sus pies estaban encogidos, fue algo único, pero viéndola en ese estado indefenso ni siquiera me importaba el grito que había dado, por que era música para mis oídos, quería mas de ella, por lo menos hasta que nos echaran o nos fuéramos, seguía saliendo flujo que aproveche para mojar mis dedos, y pasarlos por mi boca para saborearlo, metí dos en ella y empecé a moverlos dentro y afuera, haciendo al gemir de nuevo de placer, viendo como estaba acelere mis acometidas, quería que disfrutase todo lo máximo que pudiera, estaba como loca aquel perfume me ponía excitada al máximo, yo por mi parte estaba mojada por completo sentía convulsionarse mi sexo, tenia espasmos y no estaba tocándome, era maravilloso la presión que ese aparato me provocaba y ni siquiera estaba conectado, yo seguía acelerando mas y mas Alexa ya no sabia como ponerse, estaba a punto, el flujo no dejaba de salir, manchaba mis dedos y mi mano y yo lo saboreaba recreándome en su delicioso sabor, no tardo mucho en volver a gritar nuevamente, incluso yo me corrí y solo pude acompañarla en su gemido, fue maravilloso, decididamente estábamos en el paraíso, Alexa estaba extasiada, completamente abierta de piernas y temblándoles su sexo se movía dando espasmos del flujo que soltaba, su carita presentaba una sonrisa de felicidad y pacer, y eso me encanto, me acerque a ella con mi boca mojada por el flujo aun y la bese en los labios suavemente compartiéndolo con ella, aunque no podía ni abrirlos, su mente ya no estaba en ella, no podía moverse.
Escuche unos pasos que se acercaba a nuestra fila cuando me gire y vi a dos chicos allí de pie mirando el espectáculo que estábamos dando.
-- ¿Tenéis ganas de fiesta…? Podemos unirnos si queréis…-- me dijeron agarrándose el sexo de manera provocativa.
-- Largaos de aquí ahora mismo y dejadnos en paz…-- dije yo intentando amenazarles, aunque la verdad no me creía lo que estaba diciéndoles, mi mente me daba a entender que Alexa era mía y de nadie mas.
-- Venga tía no seas estrecha podemos pasarlo muy bien…-- nos volvieron a decir esta vez ya de manera un poco mas agresiva.
-- He dicho que os vayáis, largoooo!!... – grite yo de sobremanera aunque no me entere al principio, mis ojos se tornaron rojos completamente, incluso creo que les gruñí.
-- Tío vámonos, que esta loca…-- dijeron marchándose a la carrera.
Aunque yo estaba furiosa pude atisbar de reojo el collar que llevaba Alexa al cuello, antes no me había fijado, era una cinta de cuero con una placa que ponía Amanda, cuando me calme un poco volví a mirar pero no encontré ni rastro de aquella cinta, la ayude a vestirse a arreglarse y a sentarse un poco mejor, cuando recobro un poco el uso de su mente se aferro a mi brazo fuertemente, no quería soltarlo, su rostro me lo decía todo, era completamente feliz y yo con ella, sabia que no me abandonaría pasase lo que pasase, habíamos creado un fuerte lazo entre nosotras.
No llegamos a terminar de ver la película, decidimos irnos pronto, al salir del cine el bullicio de la calle me invadió, era insoportable los sonidos estaban amplificados, las luces y los destellos de luz me sobrecargaban, todo empezó a darme vueltas a mi alrededor, casi llegue a desmayarme, si no llega a ser por Alexa hubiera caído al suelo, logre apoyarme en ella, nos fuimos a un callejón para que pudiera relajarme un poco, lo achaque a la sobre excitación que aun tenia encima y que posiblemente me hubiera afectado, el aspecto del callejón daba mucho que desear se podía vislumbrar algunos cubos de basura, y una farola que iluminaba débilmente el sitio, el olor era bastante desagradable aunque Alexa ni siquiera lo olía, pero no le preste atención a eso, a mis oídos llegaron unos lamentos de alguien muy familiar, eran los de Catia, sentí curiosidad y me adentre en el callejón, cogi a Alexa de la mano para poder movernos mas rápidamente, cuando llegue al sitio vi salir de entre las sombras a Catia mal herida con unos arañazos muy feos y la ropa destrozada, pude oír un aleteo sobre ella, cuando mire contemple aquel ser que se estaba riendo de manera cruel. No pude ver mucho de ella salvo aquel tatuaje que daba a iluminar la farola mientras se alejaba volando.
--¡¡ Dios mío!!... ¿Qué le ha pasado?... – dijo Alexa arrodillándose delante de ella, la sangre seguía saliendo de las heridas y ella estaba paralizada por el miedo.
-- Alexa… ¿Tienes algún pañuelo en el bolso? … -- le pregunte nerviosa, nunca había visto semejantes arañazos, parecían los de un animal.
Alexa empezó a buscar en su bolso y me entrego un pañuelo que presione contra la herida más grave para impedir que siguiera saliendo la sangre, con las pocas fuerzas que tenía Catia se acerco a mí para decirme algo.
-- El Gato Afortunado…-- dijo Catia en voz baja, pero que pude escuchar a la perfección.
-- Alexa… ¿Sabes que es El Gato Afortunado?...¡¡Alexa!! – le pregunte gritando totalmente nerviosa, aunque ella aun estaba en shock por aquello, aparte no podía dejar que muriese Catia muriese.
-- Si, es un bar especial…donde nos reunimos las amigas de Catia…esta cerca de aquí…-- respondió completamente temblorosa.
Debíamos darnos prisa, así que cogi a Catia en brazos y acelere el paso cuanto pude, metiéndonos por callejones para que la gente no pudiera vernos, Alexa iba delante mía indicándome el camino, pasado unos minutos llegamos a la parte trasera de un edificio de tres plantas, tenia una puerta de metal con una rendija, Alexa llamo nerviosa.
-- ¿Qué queréis?...Daos prisa o largaos de aquí… – pregunto una voz femenina.
Tuve que darle un ligero empujón a Alexa para que respondiera.
-- Algo le ha pasado a Catia…La han atacado en un callejón…y esta malherida…-- dijo Alexa sin poder quitarse el miedo del cuerpo.
Aquellos ojos detrás de la puerta se agrandaron al ver el cuerpo de Catia ensangrentado, la puerta se abrió de golpe, de ella salio una mujer bastante alta y algo corpulenta de piel oscura y pelo negro corto y liso que caía hasta los hombros, en la cabeza lucia unas orejas de gato de color blanco iguales a las de Catia, sus rasgos eran angulosos algo pronunciados y duros, llevaba maquillaje muy vivo en su rostro, su cuerpo lucia un bañador de rejilla de una sola pieza y encima de este un top de color rosado con la palabra “CATS” con lentejuelas que remarcaba sus pezones, llevaba unos piercing atravesándoselos y se podían adivinar a través de la ropa, portaba una minifalda muy corta y ajustada de color púrpura, solo le llegaba un poco mas abajo del sexo entre eso y la pronunciación de sus caderas era todo un espectáculo que en su momento se me hubiera hecho la boca agua, pero no era el caso, sus piernas eran largas y sedosas, en sus pies unos botines de color blanco marfil.
Le pase Catia a sus brazos que parecían cargarla como si fuera una pluma, al darse la vuelta contemple la misma preciosa cola de color blanco.
-- Entrad daos prisa y cerrad la puerta…-- dijo la muchacha apresurándose.
Cerramos la puerta tras de nosotras y nos apresuramos, subimos por la escalera, el lugar era un piso y en la planta baja estaba el bar.
Una vez llegamos a su apartamento la chica la deposito con mucha suavidad en la cama, la habitación no era muy grande y parecía que a Catia le gustaban los peluches como a mí, tenía un tocador enfrente de la cama, con un espejo, un armario al lado de la cama que ocupaba casi una pared entera, la habitación estaba iluminada por una lámpara con ventilador del techo.
-- Alexa date prisa y dile a Zarpa Dorada que suba y tú trae el botiquín del baño…-- dijo aquella joven que abrió la puerta estaba totalmente calmada, no podía pensar que tuviera tanta sangre fría al ver lo que le había pasado
Alexa salio de la habitación para buscar a Zarpa Dorada mientras yo cogía el botiquín.
-- ¿Cómo te llamas…?…-- pregunte tímidamente, al menos para poder llamarla de alguna forma.
-- Miriam…-- respondió la joven mientras desinfectaba las heridas y le realizaba algunos vendajes, para impedir que se infectaran.
Al momento entro una joven no muy alta de corpulencia delicada, tenia el pelo con rizos de color cobrizo, luciendo unos abalorios en el, las típicas orejas salían de su cabeza y su rostro daba a entender que no tenia mas de veinte años, de rasgos redondeados, los ojos tenían un color marrón apagado y algo rasgados, en su cuello portaba un collar aunque no pude entender muy bien lo que ponía en la placa, estaba escrito en caracteres rarísimos, estaba vestida con un lindo vestido chino de color rojo decorado con flores que remarcaba sus pechos muy bien formados, aparte estaba abierto a los lados de sus contorneados muslos, las piernas estaban cubiertas por unas medias de color blanco que daban un magnifico contraste con su piel algo bronceada y en sus las pies las típicas zapatillas japonesas.
-- ¿Dónde la habéis encontrado?... – pregunto Zarpa dorada de manera suave pero contundente en el tono de su voz.
Alexa bajo la cabeza y casi se esconde detrás de mi le tenia bastante miedo.
-- En un callejón…salio de la oscuridad con esas heridas y encima suya vimos un ser que volaba con alas de murciélago, antes de todo vi a ese ser en el cuarto de baño del cine con una chica, haciéndolo, pero lo mismo la asustamos y se escapo…no estoy segura…-- le explique diciéndole toda la verdad, la expresión de sus ojos me recordaba a los de mi madre cuando se enfadaba en serio, siempre me producía un miedo atroz.
La joven se quedo un momento mirándome a los ojos como si intentara estudiarme detenidamente o buscase alguna mentira en mi respuesta.
Quería hacerle mas preguntas pero no me atreví viendo la situación.
Catia cogio la mano de Miriam y le contó algo al oído que no llegue a escucharlo, se acerco a Zarpa Dorada y se lo volvió a repetir, ella me volvió a mirar de nuevo.
-- Hace unos minutos capturamos a un ser con esa descripción…lo tenemos abajo si quieres vengarte y tienes valor para hacerlo adelante…Sígueme…-- dijo Zarpa dorada, invitándonos a seguirla y que pudiera realizar la venganza.
Mi mente se lleno de odio quería vengar a Catia por lo que le habían hecho, decidí seguirla sin pronunciar palabra, solo asentí, esta vez cogimos un ascensor que nos llevaría al sótano del edificio, pero para esa planta se necesitaba la llave que tenia Zarpa Dorada, mientras bajábamos me di cuenta que Miriam empezó a olfatearme pero sin dar muchas muestras de ello, aunque según la expresión; sus ojos antes duros se tornaron llenos de lujuria, incluso pude ver un atisbo de relamerse de gusto, pero no quería demostrar aquello delante de Zarpa Dorada, sin embargo Alexa se dio cuenta y me abrazo dándome un beso en la boca pero esta vez fue muy suave, después de eso le hizo una mueca sacándole la lengua a Miriam demostrando que era de su propiedad, cada vez que hacia cosas así me encantaba era como tener una muñequita, aunque ese gesto no pareció afectarle.
Al llegar abajo salimos del ascensor y entramos en un pasillo largo la iluminación era buena por todo el techo estaban colgadas lámparas, por el camino había varias puertas lo mas seguro vestidores o algo relacionado, mientras íbamos pasando salieron algunas chicas, que empezaron a oler el aire, alguna me soltaba una mueca de un beso o de relamerse, aunque Alexa no se despegaba de mi en ningún momento parecía que cada vez la ponían mas celosa y enrabietada.
Cuando llegamos al final del corredor pude ver unos caminos que rodeaban una jaula gigante, era un ring de peleas, los caminos terminaban en palcos para que las chicas se sentaran, había varias de ellas, en sus ojos podía contemplarse la lujuria que tenían hacia mi cada vez que alguna olfateaba el aire, no me explicaba razón, ese perfume solo lo despedía Catia.
Zarpa dorada abrió la puerta de aquel sitio e hizo que Miriam me separara de Alexa, esta al notarlo se aferro mas a mí, no quería separarse, entre llantos y pataleos terminaron llevándola a la parte de arriba para que pudiera observar mi muerte o mi victoria, Alexa pataleaba e intentaba zafarse de Miriam pero esta era demasiado fuerte.
El suelo de la jaula era arena y en frente mía había un portón no muy grande.
Zarpa Dorada fue al sitio mas alto para poder observar la pelea.
-- Hermanas estamos aquí hoy por la afrenta que han realizado a una de nosotras, por el fin del pacto y eso se debe de pagar con sangre y ella ha aceptado el desafío de poner fin a la agresora… por el poder otorgado, yo Akemi doy comienzo al duelo.-- proclamo Zarpa Dorada a todas las que allí se encontraban.
El portón se abrió y de el salio una muchacha no mas grande que Alexa su pelo era de color verde liso y estaba recogido en una cola de caballo, su rostro era el de una niña, completamente infantil, de complexión normal, sus ojos grandes y algo rasgados de color rojo completamente, sus labios finos tenia unos colmillos algo prominentes, unos pechos pequeños que aun no estaban desarrollados pero si podía verse unos pezones de color rosa precioso, las curvas aun no las tenia definidas completamente, en sus brazos portaba unos guantes largos de color negro brillante que se enganchaban en el dedo corazón, las piernas portaban unas medias del mismo color y unas alas de murciélago salían de su espalda pero mas pequeñas en las cuales estaban atadas con cadenas para impedir su vuelo, además de una cola con la punta terminada en corazón en la base de su espalda, lo mas sorprendente es que en su entre pierna había un pene bastante grande pero sin exagerar demasiado, y muy bien proporcionado para su edad que no podía ser mas de trece años.
Akemi soltó una espada a mis pies que cogi con fuerza, no estaba acostumbrada a las armas.
Aquel ser empezó a gruñirme en cuanto cogi el arma en mis manos no sabia lo que podía hacerme, solo quería vengarme por lo que le había pasado a Catia, desde las gradas solo podía escuchar las voces de las demás chicas gritando que la matara, alce mi vista para ver a Alexa que seguía llorando mientras intentaba zafarse.
La pobre criatura me enseñaba los dientes incluso me gruñía, pero no sabría explicarlo notaba que no era agresividad si no mas bien miedo de que pudiera pasarle algo, me fui acercando pero ya comenzaba a dudar mientras el griterío de las gradas seguía retumbando en mi cabeza, ella seguía acorralándose contra las paredes de no ser por aquellas cadenas estaba casi segura de que se hubiera ido, sabia que intentaba evadir la lucha, la volví a mirar de arriba abajo había algo que no encajaba, pero continué avanzando con la intención de matarla, cuando estuve a su altura, la pobre criatura se arrodilló bajando la cabeza toda aquella agresividad se convirtió en aceptación, aunque no sabia el motivo.
-- ¿Por qué…?…-- pregunto aquel ser con la cabeza gacha, veía como de su rostro caían lagrimas que desaparecían en la arena.
Levante la espada para darle el golpe de gracia, y la baje dando en el suelo con ella, las muchachas se callaron de golpe, yo la alce para volver a mirarla, me parecía algo adorable, cuando llegue a sus muslos, parándome durante un momento en aquel miembro que parecía tan delicioso, vi que no tenia ningún tatuaje de una rosa negra en ellos, no podía haber sido aquel ser tan encantador.
-- Escuchadme…no se que pecado ha cometido esta criatura…pero estoy segura que el de agredir a Catia no…-- dije señalándolo, y convencida de lo que decía.
Hubo murmullos entre las muchachas que allí se encontraban pero de un movimiento de mano de Akemi volvió el silencio en toda la sala.
-- ¿Por qué, estas tan segura de eso que pruebas tienes?... – dijo Akemi en un tono desafiante.
-- El ser que ataco a Catia era más grande y más fuerte y este apenas es más grande que Alexa…-- expuse mi primera prueba aunque estaba segura de que no iba a ser suficiente.
-- Te podrías haber confundido, y no lo viste bien…-- dijo Miriam desde uno de los palcos en que se encontraba.
-- Tienes razón, podría haberme confundido, pero ese ser llevaba tatuada una rosa negra en uno de sus muslos, cosa que esta pobre criatura no la lleva…-- dije exponiendo la prueba irrefutable.
-- Tiene razón… no tiene nada que ver con… esto no ha hecho nada…-- dijo una voz entrecortada proveniente de fuera de la jaula.
Era Catia que había bajado hasta allí, me pareció sorprendente que aun tuviera fuerzas para hacer aquello después de las heridas que había sufrido, lo más seguro era que alguna herida se hubiera abierto y estuviera sangrando. Miriam salio como un relámpago hacia ella y la agarro antes de que quedara inconsciente y volvió para llevarla a su habitación.
-- Muy bien, liberad a ese ser, pero tu serás quien se responsabilice…no puede quedarse aquí con nosotras, ahora es mejor que te vayas…Pero recuerda que te estaremos vigilando…-- dijo Akemi, mirándome seriamente, pensé que seria una prueba de alguna forma por haber liberado aquel ser, pero ahora que lo pensaba bien, ¿dónde iba a meterla?, no tenia espacio en mi casa y no podía dejarla fuera tampoco, había metido la pata por completo.
En cuanto Miriam soltó a Alexa esta bajo corriendo hacia mi para poder abrazarme y yo la esperaba con ansias también para poder sentir aquella pequeña niña cerca de mi, el abrazo que tuvimos fue durante un rato besándonos en las mejillas y sintiendo el calor de cada una, al momento bajo alguien a la arena y fuimos interrumpidas, era Miriam para darme una llave, era de las cadenas de las alas, aun estaba de rodillas llorando.
Cuando al fin le libere las alas de aquella prisión, levanto su carita y me miro sus ojos habían cambiado, ahora podía ver unos ojos de color rojizo preciosos y me obsequio una sonrisa dando la certeza a mi corazón de haber hecho algo bueno y haber salvado a alguien que no se merecía un castigo así.
Me olio aunque no sabia por que y esos ojos se volvieron deseo de repente, no sabia la razón, seria que el aroma de Catia se me había pegado en exceso. Aquel ser se acerco a nosotras y nos abrazo también, en ese momento Alexa le dio un suave empujón retirándola de mi lado no quería compartirme con nadie en absoluto, pero aquella criatura se lanzo por Alexa dándole un beso en los labios apasionado y muy tierno, ella se quedo mirándola durante un instante y a regañadientes dejo que me abrazara también.
-- Gracias…-- dijo aquel ser como agradecimiento mientras nos abrazábamos muy dulcemente.
Al salir nos topamos con Miriam que estaba esperándonos, antes de salir mire a la criatura y pensé que necesitaba un nombre.
-- ¿Tienes algún nombre?... – le pregunte curiosamente.
-- ¿Nombre?... ¿Qué es eso?... – respondió sorprendida por la pregunta.
-- Muy bien ya que no tienes nombre te llamaras…-- dije yo siendo interrumpida por Alexa pero lo que me sorprendió fue que sabia exactamente lo que iba a decir.
-- Rubí… ¿A que lo he acertado?... – dijo Alexa alegremente pero un poco forzada, aun estaba enfadada por tener que compartirme.
Yo solamente le sonreí y asentí con la cabeza, pero antes de salir me mire sabia que así no podía ir a la calle, estaba manchada de sangre y mis ropas lo mismo
-- Miriam perdona…podrías hacerme un favor…no puedo salir a la calle de esta forma tengo sangre por mis manos y en mi ropa, resultaría bastante sospechoso…Tenéis unas duchas donde pueda asearme un poco y que mis ropas se limpien…-- pregunte, pero era más bien una súplica.
-- Si, no hay problema, en el piso de arriba tienes las duchas, ahora mismo están vacías, date prisa…Deja tu ropa fuera cuando salgas la encontraras limpias…Alexa… Zarpa dorada quiere hablar contigo…-- respondió Miriam, abriéndosele los ojos como platos, era casi como si fuera algo que ella esperara que pasase.
Yo subí las escaleras al llegar allí entre en una habitación bastante grande, llena de duchas, agradecí bastante aquello porque lo necesitaba, me desvestí y deje la ropa doblada fuera, me dirigí a una de las duchas, el mando solo tenia agua caliente y era un alivio. Deje caer el agua que se deslizara y limpiara aquella sangre de mi cuerpo, mi mente ya empezaba a viajar entre el sonido de agua y la sensación tan maravillosa que me provocaba, pero no pude disfrutar mucho de mi fantasía particular, enseguida escuche unos pasos que se acercaban.
-- Tengo hambre…-- dijo una voz detrás de mi, dándome un susto.
-- La madre de…No vuelvas a hacer eso…-- exclame yo algo asustada.
-- Seguro que Miriam te puede dar algo de comer…-- le dije, intentando hacer que saliera de allí.
--Me puedes dar algo de comer…-- dijo Rubí, parecía que no había entendió lo que le había dicho o tenia en mente otra clase de alimento.
Aunque no sabia que clase de comida era la que necesitaba.
-- Muy bien te daré algo de comer…después de que salga de aquí…-- dije yo, nuevamente para que saliera de aquel sitio y poder seguir con mi fantasía.
Pero en cuanto termine la frase Rubí de lanzo abrazándome, no me lo esperaba resulto una sorpresa aun mayor, abrió su boca y empezó a succionar uno de mis pezones que chupaba una y otra vez, incluso llego a morder como queriendo conseguir leche, con su otra mano manoseaba mi otro pecho acariciándomelo poniendo mi pezón entre sus dedos y apretándolo, mi placer iba en aumento, Rubí no dejaba de succionar, incluso llegue a notar como salía algo de ellos, pero era imposible. Ella me había encendido, mientras gozaba del masaje y el chupeteo constante de mis pechos vi como su pene iba poniéndose erecto, había adquirido unas dimensiones bastante grandes, no salía de mi asombro, era brillante, y con un glande rojo y apetecible, lo mismo que una fresa, Rubí dejo de chuparme; parecía saciada, yo me di la vuelta apoyándome contra la pared intentando descansar, me quede jadeando oyendo mi respiración mientras el agua seguía cayendo sobre mi, pero lejos de mis pensamientos Rubí abrió mi trasero e introdujo su lengua que empezó a moverse dentro de mí, parecía no tener fin; era maravilloso, tenia una lengua muy caliente, casi lograba quemarme, arranco de mi unos gritos no se si serian de dolor o de placer pero me encantaba, así estuvo un rato saboreando mi trasero, llenándolo de saliva, quería mas, que no se detuviera nunca, pero aparto su lengua por un momento, pensaba que tenia otros planes, de improviso sentí aquel glande presionarme en el trasero, lo note incluso un poco mas grande de cuando lo había visto, comenzó a empujar lentamente, abriéndose paso dentro de mí, sintiendo cada centímetro de mi interior, yo pensaba que iba a morirme, me llego a doler algo en comparación con el de Catia, aquella cosa era deliciosa, caliente, viva y pulsante, yo pensaba que nunca terminaría de entrarme que era imposible, pero siguió penetrándome hasta el final, la mezcla de dolor y placer fue sensacional, Rubí empezó a moverse lentamente cogiendome por la cintura, adelante y atrás en un ritmo muy lindo y despacio para que mi trasero se fuera habituando, yo por mi parte acariciaba mi clítoris, moviéndolo, me estaba volviendo loca, en ese momento acelero su ritmo con unas embestidas mas fuertes que me hacían pegarme a la pared y que mis pechos se pegaran a ella, los sentí presionados metiendo mis pezones hacia dentro pero me encantaba, no lo había sentido antes, ella no hacia mas que seguir con sus acometidas, yo la escuchaba gemir desesperadamente y esos gemidos se mezclaban con los míos en una música celestial que nos rodeaba a ambas, yo estaba extasiada ya no sentía ni el agua que caía, solo a Rubí su piel contra la mía y aquella cosa que no paraba de taladrarme sin piedad, pero mi sorpresa no acabo en ese momento, de un empujón me dio la vuelta de golpe, su fuerza había aumentado o la tenia oculta, y me dejo sentada de espaldas a ella apoyando mis manos en el suelo, completamente mi sexo abierto que no dejaba de manar flujo y se mezclaba con el agua que me recorría, aunque ya no me importaba la ducha, era adicta a ella, por mi mente se paso la imagen de aquella pobre muchacha del centro comercial y ahora supe lo que sintió, su pene salía y entraba de mi con una pasmosidad increíble; era una maravilla, yo quería que siguiese pero mi cuerpo quería descansar, en ese instante mi flujo salio disparado de golpe, como si de una fuente se tratara y de mi garganta un grito tremendo, los ojos se me inundaron de lagrimas y casi se pusieron en blanco pero aun reservaba una sorpresa mayor, mientras aun estaba convulsionando, ella no se detenía seguía empujando, yo casi ya no podía aguantar aquello, sus manos agarraron mis pechos con fuerza y los sopesaron, los masajearon en sus manitas y cuando ya creía que no podía sentir mas, arremetió con todas sus fuerzas dándome un empujón, ya pensaba que terminaría pero dentro de mi note como se iba hinchando la base de su pene, abrí los ojos como platos no podía creérmelo crecía sin parar taponando la entrada como si de un perro se tratase me había dejado pegada a ella, aunque daba pequeños empujones, yo sentía aquella bola de carne dentro de mi, no podía soportar la presión que me producía y encima el aparato de Alexa, era demasiado, no pude mas que gritar no sabia si era de placer o de dolor o de ambas a la vez, pero aquello fue aplacado por un riada de liquido espeso y caliente inundándome por completo, no dejaba de salir, era maravilloso, yo deje de gritar y empecé a gemir con la lengua, era maravilloso, gozaba sorprendentemente, Aunque Rubí seguía dando empujoncitos la leche no dejaba de salir y llenarme, en ese instante escuche como unos pasos yo ya no sabia si era verdad, aunque sabia que lo mismo me había equivocado estando en el estado que me encontraba debido al placer que tenia, pero por lo poco que observe se trataba de Miriam que se acercaba a nosotras, me vio en ese estado, mi sexo estaba abierto, y de mi trasero empezaba a salir esperma, no podía contenerlo todo pero mi sorpresa fue cuando empezó a desnudarse, se quito ese top, la minifalda y se quedo solo con el bañador de rejilla que ajustaba su cuerpo perfectamente, pude ver sus pezones atravesados por aquellos piercing brillantes y dorados, me encantaba.
-- ¿Crees que esto es placer? …Ahora sabrás lo que es placer de verdad…-- me dijo Miriam al oído, susurrándome, dejando que esas palabras resbalaran de su boca.
No llegue a escuchar muy bien por le placer que me inundaba, solo vi que se aparto un poco el bañador y saco otro miembro, oscuro largo y gordo muy bien proporcionado que brillaba con el agua que le caía me lo acerco a mi boca abierta aun y de un golpe lo introdujo, note como me llegaba a la garganta y quería ir mas allá, Miriam empezó a dar empujones al unísono con Rubí que no dejaba de soltar leche y mas leche, yo no podía mas, era excesivo pero aquel miembro en mi boca me impedía gritar, solo podía llorar, mi saliva intentaba lubricarlo, pero en uno de esos empujones note como se introdujo en mi garganta, yo creía que me moría pero empezó a sacarla y meterla mas deprisa mi garganta se había dilatado y aceptado todo lo que estaba en mi boca, aun así no tardo mucho en correrse y empecé a notar lo poco que podía de mi, otra oleada de esperma caliente y pegajoso que me recorría garganta abajo yo no podía mas que tragar y tragar estaba siendo inundada de leche por completo, mi estomago estaba embotado de tanto liquido, cuando hubo terminado la saco de mi boca aun goteando y erecta encima de mi cuerpo, se agacho metiendo dos dedos en mi sexo y saco el aparato de Alexa dejándolo a un lado en el suelo, yo pensaba que se había acabado pero Rubí no pensaba lo mismo, mi estomago ya estaba grande de por si entre la leche de Miriam y la de Rubí estaba a rebosar, lo que no entraba dentro salía afuera, sus convulsiones eran continuadas, apoyo su pene oscuro contra mi entrada y lo introdujo de un golpe, pude ver como se marcaba un poco en mi estomago hinchado, al sentirlo tuve que chillar la note como golpeo en la pared de mi útero, Miriam no tardo en empezar a moverse, el liquido de mi estomago se escuchaba en cada acometida de Miriam, yo estaba en un infierno, pero me encantaba, deseosa de mas leche dentro de mi que se volviera a correr, entre las dos estaba empalada, Miriam agarro mis pechos también enlazando los dedos con los de Rubí y empezó a apretarlos, masajearlos y apretar los pezones, yo casi ya ni los sentía de como estaba mi mente embotada con tanto placer, mis ojos se tornaron en blanco, lloraba, mi sexo no dejaba de expulsar flujo en abundancia, para poder lubricar aquel monstruo de carne, y mi trasero estaba siendo inundado por la maravillosa Rubí, ya no podía mas pero ese placer que me hacia estar en ese estado era el que también me mantenía aun despierta, yo no paraba de gritar, de gemir, mis brazos, ya no podían sujetarme mas, se cruzaron en el cuello de Miriam abrazándome a ella, al poco tiempo escuché como Miriam maulló de sobre manera llenándome también el sexo con su espesa leche, que salía a borbotones dentro de mi, no podía contener aquello ya era imposible y termine perdiendo el conocimiento.
Al despertar aun tenia algo el estomago hinchado y estaba cubierta de esperma, solo pude pasarme los dedos y lamer aquel delicioso néctar, intente levantarme como pude, a duras penas me sostenían las piernas, me movía tambaleándome, de mis ojos aun saltaban lagrimas y restos de semen salían tanto del sexo y mi trasero que dolía de sobremanera por aquella bola, abrí el grifo y deje que el agua me limpiara, cuando me fui vi el artefacto de Alexa y pensé que seria una pena desperdiciarlo y me lo guarde, mi pelo tuve que dejarlo estaba mojado cosa que odiaba pero no podía hacer nada no había ningún cepillo a la vista y en mi bolso no llevaba ninguno.
Al salir de las duchas allí estaba mi ropa limpia y preparada, aunque la falda me apretaba algo debido al esperma que un había dentro de mi, esperaba que no estuviera por mucho tiempo y pudiera volver a la normalidad.
Entre tanto antes de salir Miriam se acerco a mí y me dijo algo al oído.
-- Se que Catia te mordió en el cuello para marcarte, y eso me pone mas cachonda aun, pronto nos veremos y recuerda te estaré vigilando…-- me dijo Miriam mientras nos abría la puerta no se por que esas palabras me pusieron nerviosa.
Antes de irnos le pedí algo de ropa a para Rubí aunque iba a resultar un poco difícil encontrársela. Pasado un rato vino con algo de ropa era una falda de color rosado abierta por delante y con una braguita de color azulado en su pecho un top de color verde adornado con una palabra de color rojo “HELL” y en los pies unos zapatos abiertos sin tacón, cuando la mire pensé que estaba preciosa, hasta Alexa le dio por abrazarla, me pregunto si podía llevársela a su casa aunque sabia que no era posible, al mirar el reloj vi que iba demasiado atrasada, así que salimos de allí todo lo deprisa que pudimos, agarradas de las manos, fuera del callejón pensé que las alitas y la cola iban a provocar un revuelo pero no hubo reacción todo el mundo pensaba que era un accesorio de algún vestido, algunos mirones se quedaron observándonos por un buen rato mientras cogiamos un taxi para llegar lo mas pronto a mi casa.
Al llegar me despedí de Alexa esta desafío a Rubí con la mirada aunque la comprendía perfectamente, yo desde que se fue ya estaba echándola de menos y esperaba que a la mañana siguiente, no se enterara mi madre y no la descubriera, no sabía dónde iba a meterla.
Lo primero que hice al llegar a casa fue quitarme aquella ropa y ponerme un poco mas cómoda, Rubí nada mas que hacia mirar todas las cosas que por allí habían; con mucha curiosidad, pero no me explico que seria, pudiera ser su olfato, en cuanto me encontré desnuda apareció por el cuarto de baño a espiarme desde la puerta, yo hice como sino me hubiera enterado que estaba allí, me puse aquel pijama que tanto me gustaba y me acosté ignorando a Rubí, pero fue un error y grave por mi parte, en cuanto me hube acostado Rubí se tumbo detrás de mi abrazándome tiernamente pero por encima de la manta y pasando su brazo por mi estomago aun algo repleto de su esperma.
Note su piel contra la mía y al instante llegue a mojarme un poco y los pezones se iban poniendo duros, decidí ignorar aquello y dormir, pero no pude hacerlo durante mucho tiempo, el teléfono había sonado, Rubí salto de la cama asustada por el sonido.
-- No te preocupes es el teléfono…-- le dije yo calmándola, quien podría ser a estas horas.
-- Diga…-- dije yo algo somnolienta, pensaba que seria una broma de mal gusto.
-- Amanda…Tu padre esta en el hospital, ha sufrido un ataque…de alguien…o algo…-- dijo mi madre entrecortadamente.
El sueño desapareció al instante no podía creer lo que estaba escuchando.
-- ¿Esta bien…?... – pregunte yo nerviosa, quien podría atacar a mi padre, no tenía enemigos.
-- Esta en pronóstico reservado…no se si saldrá, la policía ha dicho que se han encontrado pelos de gato blanco sobre su ropa…-- respondió mi madre asustándome más, pero la noticia de aquellos pelos encontrados me puso en alerta…
FIN DEL CAPITULO 2
P.D: Bueno aqui dejo el siguiente capitulo espero que os guste muchas gracias a todos .
Inició el tema
Mazoku
627
3.573 ATC
¿LA ROSA NEGRA?... CAP 3
-- Ahora mismo me arreglo y voy para allá…-- dije yo apresurándome, era imposible que el grupo de Akemi hubiera atacado a mi padre, además no tenia ningún enemigo.
-- No es mejor que descanses yo estaré aquí toda la noche, además mañana es domingo, estarás mas despejada y podrás venir, si hay algún cambio te vuelvo a llamar, es mejor que descanses…-- dijo mi madre preocupada ante lo que había sucedido, pero tampoco quería que yo me preocupara en exceso pero eso ya era imposible.
-- Muy bien, llámame si algo ocurre…adiós…-- dije yo aunque extrañada, al día siguiente tenía pensado ir al hospital e intentar averiguar lo que había pasado.
-- Adiós cariño…e intenta dormir algo…-- se despidió mi madre.
-- Adiós y avísame de todo lo que pase…-- le replique yo despidiéndome.
Por mucho que me hubiera dicho si podía dormir, no creo que pudiera hacerlo nada mas le daba vueltas a la cabeza, como era posible que Akemi y las demás hubieran atacado a mi padre, era surrealista, nadie conocía el secreto de Akemi salvo yo, mientras le estaba dando vueltas a mis pensamientos un ruido me sobresalto, era la batidora, al parecer Rubí estaba explorando y termino incluso gruñéndole al electrodoméstico, yo no pude mas que reírme.
--Rubí no te preocupes es una batidora…no te hará ningún daño…-- le dije yo sonriéndole mientras la apagaba, me di cuenta desde el principio que no era de aquí o al menos de esta dimensión.
Eso aplaco algo mis nervios y para poder tranquilizarme decidí ver algo de televisión, lo mas seguro que terminaría agotada y durmiéndome en el sofá, la cogi de la mano y la lleve conmigo para que se sentara a mi lado, yo me tumbe un poco y ella se abrazo a mi rodeándome con los brazos la cintura, en cuanto puse la tele Rubí abrió los ojos como platos, se levanto y empezó a palpar la pantalla, yo estaba divirtiéndome, algo tan simple para ella parecía un milagro.
Cuando hacia eso me encantaba es como si fuera su madre y estuviera enseñándole, aunque no podía quitarme de la cabeza que ella se pudiera convertir en lo que contemple en el callejón, era imposible.
-- Anda Rubí ven aquí y siéntate conmigo…tranquila que no van a salir de la pantalla…-- le dije mientras golpeaba el asiento.
Rubí no dejaba de mirar la pantalla, estaba absorta en lo que veía, cuando se sentó a mi lado un calor muy tierno y agradable me recorrió el cuerpo, era instinto maternal.
Pase un largo tiempo viendo la televisión, no se cuanto fue pero cuando mire a Rubí se encontraba durmiendo, estaba lindísima, al final acabe yo agotada, creo que me pase el resto de la noche dormida, en mis sueños solo podía ver a mi padre en el hospital y le daba vueltas a mis pensamientos de quien pudiera haber sido, al final el sueño se torno en pesadilla viendo aquel ser matando a mi padre y yo impotente sin hacer nada, eso me sobresalto al instante y termino por despertarme.
Cuando mire la hora vi que eran sobre las ocho y media, intente estirarme lo que podía pero sin despertar a Rubí que aun dormía, los rayos de sol empezaron a entrar suavemente por los cristales del balcón, pero cuando me iba a poner un poco mas cómoda observe una gran sorpresa, el pene de Rubí estaba fuera y completamente erguido, no sabia lo que hacer, pero tampoco podía separar mi mirada de el, había escuchado que a los hombres les pasaba lo mismo por la mañana, pero no pensaba que a ella le fuese a ocurrir lo mismo, estaba casi convencida de que no tendría hambre después de lo que había pasado en las duchas aquel día, así que intente moverme un poco muy despacio para tumbarla en el sofá y una vez que la tuve así fui empezando a pasar mi lengua, saboreando su sabor salado y a la vez fuerte, muy lentamente la relamía pasándola por el glande donde me detenía metiendo muy suavemente mi lengua en el, saboreando su liquido preseminal, hasta que decidí engullirla, empecé a chuparla con avidez, lubricándola con saliva tanto como podía, comencé a ver de reojo como Rubí estaba disfrutando mientras dormía de su boca salían jadeos, y empezaba a moverse lentamente, mientras seguía degustándola cada vez me gustaba mas, la cogi con mi mano y a la vez que la estaba lamiéndola la movía rítmicamente aunque ese fue mi error haciendo que Rubí despertara, al verme haciendo aquello solo dijo una palabra.
-- Comida!! …-- exclamo Rubí con una expresión de felicidad.
Yo al escuchar esto aparte la boca pero aun seguía meneándosela con mi mano.
-- ¿Te gusta?... – le dije yo diciendo esas palabras que nunca antes había pronunciado y era extraño, aquel ser me hacia distinta, cada vez que empezaba tenia mas ganas de él era como una droga.
Rubí asintió con la cabeza sonriéndome y esperando que continuara, volví a meterme aquel pene jugoso en mi boca, Rubí siguió jadeando aquello, era música para mis oídos, quería que se corriese dentro de mi boca que su semen se mezclase con mi saliva, note como el pene se puso aun mas duro mientras lo chupaba la respiración de Rubí se acelero de golpe, sabia que estaba apunto de recibir su delicioso semen, las manos de ella agarraron mi cabeza haciendo que me lo tragara por entero, tenso su espalda y soltó un gemido de placer, y unos latigazos de liquido inundaron mi boca, yo no hice más que tragar saborearlo con gusto, me encantaba ese sabor, sentir esa mezcla deliciosa. La leche no dejaba de salir y Rubí no aflojaba su fuerza, no podía hacer nada, era mucho liquido para mi, empezaba a escapárseme de entre las comisuras de los labios, aunque intentaba que no fuera así y tragarme todo lo posible sentir como resbalaba por mi garganta, cuando al fin aflojo tenia la boca llena de semen que aun tragaba y me relamía, Rubí cayo en el sofá, satisfecha por el placer, en su cuerpo había algunos restos por su vientre que me acerque a lamerlos, su piel era muy suave y caliente, tenia un sabor dulzón y algo picante, seguí avanzando lentamente por su abdomen hasta llegar a aquellos tiernos y rosados pezones que los estuve lamiendo por un rato, pasando mi lengua dándole vueltas saboreándolos, después de eso seguí subiendo hasta su boca y le di un beso casi sin ni siquiera rozarla, me senté un poco mejor en el sofá y mi vista se paro en su pene, aun permanecía un poco erecto goteando semen sobre el sofá, pero viendo como estaba Rubí creía que había calmado su hambre al menos de momento y yo la mía, me mire al estomago y lo tenia bien, fue un alivio para mi, no sabia como me iba a presentar delante de mi madre con aquella pequeña barriguita y menos aun explicárselo, encendí la tele un instante mientras mi pequeña compañera descansaba un momento, pero al poco tiempo volví a escucharla con unas palabras que volvieron a encenderme.
-- Aun tengo hambre…-- dijo Rubí con inocencia y ternura, no me esperaba que se recuperara tan pronto, aunque dentro de mi lo estaba deseando.
Ella se incorporo lentamente en el sofá sentándose, esperando que hiciera lo mismo, pero esta vez pensé algo distinto, me levante y baje los pantalones de mi pijama, dejando a la vista rasurada mi vagina, usando mis dedos para separar los labios y mostrársela bien; me acerque a ella y se la puse delante de su boca, ella en un impulso me agarro por la cintura impidiendo que me alejara; saco su lengua que introdujo en mi, al principio me sorprendió aquel ímpetu, parecía estar muy hambrienta esa mañana, su lengua rebuscaba en mi interior haciendo que el flujo saliera mojando mis muslos, de vez en cuando la sacaba apretándome el clítoris con ella, dándole pequeños golpecitos, rozándolo, eso me volvía loca, pasado un momento pensé que iba a correrme pero retrocedí unos pasos, la cara de Rubí se entristeció pensando que no me había gustado, pero todo lo contrario, me había encantado, las rodillas me temblaban de placer pero aun podía estar de pie, me acerque a ella lentamente sin prisa y me senté encima mirando a aquellos preciosos ojos rojizos, cogi su pene erecto y goteando, pase mis dedos por la punta mojándolos y me los metí en la boca, la expresión de Rubí era de estar ansiosa esperando lo que fuera a pasar, la apunte hacia mi entrada y fui descendiendo muy lentamente, sintiendo como cada centímetro de aquello entraba dentro de mi abriéndose paso, parecía no tener fin, hasta que lo note topar con la entrada de mi útero, yo le sonreí de manera picarona pero para ella fue como la señal de salida, me agarro de la cintura y se movió a un ritmo lento, no quería hacerme daño, pero en un momento empezó a acelerar yo no pensaba que fuera a ser así, subía y bajaba aumentando su velocidad, sentía su pene como iba taladrándome mas y mas, pensaba que iba a entrar en mi útero y en parte así era, golpeaba una y otra vez sin parar, estaba en las nubes, no paraba de gemir tanto como Rubí o mas ya no me importaban los vecinos ni nada solo ella que estaba a mi lado y la necesitaba, aquella velocidad hacia que mi vagina expulsara mucho flujo dejándonos empapadas por completo a mí y a ella, hasta que su cuerpo se tenso junto con el mío, las dos gritamos extasiadas pero pude recordar lo que paso aquella vez y así fue, aquella bola volvía a hincharse nuevamente, pero esa vez me lo esperaba, aunque la presión me encantaba me dolió pero el placer lo superaba con muchas expectativas, yo la abrace por completo dejándome caer, mi compañera no pudo hacer nada mas que abrazarme, estábamos enganchadas nuevamente, notando sus pequeños empujones, no quería que acabase nunca, su espesa y caliente leche me inundaba lentamente, con cada golpe, la notaba entrar en lo mas profundo de mi llenándome la vagina, y como también salía, resbalando por mis muslos mojándonos a ambas, fueron los diez minutos mejores de la mañana, cuando hubo terminado, con un ligero empujón salio fuera de mi aquel pene maravilloso, yo aun goteaba semen, por mi vagina no tuve mas remedio que ir hacia el cuarto de baño, agotada y algo tambaleante, soltando esperma por todo le camino quería darme una ducha caliente, y recuperar las fuerzas.
Me deshice de lo que me quedaba del pijama, y me metí en la ducha saboreando aquel instante que siempre me gustaba, mire hacia la puerta y observe como me miraba Rubí atenta a todo lo que hacia sin pronunciar palabra, yo le indique que viniera a donde estaba, por lo menos podría darse un baño, casi se llega a meter con ropa por suerte pude detenerla antes que lo hiciera, salí un momento para desvestirla, ella al principio tenia miedo al ver aquello pero enseguida empezó a disfrutar del agua, en un momento que no me esperaba se abrazo a mí, yo me quede sorprendida no sabia que hacer, nada mas la abrace, estaba feliz y contenta, nos quedamos de así durante un buen tiempo abrazadas y dejando que el agua nos resbalara, hasta que fui sorprendida por el sonido del caer de unas cacerolas al suelo, el primer pensamiento que tuve es que se trataba de un ladrón, pero no podía ser la puerta estaba cerrada y por el balcón no podía haber entrado incluso Rubí se asusto, pero no podía salir de esa forma.
-- Perdona, soy yo Alexa…se me han caído unas cosas…-- dijo Alexa de manera tímida por el estropicio que había formado.
Todavía quería saber como podía entrar en mi casa y aparecer de esa forma no pasaron ni dos segundo cuando Rubí salio de donde estaba rauda para volver a ver a Alexa.
-- Vaya parece que has dormido con ella…-- dijo Alexa con un tono de celos.
-- Espera que salga de la ducha y te cuento lo que ha pasado!! …-- le grite desde la ducha aunque no me esperaba oír lo siguiente.
Al salir de la ducha empecé a escuchar unos gemidos que ya me eran muy reconocidos, cuando estuve en el salón vi a Alexa besando apasionadamente a Rubí no podía creerlo de tantas veces que protesto, absorta de que estaba allí decidí observar en silencio, esa mañana estaba preciosa, llevaba unas medias de rejilla que ajustaban sus muslos, un pantaloncito corto vaquero que solamente llegaba un poco mas debajo de la ingle y un jersey de color marrón que remarcaba sus pechos aunque no dejaba ver sus pezones lo mas seguro que llevase sujetador.
Pensé que Rubí esa mañana iba a terminar saciada por completo, el beso fue bastante largo, al separar su labios, observe un hilo de saliva que seguía uniendo sus bocas, Alexa se quedo con la boca abierta anhelante de mas, Rubí empezó a bajar su manos y subió el jersey, después el sujetador dejando al aire sus magníficos pechos, aplico su boca con fuerza a uno de ellos y empezó a chupar a lamerlos, y saborearlos, yo por mi parte empezaba a mojarme, no se si era cosa del agua que aun me resbalaba o era mi cuerpo pero enseguida adivine que era yo, busque un asiento y me dispuse a disfrutar del espectáculo que se me ofrecía, mientras Rubí continuaba con aquellos sabrosos pechos, yo empezaba con los míos a masajearlos, sopesarlos y apretarlos, mis pezones reaccionaban ante aquello poniéndose duros, cosa que moje uno de mis dedos y empecé, dándole vueltas y metiendo para dentro de vez en cuando me encantaba aquello, mi mano ya andaba sola de por si, comenzaba a descender por mi abdomen y acariciar lentamente mi sexo notando su humedad, q aun la tenia algo dolorida pero eso no me importaba, solo quería disfrutar aquel espectáculo con ellas, Rubí paro en ese instante y comenzó a bajar, Alexa la paro en seco por un momento y se desabrocho el pantalón dejando ver un tanga de rejilla de color rojo que avivaba mas en mi el deseo de tenerla, su compañera solo tuvo que bajar y empezar a lamer su vagina húmeda y caliente, metió aquella larga lengua dentro de ella saboreándola, sus flujos que recorría toda la lengua, mezclándose con la saliva, era un espectáculo maravilloso, Alexa gritaba de placer apoyándose contra la encimera de la cocina, el placer era demasiado en ella, aunque Rubí no paraba de seguir metiendo y sacando su lengua, yo por mi parte empecé a meter dos dedos dentro de mi para moverlos suavemente el dolor que sentía se transformo nuevamente en placer, un placer que me recorría el cuerpo, pero nunca lo había visto en vivo tan de cerca, mi sexo empezó a llenarse de flujo lo mismo que mis dedos empecé a acelerar un poco su movimiento, mirando lo que hacían Rubí cogio en peso a Alexa esta se sorprendió por la fuerza que demostraba poseer y fue entrando suavemente dentro de ella, Alexa empezó a gemir de placer parecía encontrarse en le séptimo cielo lo mismo que Rubí.
Cuando al fin la tuvo toda dentro de ella, empezó a moverse pegando pequeños saltos, yo veía sin perderme detalle ninguno, como era taladrada por aquel pene que antes había estado dentro de mi, quería saborearla de nuevo, tenerla dentro también, mis dedos por su cuenta aceleraron, mis gritos se fundían con Alexa que aun parecía no haberme escuchado o el placer era demasiado intenso en ella, Rubí empezó a acelerar sus movimientos que empezaban a se rabiosos, inclusive sus pechos botaban sin parar rozándose ambos; los gemidos se aceleraron al unísono con mis movimientos estaba a punto de correrme, las lagrimas de Alexa empezaron a salir dando la sensación del placer extremo que sentía, cuando al fin de un pequeño salto su cuerpo se puso rígido y Alexa emitió un grito al notar aquella bola como crecía en su interior, estaba como loca, seguro que notaba aquella deliciosa leche dentro de ella caliente y espesa inundarle por entero, Rubí se tumbo en el suelo con Alexa encima para estar más cómoda mientras ella seguía con los ojos abiertos y llorando, el placer era extremo no sabia que hacer ni hacia donde mirar, hasta que me vio como seguía masturbándome, como mi flujo salía de mi raja caliente, eso me puso aun mas excitada si hubiera sido posible hasta que al fin me corrí, manchando la silla y algo del suelo, emitiendo un gemido de placer pero no quería terminar ahí, era demasiado pronto, quería aprovechar aquello así que me fui acercando a Alexa, esta no paraba de gemir ante la cantidad de leche que la inundaba y ya comenzaba a salir por fuera de ella, cuando llegue a la cabeza de Rubí pude observarla con una cara de satisfacción plena y me encantaba.
-- ¿Quieres mas? … -- le pregunte de forma lujuriosa aunque sabía que quería mas.
Rubí asintió con la cabeza y yo puse mi raja en su boca sentándome para que pudiera chuparla y lamerla todo cuanto quisiera, cogi las manos de Alexa y entrelazamos los dedos comencé a besarla jugando con nuestras lenguas, saboreando cada rincón de nuestra boca, yo sentía la lengua de Rubí dentro de mi explorando cada rincón, haciéndome disfrutar como nunca, no paraba de moverse de saborearme nuestros gemidos se mezclaban en la casa fue maravilloso, finalmente me corrí nuevamente en su cara, ella empezó a saborear todo aquello con avidez.
Me quede un rato observándola hasta que al final, pudo sacar de ella aquel pene, Alexa cayo rendida encima de Rubí aun temblando y gimiendo mientras la leche manaba afuera, yo me acerque al pene y empecé a lamerlo limpiando lo que quedaba de los restos de leche y flujo de mis dos compañeras, Rubí aun tenia algunos espasmos y el esperma salía de vez en cuando.
Viendo como estaban decidí ir a vestirme, pero antes tenia que secarme y limpiarme algo, una vez lo hube hecho fui a cepillarme el pelo, empecé a mirar que clase de ropa interior me ponía, pero esta vez no quise ponerme ninguna, solo tome unos pantalones de licra blanca que se ajustaban de manera maravillosa, también decidí por una camiseta de tirantes de color rosa estampada con un gran corazón, aunque no me puse sujetador, quería sentirme liberada, aparte hacia algo de calor, cuando volví al salón contemple a Alexa vistiéndose, y a Rubí, que seguía investigando por la casa, pero no podía salir así completamente desnuda, aunque estaba convencida de que no le importaría, me dirigí hacia ella la cogi de la mano y la metí en mi cuarto, rebusque entre mis ropas a ver si algo le quedaba bien.
-- Alexa… ¿puedes venir? … -- le pregunte, quería algunas respuestas como fuera.
Alexa entro en mi habitación aun jadeando un poco, el placer que había obtenido le había sido maravilloso.
-- ¿Qué vamos a hacer hoy?... – pregunto con la típica inocencia que la caracterizaba.
-- Tenemos que ir al hospital, a mi padre lo han atacado y se han encontrado, algunos pelos de gato blanco, me podrías explicar… ¿Cómo es posible? ... – le pregunte algo enfadada, no quería creer que hubiera sido el grupo de Akemi.
-- Dios mío!! …Lo siento, no tenia ni idea, pero es imposible que hayan atacado a tu padre, ellas protegen no atacan, no tienen motivo…-- me dijo Alexa sorprendida, yo confiaba en ella pero ya no entendía la situación.
-- Tenía otra pregunta que hacerte… ¿Cómo haces para aparecer y desaparecer? … -- le pregunte, esa era mi pregunta para poder entenderla.
-- Eso te lo tiene que decir Akemi, a mi me está prohibido…lo siento…-- respondió Alexa bajando la cabeza, se sentía acorralada por la pregunta.
-- No te preocupes tengo que ir al bar esta mañana para obtener algunas respuestas…-- le replique yo, quería respuestas a toda costa.
Al fin pude encontrar algo que le quedaba bien, eran unos pantalones cortos que le marcaban su escasa figura, y en la parte de arriba solo pude decidirme por un top de color negro y liso, no había otra cosa por que las alas molestaban si le hubiera puesto otra cosa. Cuando hube terminado de arreglarla la lleve al salón y la senté a mi lado, mire aquellos maravillosos ojos.
-- Rubí, escucha… ¿De donde eres?... ¿Como viniste aquí? ... – le pregunte aunque no esperaba ninguna respuesta.
-- Rubí es de muy lejos…solo fui llamada, y aparecí en una habitación roja y con una persona que hacia ruido, mucho ruido metálico…-- respondió Rubí.
-- ¿Y tienes alguna familia a donde ir?... – le seguí preguntando con curiosidad.
-- ¿Familia?... Rubí no sabe lo que es familia…-- respondió Rubí extrañada aunque era de esperar, este no era su mundo y lo mas seguro que fue invocada por algún motivo.
-- Gente con la que estar…-- intente explicárselo de alguna forma.
-- Rubí tiene bandada, pero no encontré, salí volando para encontrarla…pero me perdí entre columnas llenas de luces…-- me explico ella recordando todo lo que le había pasado.
-- ¿Y quien te cogio?... – le pregunte yo interesada.
-- A Rubí la cogieron la gata de piel oscura, y mas mujeres con orejas de gato, Rubí estaba asustada, Rubí no hacer daño a nadie, Rubí solo quería estar con bandada…Pero Rubí encontró algo mejor, encontró a madre y hermana, que cuidan de Rubí y son muy buenas con ella…-- dijo Rubí explicándome lo que le sucedió, pero sus ultimas palabras hicieron que el corazón de Alexa y el mío dieran un vuelco.
-- Entonces fue Miriam quien la capturo…por orden de Akemi…pero si hay una bandada eso significa, que hay muchas mas como ellas… ¿Alguna de tu bandada tiene un símbolo en su pierna?... – le pregunte con curiosidad por aquel ser del centro comercial.
-- Rubí, conoce a Gran Madre con símbolo en pierna…Rubí tenerle mucho miedo, ser antigua y llevar mucho tiempo aquí…haber pacto entre mujeres gato y bandada desde hace mucho tiempo…-- respondió Rubí, al parecer esa Gran Madre se había revelado pero ¿Por qué?, tenia que haber mas y no creía que Rubí lo supiera.
-- ¿Sabes por que esta aquí la Gran Madre y la bandada? …-- le volví a preguntar interesada.
-- Rubí no saber, ¿Rubí ser buena chica? …-- pregunto mirándome a los ojos con calidez, era una niña pequeña, perdida, que no tenía malicia alguna.
-- Si, Rubí es muy buena chica…-- le respondí yo dándole un beso en los labios y acariciando su pelo.
-- Eso no es justo yo quiero también…-- se quejo Alexa al ver el beso que recibía Rubí, parecían dos niñas pequeñas al cuidado de una madre y pareciera o no, me encantaba.
Acerque mis labios a Alexa y le di otro beso, en cuanto separe mis labios la cabeza volvió a dolerme de sobremanera no entendía en por que, casi caigo al suelo, el dolor se centraba en la parte alta de la cabeza, pero no pensaba que fuera por aquel chichón que tenia lo mas seguro se habría curado ya.
-- ¿Ten encuentras bien?…-- pregunto Alexa asustada que no sabia que hacer.
-- ¿Madre esta bien?… -- pregunto Rubí asustada también.
El dolor iba aumentando era como si me atenazaran la cabeza pero en la parte de arriba, la casa me daba vueltas y estaba mareada, casi caigo al suelo, pero por suerte Alexa logro cogerme a tiempo y me tumbo en el sofá, por suerte no perdí la consciencia.
Me palpe la cabeza y esta vez tenia otro bulto casi al lado del primero, asustada me levante enseguida y me dirigí corriendo al espejo de mi habitación, cuando mire me lleve una sorpresa, algo estaba transformándome pero el que.
Mientras Alexa y Rubí estaban en la puerta mirándome extrañadas, lo mas seguro se preguntaban si estaría bien.
-- No puede ser… ¿Debe de ser una broma o algo? … Auch!…-- exclame de dolor al tocar aquellos pequeños chichones.
-- ¿Estas bien?... – pregunto Alexa aun asustada por mi reacción y por la exclamación de dolor.
-- Tengo dos bultos en la cabeza que crees…-- respondí yo de manera irónica, pero estaba más preocupada por los bultos de mi cabeza.
Alexa empezó a inspeccionar aquellos bultos, nada mas pasar su mano emití una queja de dolor.
-- ¿Sabes por casualidad que son?... – le pregunte, pensaba que tenia la respuesta a esto de alguna forma.
-- Madre no tener dolor, Rubí ayudar…-- dijo Rubí entrando en la habitación y abrazándome, era encantador que aquel ser me hubiera pillado tal cariño.
-- No se que puede ser eso…-- contesto Alexa, era extraño que no lo supiera, por que ella también estaba con Akemi, aunque decidí creerme su respuesta de momento.
-- De acuerdo pero será mejor que vayamos al edificio, y obtenga algunas respuestas a todo esto aun tengo tiempo antes de ir al hospital…-- dije, yo quería respuestas y era mejor ir a la fuente directamente.
Diciendo esto salimos del edificio en dirección al Gato Afortunado, bajando la escalera me tope con algunos vecinos que se quedaron mirando a Rubí extrañados, aunque no le prestaron mucha atención, pero pensé que cada vez resultaría más difícil ocultarla.
Tenía poco dinero, pero lo suficiente, para coger un taxi y el hospital no pillaba muy lejos tampoco.
Pare un taxi, era de mañana pero ya empezaba a hacer calor, el taxista nos miro de forma extraña cuando subimos, Rubí estaba un poco nerviosa pero se calmo rápido al ver que yo entraba dentro de aquello.
-- ¿No es muy pronto para una fiesta de disfraces?... – pregunto el taxista, curioseando lo mas seguro por las alas de Rubí y su cola.
-- Es un complemento que compramos en unos almacenes, ahora esta de moda…-- dijo Alexa apresurándose a la respuesta.
Yo respire aliviada no se me ocurría nada en ese instante.
-- Vaya con las modas, aunque parece muy real…Pero bueno… ¿A dónde vamos?... -- pregunto el taxista.
No podía decirle el sitio me tomaría por algo raro y no pude ver bien la calle que había cerca, en ese momento andaba alterada por lo de Catia, pero por suerte Alexa le dijo el nombre de una calle cercana y no hubo problemas, yo me senté delante intentando descansar un poco de lo que había pasado esa mañana.
No tardamos ni media hora en llegar no solía haber mucho trafico de mañana, al menos no tuvimos que andar mucho para llegar a la parte trasera del edificio, me acerque a la puerta y la golpee varias veces pero sin obtener respuesta, así que decidí ir por la parte delantera que lo más seguro estuviera abierta y efectivamente así era, el bar tenia un gran cartel de neon de un gato jugueteando de manera mimosa, al entrar pude observar que el sitio era bastante grande, al fondo había una barra acolchada con terciopelo de color rojo, a la derecha una gran pista de baile con varias barras de metal, lo mas seguro para el espectáculo de las chicas, había también varias mesas y sillas colocadas por el lugar, y tenia una iluminación rojiza muy agradable, dos chicas en unos bikinis con lentejuelas y abalorios metálicos ,muy ajustados, estaban limpiando el lugar, aunque aun no nos habían prestado atención, lo más seguro pensaban que no era la hora propicia de que llegaran clientes.
-- Ruido, Rubí escuchar mismo ruido…-- dijo Rubí algo exaltada y señalando a las dos chicas que barrían.
El ruido era lo mas seguro de los abalorios metálicos, por lo tanto la invocación se realizo en ese lugar, pero el problema era saber quien la hizo.
Al momento de haber entrado las chicas empezaron a olfatear el aire, yo me temía lo peor que pudiera pasar, una de ellas dejo la escoba y se dirigió a mi de manera muy sensual, la otra se dirigió al interior del local, lo más probable para avisar a alguien.
Cuando llego donde yo estaba empezó a olerme un poco mas cerca, fue bajando lentamente contoneándose, oliéndome por entera, cada vez que lo hacia sus ojos se entreabrían, lo mas seguro para percibirlo mejor, poco a poco fue levantándose, por suerte en ese momento escuche la voz de Miriam, si no llega a entrar no se lo que hubiera pasado, pero ahora mismo tenia pocas ganas de hacer nada, estaba servida gracias a Rubí.
Esta vez me sorprendió, llevaba una pequeña minifalda tableada muy ligera y unos zapatos de tacón en sus pies, en su pecho lucia una blusa de color blanca semi abierta sin sujetador, que apretaba su pecho haciéndolo mas deseable aun, el estilo de escolar le sentaba de maravilla.
-- ¿Qué es lo que quieres?… -- pregunto Miriam de manera directa, parecía que nuestra estancia aquí no era muy bienvenida.
-- Necesito hablar con Akemi de algunas cosas…-- respondí casi de la misma forma con que me había preguntado, no me importaba pasar por delante de ella si fuera necesario, aquello era personal.
-- Esta ocupada ahora mismo no puede verte…-- respondió Miriam de manera agresiva.
-- Necesito hablar…-- le replique yo pero no me dio tiempo a finalizar la frase cuando apareció Akemi.
-- Déjala debe de tener muchas preguntas que hacerme, yo también quiero hablar con ella…-- ordeno Akemi, Miriam en seguida se aparto de mi camino.
Akemi se introdujo detrás de las cortinas y nosotras la seguimos, atravesamos todo el cuarto que había detrás de las cortinas donde se encontraban los vestidores, había mesas con espejos rodeados de bombillas, por allí también se podían ver maquillajes y percheros con ruedas llenas de ropa para el espectáculo, de mientras caminábamos para lo que parecía ser su oficina, pude contemplar como vestía Akemi y deleitarme en sus curvas, llevaba una minifalda de color negro brillante abierta por uno de los muslos y unas medias de color rojo que llegaban a sus muslos, en sus pies unos zapatos de color blanco, en la parte de arriba lucia una especie de top abierto dejando ver su escote, yo pensaba que cada vez que se movía era como una poesía a mis sentidos que seguían sin perder detalle, en su pelo seguía luciendo algunos abalorios, aunque Rubí no reaccionaba ante aquel sonido.
Cuando llegamos a una especie de habitación detrás de los vestidores Akemi me miro.
-- Ellas deben de quedarse aquí…-- dijo Akemi aunque parecía que el tono de su voz había cambiado algo.
Cuando entre pude ver una habitación decorada al mas puro estilo oriental, en las paredes había cuadros de la gran muralla china, algunos eran de ella con algunas amigas según se podía ver, otras del bar junto con Miriam, parecían ser muy buenas amigas, Akemi se sentó detrás de un escritorio.
-- Bueno tu me dirás…-- dijo Akemi esperando mis preguntas.
Tenía tantas que no sabía por donde empezar, pero elegí una de las más simples.
-- ¿Por que Alexa desaparece y aparece?... – pregunte intrigada y a la vez deseosa de la respuesta.
-- Es un Mishitsukai, un espíritu sirviente, solo aparece al lado de su dueño cuando le hace falta, lo que no comprendo es por que Catia te asigno uno, no tiene sentido…-- dijo Akemi pensativa, porque tampoco encontraba la razón.
La verdad la respuesta a la pregunta me sorprendió bastante por lo que me contaba, aunque tenia mucho sentido todo lo que me decía.
-- A propósito… ¿Cómo se encuentra Catia? …-- le pregunte interesada de que se recuperara de su estado.
-- Sigue estando mal, pero se va recuperando, es fuerte…-- respondió Akemi algo preocupada pero a la vez tranquila, sabía que saldría de esta.
-- Rubí me ha contado que fue invocada en este lugar por alguien que hacia mucho ruido…-- le dije a Akemi curiosa.
-- Eso es una fea acusación, ninguna de nosotras invocaría a esa clase de seres, hemos tenido un pacto con ellas desde hace tiempo y nunca se ha roto...aunque creo el pacto se rompió hace tiempo... ninguna de mis chicas haría eso, es imposible, confío en todo mi grupo…-- dijo Akemi enfadada por la acusación que había hecho, además no tenia pruebas, solo un tintineo metálico.
-- Mi padre fue atacado por alguien que dejo pelos de gato blanco en su ropa y ahora mismo esta en el hospital…-- dije yo intentando averiguar lo que había pasado, o porque mi padre había sido victima de su ataque.
-- Eso es imposible, ninguna de mis chicas atacaría jamás a un ser humano, somos protectoras no asesinas…pondría mi mano en el fuego por todas ellas…-- dijo Akemi levantándose de la silla, no podía creerse lo que le había dicho.
-- Si es cierto lo que me has dicho, realizare una investigación., pero te digo por anticipado que ninguna de ellas haría tal cosa…ahora es mejor que vayas a ver a tu padre…la familia es lo primero…-- dijo Akemi invitándome a salir, por su expresión sabia que mas bien era una invitación para irme, así que no quise volver a preguntarle mas.
Aunque me dejaba más preguntas en el tintero. Abandone aquel sitio en dirección al hospital, algo confusa pero con algunas respuestas, confiaba en Akemi, pero no de su grupo había, algo que no me encajaba.
Cuando llegue al hospital ya era cerca de medio día, la gente iba de un sitio a otro, algunos se quedaban mirando a Rubí, pero ya ni siquiera les prestaba atención, le pregunte a la recepcionista la habitación de mi padre y subimos en el ascensor, mientras pasábamos por el pasillo me choque con una de las enfermeras que parecía que tenia algo de prisa y casi termino tirandole las inyecciones que llevaba en una bandeja, le pedí perdón pero casi ni siquiera llego a darse cuenta y siguió su camino.
-- Rubí huele a gata…-- dijo Rubí mientras la enfermera desaparecía de mi lado.
Me extraño bastante que alguna de ellas estuviera por allí, pero pensé que podría ser un trabajo como otro cualquiera, así que no le llegue a prestar atención.
Cuando llegamos a la habitación vi a mi madre sentada tenia unos pantalones vaqueros ajustados, que le hacían un figura fantástica como siempre, ese día llevaba una blusa de color rojo muy llamativa con grandes botones blancos, en la silla estaba apoyada una chaqueta de cuero, y en sus pies lucia unos botines de color marrón oscuro, se levanto enseguida, se acerco a mí y me dio un abrazo, a mí y a Alexa.
-- Ha sido un desastre de verdad, no se que hacer hija…mira en que estado se encuentra…-- dijo mi madre mientras las lagrimas saltaban a sus mejillas.
Yo le cogi la mano y me quede por unos instantes viendo a mi padre enchufado a aquellas maquinas, el ataque había sido brutal, pero siempre fue un luchador.
-- No te preocupes mama, seguro que sale de esta, es fuerte…-- le dije intentando consolarla.
En cuanto se lo dije se dirigió a los sillones y se sentó, a Alexa podía vérsele en el rostro que casi estaba a punto de llorar, pero en Rubí me extraño su rostro, era de miedo aunque era incomprensible, a menos que la apariencia de mi padre le hiciera estar así.
-- Será mejor que salgáis un momento de aquí…llévate a Rubí a fuera parece aterrada y no me gustaría tampoco que pidiera comida…no la pierdas de vista…-- le dije a Alexa intentando abarcar todas las posibles situaciones.
-- Si, no te preocupes, espero que se recupere…--dijo Alexa con la voz algo temblorosa, nunca había soportado ver la gente sufrir ni la sangre.
Al momento de salir ellas entro el doctor, mi madre se levanto casi al instante.
-- ¿Cómo esta doctor, se recuperara…?…-- pregunto mi madre nerviosa no podía ver a mi padre de esa forma.
-- El peligro ha pasado, lo tendremos en observación hasta que recupere el conocimiento, lo que no entiendo son las heridas que tiene, ha tenido que enfrentarse a un tigre blanco para tener semejantes desgarros, lo que no me explico es que aun siga vivo, pero se nota que es un luchador…así que no se preocupen…-- explico el doctor a mi madre lo que la dejo más tranquila.
En seguida entro una enfermera para hablar con el doctor, normalmente no suelo escuchar las conversaciones ajenas pero esta me intereso bastante.
-- Doctor…sobre las tres chicas que están encamadas en la habitación trescientos cuatro, no reaccionan a los estímulos, sus ojos parecen están en blanco, es como si estuvieran en éxtasis, aparte también hemos observado como unas marcas callosas en la espalda…-- dijo la enfermera con preocupación, a mi mente vino la expresión que tenia esa chica en el centro comercial, era lo mismo pero sin esas marcas.
-- Mama tengo que ir al servicio, ahora vengo…-- le dije a mi madre como excusa, quería saber que es lo que estaba pasando, pero enseguida a mi mente vino aquella enfermera que paso corriendo por mi lado sin pedir siquiera perdón, no podía ser, incluso Rubí la había olido.
-- No me sigáis…-- les dije a las dos corriendo a toda prisa a la habitación que había escuchado.
Al llegar allí observe a las tres chicas completamente muertas, las jeringuillas estaban por el suelo tiradas y una figura con traje de enfermera salía por la ventana, era imposible que estando en un tercer piso pudiera salir viva, me acerque y pude ver entre la gente alguien con una cola de color blanco alejándose, esto no podía ser verdad, algo no encajaba en todo esto.
Decidí salir de aquella habitación para no ser quien cargara con el muerto, nunca mejor dicho me dirigí a la habitación de mi padre.
-- ¿Qué ha pasado?... – me pregunto Alexa al verme, la verdad que estaba un poco asustada.
-- No se lo que esta pasando, pero sea lo que sea es algo peligroso…-- le respondí a Alexa con el rostro serio.
Al entrar pude ver a mi madre viendo la televisión descansando algo después de la buena noticia.
-- A estas aquí…cariño podrás quedarte un momento voy al baño a arreglarme y refrescarme, lo necesito…-- me dijo mi madre.
-- Claro no te preocupes…-- le respondí yo, es lo menos que podía hacer.
En cuanto se fue me fije en las heridas de mi padre, aunque entre tanto vendaje era casi imposible, así que aparte con cuidado los vendajes, y para mi sorpresa las heridas eran idénticas a las que tenia Catia, por lo tanto no podía haber sido una de las del grupo de Akemi, aquellos pelos de gato fueron colocados a propósito, había una manzana podrida entre su grupo y tenía que averiguar quién era y el por que de todo esto.
Decidí salir un poco, tampoco podía hacer nada en la habitación, además estaba conectado por si pasaba algo.
-- El grupo de Akemi no tiene nada que ver con el ataque a mi padre, las heridas son las mismas que con las de Catia y creo que son del mismo ser…pero lo que ha sucedido ahora si ha sido una del grupo de Akemi, tendría que hacer una investigación a fondo -- le dije a Alexa quitándole de encima un peso.
-- ¿Pero que ha pasado…?... – pregunto Alexa extrañada de que hubieran podido hacer algo.
-- Había tres chicas en una habitación con los mismos síntomas que tenia una chica en el centro comercial, según el doctor tenían algo calloso en la espalda, cuando entre las chicas estaban muertas, alguien con una cola blanca salto desde el tercer piso y hecho a correr y no creo que un ser humano pueda caer de pie desde esa altura y seguir corriendo…-- le explique la situación.
-- Pero quien podría ser…son protectoras, esto no tiene sentido…-- dijo Alexa completamente extrañada.
-- Comida…-- dijo Rubí sobresaltada.
-- No puede ser que tengas hambre ahora…es imposible…-- le dije yo después de la mañana que habíamos tenido.
-- Rubí huele a comida…-- dijo Rubí oliendo el aire, aunque no me sorprendía, su raza se alimentaba de esa forma y por supuesto tendrían el olfato mas desarrollado.
Rubí empezó a andar por el pasillo oliendo por fuera las distintas habitaciones hasta detenerse en una, abrimos lentamente la puerta y nos metimos dentro cerrándola detrás de nosotras, era una especie de vestidor con otra puerta al fondo que estaba medio encajada, cuando nos acercamos a mirar, pudimos ver aquel ser grande de espaldas con una de las enfermeras, sus grandes manos abrieron la bata de la enfermera, dejando ver un sujetador de color blanco con encajes, que enseguida cayo al suelo, descubriendo un magnifico pecho con unos pezones de color oscuro que ya estaban duros, su cuerpo era precioso llevaba un tanga de color blanco junto con unas medias con portaligas de color blanco a juego, la chica estaba como hipnotizada no podía moverse, las uñas de aquel ser rasgaron la ropa interior, cayendo, seguidamente la beso en su boca aplicando sus labios en un largo beso, la mujer empezó a subir su mano agarrando aquel fabuloso miembro y empezando a subir y bajar su mano por todo lo largo haciendo que en nada de tiempo se pusiera duro como una roca, sus labios se separaron, aunque ella permanecía con la boca abierta ansiando lo que fuera a pasar, sus ojos estaban extasiados por completo, su rostro anhelante, la criatura la agacho un poco a la altura de su pene y cogiendo su cabeza fue introduciéndola en su boca poco a poco, era maravilloso que pudiera sentir y saborear aquello, siguió introduciéndolo hasta casi alcanzar su garganta en lo que la chica tosió un poco, al sentirlo empezó a mover la cabeza de la joven adelante y atrás lubricando aquel miembro con la saliva todo lo que podía, parte de la saliva caía por el que estaba brillante y parecía no querer parar, así que acelero sus embestidas un poco hasta que soltó un grito de placer y toda su carga fue cayendo en la boca de su victima que empezaba a tragar todo lo que podía parte de ella caía en su pecho y al suelo, cuando se hubo descargado, aquel ser quería mas de ella, asíque que se agacho un poco y lo puso entre sus pechos, agarro sus pezones y empezó a apretarlos un poco dándole ligeros pellizcos, la muchacha empezó a gemir de placer, puso los pechos entre sus manos y empezó a subirla y bajarla, con cada movimiento la chica suspiraba al ritmo, era increíble cada vez que subía la chica abría la boca engullendo el glande de aquella cosa, el ser estaba encantado con aquello, en unas cuantas movidas volvió a correrse, chisquetazos de leche le bañaron esta vez su cara, parte de lo que caía en su boca era relamido con placer, el ser volvió a levantarla y la puso de espaldas apoyada contra la cama yo no creía que aquel monstruo de carne pudiera caberle, pero abrió un poco su trasero y apunto, empujo un poco introduciendo el glande solo, la chica soltó un gemido aunque no supe distinguir si era de dolor o de placer, en ese instante yo estaba atenta a lo que pasaba lo mismo que Alexa y Rubí, estaban como ensimismadas por aquella visión, el ser empezó a moverse lentamente hacia delante, empujando atravesando la resistencia que aquel delicioso trasero ofrecía la chica gemía a cada trozo que le entraba cuando consiguió metérsela entera se le marco algo de la forma a lo largo de su abdomen, el ser empezó a moverse adelante y atrás lentamente, pero enseguida acelero su movimiento la chica se aferraba con fuerza a las sabanas, la cama incluso se movía con los embistes, los gemidos de los dos se escuchaban en la habitación, su movimiento era frenético, al momento empezó a salir y entrar mucho mas fácilmente, pero acelero un poco mas pensaba que ya estaría apunto de correrse y me temía lo peor en este caso; de un fuerte empujo aquella cosa entro hasta el fondo, un chillido esta vez de dolor se apodero de ella, pensé que la bola había crecido y ya la tenia controlada, la chica intento zafarse de alguna forma, el dolor la despertó de su hipnotismo y quería escapar de aquella prisión de carne, pero le resultaba imposible, la pobre muchacha pataleaba y se revolvía todo cuanto pudo, sus ojos estaban abiertos como platos, sus lagrimas corrían por sus mejillas, mojando la sabana, todo duro un momento, en cuanto la chica sintió una riada de semen llenarla, en ese momento pareció calmarse y dejarse llevar, solo podía escuchar los gemidos de ese ser saboreando su orgasmo que duraría un buen rato, pero parecía que no se conformaría con eso, así que elevo a la chica y siguió dando unos pequeños empujones, al igual que hacia Rubí, esta se abrazo a su cuello con las piernas levantadas, la chica no sabia que hacer, era increíble, su rostro expresaba placer y desconcierto, no sabia ni siquiera lo que estaba pasando, sus dedos recorrieron su vagina a lo largo que ya estaba mojada hace rato, parecía estar lubricándolos, una vez los tuvo bien mojados los introdujo en su vagina y empezó a moverlos, la chica empezó a gemir de sobremanera aquello le resultaba excesivo, la leche ya caía en el suelo, y parte de su estomago empezó a hincharse pero aquel ser sin piedad seguí moviéndose y metiendo y sacando sus dedos, la chica se corrió varias veces sus ojos, ya estaban en blanco, no podía mas, su cuerpo ya no le respondía, no se si estaría en el cielo o en el infierno, pero desde luego en mi mundo ya no estaba, en cuanto saco aquella cosa del cuerpo de la muchacha este empezó a escupir esperma en abundancia, dando pequeñas convulsiones, su estomago comenzó a descender, pareciera que aquel ser ya estaba satisfecho, cuando se giro termine asustada.
-- ¿La Rosa Negra, mi madre…?... – dije yo asustada.
FIN DEL CAPITULO 3
P.D: Bueno aqui dejo el siguiente capitulo espero que os guste muchas gracias a todos .
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Mazoku
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EL GRAN SACRIFICIO CAP 4
-- No puede ser es imposible, ella…-- dije yo mientras me tapaba la boca para no hacer ruido. pero desgraciadamente no resulto.
-- Vaya que casualidad Amanda… ¿Espiando a tu madre? …Eso no está bien, sal que te vea y a tus amigas también…-- dijo el ser sabiendo que nos encontrábamos todas allí.
En ese momento no sabia que pensar, así que hice lo mas lógico salir de allí y obtener respuestas. Rubí se escondió al momento detrás de mí, le tenía un miedo tremendo, mientras Alexa permanecía a mi lado.
-- ¿Por qué haces esto? …eres mi madre…aun no puedo creérmelo, entonces significa ¿Que yo también soy como tu?…-- pregunte deseando no ser hija suya.
-- ¿Hija mía…? …Ja ja ja…Me hubiera gustado pero no es así…Conocí a tu padre hace tiempo y ya venias tu de regalo…así que decidí aceptarte como hija mía; intentando llevar una vida normal, tu padre me dijo que no te dijera nada…pero ya no importa, me dijo que tu madre había muerto en un accidente en china…entonces en cuanto apareció Catia para buscarte lo vi todo claro…no había duda en eso, eras hija de Akemi, además Catia te puso esa figurante de sirviente, lo único que no sabe tu padre es que Akemi sigue viva…pero bueno ya que ponemos todas las cartas sobre la mesa, esa cachorrilla me pertenece, dijo señalando a Rubí…
Aquella noticia me callo como un jarro de agua fría, no sabía qué hacer, mis sentimientos y mi razón estaban confundidos.
-- Eso es imposible, es demasiado joven…para ser mi madre…-- dije yo intentando reaccionar ante tal noticia.
-- Si en eso tienes razón, pero ella es una Bakeneko autentica, es inmortal tiene muchos mas años de los que aparenta, normalmente suelen devorar a las personas, pero ella dejo eso hace tiempo…-- dijo ella explicando mi confusión.
-- No te llevaras a Rubí…-- dije yo envalentonándome, no podía dejar que se fuera con ella.
Alexa no hizo más que abrazarla demostrando que no se la llevaría de nuestro lado.
-- Escucha cariño…llevo cientos de años en este sitio y al fin alguien encontró la forma de atraer mas de nuestra raza a esta patética dimensión sin necesidad de convertirlas…-- dijo ella, se podía ver en sus ojos que estaría dispuesta pasar por encima de nosotras.
-- ¿Cuál es el pacto que teníais…?…-- pregunte intentando cambiar de tema y ganar algo de tiempo.
-- Es sencillo nosotras no matábamos y ellas nos dejaban tranquilas, podíamos alimentarnos pero sin matar…pero algunas veces alguna cosa va mal y sucede lo que a las chicas del hospital…terminan transformándose…y creo que tu madre ya se ha encargado de ello, pero una de ellas encontró la forma de traer a mas como nosotras, solo falta un sacrificio…Bueno basta de charlas, ella es mía…-- dijo aquel ser explicándome mas de lo que quería saber, pero tenía otra pregunta más en el tintero.
--Espera un momento tengo otra pregunta más… ¿Por qué atacaste a mi padre? …-- pregunte ya que mi padre no tenía nada que ver en todo esto.
-- Tu padre estaba metiendo demasiado las narices en mis asuntos y conoció a Catia, pensaba decírselo todo, no me quedo otra forma más que matar a dos pájaros de un tiro, atacar a Catia y a tu padre acusando a las chicas de Akemi…-- respondió puesto que entre las filas de Akemi había una traidora.
-- Rubí debe de marchar…debe irse con gran madre y bandada…-- dijo Rubí adelantándose, podía ver que empezó a llorar mientras me miraba.
-- No te vayas, no tienes por que hacerlo…-- dije yo llorando, sabia que no podíamos hacer nada.
-- Rubí tiene que irse…así no causar daño a madre y hermana…-- dijo Rubí mientras se apartaba de nosotras en dirección a la Gran Madre.
Alexa empezó a llorar, yo no podía creerlo, golpee varias veces el suelo maldiciéndola.
-- Muy bien…y dile a Akemi que la espero en las afueras en las construcciones, que venga sola al anochecer…si quieres ver viva a Rubí…-- dijo la Gran Madre retándola.
-- No te preocupes Rubí, te salvaremos, no se saldrá con la suya, no te preocupes todo saldrá bien…-- dije yo pensando que aunque Akemi no quisiera, yo iría a rescatarla pasase lo que pasase.
Diciendo esto la Gran Madre salio de la habitación por la ventana llevándose a Rubí con ella.
-- ¿Qué piensas hacer? …-- pregunto Alexa sollozando al verla partir.
- Lo primero ir a ver como se encuentra mi padre, y después ir a casa de Akemi para decirle eso y ver que es lo que piensa de todo esto y lo que va a hacer.-
Me dirigí a la habitación de mi padre, al entrar vi un medico tomando apuntes y revisando las maquinas.
-- Perdone doctor… ¿Mi padre se encuentra mejor? …Tengo que ausentarme y no se si es necesario que este aquí…-- pregunte yo poniendo la típica excusa.
-- Si se esta recuperando bastante bien, además no creo que pudieras hacer mas … esta bien atendido así que si tienes que hacer algo no te preocupes…-- respondió el doctor amablemente dándome vía libre a lo que quería hacer.
Salí del hospital todo lo rápido que podía y esta vez tuve que andar hasta llegar al Gato Afortunado, cuando entre pude observar unos cuantos clientes en las mesas, parecía que las cosas iban animándose, estaba una de las chicas en una de las barras moviéndose al ritmo de la música sensualmente, los que habían en la barra ni siquiera me prestaron atención, solamente la chica que servia copas aunque ni siquiera reacciono, pero tampoco se veía a Miriam por allí, tan rápido como pude atravesé el escenario y me dirigí al despacho de Akemi, al entrar vi que estaba sentada pensativa ni siquiera se sorprendió.
-- Dime una cosa solamente… ¿Eres tu mi madre? …-- le pregunte decidida, no tenia tiempos para dar rodeos a la situación.
-- Si…te he estado vigilando desde que tuve que fingir mi propia muerte…no te he abandonado, no podía quedarme con tu padre, se habría dado cuenta de todo…y no podía decírselo a nadie…la vida inmortal es peor de lo que la gente se piensa, envíe a Catia para cuidarte y que te asignara un espíritu sirviente, lo siento si te he mentido o te lo he mantenido oculto…lo siento de corazón…no se si podrás perdonarme…-- dijo Akemi confesándomelo todo, aunque la entendía no sabría si perdonarla.
-- Entonces podrás decirme que es esto que tengo en la cabeza…-- le dije enseñándole los pequeños bultos.
-- Es tu despertar, la parte felina que tienes esta despertando en ti…no sabia si sucedería por que he escuchado que a veces se salta una generación…-- aclaro Akemi, dejándome aun con más dudas si pudiera ser.
-- ¿Pero quien te dijo todo esto? …-- pregunto extrañada Akemi ante todo lo que había descubierto en un momento.
-- La Gran Madre me lo dijo, también se ha llevado a Rubí y te espera en las afueras ,donde están construyendo, al anochecer y que vayas sola…aparte también me dijo que tenias una manzana podrida en tu club…-- transmití el mensaje que me dijo la Gran Madre.
-- Lo se, he descubierto una estancia de invocación…pero no tengo más pruebas, tenías razón algo esta mal…-- dijo Akemi, algo entristecida ya que confiaba en todo su grupo y no podía pensar que eso hubiera sucedido.
-- Será mejor que nos preparemos para esta noche…será movida…-- dijo Akemi mientras llamaba a una de sus chicas.
Akemi les dijo que tendrían que cerrar el local por el día entero y que se fueran preparando para esta noche, aviso también a Miriam para que la siguieran a distancia y en un momento acordado, si fuera necesario, aparecieran.
El tiempo fue pasando lentamente como si no quisiera avanzar, pero llego el momento, Akemi cogio un coche y nos dirigimos hacia el lugar del encuentro, pude observar que era un edificio en construcción bastante bien iluminado, por los focos se podían ver algunas de esas criaturas revoloteándolo, había bastantes de ellas.
Cuando aparcamos pude ver debajo de la estructura una especie de gran panel de mármol, pulido de color gris, en su base el molde de un ser humano lo mas seguro que sirviera para un sacrificio o algo parecido, aunque no estaba muy convencida.
Fuimos subiendo las escaleras toscamente hechas, hasta llegar arriba, donde pudimos ver a la Gran Madre sentada en algo que fuera su trono, a su lado Rubí estaba sentada con una cadena al cuello, llorando.
-- ¿Qué es lo que quieres? …-- pregunto Akemi directamente sin andarse por las ramas.
-- Vaya que gran honor la increíble Akemi delante mío…y por lo visto no te andas con ambages…directa al grano como siempre…La quiero a ella…-- dijo señalándome.
-- ¿Qué?...Me podrías haber cogido en el hospital, por que escogiste a Rubí que no tiene nada que ver en esto…-- pregunte completamente confusa, no tenia sentido.
-- No puede hacerlo, tienes que entregarte tu misma…-- dijo Akemi explicándomelo.
-- Además Rubí si tiene que ver y mucho en todo esto…-- dijo una voz que me parecía muy peculiar era la de Miriam.
-- ¿Qué haces aquí Miriam…? …-- pregunto Akemi extrañada sabiendo la orden que le había dado.
-- Rubí tenía mucho que ver, pero por tu culpa no fue así…te adelantaste sin saberlo…fui yo quien la invoco…esperaba que nos guiara hacia su bandada…pero por mala suerte la descubriste y me mandaste capturarla, fue mala suerte…pensé que cuando se la entregaste a Miranda era por algo en especial y quería tenerla vigilada por si levantaba el vuelo pero no fue así…-- dijo Miriam mientras se paseaba delante de nosotras.
-- Osea que tu eres la manzana podrida…pensaba que éramos amigas…-- recrimino Akemi a Miriam.
-- ¿Amigas? …No me hagas reír, siempre he estado bajo tus ordenes…ya estaba cansada…pero bueno es mejor así…-- pregunto Miriam irónicamente, por lo visto nunca fue su amiga.
-- Ahora es mejor que bajemos, la entrada te esta esperando y no se te ocurra hacer nada raro…mis hermanas te están vigilando…-- dijo la Gran Madre invitándonos a bajar, ya que sus hermanas ya habían bajado y no perdían ojo de lo que hacíamos.
En cuanto llegamos abajo aquel ser me señalo que me introdujera en el molde.
No podía hacer otra cosa salvo obedecer, era el único camino aunque esperaba que Akemi tuviera un plan secundario.
Las hermanas ataron mis manos y tobillos a aquel sitio, al acostarme note como un pequeño punzón en mi espalda, aquello era para un sacrificio no había duda, pero me preguntaba ¿por que yo?, no tenia nada de especial era solo una chica, todos los recuerdos de mi vida pasaron por mi mente, sobre todo Alexa y Rubí quien habían sido como unas hijas para mi.
En ese momento sentí como aquel punzón me empezaba atravesar la espalda, cerré los ojos esperando que fuera rápido, al instante oí un grito de dolor, que lleno toda la obra retumbando, pero no había sido yo, estaba bien sin ningún rasguño y Rubí no podía haber sido estaba arriba atada.
Cuando abrí los ojos me lleve una sorpresa terrible, yo estaba bien pero quien estaba en mi lugar era Alexa, cubierta de sangre y convulsionando aferrandose a los últimos resquicios de vida que le quedaba, las lagrimas le recorrían las mejillas.
-- Nooooooooooo, por que lo has hecho, no debiste, mi vida no vale nada tu eres mucho mas valiosa que yo…-- dije mientras lloraba la amarga perdida no podía creer lo que había pasado, no podía estar sucediendo, seguro que en cualquier momento me despertaría y seria un sueño.
-- No te preocupes por mí, este es mi destino; todo esto que… hemos vivido ha sido maravilloso y me siento…muy honrada de estar contigo y haberte…conocido y de haberme enamorado…Te quiero…-- dijo Alexa mientras la vida se le escapaba, solo podía pensar en la venganza, mi corazón se llenaba de odio. Una chica tan maravillosa como ella no se merecía esto.
-- No, pero como es posible…esta todo mal…-- dijo la Gran Madre enfurecida, por el resultado.
-- No te pienso perdonarte jamás, no podrás esconderte de mi nunca, te matare, ni en el infierno estarás a salvo, y que ellos te guarden!!... – grite con todas mis fuerzas no podía contener toda la rabia que tenia.
Una luz dorada empezó a rodearme lentamente, de aquellos bultitos salieron unas orejas de gato de color blanco pero en mi espalda no salio una cola fueron dos, incluso hasta Akemi se quedo boquiabierta no se lo podía creer.
-- Una Nekomata…no es posible…-- dijo Akemi sorprendida, que no salía de su estupefacción, incluso la Gran Madre y Miriam no llegaban a creérselo.
Akemi aprovecho el desconcierto para golpear a Miriam en el estomago, que retrocedió debido a la fuerza del impacto, seguidamente silbo dando la señal para que entraran las demás chicas en la batalla, la lucha se veía encarnizada.
-- Vaya mira que tenemos aquí…Eres mas de lo que esperaba…-- me dijo la Gran Madre observándome.
Lo único que hice fue señalar el suelo enfrente de mi y empezaron a salir muertos, todos aquellos que habían sido enterrados en aquel lugar, una vez estuvieron fuera se abalanzaron sobre la Gran Madre, mordiendo y arañando, era increíble todo aquello y surrealista.
Mientras las demás chicas continuaban combatiendo Akemi proseguía luchando contra Miriam, la lucha se veía muy igualada, ninguna de ellas retrocedía en la lucha, los golpes se sucedían, las muchachas no daban tregua a las hermanas, aquello parecía una lucha muy igualada en la que ninguna quería rendirse.
La Gran Madre de un movimiento se deshizo de los muertos y se elevo en el aire volviendo a la parte de arriba, mientras yo hacia lo mismo, al ver mi forma se asusto un poco pero en cuanto me vio el rostro volvió a sonreír alegre, mi enemigo movió sus alas de tal forma que creo una corriente de aire que me empujo hacia atrás haciéndome golpear contra unos hierros que allí se encontraban, por suerte no pudo dejarme inconsciente aunque su fuerza era tremenda, los muertos abajo ayudaban en lo que podían, yo me eleve algo y me lance contra ella, esta me detuvo en seco juntando nuestras manos, parecía una lucha de poder, nuestras miradas se cruzaban ninguna iba a retroceder en el combate, cuando nos soltamos se dirigió a por mi violentamente, volviéndome a tumbar cerca de donde se encontraba Rubí, salvo que esta vez se sentó encima mío estrangulándome con todas sus fuerzas, no estaba dispuesta a perder, empezaba a faltarme el oxigeno, los muertos que había levantado cayeron al suelo, mi visión empezaba a nublarse y las fuerzas me fallaban, era demasiado fuerte para mi, le pedí perdón a mi madre mentalmente mientras la veía combatir contra Miriam, cuando estaba a punto de perder la vida, observe como los ojos de la Gran Madre se abrían como platos y la sangre de esta se derramaba sobre mi, la presión que tenia sobre mi cuello ceso de golpe, una barra había atravesado su pecho por completo, pude ver a Rubí con sus ojos encendidos gruñendo de manera salvaje, pensaba que estaba protegiendo a quien mas quería, yo me acerque a ella y la desencadene de su cautiverio, viendo como ese ser se tambaleaba de un sitio para otro, le di a Rubí una de las barras del suelo y otra la cogi yo, las dos nos dirigimos hacia ella corriendo, saltamos y ambas a la vez como en un solo cuerpo se tratase, con el recuerdo de Alexa en mi mente, atravesamos su pecho, esta emitió un grito de dolor tremendo que retumbo en todo el sitio, las hermanas mirando el caer de su maestra al suelo desde el edificio emprendieron la huida quien sabe a donde.
-- Por esta vez habéis ganado pero no te creas que no volveré a por ti, tenlo por seguro…-- dijo Miriam antes de huir.
-- Te estaré esperando…no tengas duda de ello…-- dijo Akemi al vacío; mirando por donde se alejaba Miriam.
Akemi subió las escaleras encontrándome sin rastro de las dos colas, ni las orejas, parecía que había sido momentáneo por la ira, entre tanto Rubí me abrazaba, nos quedamos un momento así mirando la preciosa luna llena.
Rubí apoyo su cabeza en mi vientre y me quede sorprendida por sus palabras.
-- ¿Viene una hermanita…? …-- dijo mirándome totalmente sorprendida.
FIN DEL CAPITULO
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DE VUELTA A LA NORMALIDAD… CAP 1
Pensaba que todo había terminado ya pero mas allá de mis pensamientos como decía nos quedamos mirando esa luna llena tan preciosa y las palabras de Rubí me sorprendieron.
-- ¿Pero que dices? …Eso es imposible…-- dije yo asustada, pero pensándolo bien lo que sucedió en las duchas y en mi casa por la mañana, podía estar en lo cierto, así que pensé que seria mejor una prueba de embarazo a la mañana siguiente.
Seria mejor bajar y comprobar que el cadáver de aquella cosa permanecía en su sitio, bajamos por aquellos toscos escalones nuevamente, al llegar vi que el cadáver de Alexa no estaba, en el lugar del sacrificio y me era extraño.
-- Akemi, ¿El cuerpo de Alexa no esta? …-- le pregunte sorprendida, sabia que dio su vida por mí que la vi morir en ese sitio.
-- Es normal era un espíritu sirviente…aunque creo que muy pronto volverás a verla…-- respondió Akemi, intentando tranquilizarme.
Cuando llegamos al sitio donde se supone que debía descansar el cuerpo de la bestia solo hallamos las barras de metal y ni rastro de su cuerpo, al parecer no habíamos acabado con ella, no podía creerlo la travesamos completamente nadie hubiera podido sobrevivir a eso y menos a la caída, Rubí cuando vio aquello no pudo mas que abrazarse mas aun ami como queriendo aplacar su miedo y buscando esa seguridad que le había dado antes.
-- Esto esta mal…muy mal…no acabamos con la bestia y Miriam ha escapado…tendremos que prepararnos para lo que pueda venir…y no creo que sea nada bueno…-- dijo Akemi mientras miraba el lugar vacío.
Yo no pude mas que mirar al cielo viendo como aquella maravillosa luna empezaba a ocultarse entre unas nubes, como si de un presagio de mala suerte se tratara, de momento intente olvidarlo, y pensé que seria mejor ir a casa y descansar e ir por la tarde al hospital para comprobar como se encontraba mi padre, e intentar cuidar de Rubí me despedí de mi nueva encontrada madre y decidimos ir andando para la casa, por la calle seguía habiendo mirones sobre todo por que llevaba la ropa manchada de un liquido negruzco y algo rota pero al menos no se veía nada, pudimos coger un autobús y llegar en poco tiempo, cuando al fin llegue solo tenia ganas de ducharme y dormir estaba destrozada, trasformarme en aquello me había agotado de sobremanera, Rubí opto por ir directamente a la cama para dormir.
Antes de entrar a ducharme me pase por la habitación de mis padres, y la vi tan vacía y solitaria, pero no podía hacer nada para remediarlo, me fui a la ducha, me desvestí y deje que el agua me limpiara recorriendo mi cuerpo, sintiendo ese calor tan agradable que siempre había sentido.
Al acabar no tenia ni ganas de ponerme el pijama me dirigí a la habitación y allí me encontré a Rubí con la ropa de la cama hecha un lío y tirada por el suelo, por lo visto se había peleado con ella.
No pude mas que echarme a reír, y decirle que se apartara, no me costo mucho hacer la cama, por que estoy acostumbrada a todas las mañanas lo mismo, le dije a Rubí como debía de meterse, pero antes de todo lo que hice fue quitarle esa ropa, y meterla debajo del agua, para quitarle también aquel liquido negro que tenia, le lave la cabeza aquel pelo verde me gustaba, al parecer se empezó a divertir con la espuma que formaba, una vez aclarada se lo seque parecía estar disfrutando con todo esto y era maravilloso, era como mi hija, y no quería perderla, pero en mi mente me faltaba Alexa no podía quitarme de la cabeza que hubiera pasado aquello, que hubiera dado su vida por mi.
Una vez acabe de eso, la desnude y se metió en la cama de lado mirándome, yo me acosté a su lado mirándole a los ojos sintiendo ese calor que me daba y me reconfortaba y así nos quedamos dormidas yo mirando a sus preciosos ojos.
Al momento me desperté o eso creí no estaba en mi casa estaba en un cuarto de color rojizo, lleno de escrituras por las paredes, y en el suelo un pentágono invertido supuse que se trataba de el sitio donde invocaron a Rubí, me dirigí a la puerta teniendo miedo incluso de lo que pudiera haber detrás de ella.
Abrí la puerta y me encontré el club de Akemi, la escena me sobrecogió no sabia que hacer, había sangre por todas partes, las muchachas estaban tiradas por los suelos, con las ropas destrozadas y ensangrentadas, la luz era rojiza y daba aquello un aspecto mas dantesco si pudiera ser, las mesas estaban tiradas por el suelo, las botellas rotas y el licor se mezclaba con la sangre, los rostros de las muchachas era de horror, empecé a andar por aquel cementerio, si eso era un sueño que ria despertar como fuese, mi vista se paseaba por aquellos cuerpos, aunque de momento no reconocí a Akemi seguí avanzando hasta que escuche un grito de dolor era la voz de Akemi, salí corriendo todo lo que pude detrás del escenario, atravesé los vestidores, los cristales estaban rotos, los vestidos por los suelos destrozados. Cuando llegue al despacho, abrí la puerta todo lo deprisa que pude y me la encontré tirada sobre la mesa de su despacho con el cuerpo destrozado a garrazos, en su cara podía verse el horror que había sufrido.
Detrás de mi escuche una risa pero esta vez no era la de mi madre si no la de otro ser el tono era mas masculino y profundo, se clavaba en mis oídos era estridente, no pude soportarlo mas me tape los oídos pero aun seguía escuchándolo, no tuve mas remedio que gritar de dolor era insoportable, quería despertar.
En ese momento abrí los ojos un trueno me había despertado la lluvia repiqueteaba en las farolas, mis sentidos en ese momento estaban mas agudizados, es como si pudiera escuchar cada ruido del edificio, mire a Rubí que aun permanecía dormida, era preciosa, mire el despertador y aun vi que era de madrugada y no había llegado la hora de levantarse así que decidí volver a dormirme.
Al poco tiempo sentí un calor muy agradable, me sentí la boca llena no podía cerrarla, cuando abrí los ojos vi que Rubí me había introducido su pene en la boca y estaba empezando a moverlo lentamente dentro y afuera lubricándolo con mi saliva era delicioso y parecía que tenia hambre, me encantaba era fantástico tenerlo de nuevo, y volver a sentirlo palpitar dentro de mi boca como se agrandaba, yo por mi parte empecé a jugar con mi lengua, intentando enroscarlo y metiendo la punta en su glande para saborear ese delicioso liquido, mientras Rubí gemía de placer, aquellos sonidos resbalaban de su boca, pasado un momento note como su cuerpo se tensaba, y me aferraba mas fuerte, soltando un gemido intenso entonces en mi boca sentí ese sabor inconfundible, no tuve mas remedio que tragármelo, sentir como se deslizaba por mi garganta recorriéndolo lentamente, era la mas dulce miel que podía saborear, parte de la corrida se escapaba de mi boca, cuando me soltó empecé a relamerme y no dejar escapar aquello, aun así, quise seguir probándola un poco mas, seguí lamiéndola saboreándola, limpiando los restos que goteaban de su pene y me encantaba, sin previo aviso volvió a arremeter contra mi boca nuevamente, una y otra vez me llegaba hasta casi la garganta, no podía mas que toser un poco, pero los placenteros gemidos de Rubí me encantaban, decidí aferrarme a ella abrazándola con fuerza que sintiera la humedad de mi boca y el calor, una de mis manos acariciaban su trasero suave y caliente era una tentación increíble, así que metí un dedo en su trasero y empecé a moverlo lentamente, al parecer esto le encanto por que sus gemidos se aceleraron, incluso su respiración, note como su cola que antes no había usado empezó a darme pequeños toques muy suaves en mis pezones eso me enloqueció aun mas era maravilloso, ese pequeño dolor que sentía intentaba gemir pero tenia la boca llena de aquel maravilloso miembro que entraba y salía de mi boca, era maravilloso y quería dejarla satisfecha, acelere aun mas el movimiento de mi dedo, aunque me atreví con dos de ellos y la sorpresa es que su pene se endureció mas de lo que pensaba ya estaba casi apunto sus gemidos se aceleraron de sobremanera.
No me lo creía parece ser que eso el encantaba, su cuerpo se tenso pero esta vez lo saque de mi boca quería sentir ese calor en mi cara, el esperma empezó a manar de el como una fuente manchando mi cara sintiendo su calor y lo espeso y pegajoso, cuando hubo acabado empecé a relamérmelo. Como si fuera una gata encantada de su sabor, me levante un poco y me quede mirándola a los ojos, con una sonrisa picarona, incluso ella misma saco su maravillosa lenga y empecé a sentirla contra mi piel como saboreaba su propia leche, nos quedamos un momento mirándonos a los ojos como si supiéramos lo que pensábamos cada una.
Al instante el despertador sonó, pero esta vez acompañado de un trueno que rompió definitivamente el encanto cuando abrí las cortinas el cielo estaba oscurecido completamente aun parecía de noche era todo por la tormenta que teníamos encima nuestra, pero a pesar de eso tenia que ir al instituto por suerte no tenia examen esa mañana, así que decidí darme una ducha para despejarme, Rubí por su parte se quedo un poco mas en la cama saboreando aquel momento que tanto nos había gustado a las dos.
Mientras me duchaba me mire el abdomen no podía pensar siquiera que estuviera embarazada, aunque me notaba algo rara, parte del bajo vientre estaba algo enrojecido pero no por inflamación ni nada era como una marca muy débil en forma de llama, aunque no le preste importancia lo mas seguro fuese eso alguna inflamación en la piel, en cuanto termine de ducharme me dirigí hacia donde estaba Rubí, y la zarandee un poco.
-- Vamos dormilona, hay que levantarse…-- le dije cariñosamente, me encantaba ver como se metía debajo de las mantas intentando zafarse de mis palabras, era encantador.
No pude más que tirar de ellas y verla allí con la cara de felicidad, que tenia era como una niña pequeña que jugaba.
-- ¿Mami, feliz? …-- me pregunto inocentemente, aunque notaba que algo no iba bien.
-- Si estoy feliz no te preocupes…-- le respondí intentando ocultar mi preocupación.
Donde podía dejarla para ir al instituto, donde podía dejar a Rubí mientras yo estaba en el instituto, no podía dejarla en casa seria un problema, es como jugar con una caja de bombas a punto de explotar pero no me quedaba otro remedio.
De mientras lo pensaba decidí buscar que ropa ponerme, en el cajón de ropa interior encontré un tanga de color rojo y con un lacito en la parte frontal precioso y que nunca me había puesto, no me gustaban que se metieran tanto por el trasero, pero no se por que esa mañana me gusto, escogí un sujetador de color blanco que se ataba por delante con un lacito rosa, mientras me vestía me fije en que Rubí desde la cama no perdía ojo de cómo me vestía estaba como ilusionada y con los ojos abiertos como platos de vez en cuando olía el aire y cerraba los ojos de placer como si lo saboreara, resultara raro pero me gusto bastante.
En cuanto me puse el tanga ya notaba como se introducía por mi trasero siempre me había resultado incomodo, pero por dentro me estaba empezando a gustar, el sujetador era precioso, esa sensación de frío al ponérmelo me erizaron los pezones dejándolos duros, por un momento casi gimo de placer pero me contuve, escogí un jersey de color rosa que tenia una dibujo de una boca abierta con una lengua, y unos pantalones vaqueros de color azul algo gastados, siempre me habían gustado además me decían que hacia un buen trasero, y de calzado unos botines de color negro, al mirar por la ventana observe que todavía seguía lloviendo así que me puse una chaqueta vaquera, en cuanto termine de peinarme y arreglarme, me quede observando a Rubí como jugueteaba con las sabanas y la almohada no sabia que hacer, así que decidí lo mas arriesgado dejarla en casa.
-- Escucha Rubí, tengo que salir y tardare un poco…no hagas ruido y no estropees nada, se que todo te resulta raro y diferente, pero puede haber cosas peligrosas y no me gustaría que te descubriesen y menos que pudieras herirte…-- le dije intentando que lo entendiera de alguna forma y no la liase.
-- ¿Mami irse? …¿No querer Rubí? …Rubí ser buena chica, Rubí no hacer nada malo …-- pregunto Rubí, parecía como si la abandonase, parece que tenia ese miedo, y no era de extrañar la Gran Madre aun permanecía viva.
-- Si tengo que irme…pero no te preocupes yo volveré y Rubí ser buena chica no te preocupes que no te pasara nada estarás a mi lado siempre, así que se buena niña y quédate aquí hasta que vuelva…-- le respondí mientras la besaba en los labios y la abrazaba, pensaba que ojala pudiera venir conmigo pero sabia que eso no iba a ser posible.
Cogi un paraguas y salí de la casa esperando que no pasara nada malo, al salir del portal la lluvia empezó a arreciar los relámpagos se sucedían, al menos el autobús no tardo mucho, aun tenia el miedo en el cuerpo por la pesadilla que había tenido no podía quitármela de la cabeza, el vehiculo esta vez no estaba muy lleno de gente pensé que la mayoría habrían cogido su coche para evitar atascos, al llegar al instituto pude ver que por fuera no había tampoco mucha gente algunas parejas de enamorados que se encontraban debajo de los árboles nada mas.
Al entrar pude ver que el colegio estaba casi vacío lo mas normal algunos debieron de haber decidido no venir a causa de la tormenta, mientras cogía algunos libros de la taquilla vi como el grupito de Catia estaba hablando, lo mas seguro de sus cosas, o por que Catia no había aparecido, esperaba de todo corazón que estuviese bien tenia que ir a visitarla en cuanto viese como se encontraba mi padre.
Entre en la clase antes de que sonara el timbre al parecer no había mucha asistencia pero no me llego a preocupar al tocar la campana, se abrió la puerta y entro una mujer, con el pelo largo hasta la cintura era de un color oscuro, de facciones suaves y algo redondeadas, tenia unos preciosos ojos cada uno de un color distinto cosa que me sorprendió bastante uno era de un precioso color azul marino y el otro verdoso, su figura era algo rellenita pero sin exagerar, llevaba una blusa de color pastel con grandes solapas, que le marcaba un busto bastante exuberante lo que hubiera dado por ver a través de el, vestía una falda de color apagado que le llegaba solo un poco antes de las rodillas y en sus pies unas botas de color negro con cremallera que no pasaba de sus gemelos, era una preciosidad tenia unos labios jugosos pintados de color azul oscuro muy bonitos y sus uñas eran de color rojo vivo.
-- Buenos días a todos…soy la profesora Verónica, estoy en sustitución de vuestro profesor…que al parecer esta enfermo…-- dijo Verónica presentándose ante la clase; su voz era muy suave y deliciosa para mis oídos.
-- ¿Cuándo regresara el profesor? …-- pregunto unos de los chicos de la clase, aunque la verdad poco me importaba, y mejor seria que no regresase.
-- No sabría decirles pero de mientras me gustaría pasar lista para hacerme con los nombres y espero poder llevarnos bien todos mientras dure mi estancia…-- dijo Verónica sonriéndole mientras abría la carpeta para ir pasando lista.
Verónica tuvo ese día que apuntar varias faltas de asistencia pero aun así debido a la poca gente siguió con las clases. Su manera de explicar me resultaba mucho mas fácil de entender que la del viejo profesor y era mas paciente en las explicaciones, la hora se me paso en nada, ni siquiera me di cuenta de cuando sonó el timbre, pensé que echaría de menos a la profesora.
El resto de la clase casi ni hicimos nada nos la dieron como hora de estudio, al llegar el descanso la tormenta no se había calmado, pero pensándolo bien esta vez quería ver los relámpagos y oír el repiqueteo y suerte que tuve por que el ático de la escuela estaba techado así que decidí cambiar de aires en vez de estar en la cafeteria del instituto y permanecer con el alboroto de costumbre.
Subí las escaleras hasta llegar al ático había algunos asientos, que por lo menos no estaban mojados saque el desayuno y me dispuse a comer mientras miraba como los relámpagos con su luz plateada desafiaban a todos los demás ruidos el repiqueteo del agua me encantaba, era una sinfonía, mientras comía aquellos sándwiches sentía como si me observaran pero no preste atención alguna.
-- Mamiiiiiiiii…-- dijo una voz que era demasiado familiar para mí y que casi termino atragantándome, entre el susto y el abrazo.
No podía creerme como demonios me había encontrado con la tormenta; esperaba que no la hubieran descubierto, aunque mi mayor temor era si podía coger alguna enfermedad con tanta lluvia y estando desnuda, además de cómo sacarla de aquí sin que nadie la viera.
-- ¿Pero como es posible…?… ¿Cómo me has encontrado…? …-- pregunte yo asustada las dudas se acumulaban en mi cabeza, y no sabia reaccionar, así que intente calmarme, y respirar hondo para ordenar la situación.
-- Rubí, estar sola no gustar, así que atravesar barrera endeble y seguir rastro de mami…-- respondió Rubí sonriente.
-- Dios!! …A la porra la ventana… ¿Te ha visto alguien? …-- pregunte un tanto alterada, seguro había salido por la ventana a saber como estaría la casa, era lo único que podía pensar en ese instante.
-- Rubí no ser vista por nadie, ser lista…Rubí estar mojada por agua…-- respondió Rubí al instante se termino sacudiendo como pudo el agua de encima, y yo esperaba permanecer seca fue algo imposible.
-- Espero que no pilles un resfriado o algo peor, espérate aquí intentare salir lo mas pronto posible, pero esta vez tienes que quedarte aquí y esperarme, por lo menos no te mojaras…Debes de ser una niña buena, si no me enfadare contigo…-- le dije a Rubí mientras intentaba nuevamente de convencerla y esperaba que me dejaran salir lo antes posible.
-- Rubí no quiere que mami se enfade con ella…Rubí ser buena y esperar…-- dijo Rubí con una cara algo triste, que me hizo sentirme culpable por lo que le había dicho, no podía culparla, todo era para ella algo nuevo y distinto, era normal.
En cuanto me aleje para bajar por las escaleras, me sentí mareada casi caigo al suelo, unos flashes al igual que los relámpagos se sucedían en mi mente de las muchachas de club pidiendo ayuda, de toda la sangre que había por el lugar, de aquella risa que no podía dejar de escucharla, no duraron mucho pero pensé que se trataba de alguna premonición de alguna clase, tenia que preguntárselo a Akemi.
El resto de las horas pasaron aburridas y me pareció eterno el tiempo a veces pensaba que incluso el reloj iba para atrás, pero al fin terminaron. Al salir de la clase me tope con Verónica la nueva profesora.
-- Señorita Amanda… ¿Puedo hablar con usted un momento? …-- pregunto la profesora muy educadamente.
-- Si, claro no hay problema…-- respondí intentando acelerar aquello lo más posible a saber lo que podía estar haciendo Rubí y más que podía bajar si la dejaba sola.
-- Estoy intentando, saber mas de los alumnos, y visitando sus casas le importa que vaya esta tarde para comprobar ciertas cosas… ¿Sobre que hora le viene bien? …-- pregunto Verónica parecía que su estancia se alargaría y eso me gustaba.
-- La verdad que ando algo liada esta tarde pero si pudiera pasarse sobre los nueve estoy segura que estaré allí…-- respondí intentando calcular una hora. El problema era como esconder a Rubí o que hacer con ella.
-- Muy bien me pasare sobre esa hora espero encontrarla para que podamos hablar…-- dijo Verónica, mientras entrecerraba los ojos, no sabia con certeza por que fue pero me extraño bastante.
Diciendo esto nos despedimos, tuve que esperar un poco a que los pasillos estuvieran vacíos por completo para poder subir al ático, y allí me la encontré algunas plantas tiradas por el suelo, sobre todo uno de los cactus que parece que tuvo una pelea con el y perdió, al fin y al cabo no conocía las plantas. Además se podía achacar aquel destrozo al viento.
-- ¿Rubí pero que haces? …-- le pregunte llevándome la mano a la cara, era como un mini tornado en potencia.
-- Rubí aplastar a planta mala…ella pincharme…-- dijo Rubí con cara de enojo pero aun así estaba lindísima.
-- Ven que nos vamos a casa…-- le dije esperando que todo aquello acabara de golpe, al menos podía tenerla controlada en casa.
Bajamos las escaleras, los pasillos parecían estar desiertos casi por completo así que no tuve mucha dificultad de llegar a mi taquilla, rebusque intentando sacar algo de ropa aunque fuese de gimnasia, cuando la encontré nos metimos en el cuarto baño, la mala suerte es que tuve que hacerle dos cortes ami camiseta de deporte para que entraran las alas y otro agujero mas al pantalón para que pudiera entrar la cola, aparte de eso no hubo ningún problema excepto que Verónica nos descubrió cerca de la salida.
-- Señorita Amanda, puede venir aquí un momento por favor… ¿Me podría decir quien es esa chica? …-- pregunto Verónica extrañada.
-- Es mi prima que ha venido…y como la ropa la tenia mojada le he dado algo que ponerse…-- respondí yo intentando controlar mis nervios todo lo que podía y pensar en algunas respuestas mas que seguro que me haría.
-- ¿Y ese pelo verde? …-- pregunto curioseando, la verdad deseaba que aquello terminara para poder irme lo antes posible.
-- Le gusto ese color así que decidió teñírselo…-- respondí todo lo deprisa que pude, aunque la pregunta que venia ahora iba a ser la peor.
-- Sobre gustos no se puede decir nada…pero lo que mas me extraña de todo son esas alas y esa cola…-- pregunto profundizando aun más, pero vamos me extraño que no lo preguntara a lo primero.
-- Son una moda, le gusto y no se separa de ellas, es como su amuleto de la suerte…-- respondí yo temblándome algo la voz, ya no sabía que excusa inventarme más, esperaba que todas esta les convencieran.
-- Bonita moda les queda muy lindas la verdad…pero bueno hablando de otra cosa…espero verla esta noche…--
-- Si, por supuesto no hay ningún problema allí estaré…-- le dije confirmando la hora, no podía faltar.
Diciendo esto ella se volvió y entro en la sala de profesores yo cogi el paraguas e intente que ninguna de las dos nos mojáramos en cuanto llegara a casa tenia que secarla, esperaba que no le pasara nada. No tuvimos que esperar mucho el autobús por suerte no había casi nadie, mire por la ventana y vi que la lluvia parecía no dar tregua lo mismo que los relámpagos, auque si no llega a ser por Rubí que me abrazo nos hubiéramos pasado de parada.
Al llegar a casa, vi que parecía un campo de batalla, había estado investigando a fondo la batidora por el suelo, el horno también, las flores tiradas, algunos jarrones estaban rotos y algunas figuras también siguieron su misma suerte, los libros tirados por todas partes, al menos tuve la suerte de que ningún grifo estaba abierto ni olía a gas, esperaba que al menos los cuartos estuvieran mejor, al entrar en el mío vi que efectivamente la ventana estaba rota, así que baje la persiana por el agua que entraba, el despertador estaba por el suelo, mi ropa desperdigada, solo esperaba que el cuarto de mis padre estuviera sin desordenar, y por suerte así fue, parece ser que ya estaba suficientemente agotada para seguir las travesuras. Aunque el cuarto baño había sufrido pocos destrozos los botes de champú estaban tirados por el suelo vacíos y en el espejo se veían arañazos, por lo visto se asusto al verse reflejada.
-- Dios!! …Rubí… ¿Pero que has hecho? …-- le pregunte viendo el desastre que había organizado, me iba acostar explicárselo a la profesora, además tenía que pasarme por el hospital, para ver como se encontraba mi padre.
Rubí no pudo mas que sonreírme con ternura y no podía regañarla era normal había dejado un torbellino sin control en la casa pero no podía dejársela a nadie, así que la única culpable era yo.
-- Rubí escucha, no puedes hacer todo esto, esta mal entiendes, después tengo que ordenarlo todo, no vuelvas a hacerlo entendido… -- le replique yo intentando que la reprimenda sonara suave.
-- Rubí ser buena no volver a hacerlo…-- dijo Rubí bajando la cabeza pensé que por lo menos me había entendido y eso era un alivio.
Lo primero era secar a Rubí todo lo mejor que podía le quite, aquella ropa de deporte y cogi una de las toallas empecé a restregarla con ella todo lo mejor que podía para secarla y que cogiera algo de calor aunque no se había quejado en ningún momento de frío, mientras la secaba le pase la toalla por su sexo para secarlo me entro un escalofrío por la espalda mi cuerpo lo deseaba tenerlo en mi boca dentro de mi, entre mis muslos sentir su dureza y calor y sobre todo esa bola de carne que se expande, pero no era plan de hacer aquello, así que intente controlarme todo lo que pude, cogi mi albornoz y se lo puse, la verdad que le quedaba algo grande pero me hacia gracia al vérselo puesto, y ella sonreía y restregaba la cara sintiendo su tacto que era muy suave o eso o para marcar su territorio, pero me gustaba su expresión.
Una vez se hubo secado esperaba que lo que le hubiera dicho funcionara y me hiciera caso.
-- Rubí escucha, tengo que salir para ir al hospital, esta vez se una niña buena y quédate aquí intentare tardar lo menos posible…-- le dije intentando que no destruyera mas cosas aunque eso ya iba a ser un poco difícil, recordé que la ultima vez se quedo absorta mirando la televisión y podía ser una baza a mi favor.
Así que la cogi de la mano y la senté en el sofá y encendí la tele, buscando un canal de dibujos animados por lo menos se mantendría ocupada por un rato o eso esperaba, al parecer se quedo como la otra vez y tenia que aprovechar eso, le bese en la frente y salí del apartamento en dirección al hospital.
La tormenta, parecía no dar tregua, tuve que refugiarme debajo del toldo de un local para poder coger el autobús, por que andar no hubiera sido muy buena idea, hubiera terminado perdida de agua y tampoco era plan de coger un resfriado.
Cuando llegue al hospital, había bastante gente, la mayoría lo mas seguro esperando a que cesara un poco el agua, me dirigí al mostrador para que me sellaran la tarjeta de visita y me fui a la habitación, al llegar no tuve precisamente una agradable sorpresa, allí estaba mi supuesta madre, el día se me había fastidiado por completo.
-- ¿Qué haces tu aquí? …-- le pregunte, duramente no podía creer que tuviera semejante cara para regresar.
-- Vaya, ni un como estas, ni un me alegro de verte…así no te enseñe a comportarte…-- dijo mi madre irónicamente, estaba disfrutando con el momento.
Mientras decía esto se fue acercando a la cama y pasando sus manos por la cara de mi padre, yo intente acercarme para evitarlo pero vi como sus uñas crecieron amenazando con cortarle el cuello.
-- ¿Qué es lo que quieres…? … -- le pregunte viendo el panorama no quería que le sucediese nada.
-- Yo no quiero nada…no puede una esposa visitar a su esposo enfermo y mal herido…A si y otra cosa, esta vez no te libraras tan fácilmente solo pospusiste nuestra invocación un poco, y esta vez te será imposible vencer…-- dijo mi madre mientras apartaba la mano de su garganta y salía volando a través de la ventana perdiéndose en las alturas.
Me acerque a la cama para comprobar que no le había ocurrido nada y seguía bien, al instante entro el doctor en la habitación.
-- ¿Cómo se encuentra doctor? …-- le pregunte ansiosa esperando que se recuperara lo mas pronto posible.
-- Siento comunicarte esto, pero su padre ha entrado en coma, las heridas han sido mas graves de lo que pensábamos, hay posibilidades de que despierte, pero no sabemos cuando…-- dijo el doctor, aquella noticia me sentó como si el mundo se me viniera abajo de un golpe, no sabia que hacer ahora mismo el odio y la venganza que tenia a mi supuesta madre me estaba nublando la razón, ni siquiera la lagrimas podían salir y reflejar mi estado.
-- Muchas gracias…-- dije yo aceptando aquel diagnostico, en poco tiempo había perdido a mi supuesta madre, mi padre estaba en coma, los golpes se sucedían uno tras otro.
Me quede un rato cerca de mi padre, contándole todo lo que me había sucedido a excepción claro de las partes más fuertes, por que decían que las personas en coma, pueden escuchar.
Al cabo de casi dos horas abandone el lugar y esta vez me dirigí hacia el bar de Akemi mi madre reencontrada quería revelarle mi sueño y saber lo que opinaba sobre el, aparte de enseñarle, la cámara que había visto en mi sueño.
No tarde mucho pensé que esta vez al ser por la tarde en la puerta de atrás habría alguien, y no me equivoque en cuanto llame se abrio la portezuela pero no pronunciaron palabra solamente se volvio a cerrar y se abrió dejándome pasar, esta vez no era Miriam la que me esperaba, era otra chica pero igualmente mona, me sonrio dulcemente y me guiño un ojo, yo me dirigi hacia el despacho de Akemi pase por los vestuarios de las chicas que andaban bastante ajetreadas de fondo se escuchaba una música muy sensual para los streep-tease, salían y entraban cogiendo unos vestidos minúsculos mi atención se fijo en dos de ellos, uno era de vaquera, unos pantaloncitos cortos de color blanco que apenas tapaban nada y dejaban mucho a la imaginación sobre todo las curvas de aquella muchacha, iba conjuntada con una chaquetilla vaquera muy corta y un sobrero a juego, por suerte para mi no llevaba sujetador alguno y pude regocijarme con la visión de sus pechos que tenían algo de purpurina, el otro era un conjunto muy típico de escolar, de falda tableada de color marrón pálido una blusa anudada al pecho, unos calcetines cortos de color blanco y unos zapatos negros, la chica llevaba unas coletas entre eso y las orejitas de gata y la cola hacían un conjunto maravilloso, pero no era plan de distraerme avance y llegue al despacho de Akemi.
Cuando entre la vi que esta vez llevaba un vestido largo negro, que marcaba su figura con un escote muy amplio y abierto por la espalda, en sus pies lucia unos zapatos de tacón alto de color a juego, su pelo esta vez no estaba recogido. Estaba algo ocupada con unos libros, repasándolos.
-- Hola Akemi…-- dije tímidamente para hacer saber que estaba allí.
-- Buenas tardes Amanda… ¿Que te trae por aquí…?…-- pregunto Akemi ya que era raro que apareciese por voluntad propia.
-- Tenia que preguntarte unas cosas y contarte otras…-- le respondí por si podía encontrar algo de tiempo para mi entre tanto libro.
-- Dime no te preocupes…estoy buscando una cosa y parece que se ha perdido…como siempre…-- me dijo mientras ojeaba uno de ellos y pasaba las paginas.
Le explique el sueño que había tenido, lo que había visto y le hice acompañarme a través de los vestidores hasta un sitio alejado que permanecía en oscuridad, al llegar pise una de las baldosas y se escucho un crujido, uno de los paneles se abrió, al entrar vi que era la misma habitación.
-- Así que aquí fue donde invocaron a Rubí, Miriam lo tenia bien oculto; tendremos que sellar esta habitación…y tu sueño podría ser el despertar de algunos de tus poderes, aunque hay que permanecer alerta por lo que pueda suceder…esto se esta complicando…-- dijo Akemi con cara de preocupación.
Volvimos a su despacho y empezó a rebuscar nuevamente, esta vez saco de debajo de la mesa un cofre, bastante largo, al abrirlo me mostró dos espadas que relucían una ya la conocía fue la que me arrojo en la arena, pero no sabia que pertenecían a un juego.
-- Será mejor que las tengas contigo…yo te enseñare a manejarlas…no te preocupes pero de momento llévatelas…-- dijo Akemi con cara seria, yo pensaba que si me daba aquello tenia que ser bastante gordo.
-- No creo que sea necesario, seguro que estaré bien, no te preocupes…-- le dije intentando poner una excusa, y quitarle peso al asunto.
-- Hazme ese favor, te lo pido como amiga y como madre tuya…-- casi me rogó para llevármelas, se notaba en su rostro preocupación aunque quería ocultarla.
-- Muy bien, me las llevare…tenia que hacerte otra pregunta…Con todo este lío… ¿Cómo te llamo, Mama o Akemi…? …-- le pregunte esperando aclarar aquello, aunque dentro de mí quería que me dijera la primera opción.
-- Llámame como te diga tu corazón, dentro de mi eres mi hija y lo seguirás siendo…-- respondió Akemi haciendo de imparcial.
-- Muchas gracias…Mama…-- dije yo, intentando acostumbrarme a eso, por alguna parte debía empezar.
Aquella palabra parece ser que alegro mucho, Akemi puso una mano sobre su corazón, que la delataba aunque intentaba ocultarlo.
-- A propósito… ¿Como se encuentra Catia? …-- le pregunte esperando que fuera sanando sus heridas, ya tenía ganas de poder hablar con ella de nuevo.
-- Sube tu misma y la veras, se esta recuperando pero, tardara aun…Sigue inconsciente y eso es lo que mas me preocupa…-- respondió Akemi invitándome a subir y comprobarlo.
-- Mi padre ha entrado en coma, dicen que tiene posibilidades de despertar pero no saben cuando…-- le dije, esperando que no fuera por el mismo resultado.
--Espero que se despierte cuanto antes Amanda…y lo siento si no he podido ir a visitarlo, entre que ando algo liada, y las orejas y demás, creo que daría un espectáculo algo sorprendente en el hospital y en la calle…Discúlpame…-- se disculpo Akemi, en su rostro se reflejaba que tenia unas ganas tremendas de ver como se encontraba su marido y de estar con el, pero era entendible.
Salí del despacho con aquel cofre y me dirigí a los pisos de arriba, para ver como se encontraba Catia, al llegar vi como una de las muchachas estaba cambiándole los vendajes, en cuanto me vio guardo el botiquín y se retiro, haciéndome una reverencia al mas estilo japonés, me acerque a su cama y me arrodille, le cogí de la mano y me quede un rato mirándola, e hice lo mismo que con mi padre, le fui contando lo que había pasado, cuando me di cuenta mire el reloj y casi era la hora de que la profesora llegara y Rubí estaba sola no podía perder tiempo, me despedí de ella dándole un beso en la frente y me dirigí a ver lo que iba a pasar con la profesora.
Por suerte cogi el autobús a tiempo, de vuelta al abrir la puerta esperaba no encontrar otro desastre, pero por lo visto solo la encontré mirando la tele con el albornoz puesto al parecer había funcionado y me alegre, arregle lo que pude en la casa para que pareciera algo ordenada, escondí el cofre en mi habitación.
-- Rubí, escucha ahora debes de ir ami cuarto, y quedarte allí un rato y ser buena chica hasta que la profesora se vaya la que viste antes …-- le dije esperando que me hiciera caso.
-- Rubí ser buena y estar en cuarto…-- me dijo sonriéndome, aunque me pareciera raro era como educar a un niño e iba comprendiendo lo que le pedía.
En cuanto cerré la puerta del cuarto, llamaron a la entrada, Verónica tenia una puntualidad excelente, al abrir pude verla de nuevo con ese conjunto que apretaba su figura y la hacia muchísimo mas apetecible, aunque solo esperaba que se fuera rápido, pero no tenia en mi imaginación lo que iba a pasar.
-- Buenas noches Amanda… ¿Puedo pasar? …-- me pregunto Verónica muy educadamente.
-- Claro adelante…perdone el desastre que hay…estaba adecentando un poco la casa…-- le dije nerviosa.
-- No te preocupes lo mas seguro es que estés muy liada con tu padre en el hospital…-- dijo Verónica, al parecer estaba al tanto de casi todo lo que me había pasado.
-- Siéntese… ¿Quiere tomar algo? …-- le pregunte para ver si cambiaba de tema.
-- No muchas gracias eres muy amable…bueno quería comentarte que tus notas han bajado un poco y quería hablar con tu madre sobre el asunto…o cuando seria el momento mas conveniente para ello…-- dijo Verónica, de manera algo molesta, no tenia ni idea de que decirle y no podía contarle que mi madre era un monstruo me tomaría por loca.
-- Mi madre esta ahora mismo en el hospital…si quiere se puede pasar mañana por la tarde para hablar con ella…seguro que estará aquí…-- le dije yo poniendo una excusa, no sabia como narices iba a traerla y menos a Akemi que no podía.
En ese momento la puerta de mi cuarto se abrió, al parecer no la cerré del todo y Rubí salio a fuera desnuda y olisqueando el aire, alrededor de la profesora…
FIN DEL CAPITULO 1 (SEGUNDA PARTE)
P.D: Bueno dejo el siguiente capitulo espero que os guste y muchas gracias a todos .
Inició el tema
Mazoku
627
3.573 ATC
LA PESADILLA COMIENZA CAP 2
-- Pero Rubí… ¿Se puede saber que estas haciendo? …-- le dije yo mascullando, intentando hacer que regresara al cuarto pero creo que eso era imposible estaba interesada mas en Verónica que en mis palabras.
-- Amanda…me puedes decir que hace tu prima desnuda y olisqueándome…y sobre todo por que tiene el sexo de un hombre si es chica…aparte esas alas no son un complemento…y la cola se mueve sola…-- dijo Verónica asustada, que no dejaba de echarse para atrás en el sofá, yo ya no sabia que hacer ni como reaccionaria Rubí si intentara apartarla.
Me levante del asiento, para retirarla de lo que estaba haciendo y esperaba que al menos no se volviera agresiva por hambre no pensaba que fuera, ya que de momento solo comía una vez al día y tenia de sobra, y un disfraz de la Gran Madre era imposible, pero aun no sabia por que estaba tan interesada.
-- Rubí olfatear olor especial de mujer, ser delicioso…-- dijo Rubí entre cerrando los ojos para disfrutar mas la esencia, ahora mismo solo estaba para ella ese olor nada mas.
Rubí se acerco un poco mas a la asustada Verónica que no sabia ni donde ponerse del miedo que la recorría, y yo no sabia que hacer, aunque me intrigaba las palabras de Rubí intente acercarme para cogerla y pensar en lo que le diría después.
-- Le puedes decir que…-- dijo Verónica sin poder acabar la frase, sus ojos se abrieron como platos.
Rubí se lanzo para besarla apretando sus labios contra los de ella, fue un beso largo y apasionado yo pensaba incluso que el tiempo en esa sala se había detenido, solo podía ver como Rubí disfrutaba saboreando esos labios que me hubieran gustado besar y sentirlos contra los míos, estaba segura que sus lenguas estaban jugueteando dentro de cada boca, sintiendo ese sabor tan especial que tiene la de Rubí.
Después de un rato separaron sus labios dejando un hilo de saliva que los unía Rubí se los relamió con gusto era como si hubiera saboreado un manjar; Verónica tenia los ojos cerrados no sabia como reaccionar, solo los entreabrió un momento y su lengua relamió sus labios azules, dejándolos húmedos y deliciosos no sabia que hacer parecía que le había gustado yo estaba perpleja sin saber que decirle, vi como sus manos empezaron a bajar lentamente por su blusa desabrochando los botones lentamente sin prisa alguna recreándose en ello, mientras Rubí se sentó en el suelo a ver el espectáculo que se le ofrecía oliendo el aire mientras yo seguía paralizada sin hacer nada no salía de mi asombro, la blusa literalmente cayo al suelo dejando ver aquel sujetador que escondía el gran secreto de sus pechos que me encantaron en cuanto los observe, en un movimiento ágil de dedos literalmente siguió el mismo camino que la blusa dejándome verlos con unos pezones de color marrón oscuro y una preciosa aureola ni muy grande ni pequeña yo me estaba deleitando con aquel strip-tease que no sabia el por que en absoluto, Verónica se levanto del sofá y empezó a bajar sus manos lentamente rozando sus pechos hasta llegar a la cintura de hay paso a la cremallera de su falda, y poco a poco fue bajándola, esta se deslizo suavemente por sus muslos hasta caer, dejando ver un tanga precioso de un color rosado muy suave y de rejilla, casi podía contemplarse por completo su sexo que ya empezaba a humedecerse, aunque las botas no se las quito.
En cuanto termino se tumbo en el asiento y abrió sus piernas una a cada lado dejando ver la preciosa rompa interior y su sexo que tenia solo un tatuaje en forma de corazón encima de el, Rubí se lanzo como si estuviera poseída por algo y se amorro aquel sitio metiendo su lengua todo lo que podía dentro de aquella raja húmeda y caliente, yo no sabia que hacer así que me acerque por detrás de ella y pensé en unirme a la diversión, me puse por detrás me quite aquel jersey que ya incluso me molestaba por el calor que tenia, me desabroche el sujetador lanzándolo por el salón, mientras escuchaba como Verónica se derretía en gemidos, la lengua de Rubí no paraba de moverse dentro de ella saboreando cada rincón húmedo de su raja caliente y sabrosa, sus jugos ya mojaban sus muslos, que empezaban a brillar yo me eche un poco hacia delante dejando mis pechos a la altura de su boca, y los suyos a mi altura, note como su lengua empezó a saborearlos a jugar con mi pezón que poco a poco se iban erizando poniéndose duros, yo aplique mis labios a los suyos, apretándolos suavemente mojándolos con mi lengua de vez en cuando los mordía suavemente y escuchaba como sus gemidos eran un poco mas fuertes, al cabo de un momento su boca apretó mi pezón del placer casi estaba a punto de correrse, así que apreté la presión en su pecho mientras Rubí seguía jugando con su lengua dentro de ella, al momento abrió la boca y soltó mi pecho profiriendo un gemido de placer que me encanto, el flujo salía de ella mientras Rubí lo tragaba parte de este mancho mas sus muslos que relucían con la luz, su cara era de gozo y satisfacción pero se notaba que aun quería mas, yo me eche un poco hacia atrás ya empezaba a notarme húmeda así que me deshice del pantalón y de la ropa interior que ya estaba mojada y me encontraba con ganas de sentir el todo el placer que pudiera conseguir.
Verónica se levanto del sofá, y se puso a cuatro patas mostrando aquel precioso trasero anhelante de ser penetrada por Rubí, incluso ella mismo aparto las nalgas dejando ver su trasero para que Rubí pudiera elegir por cual agujerito penetrarla, yo lo que hice fue tumbarme delante de ella abriéndome de piernas mostrándole mi raja húmeda y caliente para poder sentir su lengua deslizarse por ella sin tardanza, acerco su boca y empezó a pasar esa adorada lengua por toda ella, saboreando mis flujos jugueteando con mi clítoris yo empecé a gemir parece ser que esto le dio un empujo a Rubí para decidirse, acerco su boca e introdujo su lengua lubricando la entrada de su ano, llenándolo de saliva seguidamente apoyo su sexo en la entrada de su trasero y empezó a introducirla lentamente, poco a poco venciendo su resistencia inicial el resto fue entrando mientras Rubí saboreaba el momento, Verónica intento apartar su cabeza dejando de chupar en ese momento me di cuenta y la apreté mas aun, para que no se escapara quería sentir esa lengua maravillosa que había imaginado en la clase; Rubí empezó a moverse lentamente, sacando y metiéndola a todo lo largo recreándose en aquel momento, mientras su cola empezaba a moverse dando pequeños azotes en ese maravilloso trasero; nuestros gemidos se mezclaban en una perfecta sincronización, Rubí empezó a acelerar su ritmo yo sentía las embestidas su lengua entraba mas dentro de mi de vez en cuando su boca apretaba mi clítoris duro y palpitante y eso me hacia gemir mas de placer, las acometidas de Rubí iban aumentando de velocidad podía observar esos maravillosos pechos bambolearse que hacían que me calentara mas aun su pene entraba y salía de ella con pasmosa facilidad yo cuando lo veía me encendía mas viendo esa coordinación perfecta, la cara de Rubí era un ensueño tenia las mejillas sonrosadas, sus gemidos eran como una música celestial, sus ojos incluso brillaban mas; su cuerpo acometió dos o tres veces mas, yo casi estaba a punto de correrme en esa preciosa boca, la profesora emitió un grito de placer al sentir una riada de esperma caliente dentro de ella, pero yo sabia que no iba a acabar su sorpresa, por mi parte sentí en mi vientre el calor de mi flujo bajando, apoye mas aun su boca contra mi sexo para que pudiera saborearlo, por entero mojándole los labios mientras parte de el se resbalaba por su barbilla.
Verónica abrió los ojos no se esperaba la sorpresa que le aguardaba, y ami me empezaba a gustar esa expresión aquella bola se empezaba a hinchar dentro de ella lentamente, su boca se abrió expectante al dolor que poco a poco se iría transformando en placer, el cuerpo de Rubí se tumbo encima de ella, agarrando sus magníficos pechos entre sus manitas mientras su cuerpo se movía entre pequeñas convulsiones soltando mas leche sabrosa, que iba llenándole el estomago lentamente, me coloque detrás de ellas, tenia una vista fantástica de sus traseros, podía ver claramente como aquel miembro estaba dentro de ella por entero, escuchaba sus gemidos, mis sentidos estaban como ampliados moje dos dedos de cada mano lubricándolos bien con mi saliva, uno de ellos los introduci lentamente en el trasero de Rubí y el otro en el apretado sexo de Verónica podía sentir dentro de ella como aquella bola palpitaba, empecé a moverlos a la par lentamente, saboreando ese momento; Verónica no podía sostenerse mas le fallaban las fuerzas debido al placer que tenia, los ojos los tenia llorosos y al parecer cayo al suelo dejando su trasero mas levantado, su lengua estaba fuera de su boca jadeando Rubí empezó a elevar el tono de sus gemidos, pareciera como si hubiera recuperado fuerzas de alguna forma, yo comencé a acelerar el movimiento de mis dedos, podía sentir el calor de sus cuerpos la humedad que destilaba el sexo de Verónica como me mojaba la mano, y la cara de felicidad de Rubí yo seguí acelerándolo mas y mas hasta que escuche el gemido combinado de las dos fue maravilloso me recreaba en eso como si escuchara la mas dulce de las músicas, paso un momento y el miembro de Rubí salio fuera de ella, estaban las dos exhaustas tiradas en el suelo, veía como el sexo de Verónica empezaba a soltar chorros de semen, y su estomago empezaba a bajar lentamente, había tenido una experiencia fantástica, estaba desmayada y Rubí tenia una cara de felicidad en su cara que era un poema verla, su magnifico miembro soltaba algunos, chisquetazos de semen, estaba allí brillante y delicioso, acerque mi boca y empecé a limpiarlo saboreando los flujos de Verónica con el delicioso esperma de Rubí, hasta dejarlo completamente limpio.
Después me acerque a ella y la bese en los labios con ternura, al menos pensaba que se habría quedado satisfecha, pero no sabia que iba a pasar mañana si terminaría expulsándome o lo que fuese de momento era mejor arreglar aquello, deje que descansaran las dos una encima de la otra, recogí la ropa de Verónica y la doble colocándola en el cuarto de mis padres sobre una silla al volver al salón vi a Rubí coger a la profesora en sus brazos y mirarme sonriendo.
-- Rubí estar contenta, mami traer compañera…-- dijo Rubí con una cara de inocencia y ternura.
-- Rubí hazme un favor, ven…-- le dije conduciéndola al cuarto de mis padres, para que la dejara en la cama para que pudiera descansar y recuperarse de lo que había gozado.
Cogi una fregona y una bayeta y me dispuse a fregar aquello para adecentarlo un poco solo me quedaba irme a la cama y esperar lo que pudiera suceder mañana.
Con esto cogi a Rubí de la mano y nos fuimos a la cama no sin antes meterme en la ducha, y limpiar el sudor que tenia de aquel rato que habíamos pasado, al volver vi a Rubí jugueteando con mis peluches, en especial con zarpitas mi preferido era tan tierno verla así, que casi termine emocionándome, sentí romper aquel momento.
-- Venga Rubí que tengo que darte una ducha…-- le dije, la verdad es que la necesitábamos las dos.
Rubí me miro picaronamente pero no pronuncio ninguna palabra, solo se acerco a mi y me abrazo, para mi eso era un mundo sentirla entre mis brazos; podía sentir su amor incondicional, no permitiría que nada le pasase, estaría con ella siempre que me necesitase me prometí a mi misma.
Se metió en la ducha y le aplique el teléfono dejando que el agua caliente la limpiase por completo, también se divertía con la espuma del champú, cuando acabamos, la empecé a secar, ella me señalo mi albornoz parece que le había pillado cariño; sin pensarlo se lo puse, me encantaba verla así, por que las mangas le sobresalían un poco y le quedaba amplio era como un pequeño fantasmita, estaba muy graciosa.
Enseguida nos metimos en la cama, le quite el albornoz y nos colocamos de lado mirándonos la una a la otra, ella se abrazo a mi, me encantaba quedarme dormida observándola y acariciando su pelo, así pasaba un rato hasta que nos quedamos dormidas.
No llegaron a pasar ni siquiera tres horas desde que me dormí cuando escuche como un gruñido proveniente de los pies de la cama, me desperté algo sobresaltada, pude ver a Rubí gruñéndole al espejo, aunque no sabia el motivo, pensaba que podía haber pasado algo.
--¿Rubí que sucede? … ¿A que le estas gruñendo? …-- le pregunte algo desconcertada entre el sueño, y la sorpresa.
-- Rubí ver sombra vigilándonos…Rubí no querer que le pase nada a mami ni hermanita…-- contesto Rubí algo nerviosa, estaba dispuesta a atacar a cualquiera que me intentara hacer daño.
-- Venga vuelve a la cama, no hay nadie; seguro que ha sido algún reflejo de algo, no te preocupes…-- le respondí, algo inquieta aunque pensaba que podía haber sido eso pero algo me decía que no lo era, aunque no le di mucha importancia y decidí volver a dormirme.
Rubí se calmo un poco y volvió a la cama abrazándome de nuevo, para quedarnos dormidas.
Si no llega a ser por que Rubí me abrazo un poco mas fuerte ni siquiera me hubiera enterado de la hora, me levante con cuidado para no despertarla, sorprendentemente esa mañana no tenia la erección estaba convencida que había quedado saciada la noche anterior y lo primero que hice fue dirigirme a la habitación de mis padres para despertar a la profesora, esperaba que hubiera dormido bien y descansado, cuando encendí la luz me lleve una sorpresa la profesora al parecer había salido mucho antes que yo su ropa ni siquiera estaba bueno al menos pensé que se había recuperado del todo cuando fui a desayunar unas nauseas me llegaron, salí corriendo para el cuarto de baño vomitando ahora estaba convencida de que estaba embarazada, y pensaba que hacer quería tener aquel bebe solo esperaba que fuese normal al menos de momento no se iba a notar mucho dije mirándome el abdomen, aunque aquella rojez iba tornándose como una llama cada vez mas clara, no había duda que no era inflamación ni nada parecido.
Me pegue una ducha como todas las mañanas y rebusque entre mis cajones de ropa interior y esta vez me decidí por unas braguitas que tenían unos volantes pequeñitos y se ajustaban a mi cuerpo como si fuera una segunda piel eran muy suaves con un color rosa pálido precioso, y unos dibujitos de las caras de unos ositos el sujetador era de un banco apagado y de cierre delantero muy simple cuando mire de reojo vi entre las sabanas que Rubí se había despertado y me estaba mirando, creo que si alguna vez me faltara lo echaría de menos; fui al armario y escogí una falda con algo de vuelo de un color oscuro que se cerraba por el lateral, entre las blusas que tenia había una que me gustaba era bastante ligera de color celeste y con dibujos de rosas en ella, esta vez decidí ponerme unas medias de color rojo que me llegaban a los muslos y unos zapatos de tacón bajo de color blanco.
-- ¿Mami tener que irse? …Rubí estar sola de nuevo… ¿Estar amiga de olor especial? …-- me pregunto Rubí con curiosidad.
-- Si tengo que irme pero esta vez te pondré la ventana de las figuras animadas, Verónica no esta, pero lo mas seguro es que la vea después en ese edificio que llegaste…Tienes que prometerme que ser niña buena…-- le respondí a Rubí esperando que aceptara el trato que le proponía además tenia que comprarle algo de ropa, si no la mía corría el riesgo de terminar con agujeros por todas partes.
-- Rubí prometer… ¿Que ser?…-- intento decir Rubí en ese momento sus manos fueron a la cabeza gritando de dolor, yo no sabia que hacer estaba asustada.
-- ¿Rubí que te pasa? …-- le pregunte asustada, no tenia ni idea de como reaccionar solo pude abrazarla y estar con ella intentando consolarla.
Rubí no dejaba de gritar, parecía que el dolor iba en aumento y solo podía abrazarla intentando compartirlo, en un instante esos gritos fueron cesando poco a poco, cuando se silencio le mire a la cara y me sorprendí en su frente tenia dos cuernecitos lindísimos, lo mas seguro que fuese por eso por la salida de aquello.
-- No me vuelvas a pegar esos sustos…no sabría que hacer y no podría soportar perderte…-- le dije mientras las lagrimas se deslizaban por mi mejilla y la abrazaba fuertemente.
-- Rubí…no dejar nunca a mami, estar a su lado siempre…no abandonar nunca…-- dijo Rubí mientras me abrazaba fuertemente, quería que ese instante se congelase que no pasase el tiempo pero no podía ser, cuando me hube recuperado un poco cogi a Rubí del brazo y la senté delante de la televisión para que se entretuviera hasta que volviera y solo esperaba que no le diese por salir de nuevo y romper otro cristal.
Como todos los días tome el autobús el cielo estaba despejado por completo, al menos la lluvia había cesado y la entrada del instituto estaba mas poblada que de costumbre, solo tenia en mi mente que iba a pasarme con la profesora, no tenia ni idea de momento lo único que hice fue ir hacia mi taquilla y rebuscar para sacar los libros, pero encontré una nota que decía.
-- Tenemos que hablar de lo que paso anoche, te espero en el servicio de chicas en el descanso…--dijo Verónica, pues me sorprendió bastante pensaba que iba a expulsarme o algo parecido pero quería resolverlo personalmente, podríamos terminar las dos expulsadas o solo yo diciendo que la forcé era mejor no pensar en aquello aunque ya tenia el nerviosismo en el cuerpo.
Pensé que lo mejor era ir a clase y hacer como si nada hubiera pasado de camino no vi a ninguna del grupo de Catia rondado por allí y me resultaba algo extraño la verdad, por no decir insólito siempre estaban merodeando, pero creí que lo mejor era no prestar atención, cuando entre sonó el timbre me di prisa por ocupar mi asiento, precisamente a primera hora tenia a Verónica, cuando entro mis ojos se abrieron como platos, llevaba los labios pintados de un rojo vivo con una sombra de ojos pastel, en su pecho tenia una blusa de un color suave y muy ligera casi se podía transparentar, lo que me pude fijar es que no llevaba sujetador, casi podía marcase sus esplendidos pezones que había podido saborear la noche anterior, y en sus piernas lucia un pantalón vaquero de color negro ajustado, que remarcaba enormemente su figura, en sus pies unos zapatos de tacón abiertos de color negro haciendo juego, al verla se me hacia la boca agua, deseaba besarla y tenerla en mi boca, pero era mejor dejar esas fantasías ahora mismo tenia el miedo en el cuerpo, pero no ocurrió nada solo paso la lista y empezó la clase como si nada hubiera pasado.
El resto de las horas pasaron lentamente hasta llegar a la hora del descanso así que decidí acudir donde me había dicho, cuando entre vi que no había nadie revise por debajo de los urinarios haber si encontraba alguien pero no se veía nadie al menos que yo supiera, mientras esperaba decidí lavarme las manos y arreglarme algo los focos fosforescentes del techo empezaron a parpadear, cuando volví a mirar en el espejo observe a una de las amigas de Catia con el pelo alborotado, tenia sangre por toda la cara por las heridas que tenia.
-- Esta noche…-- dijo la muchacha sin llegar a acabar la frase.
Yo me gire para ver que es lo que pasaba, pero no encontré nada la piel se me puso de gallina, no me explicaba que es lo que pasaba abrí una de las puertas de los urinarios para comprobar que no había nadie y allí me encontré a otra de sus amigas, clavada a la pared con clavos, sus ropas estaban rasgadas y llenas de sangre tenia arañazos por todo el cuerpo.
-- Resurgirá la sombra…-- dijo la joven, sin terminar la frase nuevamente yo me restregué los ojos para comprobar que no fuera un espejismo y en ese instante volvió a desaparecer ante mí.
Retrocedí unos pasos y me volví a mojar la cara para aclararme aquello no podía estar pasando, cuando volví a mirar en el espejo otra de las amigas de Catia estaba allí de la misma forma mirándome con los ojos vidriosos.
-- Y en sus garras… -- dijo la siguiente muchacha, era imposible no podían estar muertas pero quien iba a hacerles daño me estaba volviendo loca.
Fui hacia la puerta intentando abrirla, pero era imposible estaba atrancada no podía salir me di la vuelta y mira hacia el techo intentando controlarme, pero resulto imposible allí estaba otra de las amigas de Catia colgada en el techo goteando sangre de sus heridas.
-- Tu morirás…-- dijo la joven, las palabras resonaron en mi cabeza como si fueran sacadas del mismo infierno no podía soportarlo las luces siguieron parpadeando aquello era demencial al instante la puerta se abrió y todo había cesado pude ver a mi salvadora era Verónica con la que había quedado citada, me alegre enormemente cuando la vi aparecer.
-- Amanda… ¿Te ocurre algo? …-- pregunto Verónica extrañada al encontrarme con los oídos tapados.
-- No es nada no se preocupe…quería verme…lo siento de verdad no se lo que paso ayer…le pido por favor que no le cuente a nadie lo de Rubí, es un secreto…-- le dije a Verónica casi suplicándole Rubí lo era todo para mi y no quería que la apartaran de mi lado.
-- Sabes una cosa Amanda, no venia para regañarte si no para confesarte algo…-- me dijo Verónica yo me quede sorprendida, era extrañísimo su comportamiento.
-- Si, claro adelante…-- le dije yo esperando su respuesta y una aclaración.
Verónica se acerco a mi un poco y me cogio las dos manos no sabia que hacer ni lo que pretendía, pero una de ellas la apoyo en su sexo y otra en uno de sus pechos, me miro con ojos de deseo y apoyo sus labios sobre los míos, dándome un beso largo y húmedo, las lenguas danzaron en nuestras bocas yo tenia los ojos abiertos como platos no sabia que hacer tenia una mezcla de éxtasis y sorpresa que me embargaba pero me encantaba esa sensación, intente prolongar todo lo que pude aquel instante, pero la profesora retiro gentilmente sus labios dándome pequeños besos en los míos como recordatorio.
- Me encanto esa noche fue la mejor que he pasado en mi vida, si pudiera pasarme otra vez…y volver a sentir aquello no te preocupes llevare unas sorpresas…me encantaría poder estar contigo y con Rubí fue maravilloso, por favor di que si…-- dijo Verónica alegrándose enormemente esperando una respuesta al parecer le había encantado y no me esperaba esa reacción
-- Si, por mi no hay problema además Rubí parece ser que la hecha de menos también ha preguntado por usted hoy al levantarse…-- le dije sorprendida, y por que no algo ilusionada, al parecer Rubí le había afectado en muchos sentidos.
Diciendo esto Verónica salio por la puerta con una sonrisa; yo no sabia que decir ante aquella situación, aparte no dejaba de mirar hacia todos lados, pero nada ocurrió pero aquellas visiones tenían que significar algo, y si alguien podía saber sobre esto era Akemi tenia que ir a visitarla esa misma tarde y hacer algunas cuantas cosas mas, de no tener que hacer nada a tener la agenda apretada y encima tenia que llevar a Rubí a comprar algo de ropa.
Viendo el panorama que se me venia encima, me intente tranquilizar un poco y terminar el tiempo de descanso me dirigí a la cafetería para comer algo y calmarme todo lo posible cuando entre busque visualmente algún rastro de las amigas de Catia pero no vi a ninguna y eso ya me puso un poco mas nerviosa no podía ser que hubieran muerto era imposible, no tenían nada que ver en todo esto aquel alboroto empezaba a ser molesto incluso algo desquiciante, mis sentidos parecían empezar a despertarse poco a poco y era insoportable, incluso las voces mas bajas podía escucharlas la mala suerte la tuve cuando el timbre sonó para decir que se acababa el descanso aquel repiqueteo era insoportable, se me clavaba en la cabeza y retumbaba por suerte no duro mucho aunque me dejo algo mareada.
El resto de las horas fueron mucho mas tranquila y mis sentidos volvieron a la normalidad por suerte en cuanto salí del instituto, me fui para casa, al entrar esperaba que no se hubiera liado lo peor en cuanto entre por la puerta Rubí se me lanzo a los brazos, dándome un beso en los labios eso siempre me hacia alegrarme.
-- Mamiiiiiiii volver…Rubí ser buena chica y no moverse…-- dijo Rubí mientras me miraba, su cara estaba feliz incluso tenia un cierto color en sus mejillas.
-- Si Rubí ser buena chica, y por eso te tengo dos sorpresas…Esta tarde iremos de compras…necesitas tener algo…y lo mismo viene Verónica a hacernos una visita…-- le dije esperando que se alegrara.
-- Va a volver señora con olor especial… ¿Qué son compras…? …-- me pregunto extrañada aunque era comprensible, le mire esa cara de inocencia y aquellos pequeños cuernecillos que le habían salido, le quedaban monismos pero era otro problema que al menos se podía arreglar con algún gorro.
-- Compras son… a ver como te lo explico…necesitas ropa para poder acompañarme a otros sitios…no se puede ir desnuda por la calle…-- le dije intentando explicarle que eran pero resultaba un poco difícil.
-- Rubí sentirse libre estando así…Si mami querer poner ropa rara…Rubí le gustara…-- dijo Rubí mirándome a los ojos ilusionada aunque no se si era por la ropa o por que podría ver de nuevo a Verónica.
Diciéndole esto la tuve que llevar abrazada hasta el salón, aunque me gustaba mucho, no podía cargar con ella pero su cola empezaba a acariciar mi trasero, lentamente y esa sensación me gustaba, Rubí veía como mi cara poco a poco se iba tornando en placer, pero no podía ahora mismo hacerlo, tenia que controlarme aunque lo quería o mejor dicho lo necesitaba, mi cuerpo lo estaba pidiendo a gritos empecé a pensar el por que Akemi no quería dejarla entre ellas, poco a poco se transformaba en una adicción.
La deje en el sofá y me fui a llamar al hospital como se encontraba mi padre, me pasaron al doctor y es te me dijo que estaba sin cambios pero que su estado era estable, pensé que al menos no había empeorado, pero quería que despertara que se encontrase bien, y también tenia la preocupación de la Gran Madre, pero no creo que le hiciera nada podía haberle matado allí mismo pero no lo hizo, lo necesitaba vivo para algo pero no sabia el que, tenia que averiguarlo como fuese.
Comí un poco antes de irme nuevamente esta vez entre en mi cuarto y cogi el estuche con las dos espadas esperaba poder entrenar ese día un poco con mi madre por lo menos para estar preparada para lo que pudiera venir, una vez que lo hube cogido todo le di un beso a Rubí en la frente y me fui para el club, al menos allí tenían una arena para poder practicar.
Esta vez decidí andar para disfrutar un poco del tiempo, notaba como la gente estaba un poco alterada peor no sabía el motivo pero no le preste la mayor importancia a ese hecho.
Al ser por la tarde ya pensé que habría alguien por la puerta y no me equivocaba en cuanto llame me abrieron me dirigí hacia el despacho de mi madre, las chicas estaban como de costumbre cambiándose de ropa y al fondo la típica música sensual, mis ojos se paseaban entre ellas admirando esos cuerpos y esas colas tan graciosas que me encantaban pero no podía distraerme había venido a entrenar.
Llame a la puerta del despacho, y abrí la puerta allí estaba Akemi, esta vez su pelo estaba recogido en una cola en un lateral que le quedaba preciosa, en su torso tenia una camiseta de tirantes de color blanco que estilizaba su figura, en las piernas un pantalón de licra de color rojo que le llegaba hasta los muslos marcándoselos, y en sus pies las típicas sandalias japonesas.
-- Vaya, Amanda… ¿Qué haces por aquí? … ¿Vienes a entrenar cariño? … -- me pregunto Akemi sonriendo mientras miraba el estuche que portaba a la espalda.
-- Si, mama…me gustaría que me enseñases un poco…a propósito he tenido unas visiones algo extrañas que me gustaría comentarte…-- le respondí, algo asustada aun mantenía el recuerdo de las amigas de Catia en mi mente, así que le relate lo que me había ocurrido en el cuarto de baño.
-- Tus poderes están aflorando mas rápido de lo que pensaba, eso es una señal de lo que esta pasando o pasara, si es así es mejor que vayas esta noche al instituto para comprobarlo…-- dijo Akemi explicándome la situación.
-- ¿Ir sola? …ni lo pienses…-- dije acobardándome ante la idea que me había propuesto.
-- A ver no te preocupes, si eso te esperara una de las chicas en la puerta e ira contigo…-- dijo Akemi al menos eso me tranquilizaba, pero aun no estaba muy convencida.
-- Muy bien iré…pero te advierto de una cosa si ella no esta no pienso entrar sola en ese sitio además tengo que dejar a Rubí sola en casa…lo que no me explico es por que no podéis quedárosla vosotras, tenéis espacio de sobra…-- acepte a regañadientes, aunque extrañada ante el hecho de que nunca se la habían quedado.
-- Mira Rubí como tu la llamas es una succubus, si tiene hambre tendríamos que alimentarla y poco a poco la persona que la alimenta se vuelve adicta y propensa la corrupción demoníaca, tu sin embargo al ser una Nekomata eres como un vinculo entre la parte infernal y la tierra y no se te puede corromper de la misma forma, nosotras caeríamos, por eso dije quesera mejor que te la quedases tu…-- me explico Akemi.
Yo sabía que tenía alguna adicción por Rubí y que me encantaba sentir su cuerpo contra el mío, pero no sabia que ellas pudieran caer ante eso pero bueno no le di mas vueltas y me dispuse a prepararme para las lecciones, pero no sabía bien lo que me esperaba en ese sitio.
Bajamos las dos por el ascensor y fuimos a la arena allí Akemi cogio una espada de bambú.
-- Muy bien recuerda una cosa no pienso ser flexible contigo, tienes que aprender a defenderte de lo que esta por venir de dominar tus poderes, y eso solo lo puedes hacer tu yo solo te puedo mostrar el camino a seguir…-- dijo Akemi señalándome con la espada su rostro antes amable había cambiado por completo, era como una transformación.
Akemi empezó atacándome yo casi no podía defenderme, los golpes se me venían encima desde todas las partes solo intentaba contra atacar pero era prácticamente imposible, mi cuerpo ya estaba completamente magullado di gracias que no fuera una espada de verdad a veces casi ni podía ver el movimiento de la espada fueron las dos horas mas largas de toda mi vida, no había recibido mas golpes en mi vida al final caí al suelo rendida y cansada, Akemi ni siquiera estaba sudando era increíble se había movido mas que yo inclusive.
-- Bueno por hoy es suficiente no ha estado mal…espero poder verte mas por aquí me gusta tu presencia y saber que me has considerado como tu madre aunque no he estado contigo el tiempo suficiente…-- se lamento Akemi mirándome, intentando disimular la pena interna que tenia.
-- Me veras mas por aquí si logro levantarme…ja, ja, ja…de verdad he sentido en un momento mas que eras mi madre que con aquel monstruo en toda la vida que he tenido ha sido algo especial y no te preocupes recuperaremos el tiempo perdido…-- dije yo riéndome, Akemi me ofreció la mano para levantarme yo al cogerla sentí como si una oleada de amor y confianza me invadiese.
Fui a las duchas y me refresque algo al menos para quitarme el sudor que tenia, una vez me hube arreglado salí de allí despidiéndome de las chicas y de mi madre, me fui nuevamente hacia mi casa para coger algo de dinero y a Rubí para llevarla al centro comercial.
Cuando entre por la puerta nuevamente se me lanzo a los brazos completamente alegre al parecer no hubo ningún destrozo y eso significaba que al fin iba entendiendo lo que le decía. Me dirigí al teléfono y encargue una cita con el cristalero para que viniera mañana no podía dejar la ventana de esa forma.
Cogi la tarjeta de crédito de mi padre esperaba no pasarme del limite a veces me daba por comprar y me olvidaba de hasta donde podía llegar, cogi la ropa que me dio Miriam en un principio y se la puse también busque una gorra con visera de color rosita y con alguna pedrería para taparle aquellos graciosos cuernecillos que le habían salido recientemente.
Muchas de las personas se nos quedaron mirando sobre todo por aquellos supuestos accesorios que tenia, pero no hice ni el menor caso decidí ir al mismo centro comercial en el que vimos Alexa y yo la película, me parecía un buen sitio además tenían una ropa preciosa, al menos eso esperaba al llegar observe que se encontraba bastante concurrido, mientras paseábamos por varias tiendas mirando los escaparates la gente cuando pasaba a nuestro alrededor se ponían a susurrar, yo sabia de sobra que era por ella pero cada vez que oía algo le miraba a su carita tenia los ojos abiertos como platos no quería perderse nada de aquel sitio y eso me hacia feliz.
Mientras miraba hacia donde dirigirme contemple entre la multitud a alguien muy parecida a Miriam no podía creerlo, que hacia allí y que pretendía tenia que averiguarlo cogí a Rubí de la mano y acelere el paso intentando que no me viera y a la vez seguirla, parece ser que tenia prisa se metió por uno de los pasillos que llevaban a los almacenes, hasta que entro en uno de ellos la entrada la cubría unas tiras de plástico gruesas pensé que mejor no dejaba que Rubí entrara por su seguridad.
-- Rubí espérame aquí, no te muevas volveré enseguida…-- le dije mientras le besaba la frente, la verdad que siendo Miriam no sabría si volvería.
-- Rubí ser buena y esperar a mami…-- dijo Rubí sonriéndome.
Yo aparte aquellos plásticos y vi una habitación enorme llenas de estanterías por todas parte llenas de contenedores al fondo de todo había unas persianas de metal por donde los camiones se suponían que entraban para la carga y descarga que ahora mismo estaban cerradas, la iluminación era mas bien algo pobre de unos focos puestos en el techo, me adentre entre los callejones de estanterías estando pendiente de cualquier aviso que me pudiera dar Miriam de que estaba allí.
-- Miriam se que estas aquí…sal para que te vea…además… ¿Para que has venido? …si es por Rubí no te la pienso dar…-- grite intentando hacer que saliera o al menos confirmar que era ella.
-- Caramba si es la pequeña Amanda…no vengo por esa insignificante cría que tienes he venido a por ti a por tu sangre en particular, por lo visto eres mas valiosa de lo que había previsto…-- contesto Miriam, al parecer era una pieza importante en todo este plan.
Al girar una de las calle la vi allí quieta esperándome, en su rostro llevaba una camisa de tirantes de color roja que ponía la palabra “KISS” muy provocativa y resaltaba el tamaño de sus pechos también lucia un pantalón vaquero de color blanco que estaba abrochado un poco mas debajo de su trasero se podía ver con claridad el tanga de cuero de color negro que llevaba y se ajustaba a sus caderas en su pies lucia unos zapatos de tacón bajo de color crema.
-- Te estaba esperando…y es lo que quería has caído justo en la trampa…-- dijo dejando ver una sonrisa casi diabólica.
De entre aquellas estanterías y contenedores salieron cinco matones encapuchados con barras de metal dispuestos a cobrarse el premio, yo no sabia como reaccionar además no tenia las espadas pero para lo poco que había aprendido no tendría muchas oportunidades.
-- Dadle un paliza pero no quiero que muera, si no seré yo quien os mate…-- ordeno Miriam amenazando aquellos tipos.
Tenia que estar pendiente de todos los ángulos pero aquello era imposible me tenían rodeada no había escapatoria, en un momento de mi descuido sentí un golpe fuerte en mis piernas que me hizo perder el equilibrio cayendo al suelo, no sabia que hacer intente levantarme para recuperar la estabilidad pero resulto imposible volví a sentir otro golpe en la espalda con este grite, mi voz resonó en todo el almacén pero sabia que nadie me escucharía cuando iba a recibir otro de los golpes en la cabeza, cerré los ojos esperando que todo pasara pero solo note un liquido caliente cayendo sobre mi, abrí los ojos un poco y vi como uno de esos matones se agarraba el brazo ensangrentado, no podía ser verdad, era imposible que fuera Rubí pero aquella figura con una velocidad endiablada empezó a moverse, ágilmente derribando a todos los oponentes la sangre empezaba a acumularse en pequeños charcos por el lugar los gritos de aquellas malas bestias resonaban en el lugar, apagados por los gruñidos de mi salvadora, logre incorporarme un poco y allí la contemple con las garras sacadas.
-- Rubí, cálmate por favor…-- le dije casi rogándoselo no quería ver mas gente muerta.
En cuanto pronuncio aquellas palabras vi como se volvía hacia mi sus rasgos eran mas angulosos en su boca había colmillos y sus ojos eran como dos estanques de sangre que relucían con los focos del lugar, incluso llegue a asustarme, retrocediendo un poco.
-- Esta es tu querida Rubí, esta mala bestia descontrolada…mírala bien y dime que aun la quieres…-- dijo Miriam desafiándome, escondida en algún lugar de allí.
No podía creerme que aquella inocente criatura estaba haciendo esto, era imposible pero recordé sus palabras como era ella de verdad sabia que la autentica Rubí estaba escondida dentro de aquel monstruo inhumano.
-- Rubí, se que estas hay se que esta no eres tu cálmate soy yo Amanda tu mami por favor reacciona…-- dije yo aguantándome las lagrimas aunque no creo que fuera por mucho tiempo.
Aquella bestia se acerco a mi, gruñendo y se quedo a escasos pasos enseñándome los colmillos por un instante creía que yo también iba a ser despedazada y eso esperaba Miriam, pero no fue así como paso, poco a poco aquella cosa se fue calmando recuperando su aspecto vi como las lagrimas empezaban a salir de aquellos ojos preciosos como la mas bella de las gemas, se arrodillo y me abrazo con fuerza pidiéndome perdón.
Yo no pude hacer otra cosa nada mas que abrazarla, que sintiera que yo estaba allí con ella y no iba a dejarla sin importarme en lo que se convirtiese, me daba lo mismo Rubí no era esa cosa; así nos quedamos un rato hasta que nos calmamos…
-- Rubí no hacer daño a mami ni hermanita…Rubí protegerlas con su vida…-- dijo Rubí entre sollozos, y estaba segura de eso.
FIN DEL CAPITULO 2
P.D: Bueno qui dejo el siguiente capitulo espero que os guste y muchas gracias .
Inició el tema
Mazoku
627
3.573 ATC
SOY YO ESE MONSTRUO… CAP 3
Aun estaba dolorida para poder levantarme por mi propio pie, Rubí viéndome como estaba me ayudo a incorporarme lentamente y sentarme en una de las cajas para que pudiera descansar, Rubí no hacia más que mirarme nerviosa y algo asustada cada vez que alzaba la vista para mirarme bajaba la cabeza de inmediato.
-- Rubí,… ¿Qué te pasa? …-- pregunte curiosa no comprendía por que se sentía así.
-- Rubí ser mala… Rubí ser un monstruo…Mami no querer monstruos…Rubí ser una niña mala…-- respondió Rubí nerviosa en sus mejillas podían verse las lagrimas y también la tristeza que la embargaba.
Yo me levante de donde estaba me dirigí hacia ella y la abrace todo lo fuerte que pude, no podía dejar que pensara así de si misma era todo lo que me quedaba en esta vida y a lo que poder agarrarme.
-- Escúchame Rubí, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida, y no eres un monstruo esa no eres tu, tu verdadero yo esta dentro de ti y se que tienes un gran amor y yo te daré la confianza que necesitas, no te preocupes no dejare que te pase nada y no pienso alejarte de mi nunca… -- le dije casi volviendo a llorar, la abrace con todas mis fuerzas cuando la volví a mirar vi que esas lagrimas habían desaparecido y se tornaron en la sonrisa, que tanto me gustaba ver en su rostro.
Cuando me hube recuperado un poco me levante y cogí a Rubí de la mano, tenia la ropa algo manchada por la sangre, así que decidí ir a los baños para poder quitármela o disimularla un poco, aunque los golpes seguro que terminaría dejándome moratones.
Al terminar de limpiarme salimos de allí en dirección hacia una tienda de moda nueva que habían abierto, la gente se nos quedaba mirando de vez en cuando por algunas manchas que tenia en la ropa, tenia que cambiármela de inmediato.
Aquella tienda era bastante grande había varios maniquís con la ropa de moda puesta, tenían varias perchas con ropa colocada y al fondo unos vestidores, pero no había mucha gente y eso era una baza a mi favor, solté por un momento a Rubí de la mano para hablar con la dependienta, era un chica bastante joven de pelo rizadito de color anaranjado y corto, sus rasgos eran suaves y algo angulosos me recordaba algo a Miriam a excepción del color de su piel, vestía una blusa de color blanco con una chaquetilla azul, y una falda de tubo con unos zapatos de tacón negro, en cuanto entre se acerco a mi.
-- ¿Puedo ayudarla en algo? …-- me pregunto sonriendo falsamente, se veía en su cara que por la pinta que llevábamos no éramos muy bien recibidas.
-- Si queríamos alguna ropa nueva, tanto para ella como para mí…-- le respondí poniendo la tarjeta de crédito sobre el mostrador.
En ese mismo momento la mirada de la dependienta cambio al instante parecía como si hubiera descubierto un tesoro, pero aquello fue interrumpido por un golpe sordo proveniente del fondo. Al parecer se habían caído varios maniquís por decirlo así pero fueron tirados por Rubí aunque no se la veía entre todo el montón de ropa que se encontraba por los suelos, fuimos a mirar lo que pasaba y a ordenar las cosas al apartar la ropa vimos a Rubí debajo de ella, con los maniquís encima.
-- Gente blanca no oler nada, Rubí confusa…-- dijo con una cara sonriente mirándome.
-- Anda ven para acá y no cometas mas estropicios…Perdone no era su intención, nunca antes había entrado en una tienda…-- le dije yo disculpándola, no podía creerme el caos que formo en el poco tiempo que la había dejado suelta.
-- No se preocupe de verdad no tiene importancia…-- dijo la dependienta con la sonrisa falsa y haciendo la pelota.
Cuando hubimos recogido nos empezamos a pasear por las ropas y demás complementos, para ver que elegir aunque Rubí no perdía de vista a los maniquís, se sentía extrañada, cuando los veía pero enseguida su vista se poso en los colores de las telas y en sus dibujos, tenia los ojos abiertos como platos, pasado un rato me decidí por unos cuantos pantalones, blusas y demás aparte de algo de ropa para Rubí, que fuera un poco mas normalita pero era una pena tener que hacerle agujeros a las prendas, pero no existía otra forma.
Nos metimos en uno de los vestidores las dos allí solo había un espejo y una percha para colocar la ropa, Rubí tuvo que plegar un poco las alas para poder entrar bien, yo empecé a desvestirme mirándome en el espejo cada vez que mi vista se posaba en mi bajo vientre veía aquella llama cogiendo mas forma y color no había duda, por mi mente se pasearon varias dudas muy normales: ¿Cómo afectaría esto en mi vida?, ¿Lo aceptaría mi padre?, ¿Podría seguir con mi vida normal?, ¿O seria un cambio radical?...Aunque no me importaba quería tener aquella criatura, en eso mire hacia atrás y vi a Rubí en el suelo sentada con cara de agotamiento y sudando aunque ella intentaba disimularla con su típica sonrisa, sabia que aquel esfuerzo en el almacén había sido excesivo para ella, así que me desabroche el sujetador y baje mi ropa interior lentamente, rozando mi piel apenas me agache y la bese en aquellos labios calientes y jugosos, primero fueron unos simples besos por cada uno de ellos recorriendo los bordes de su boca y después la bese con pasión, nuestros labios se juntaron como si fueran uno solo nuestras lenguas danzaron dentro de nuestras bocas una vez mas, me levante dejándole un ligero beso, mi sexo ya estaba ansioso, caliente, húmedo y no me hizo esperar sentí esa calida y juguetona lengua dentro de mi, saboreando cada gota de flujo que emanaba de el, no podía aguantar llevaba mucho tiempo sin sentirla dentro era un torrente de calor interno que se iba apoderando de mi, intente sostener mis gemidos, todo lo que pude esperando que no me escuchara la dependienta, pero sabia que no podría estar así mucho tiempo; la lengua de Rubí era endiablada incluso podía notarla rozándome la entrada de mi útero lo mas profundo de mi, era maravilloso sabia que no iba a aguantar mucho tiempo, Rubí no hacia mas que mirarme a la cara, con ojos de deseo y lujuria mezclados con la inocencia y el candor, en ese instante sentí el flujo bajarme, un grito sordo resonó en el vestidor, me sentía en el cielo, Rubí estaba bebiendo todo aquello sentía sus labios y su lengua pasearse por mi interior, era estupendo, mis muslos se empaparon de aquel flujo que despedía mi vagina, mis piernas incluso temblaron un poco casi me fallaban las rodillas, mi sexo no hacia nada mas que dar pequeños espasmos con la corrida, Rubí saco su lengua y empezó a relamerse de gusto.
Pero aun quería mas de ella hacia tiempo que no sentía aquel magnifico miembro dentro de mi duro y caliente, sentir aquella bola de carne como pulsaba haciéndome gemir de placer, me di la vuelta apoyándome contra una de las paredes del vestidor, mostrándole mi trasero y mi vagina, para que pudiera elegir, ya no me importaba por cual la metiera solo quería saciarla y saciarme yo misma.
Al momento aplico su cara a mis nalgas, su lengua se hundió en mi trasero llenándolo de saliva lubricándolo entraba y salía de una forma endemoniada, yo no podía hacer otra cosa nada mas que taparme la boca o morderme los labios para no gemir fuertemente pero aquello me resultaba delicioso un placer en aumento, al instante saco la lengua pensé que ya lo habría lubricado lo suficiente, lo sentía húmedo por completo mi deseo de tenerla dentro de mi aumentaba a cada momento, ya no podía esperar mas, note como su glande se paseaba por la entrada de mi trasero de arriba hacia abajo mojándolo con mis flujos, sus manos agarraron mis caderas para imprimir mas fuerza; al momento lo sentí en la entrada de mi trasero su glande empezaba a abrirse paso lentamente dentro de mi, era como un delicioso ariete sentía cada centímetro de aquel miembro invadiéndome venciendo la resistencia incluso me llego a doler un poco del tiempo que no lo había hecho, pero fue desapareciendo convirtiéndose en el mas adorado placer, parecía como si no acabase nunca de entrar, sentí como su abdomen se apoyaba contra mi espalda era increíble solo pude girar la cabeza y sacar la lengua para besarla y que se juntaran nuestras lengua pero no me esperaba una sorpresa mas que me tenia reservada, su cola la note en la entrada de mi vagina como empujaba hasta meterse dentro de mi, eso me puso mas cachonda si cabe, mientras nuestras lenguas jugaban ella empezó a moverse lentamente al igual que su cola, era maravillosa notaba incluso como si hubiera engordado un poco mas, mis sentidos estaban embotados solo quería ser suya dejarme llevar por aquel placer descomunal que sentía dentro de mi, aparte mi cabeza e intente apoyarme para estar mas segura pero las acometidas de Rubí aumentaban en intensidad, poco a poco aquello empezó a temblar un poco, pero no podía detenerla ni quería, era maravilloso me sentía en el cielo, siguió así un buen rato hasta que tanto su miembro como su cola empezaron a moverse rítmicamente dentro de mi ya no había resistencia alguna y mis flujos mojaban su cola de sobremanera, dejando húmedo el suelo, mis piernas temblaban de placer pero no podía caer al suelo estaba empalada en aquel maravilloso miembro que no dejaba de entrar y salir, las manos de Rubí cogieron mis hombros y me hizo sentirla aun mas dentro si pudiera ser, sus gemidos empezaron a sonar un poco mas fuertes, lo mismo que los míos pero no podía dejar que se escucharan muy alto pero los movimientos del vestidor ya eran notables, así que volví a girar mi cabeza y volví a besarla acallando sus gemidos con mi boca mientras nos besábamos, al final dio unos empujones fuertemente yo sabia que estábamos en el clímax, su bola empezó a engordar nuevamente dentro de mi abriéndose paso, dejándome abotonada por completo a ella nuevamente, su leche se desbordaba dentro de mi, llenándome la sentía caliente y espesa, los ojos de Rubí se entre abrieron por el placer pero no podía dejar de besarla si no podrían escucharnos, yo estaba en mi limite creía que iba a perder la mente del placer que sentía, aquella bola pulsaba dentro de mi una y otra vez haciendo que me corriese continuamente, y me mantenía en aquel estado de éxtasis mientras su cola no paraba de moverse dentro de mi vagina, era maravilloso, mi estomago empezó a crecer un poco de la cantidad de leche soltada, mi trasero tenia espasmos los mismo que mi sexo, eso le encanto a Rubí aquella pequeña presión que le ofrecían, las piernas me temblaban, iba a caer al suelo de un momento a otro pero ella me tenia cogida con fuerza.
Nuestras bocas se separando dejando por un instante unidas nuestras lenguas, Rubí seguía convulsionando, un poco mientras continuaba con su orgasmo mi sexo no paraba de emanar flujo casi de manera constante no recuerdo ni siquiera las veces que me llegue a correr esa vez, fue el momento mas maravilloso del día, poder sentir otra vez ami pequeña Rubí dentro de mi y ver esa carita de placer. Cuando hubieron pasado como unos diez minutos sentí que aquella bola bajaba su tamaño y salía, mi trasero empezó a soltar leche que caía al suelo mezclándose con mis propios flujos, Rubí cayo de espaldas apoyada contra la pared del vestidor, yo no podía mas que gemir apagadamente, conteniendo mi placer aparte del temblor de mis piernas que era considerable teniendo que apoyarme contra las paredes del vestidor para mantenerme de pie, mientras tanto mi vagina no paraba de dar pequeños espasmos lo mismo que mi trasero cuando el resto de la leche salio, me gire para ver a Rubí con su carita feliz y risueña, su sexo aun soltaba pequeños chisquetazos, viendo aquello me puse en cuclillas y me lo introduje en mi boca, para que no se desperdiciara nada y poder beber de su dulce miel tragándomela , notando como se deslizaba por mi garganta y jugando con mi lengua limpiándosela por completo.
Cuando acabamos nos probamos algunas prendas que había escogido, a Rubí le quite su ropa y le puse un pequeño top con encajes de color morado, por suerte a ese no tendría que hacerle agujeros, y una falda pantalón vaquera de color azul gastado, estaba monísima cuando la observe, yo por mi parte escogí una blusa de color negro con un escote algo provocativo, con una palabra japonesa en la espalda de color rojo, otros leggins de color blanco que eran muy provocativos y casi transparentes, pero me puse encima una falda vaquera de color negro a juego con la camisa y en los pies unas botas de piel marrón claro que eran preciosas.
Cuando hube escogido, salimos de aquel vestidor aunque era mejor no mirar como lo habíamos dejado me daba lastima de la dependienta.
Me dirigí al mostrador para pagar aquello, solté una gran cantidad de ropa encima la dependienta parecía estar feliz, por aquellas ventas, pero la mirada que me echaba era de sorpresa de lo que había tardado, pero no sabia lo que había pasado dentro por suerte, aunque tal como estaba se daría cuenta eso seguro.
Salimos de la tienda y nos dirigimos a un burguer tenia un antojo de hamburguesa, nos metimos en uno de los que hay en el centro comercial, había bastante gente y al fondo un parque de diversión para niños había varios jugando con las bolas y demás yo no sabia que hacer pero viéndola como estaba decidí dejarla.
-- Escucha Rubí, te voy a dejar en este sitio…divierte con ellos…yo voy a comprar algo de comer…estaré aquí mismo no te preocupes…-- le dije esperando que no pasara alguna otra cosa mas.
-- Rubí ser buena y jugar con niños…-- dijo Rubí sonriéndome, el color a sus mejillas había regresado.
La metí dentro del parque con los niños, estos empezaron a mirarla lo mismo que la mayoría de la gente de aquel lugar pero enseguida empezaron a reír y jugar como si no pasara nada ni les importase que llevase puesto, eso me encantaba de los niños que logran aceptar a cualquiera tal y como es, me quede un rato mirándola mientras se divertía era como una mas, dentro de mi me alegre mucho.
Llegue al mostrador y pedí una hamburguesa con queso algunas patatas fritas y un refresco, y me senté en una de las mesas para poder disfrutarlo mientras observaba a Rubí jugar.
Al momento se acercaron a mi dos chicos intentando ligar, al parecer mi nuevo aspecto estaba dando un resultado un poco inesperado.
-- Vaya… ¿Que tal guapa?…Te apetece dar una vuelta con nosotros…-- dijo el chico, aunque la verdad lo que menos le interesaba era la vuelta que pudiéramos dar.
-- Venga…vente lo pasaremos bien…-- dijo el otro mientras cogía una patata y se la comía.
-- Por favor podéis dejarme en paz y largaros de una vez…-- dije yo educadamente intentando que se largaran pero sabia que no iban a irse.
-- Venga no seas tímida…-- dijo el chico cogiéndome de la muñeca, aunque la verdad esperara que no lo hubiera hecho.
En ese instante una mano cogio la suya y empezó apretar fuertemente casi podía escuchar como crujía.
-- Mami no hacer daño…-- dijo Rubí mientras la estrujaba, sus ojos casi estaban rojos por completo.
-- Vale, vale, vale…de acuerdo suelta, suelta…-- dijo el muchacho suplicándolo.
-- Rubí suéltalo no te preocupes…-- le dije yo viendo como las demás personas estaban mirándonos.
Rubí soltó la muñeca del joven y este se alejo de nosotras, pero por su mirada juraría que nos lo volveríamos e encontrar, la gente del sitio siguieron con sus asuntos.
-- Mami… ¿Estar bien? …-- me pregunto Rubí.
-- Si no te preocupes…estoy bien…-- le respondí sonriendo, era todo un encanto y el instinto de protección de esta raza era increíble.
Habiendo terminado cogi a Rubí y nos volvimos para el apartamento tenia que prepararme y acostarla para ir al instituto y saber que pasaba aunque esperaba que no estuviera la chica que iba a enviar Akemi para no tener que entrar no tenia ni la mas minima gana de hacerlo ni saber lo que pasaría allí o nos encontraríamos.
Nada mas entre en casa me dispuse a darme un baño junto con Rubí que le encantaba, deje la ropa que compramos en la cama de mi habitación, nos metimos en la ducha y dejamos que se nos deslizase el agua saboreando nuestros cuerpos mi vista de vez en cuando se paseaba por su sexo y me deleitaba imaginándome alguna escena, pero era mejor darse prisa en acostarla.
Al salir del baño y me puse una toalla y el albornoz a Rubí llamaron a la puerta, Rubí salio corriendo hacia ella, aunque no sabia el por que pero me lo suponía al llegar a la puerta la contemple olfateándola.
Me suponía quien pudiera ser pero ahora mismo no se si fuera el mejor momento, aunque podría ayudarme con Rubí para poder marcharme, al final iba a resultar una buena baza.
-- Rubí oler a mujer de olor especial…-- me dijo Rubí completamente alegre.
-- Ya abro no te preocupes…-- le dije intentando calmarla aunque sabia que no podría tranquilizarla, Verónica había dejado una huella bastante grande en ella y tenia que averiguar el motivo.
Cuando abrí la puerta vi a Verónica enfundada en una gabardina de color crema y con una especie de maleta en la mano parecía que se había tomado demasiado bien eso de volver a verla o lo que le dije era una invitación para que se quedase conmigo a vivir no sabia que decir.
Rubí al verla empezó de nuevo a olfatearla, con ahínco no quería perderse aquella esencia yo por mucho que lo intentara solo olía una colonia bastante dulzona y pegajosa.
-- Hola Amanda… ¿Qué tal? …Como te dije aquí estoy…-- me dijo sonriendo mientras entraba, esperaba que no estuviera desnuda debajo de aquella gabardina.
-- Hola de nuevo…-- dije yo entrecortadamente, no sabia que decir mas ni como actuar de momento.
-- Esta vez parece mas ordenada la casa…que bien y vaya que modelito… ¿No estarías esperándome… verdad? …No te preocupes es broma …Ya me iras conociendo…Quería estar al lado de ti y de esta maravillosa personita…-- le dijo acercándose a ella y dándole un beso juguetón en su nariz, aunque observe que se quedo un rato mirándole esos pequeños cuernecillos de su frente, pero no le preste atención lo mas seguro le habrían sorprendido.
-- Si esta mejor…me ha dado tiempo a ordenar algo más… ¿Qué es esa maleta que lleva? …-- pregunte curiosa aunque no se por que ya me suponía lo que iba a decir.
-- Ah, esto ya que me acogiste tan amablemente espero no molestarte he decidido quedarme por un tiempo contigo ya que no tienes a tu madre y tu padre esta hospitalizado, además quería estar cerca de Rubí y también traigo algunas sorpresas, seguro que te gustan…-- me respondió mientras me guiñaba un ojo picaronamente, yo no sabia que hacer ni responder me venia bien y mal al mismo tiempo.
-- Bueno, no se que decirle la verdad, si quiere puede dejar la maleta en el cuarto de mis padres y sentarse…-- le dije mientras le señalaba la dirección, ya que no me quedaba otra solución si la echaba no sabría de lo que seria capaz incluso de llamar a la policía o cualquier cosa.
No tardo ni medio segundo en ir a la habitación y dejar la maleta al salir se había quitado la gabardina y me lleve una gran sorpresa, vestía con una minifalda tableada de color blanco que casi podía vérsele la ropa interior, en sus piernas unas medias con portaligas de color negro, y unos zapatos de color negro con tacón, en su pecho abrochado un jersey muy fino de color rojo con la palabra “FUCK” en color plata, me quede de piedra parecía que era una prostituta o eso o quería caerle bien a Rubí que no dejaba de mirarla.
Tal como estaba me fui a la cocina y me prepare una ensalada y otra para Verónica, que al parecer estaba jugando con Rubí esta parecía de lo mas contenta no creía que fuese a dañarla de forma alguna.
-- Bueno la cena esta lista…-- dije yo llevando los cuencos de ensalada a la mesa. Al instante Verónica se sentó a la mesa y Rubí a mi lado.
-- Vaya al menos te defiendes en las comidas simples…no lo tomes a mal esta buenísima de verdad, te molestaría si para mañana yo cocinara algo…-- dijo amablemente pero estaba convencida que en eso no nos llevaríamos bien.
-- Si, claro no hay problema…-- le dije yo a regañadientes mientras comía.
Una vez hubimos terminado me ayudo a lavar los platos, mientras Rubí se sentaba en el sofá esperando que pusiera la televisión y poder verlas juntas.
Me senté en el sofá junto a Rubí que se abrazo a mi cintura apoyando su cabeza contra mi vientre parecía que estaba escuchando a su hermanita como le decía ella. Verónica se sentó a nuestro lado, aunque Rubí no dejaba de abrazarme su cola se coloco rodeando la cintura de ella, cosa que me sorprendió parece ser que no quería que se fuera y de momento confiaba en su olfato no me había fallado, pero no se por que tenia una extraña sensación que me hacia desconfiar de ella; Verónica parecía encantada con la cola que la rodeaba para ella era como si fuera una muestra de cariño; podía verse en su rostro la felicidad, tanto como en el de Rubí que por suerte se quedo dormida al poco tiempo.
Me levante con cuidado y le susurre a Verónica que cogiera su cola que tenia que llevarla al dormitorio, le quite el albornoz y la acosté de lado, con sumo cuidado de no despertarla.
-- Bueno tengo que salir un momento…-- le dije a Verónica, esperando que al menos no opusiera problemas en eso.
-- ¿Se puede saber a donde vas…?… Ja, ja, ja…Deberías de haber visto la cara que has puesto…No te preocupes si tienes que salir adelante yo me ocupare de ella…estate tranquila…-- dijo Verónica encantada de hacerlo.
Suspire aliviada, aunque no me hizo nada de gracia, al parecer la profesora cuando estaba con gente que conocía se soltaba y eso por lo menos ami me resultaba algo bueno.
Habiéndole dicho esto Verónica se dirigió al sofá para seguir viendo la tele yo mire que ponerme y pensé que algo cómodo seria lo mejor al menos me serviría para moverme con facilidad si así lo necesitara, empecé a mirar la ropa interior y me decidí esta vez por un culoté de color blanco liso completamente y un sujetador del mismo color que se ataba por delante, también por unos leggins vaqueros de color crema que hacia tiempo que no me los ponía, me coloque un jersey no muy grueso de color negro, y unas zapatillas de deporte por si acaso habría que salir corriendo que estaba casi segura que tendría que hacerlo, cogí aquel estuche con las espadas, pensé que era lo mejor a tener que llevarlas por la calle, me despedí de Verónica seguidamente fui a mi habitación y me quede por un momento mirando la dulce cara de Rubí mientras dormía, me acerque y le di un beso en la frente esperando regresar a verla de nuevo, Verónica ni siquiera se inmuto pensaría que tendría alguna cita con un chico o algo parecido.
Cogí uno de los últimos autobús que circulaban y me dirigí al instituto, siempre me había dado miedo por las noches pensaba que podrían están encantados y esta vez estaba casi segura que lo estaba. Al llegar vi como había prometido Akemi una de sus chicas, se podía reconocer a lo lejos por aquellas orejas tan distintivas y aquella cola de color blanco, en ese instante me vino a la mente Catia que tanto la echaba de menos.,; la chica vestía unos pantalones de licra de color negro que parecían cuero, marcaba su figura muy estilizadamente, en su torso tenia una camiseta de tirantes con un rayo de color amarillo en la espalda, en sus pies lucia las típicas sandalias japonesas, su pelo de color rubio estaba recogido en dos pequeños moños a cada lado que cubría con una especie de tela, por sus rasgos se podían decir que eran prácticamente orientales, sus ojos de color amarillo relucían por la luz de la farola de la entrada, sus rasgos eran suaves y redondeados.
-- Vaya, al fin has llegado pensaba que te ibas a rajar…-- dijo la chica, parecía que no le caía muy bien, y eso que aun no me conocía.
-- Al menos tengo compañía, no pensaba entrar sola… me llamo…-- dije yo antes de terminar la frase siquiera me interrumpió.
-- Se quien eres Amanda, Akemi nos ha hablado de ti no te preocupes, estoy aquí para ayudarte en lo que necesites…me llamo Mizuki…un placer…-- dijo Mizuki saludándome educadamente.
-- Gracias por venir de verdad no creo que hubiese entrado en un sitio así sola…-- le dije, aliviándome por su compañía.
-- No te preocupes es mejor que entremos ya…y nos dejemos de charlas…-- diciendo esto Mizuki de un salto logro pasar por encima de la verja parecía que estaba muy bien entrenada, aunque no fue así para mi.
En ese momento me sentí avergonzada teniendo que recibir ayuda de Mizuki, no era tan ágil como ella y no tenía el mismo entrenamiento, pensaba que si salía de allí tenía que entrenar mucho más.
Nada mas bajar sentí como si mi cabeza como si fuera a estallar, me lleve las manos por el dolor, aquellas orejas que habían desaparecido volvieron a aparecer en un momento incluso la cola partida no sabia que hacer, el dolor era tremendo a mi mente empezaban a aparecer imágenes de mis compañeras muertas desangradas, incluso de Mizuki desangrada pero no aparecía su atacante solo aquella demoníaca sombra riéndose.
Mizuki al verme en ese estado se acerco a mi para intentar que volviera a concentrarme pero era imposible, solo se que vi a Mizuki concentrarse de alguna forma y uno de sus dedos dirigiéndose hacia ami golpeándome en varias partes, no sabia que había hecho pero tanto el dolor como las visiones desaparecieron al instante, aquellas orejitas y la cola también se esfumaron en el momento, y me sentí muchísimo mas relajada.
-- ¿Qué me has hecho…? …Me siento mucho mejor…-- pregunte sorprendida por aquella mejoría.
-- Te he realizado el Chi Kung un arte antiguo de bloquear los canales de chi, eso mantendrá tu otra parte bloqueada y no sentirás ese dolor ni las visiones, es lo que mejor viene ahora que estés concentrada en lo que vas a hacer…así que andando…-- respondió Mizuki aunque creo que no lo llegaría a entender por mucho que lo hiciera.
-- Gracias, por lo menos no tendré esas visiones…-- agradecí a Mizuki, por lo menos esas visiones al menos de momento no aparecerían.
Una vez dentro nos introducimos en el instituto, yo estaba nerviosa completamente aquel sitio y de noche siempre me ponía los pelos de punta aunque no se por que; la entrada tenia conectada la alarma, pero no impidió que Mizuki sacara un juego de ganzúas en un estuche y pudiera abrir sin activarla, una vez dentro la oscuridad lo inundaba todo era incluso mas espesa que la normal casi ni siquiera las luces rojas de emergencia podían verse.
Avanzamos por la entrada mirando la recepción, dentro había un ordenador y mesas nada fuera de lo normal seguimos avanzando, por suerte traje una linterna cosa que no le hacia falta a Mizuki por sus ojos podía ver casi en la completa oscuridad.
-- Será mejor que nos separemos, ocúpate del piso de abajo yo me ocupare del de arriba…-- dijo Mizuki para cubrir mas terreno aunque no me hacia nada de gracia separarme de ella, estaba completamente nerviosa pero no había manera.
Mizuki subió por las escaleras dirigiéndose al segundo piso mientras yo seguía mirando el primero, entre en varias clases, pero no encontré nada, aparte de los típicos esqueletos de ciencias y poco mas, cuando volví al pasillo principal, note como si algo me estuviera siguiendo, los pelos se me pusieron de punta, me gire para ver quien era pero no había nadie lo mas seguro que fuera por mi imaginación sobre excitada que tenia y el efecto que provocaba aquel lugar en mi, seguí avanzando y entre en el cuarto baño, asustada aun por las visiones que tuve, pero no encontré nada. Continúe mirando aquel lugar, seguía notando como si alguien me estuviera observando y Mizuki era imposible que fuera, a mis oídos llegaron unos pequeños chillidos, me dirigí hacia donde procedían era en el laboratorio, cuando entre empecé a iluminar con la linterna pero no hallé nada aunque aquellos chillidos seguía escuchándolos, en cuanto apunte al final de la clase pude ver que era unas cobayas en su jaula dando vueltas y eso me dejo mas aliviada.
Esta vez me dirigí hacia la cafetería pero no encontré nada, aquello estaba completamente desierto y aparte del gimnasio era el único sitio que no había mirado y no creía que hubiera nadie, pero pensándolo bien incluso Mizuki se estaba tardando demasiado la segunda planta no era tan grande y solo había clases y dos cuartos de baño.
Me encamine hacia el gimnasio para revisar la ultima zona, al acercarme empecé a escuchar un gritos apagados por lo visto acerté en el lugar y esperaba que no hubiera llegado tarde, abrí las puertas con cuidado aquello era bastante grande tenia unas gradas rodeando el lugar de momento solo podía ver una débil iluminación; me deslice entre las gradas intentando acercarme cuando ya estaba a una distancia suficiente pude ver, una escena dantesca en el suelo había un pentágono invertido de color rojo esperaba que no fuera sangre por todo su alrededor estaba escrito de símbolos raros que no creo que llegase a entender y en cada uno de sus laterales estaban las amigas de Catia, tenían arañazos por todo el cuerpo sus caras y ropa estaban ensangrentadas, en el suelo había rastros de sangre por todo el pentágono, pero la mayor parte era recogida en una especies de urnas muy decoradas de color negro la iluminación era pobre haciendo incluso mas horripilante el lugar, en el centro estaba Miriam vestía lo mismo que en el centro comercial, y la Gran Madre al parecer estaba en su forma original y vestida de la misma forma en que la conocí por primera vez, aunque mi sorpresa fue aun mayor pude ver desde mi posición como una de las puertas se abría y de ella apareció Verónica, que se escondió de inmediato también entre el graderío, no podía creer lo que estaba viendo y por que estaba ella aquí.
-- ¿Cuánto mas tiene que durar el ritual de extracción? …-- pregunto la Gran Madre algo alterada.
-- Cálmate esto lleva su tiempo no querrás que nos equivoquemos lo mismo que en la primera batalla que tuvimos…Además sabes de sobra que fuiste tu quien te apresuraste…-- le replico Miriam, al parecer lo tenían planeado de antes.
-- ¿Fue mi culpa? …quien invoco a esa cría…no creo que yo te lo pidiese precisamente…-- pregunto la Gran Madre más alterada aun.
-- Como querías que supiera donde te encontrabas por paloma mensajera…-- ironizo Miriam, mirándola enfadada.
-- Será mejor que nos demos prisa, además la bandada ha descubierto otro punto en un hospital abandonado…-- dijo la Gran Madre cambiando de tema.
En ese momento entraron casi volando dos miembros de la bandada en sus brazos tenían a Mizuki, que tenia arañazos por todas partes.
-- Vaya mira que nos ha traído el gato…Soltadla…-- dijo la Gran Madre mirándola.
En cuanto se lo ordenaron soltaron a Mizuki casi inconsciente contra el suelo a sus pies Miriam se acerco a ella y la agarro del pelo, poniéndole una daga en su cuello.
-- Si es Mizuki, una de las guerreras de Akemi…aunque me extraña que hayas venido sola… ¿Con quien mas has venido?…-- le pregunto Miriam mientras apoyaba mas su daga contra su cuello.
-- He venido sola…no hay nadie mas…dijo Mizuki intentando ocultarme de aquello.
Tenia que hacer algo pero, estaba convencida que si me mostraba no tendría oportunidad contra ellas.
-- Por que será que no te creo en absoluto…se que Akemi siempre os envía de dos en dos por si surge algún inconveniente…-- dijo Miriam desconfiando, conocía demasiado bien como lo hacia Akemi, pero no sabia que fuese yo.
-- Hay alguien mas aquí lo presiento…-- dijo una voz lúgubre resonando en el lugar, pero no provenía de ningún sitio; seguramente seria de aquella sombra.
-- Sal quien quiera que seas…-- grito la Gran Madre, yo no sabia que hacer si seguir escondida o aparecer.
-- Muy bien o sales o tu amiga Mizuki pagara las consecuencias… y se de sobra que saldrás…-- dijo Miriam provocando un pequeño corte en el cuello de Mizuki.
Deje el estuche en el suelo y cogí las espadas intentando estar preparada para lo que pudiera pasar.
-- De acuerdo no le hagáis nada…aquí estoy…-- dije yo envalentonándome, saliendo de mi escondite.
-- Vaya, vaya, vaya…Que sorpresa si es la pequeña Amanda que ha venido a honrarnos con su presencia…al parecer no tendremos que ir a buscarte…-- dijo la Gran Madre ironizando la situación.
-- Perfecto ya tenemos todos los componentes…y has traído tus propias espadas estupendo…baja aquí…-- ordeno Miriam sin perderme de vista.
Empecé a bajar las escaleras lentamente intentando idear algún plan o ganar tiempo de alguna forma.
-- Muy bien ves esa urna oscura que tienes a tu lado, hazte un corte con tu espada y que la sangre caiga dentro…-- ordeno Miriam, no me quedaba alternativa tenia que salvar a Mizuki.
Deje una de las espadas en el suelo y con la otra me hice un corte en la muñeca, la sangre empezó a fluir dentro de la urna, no hubieron pasado ni un minuto cuando la alarma sonó, para mi fue un alivio, pero no duro mucho, la Gran Madre se apresuro para coger las cuatro jarras que había colectado pero cuando se dirigió a coger mi urna la empuje derramándola en el suelo.
-- ¿Pero que has hecho? …-- me pregunto completamente enfadada la Gran Madre.
Con un movimiento rápido vi perpleja como la daga de Miriam rebanaba el cuello de Mizuki en un momento cayendo al suelo y seguidamente salía corriendo.
-- Nooooo, Mizuki nooooo…-- grite impotente ante lo que había hecho Miriam.
Nada mas que podía apretar el corte pero era imposible detener el flujo de sangre, aunque yo también empezaba a perder el conocimiento, la vista se me iba nublando por momentos intente aguantar todo lo que pude pero al final me desmaye.
Cuando al fin abrí los ojos vi que me encontraba en una habitación era idéntica a la de Catia, al lado mía estaba Akemi mirándome, con cara de preocupación, su pelo estaba algo alborotado, vestía un traje chino de color rojo con flores, en sus piernas unas medias con blonda de encaje de color blanco y en sus pies unas sandalias de color negro.
-- Mizuki…-- dije yo en cuanto abrí los ojos.
-- Lo siento cariño tener que decírtelo pero Mizuki esta muerta, era una de las mejores guerreras y compañeras que he tenido…-- me dijo mi madre casi llorando por su perdida.
Enseguida las lágrimas inundaron mis ojos por la noticia. Al momento golpearon la puerta, al abrirse observe a varias chicas del club que habían subido para ver como estaba.
-- ¿Se puede entrar? …-- pregunto una de ellas.
-- Pasad…pero no la agobiéis…necesita descansar…-- dijo mi madre intentando cuidarme en todo lo que podía.
Las chicas se sentaron alrededor mía contándome historias y preguntándome como me encontraba, aquel momento fue una maravilla es como si fueran amigas mías de siempre, se me pasaron rápidamente dos horas charlando sin parar, aunque mas bien escuchaba estaba muy cansada.
-- Venga volved al trabajo, ya es bastante por hoy…-- dijo mi madre despidiéndolas.
En cuanto salieron, le hice a mi madre un resumen de lo sucedido y de lo que había pasado, también sobre otro de los lugares que habían descubierto, aunque me callé lo de Verónica de momento quería saberlo de ella por que se encontraba allí.
-- Tenemos un problema y grave…Tu parte de Nekomata ha sido bloqueada por Mizuki…-- dijo mi madre con preocupación.
-- Y eso que significa…que no tendré mas visiones ni nada por el estilo, no creo que me mate… ¿Verdad? …-- dije dudando de lo que pudiera ocurrir y mas mientras le miraba a la cara, aquellos ojos no me deparaban nada bueno de lo que me iba a decir.
-- Se puede resumir de esta forma, es cierto no tendrás mas visiones ni nada por el estilo…pero ahora mismo eres como una persona normal y corriente nada mas y no podrás alimentar mas a Rubí, terminarías corrompida por ella, hasta que sepamos como repararlo, no podrás alimentarla…-- me dijo mi madre con cara de preocupación era como si lo hubiera perdido todo y ahora mismo estuviera indefensa y lo peor es que no sabría que hacer con Rubí.
-- Los poderes me da lo mismo, pero… ¿Como que no podré alimentar a Rubí?…-- dije yo asustándome, en un momento todo se había ido por el retrete.
FIN DEL CAPITULO 3
P.D: Bueno aqui dejo el siguiente capitulo espero que os guste y muchas gracias a todos .
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Mazoku
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3.573 ATC
¿EL FIN DE RUBÍ?... CAP 4
-- No puede ser esto es una pesadilla… ¿No se podrían volver a desbloquear?... – pregunte asustada, no podía ser que Rubí muriera de inanición aunque me corrompiera tenia que impedirlo.
-- Lo siento cariño…pero Mizuki era la única que sabia como hacerlo…puedo hacer algunas investigaciones para ver si encuentro la forma de desbloquear esos canales pero…no creo que lo consiga muy pronto…esto lleva su tiempo es una técnica antigua…además yo nunca la he practicado…-- respondió mi madre intentando ayudarme, pero sabia que tal como estaba la situación Rubí podría incluso morir y no se si podía confiar en Verónica las dudas se acumulaban en mi mente.
-- Será mejor que descanses un poco perdiste bastante sangre…por suerte no fue peligroso…no se por que demonios se me ocurrió mandarte allí…-- se culpo mi madre por aquello, en su rostro podía verse que estaba muy apenada por haber tomado aquella decisión.
-- Mama, por favor no te culpes por ello…fui yo quien acepte…es cierto que las cosas no han salido como esperaba…y las amigas de Catia han muerto, y también la pobre de Mizuki…pero las dos aceptamos eso y no sabíamos lo que iba a pasar… -- le dije yo intentando consolarla, pero sabia que ese peso lo llevaría encima.
-- A propósito de todo… ¿Quién me trajo aquí? …-- pregunte intrigada.
-- No se por que pero tenia una mala sensación en esto así que envíe una vieja amiga…y por suerte pudo rescatarte a tiempo…-- me respondió, parecía que ella tampoco estaba muy convencida de aquello.
-- ¿Y las espadas?, espero que no se hayan perdido…-- pregunte yo, esperaba no haberlas perdido seria un gran fallo sobre todo sabiendo que fue un regalo de mi madre.
-- También las cogio el problema es que parte de tu sangre esta por aquel escenario, y el cuerpo de Mizuki tampoco se ha podido recuperar…-- respondió mi madre, analizando la situación.
-- Entonces eso significa que…la policía podría estar buscándome…-- dije asustada, aquello iba de mal en peor ya no sabia que pensar, pero a pesar de todo tenia que volver a casa.
-- Escucha es mejor que descanses un poco y te recuperes aun estas muy débil…nos ocuparemos de todo a su debido tiempo…aquí estas a salvo…-- dijo mi madre intentando tranquilizarme.
-- No puedo quedarme aquí, los problemas se acumulan y si la policía me descubre iran a casa y encontraran a Rubí y a saber que le harán, no puedo descansar tengo que ir a casa antes de que lleguen ellos…-- dije yo sacando fuerzas de flaqueza no podía permitir que eso pasase, intentaría encontrar algún sitio en que pudiera esconderla.
En ese momento un dolor atroz me inundo el bajo vientre parecía que me iba a reventar me lleve las manos abrazándomelo, era insoportable mis gritos resonaron en la habitación, al instante la puerta se abrió y varias de las chicas de mi madre entraron asustadas.
-- No puede ser el bebe ha sentido que tu parte Nekomata ha desaparecido, e intenta salir…traedme una brújula Feng Shui…RAPIDO!!! …algunas de vosotras ayudadme a retenerla… -- grito mi madre mientras yo me retorcía en la cama de dolor.
-- Dios…parece que me esta… devorando por dentro…-- dije yo entrecortadamente por el dolor quería que aquello parase como fuese.
La imagen de aquella llama aumentaba de tamaño y color, antes era apagado pero ahora era vivo casi se podía decir que brillante poco a poco iba avanzando por mi cuerpo incluso en mis bazos iban apareciendo pequeñas llamas.
Al momento aparecieron las chicas con aquel extraño artefacto mi madre empezó a recitar unas palabras en japonés que no podía entender, las manos de mi madre dibujaron unos símbolos en el aire y al momento apareció en mi abdomen un ofuda deteniendo el dolor que me atenazaba.
-- Esto servirá de momento de contención…no se cuanto aguantara…pero es mejor que esa criatura o lo que sea salga fuera de ti, si no terminaras corrompida y no quiero perderte…-- dijo mi madre entrecortadamente por el esfuerzo.
-- Si estas pensando lo que yo creo, ni se te ocurra ni siquiera imaginarlo…pienso tenerlo mientras eso que hayas hecho funcione seguiremos adelante…te aseguro que no pienso darme por vencida, ni rendirme… pase lo que pase y esta criatura saldrá adelante…-- dije yo sacando valor; ahora entendía el valor que tenían las madres con sus hijos.
-- Pero escucha…podría matarte…-- dijo mi madre, aunque no llego a terminar la frase no le di tiempo a eso.
-- Dime una cosa… ¿Tu hubieras renunciado ami si hubiera pasado lo mismo? …-- le pregunte, aunque sabia perfectamente la respuesta.
-- Sabes que no lo hubiera hecho…pero lo tuyo es distinto podría llegar a matarte…eso que he puesto no aguantara mucho…-- dijo mi madre con preocupación.
-- Mientras aguante estará bien…no te preocupes, es mejor que investigues como quitarme ese bloqueo de alguna forma…yo tengo ahora varios problemas mas que resolver…y por favor mama date prisa…-- le dije yo, mas bien era una suplica que otra cosa.
-- Muy bien es tu decisión…intentare averiguar eso todo lo deprisa que pueda…pero te prometo una cosa, si llegase el momento en que no quede otra alternativa, yo misma te sacare ese bebe, no pienso arriesgar la vida de mi hija…-- dijo mi madre, prometiéndomelo su cara había cambiado por completo.
-- Muy bien, si no existe otra alternativa, acepto que hagas eso…-- dije sintiendo una gran pena en mi interior era como si todo el mundo se me hubiera venido encima.
-- De momento tengo que ir a casa, aunque este débil…necesito saber que le pasa a Rubí y si esta bien…-- dije yo aun algo dolorida, por la experiencia que había pasado y recogiendo el estuche con las espadas.
Me levante de la cama y me dirigí al exterior aun era de noche, sentí el aire de manera distinta refrescándome el rostro, en el cielo casi ni se podía ver las estrellas por toda la iluminación que había pero estaba segura que habría alguna que me guiara y a ella me quede un momento mirándola aunque no la viese.
Para mi sorpresa me esperaba una de las chicas afuera, sentada en una moto no se por que pero siempre ver el cuero me daba la sensación de caliente pero ahora mismo no podía distraerme; Rubí era lo primero.
-- Coge el casco…-- me dijo la chica de la moto arrojándomelo.
En cuanto me subí arrancamos llegamos en apenas un momento se notaba que era una buena conductora en cuanto llegamos al piso le agradecí el haberme traído y que ya podía volver.
Subí corriendo las escaleras, pero la perdida de sangre hizo que llegara agotada casi jadeando a pesar de no ser muchos pisos, abrí la puerta la habitación estaba en silencio y a oscuras; dentro de mi me temía lo peor que hubiera pasado cerré la puerta de un portazo, me dirigí a toda prisa a mi habitación, encendí las luces y no me equivocaba la habitación estaba vacía Rubí había desaparecido me dirigí a la habitación en la que se encontraba Verónica y tampoco estaba ella aunque si su maleta sin deshacer ya no sabia que pensar, Rubí no podía haberse equivocado al olerla era imposible o podía haber camuflado su aroma, además también la vi en el gimnasio y eso fue lo mas extraño; ya no sabia que pensar ni que hacer empecé a dar vueltas por la habitación como un tigre enjaulado intentando recomponer todos los trozos que tenia pero no le encontraba sentido a nada la rabia me consumía lentamente, y el abdomen empezaba a dolerme de nuevo, así que decidí calmarme un poco me senté en el sofá y puse la tele para relajarme sorprendentemente estaban las noticias y hablaban del incidente en el colegio con cuatro muertas, pero lo extraño era que no hablaban de Mizuki y eso me extraño bastante, aunque la cosa era que si ya estaban mirando el gimnasio no tardarían en venir a mi casa y hablar conmigo como principal sospechosa, pero no sabia a donde ir a menos que fuese al club de mi madre, las dudas se me acumulaban otra vez tenia demasiados frentes abiertos y no podía hacer nada, me dirigí a la cocina a beber algo y entonces observe una nota en la puerta de la nevera pegada con un imán que antes no estaba que decía: - Ven al hospital abandonado tu sola, te espera una sorpresa - .
En la parte de atrás de la nota estaba escrito un mapa para poder llegar aunque no estaba muy lejos no quería arriesgarme y era la única pista, y no me quedaba otra opción.
Así que cogi de nuevo el estuche, llame a un taxi aunque sabía que me iba a salir caro, pero no tenía ganas de ir sola por las calles y más a estas horas. En cuanto llego entre y me condujo al hospital, al bajarme vi aquellas ruinas, sentí un escalofrío que me recorría la espalda aunque la estructura estuviese bien las ventanas estaban rotas la verja comenzaba a oxidarse pero estaba abierta, los jardines exteriores estaban descuidados por completo las enredaderas ya estaban por el edificio, a pesar de mi miedo entre la verja chirrío debido al oxido, avance por los jardines mirando al cielo y a todas las partes donde pensaban que podían esconderse pero aquel sitio estaba en completo silencio, solo era roto por algún grillo y por el crujir de las hojas que iba pisando, me acerque a la entrada principal la puerta estaba en un buen estado avance por le pasillo principal pero no vi que hubiera nada aquello estaba en silencio pero la iluminación de emergencia estaba encendida era como si indicara un camino, decidí seguirlo me conducían hacia la parte baja del hospital al llegar al final de las escaleras los símbolos de emergencia fueron remplazados por velas, abrí las puertas y seguí aquel camino, el ambiente era mas frío de lo normal, la oscuridad lo invadía todo, a veces veía algunas sombras moviéndose con la débil iluminación pero era solo las ramas de los árboles que se balanceaban con el viento, pasado un rato llegue al sótano del edificio, era una serie de pasillos laberínticos que si no llega a ser gracias a las velas hubiera terminado perdida, al fin pude ver una puerta de doble hoja al abrirla, observe una habitación no muy grande débilmente iluminada por velas y aquel extraño monolito idéntico al de la construcción, la Gran Madre estaba al lado de una de las columnas donde se encontraba la pobre Rubí atada con cadenas; mientras Miranda vertía una de las urnas bañándolo en sangre de las amigas de Catia.
-- Mamiiiiii…-- dijo Rubí al verme entrar, su cara era de miedo e indefensión.
-- Vaya al fin llegaste ya empezaba a aburrirme…-- dijo la Gran Madre pasando una de sus manos por la cara de Rubí.
-- Aquí estoy como ponía en tu nota sola, así que deja a Rubí que se vaya…-- ordene a la Gran Madre.
-- Sabes una cosa…no se por que siento algo raro en ti…el olor es distinto es como si hubieras perdido algo…pero además hay algo mas en el ambiente el nacimiento de una nueva cría…algo que no quiere estar dentro de ti…-- dijo la Gran Madre entre olisqueos en el ambiente.
-- Ya sabes lo que hacer…-- me dijo Miranda mientras se levantaba y señalaba una de las urnas para que vertiera mi sangre.
-- Espérate un poco antes quiero divertirme…quiero ver como ella misma mata a Rubí…-- dijo la Gran Madre regodeándose, y muy segura de si misma.
-- Sabes perfectamente que no lo voy a hacer…-- dije sabiendo que eso nunca lo haría, ella era lo único que tenia en mi vida.
La Gran Madre recito unas palabras extrañas y mi cuerpo empezó a reaccionar por si solo saque las espadas de su estuche y me dirigí hacia Rubí, mi cerebro no reaccionaba de ninguna forma sabia lo que estaba haciendo pero no podía resistirme.
-- Pero que…que me pasa… ¿Que me has hecho?…-- le pregunte yo mientras me acercaba con las espadas en mano.
-- Esta es la corrupción de la que Akemi seguramente te hablo…ese ser dentro de ti te esta pudriendo si se pudiera llamar así e incluso la magia que haya hecho sobre ti no será suficiente…-- dijo Miriam mientras me acercaba mas y mas hacia donde se encontraba Rubí.
-- No, déjame en paz…suéltame…-- gritaba mientras me acercaba.
Al llegar a su altura, alce una de las espadas para cortarle la cabeza, en un instante la hoja bajo y yo cerré los ojos…
FIN DEL CAPITULO 4
P.D: Bueno aqui dejo el siguiente capitul oespero que os guste y muchas gracias a todos .
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Mazoku
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UNA AMIGA BENDECIDA CAP 1
Cerré los ojos esperando que aquello no pasara, pero en vez de escuchar el típico sonido que hace una hoja al cortar la carne en su lugar escuche un sonido metálico.
-- No pude ser…-- grito Miranda, enfadada por el desenlace de esta situación.
Me arriesgue a abrir los ojos un poco esperando que algo hubiera dado la vuelta a aquella situación y efectivamente así era puede ver la hoja brillante de una lanza bloqueando mi hoja, también pude ver un vestido la parte de abajo era roja completamente como unos pantalones falda y la parte de arriba era blanca; al otro lado del mango de aquella arma estaba la dependienta que me había atendido haciendo me la pelota cuando fui a comprar la ropa no podía creerlo.
-- Ahora Sensei…-- dijo la muchacha al otro lado de la habitación.
De entre las sombras pude escuchar una serie de rezos, en japonés o eso pensaba que eran del fondo apareció Verónica con el mismo traje que la chica en su cabeza lucia unas orejas pero en vez de ser de gato eran de zorro aparte también lucia la típica cola pero no era solo una sino dos que estaban alzadas mientras pronunciaba la oración.
Casi al instante mi brazo cedió bajando, yo no sabia que hacer solo quería agradecerles aquel salvamento improvisado que habían hecho, pero a la vez que Verónica terminaba sus rezos la muchacha se lanzo a combatir a Miranda y a la Gran Madre, sus movimientos eran muy fluidos y rápidos la hoja brillaba con la luz de las velas, incluso a Miranda le costaba trabajo poder defenderse de los ataques.
Verónica se acerco a nosotras para desatar a Rubí de aquellas cadenas e inmediatamente se lanzo a mis brazos, aquello fue la sensación más maravillosa del mundo no hubiera podido soportar haberla perdido.
-- Lo siento no haber podido decírtelo pero Akemi me dijo que no lo hiciera…por suerte llegamos a tiempo…-- dijo Verónica intentando explicarme, pero aun tenia algunas preguntas que hacerle.
-- Pero…-- dije yo intentando que me explicara algo más.
-- Escucha ahora mismo no hay tiempo para mas preguntas…mejor en otro momento te explicare todo lo que quieras…Ahora es mejor salir de aquí…-- dijo Verónica posponiendo sus respuestas, aunque era lo mejor no creo que la chica aguantara mucho ese ritmo.
Al instante aquel sitio empezó a temblar, la joven dio unos golpes mas con su lanza y retrocedió corriendo en ese instante el techo cayo en medio de nosotras separando la habitación por la mitad.
-- Nooooooooo, tiene que ser mía…ella y Rubí…-- resonó la voz en el lugar, al menos podíamos escapar por el ventanuco por el que habían entrado.
Empecé a imaginar que las dos éramos mas importantes de lo que pensaba, pero por que Rubí si solo era una cría y no tenia importancia, en ese momento deje pasarlo intentando encontrar mas tarde la solución a aquello.
Salimos afuera aun era de noche pero pronto iba a amanecer, en el horizonte se empezaba a ver la luz del sol que empezaba a despuntar.
-- Será mejor que vengas a mi tienda allí podremos hablar un poco mas tranquilas…-- dijo Verónica intentando apresurar la marcha y mas viéndola como estaban vestidas que seguramente darían la nota.
Aunque antes de irnos me fije que Rubí empezaba a tener hambre, aquel bulto se marcaba en su ropa, pero sabia que no podía alimentarla no sabia que hacer estaba en un callejón sin salida.
Verónica se dio cuenta de lo mismo que yo pero a su vez se paso la lengua por sus labios rojos como rubíes y carnosos, por lo visto se le hacia la boca agua; pensé que lo mismo estaría dispuesta a alimentarla al menos había un problema menos.
-- Escucha es mejor que vuelvas a tu casa, ya te avisare…-- le dijo Verónica a la muchacha, por un momento se me quedo mirando de forma despectiva como pensando para que había arriesgado su vida por mi aunque no le preste mucha atención.
En cuanto se lo hubo dicho empezamos a recorrer las calles, no tardamos ni media hora en llegar a una tienda no muy grande el escaparate tenia en letras luminosas: “El Rincón Kitsune” un titulo que ami parecer estaba muy acorde con la dueña. En el escaparate había material muy variado entre cartas libros de esoterismo y demás, sobre todo pude ver un manekineko moviendo la pata siempre me habían gustado pero nunca pude conseguirlos mi supuesta madre no quería ni verlos y empezaba a ver claro el por que.
La puerta al abrirla resonaron unos cascabeles el interior estaba pintado de color rojo y con algunos dibujos de lotos, había un mostrador a mi derecha donde se exponían objetos a la venta, a la izquierda cerca del fondo una pequeña estantería llena de libros de ocultismo, y junto a esta había una escalera que llevaba al piso de arriba lo mas seguro alguna habitación o un almacén.
-- Bueno esta es mi pequeña tienda no suelo estar mucho por aquí como tengo el trabajo en el instituto, apropósito hablando de eso hoy faltaremos las dos a clase bueno no te preocupes te pondré falta y listo…es broma ya me iras conociendo mejor, se que tienes varias preguntas y que tendré que responderte y que también Rubí empieza a sentir algo de hambre pero creo que de momento puede aguantar… ¿Verdad preciosa? …-- dijo Verónica mientras le daba un beso en la boca muy dulcemente.
-- Si la verdad tengo varias y gracias ante todo por ocuparte de Rubí lo siento si te causa problemas…-- dije sonrojándome un poco.
-- No te preocupes es mejor que subamos tengo un pequeño estudio para poder descansar además podremos beber algo y podré explicarte varias cosas…-- dijo Verónica mientras subía los escalones.
La seguí a aquella pequeña habitación cuando llegue deje las espadas en la entrada y pude ver que no era muy grande pero tenia todo lo necesario en el centro había una pequeña mesa con dos sillas a la derecha cerca de la ventana un sofá de color rojo que parecía muy cómodo, al fondo una pequeña cocina y la otro lado un biombo para poder cambiarse si tenia visitas y cerca de el, una puerta que lo mas seguro diese al baño.
Verónica se dirigió detrás del biombo para cambiarse fue dejando la ropa que tenia encima de el, la silueta que se podía entrever era estupenda, hacia que mi imaginación jugase con su cuerpo, mientras tanto Rubí empezó a olfatear el lugar y a inspeccionarlo todo, por suerte no hubo ningún estropicio, pero se fue acercando poco a poco al biombo el olor de ella parecía atraerla como una mosca a la miel, en ese momento salio de detrás de el vistiendo un picardías de color rosa transparente que dejaba entre ver sus preciosos pechos, contorneados pero algo rellenitos, sus pezones ya estaban duros, en su cintura lucia un tanga de color rojo fuerte, minúsculo pero lo suficiente para tapar aunque, por lo que podía entreverse estaba completamente depilada, en esa minúscula tela se marcaba su vagina y yo por mi parte estaba sorprendida; en sus piernas llevaba unas medias de color púrpura, al salir se dio cuenta de que Rubí estaba cerca poso sus manos en su carita y acerco sus labios a ella dándole un beso profundo, pensé que sus lenguas estaban jugueteando, en sus bocas saboreando el sabor de cada una eso empezó a calentarme un poco, los pezones empezaban a ponérseme duros pero tenia que contenerme al menos de momento.
Cuando acabaron de besarse se dirigió de manera casi sensual moviendo sus colas al ritmo de sus caderas y se sentó en el sofá, dando unas palmadas para que me acercara a sentarme junto a ella, Rubí se sentó ami lado aunque su cola se enrosco en la cintura de ella, comencé a verlo como algo de lo mas normal incluso a Verónica le encantaba eso.
Mis ojos no dejaban de mirar sus pechos y ese diminuto tanga que apenas cubría nada pero al hablar me despertó de ese estado.
-- Bueno así estoy mas cómoda…se que tienes muchas preguntas y es mejor que empieces por la mas básica…adelante…-- dijo Verónica esperando la pregunta principal.
-- ¿Qué eres…?…-- pregunte yo desconcertada, había visto rumores en internet información y mucho mas pero no creí que nunca me hallara con una en verdad.
-- Soy una sirviente del dios Inari…se podría decir que un espíritu guardián…-- respondió ella explicándomelo.
-- ¿Cómo conoces a mi madre? …-- volví a preguntar curioseando.
-- Tu madre y yo nos conocimos hace mucho tiempo…cuando aun era un demonio sus padres…la abandonaron lo mismo que ami…nos encontramos hace mucho tiempo y nos fuimos haciendo amigas…yo pude enseñarle como controlar su apetito y poco a poco con el tiempo lo fue dejando atrás…paso el tiempo y nos convertimos en las mejores amigas…tu madre conoció a un hombre maravilloso…y se caso con el, el resto ya lo sabes; yo por mi parte me dirigí a un templo donde me acogieron como discípula y empecé a aprender las técnicas que allí utilizaban, un día me sorprendí cuando estaba meditando en un bosque; me note algo raro en la cabeza y me di cuenta que tenia estas orejas y una cola de zorro no sabia si regresar al templo, al principio tuve que ocultarlas pero con el tiempo comencé a controlarlas y hacerlas desaparecer, investigué de que se trataban y la verdad me sorprendió bastante y hasta hoy…-- respondió ella resumiendo muy escuetamente lo que le había pasado en su vida.
-- ¿Por qué te encontrabas en el gimnasio en ese momento? …-- de nuevo volví a preguntar.
-- Bueno Akemi hace poco contacto conmigo arreglo todo para que entrara en la escuela como tu profesora, y cuidara de ti…también me dijo que tenias a Rubí…pero esa precisa noche…cuando fuiste al instituto con Mizuki, tu madre empezó a tener una sensación rara no sabia lo que era y me volvió a contactar pidiéndome que te siguiera para comprobar que todo estaba bien, por desgracia no pude hacer nada… por Mizuki al menos pude salvarte haciendo sonar la alarma…-- respondió varias cosas de las que no estaba segura.
-- Así que fuiste tú quien me saco de allí, y esa sensación de que me seguían todo el tiempo…eras tu…-- dije empezando a sacar conclusiones.
-- ¿Qué crees que fue por arte de magia? …Al menos pude rescatarte y a las espadas el problema esta ahora en la policía…pero bueno cada problema a su tiempo…-- pregunto Verónica ironizando un poco.
-- Muchas gracias por todo lo que hiciste de no ser por ti hubiera muerto…-- agradecí su ayuda.
-- Pero te pregunto yo ahora… ¿Hubieras dado tu vida si hubiera sido cualquier otra? …-- pregunto Verónica mirándome fijamente a los ojos como si quiera adivinar si era verdad lo que fuera a contestar.
-- Ahora mismo las chicas del club, mi madre y Rubí son mi única familia, y estaría dispuesta a dar mi vida por ellas si así las salvara…-- respondí yo mirándole a los ojos para que pudiera comprobar que decía la verdad.
Paso un momento de silencio mientras me miraba fijamente, que pareció eternizarse al momento dejo de mirarme.
-- Se que dices la verdad…Bueno tendremos que ocuparnos de otro asunto…-- dijo Verónica bajando la cabeza y relamiéndose.
Verónica me dijo que me levantara del sofá, al hacerle caso recostó a Rubí en el se aparto un poco el tanga y se arrodillo delante de su boca directamente para que pudiera lamer su vagina y tener completo acceso a ella.
Rubí viendo aquello saco su lengua y empezó a lamer por fuera mientras se aferraba a su cintura, la lengua comenzó a pasearse por ella presionando su clítoris que ya estaba hinchado y pulsante, poco a poco los fluidos de Verónica empezaban a resbalar por sus muslos y por la boca de Rubí, que se iba relamiendo de placer al momento introdujo su maravillosa lengua y empezó a moverla dentro de Verónica que soltó un gemido de placer que resbalo por su boca , empezaba a sentirse en el paraíso yo no sabia que hacer tenia muchísimas ganas, pero no podía hacer nada, mientras Rubí se afanaba lamiendo e introduciendo su lengua hasta lo mas profundo de ella, Verónica me miro con cara de lujuria sus ojos expresaban el deseo de querer mas, así que me insinúo con el dedo que me acercara y metió sus manos debajo del jersey hasta llegar al sujetador, que desabrocho rápidamente, los dedos empezaron a pasearse por mis pechos con los pezones erectos, masajeándolos de vez en cuando me daba ciertos, pellizcos en ellos que me hacían enloquecer, yo estando así me lo quite dejándolo a un lado lo mismo que el resto de la ropa, mientras lo hacia Verónica seguía gozando de manera descomunal, sus gemidos empezaban a llenar la habitación yo pensaba que ya estaba cerca del orgasmo y no me equivocaba en un momento soltó un gemido de placer que me pareció música en mis oídos, el flujo manaba de su sexo como en una fuente mientras Rubí seguía relamiéndose de placer y gusto, pero estaba convencida de que eso no quedaría hay después de todo, se aparto un poco, y observo que el pene de Rubí ya estaba erecto debajo de su ropa así que lo saco fuera, y empezó a acariciarlo lentamente de arriba abajo, por todo su largura; en Rubí empezaba a verse la cara de placer sus mejillas sonrosadas, la boca entreabierta todo era un espectáculo que no me cansaba de admirar, se retiro un poco, y se coloco aquel miembro en la entrada de su sexo separando los labios con sus propias manos que yo tampoco perdía de vista, era de un color rosado precioso podía verse con total claridad como seguía saliendo flujo de el y como su clítoris pulsaba como un pequeño corazón, empezó a bajar lentamente sintiendo aquel miembro como iba penetrándola lentamente con cada centímetro que entraba dentro de ella, era todo un espectáculo verlo, su expresión era de placer completamente, parecía no tener fin, pero cuando se introdujo por completo comenzó a cabalgar lentamente, subiendo y bajando a su ritmo sin prisa alguna para poder acomodarse las pequeñas manos de Rubí fueron directamente a sus pechos que empezaron a masajear los pezones, moviéndolos y retorciéndolos mientras Verónica gemía de placer yo no sabia como actuar ya tenia mi sexo chorreando, en ese momento mientras Verónica subía y bajaba mas rítmicamente, me indico algo que había detrás del sofá me acerque a ver lo que era y descubrí un consolador doble de unas dimensiones bastante aceptables a mi parecer, me introduje una de las partes dentro de mi sin prisa alguna gozando con eso todo lo que pudiese mientras veía el espectáculo de Verónica disfrutando de aquel miembro vivo pulsante y caliente que me gustaría que estuviera dentro de mi, cuando me lo hube introducido por completo amarre los correajes, y me acerque a ella, enseguida se inclino un poco abriendo las nalgas de su trasero y levantando sus colas a la vez mostrándome su agujerito sonrosado anhelante de ser penetrado, busque por allí algo para poder lubricarlo y encontré aceite de oliva nunca mejor dicho, así que le eche una cantidad suficiente para lubricarlo por completo, cuando lo hube hecho, acerque la punta de aquello a su entrada y empecé a moverlo por fuera, llenándolo de aceite todo lo que pudiera, al parecer esto le encanto, cuando creí que ya era suficiente, apoye la cabeza y empecé a penetrarla los gritos de Verónica se aceleraron mas yo seguí metiéndolo empujando contra la resistencia que me ofrecía; hasta que al fin note como se deslizaba casi sin problemas ninguno.
Empecé a moverme al ritmo de Rubí, notaba como la otra parte se iba clavando en mi interior hasta el fondo mientras me movía nuestros gemidos se mezclaban en una sinfonía de placer mis manos se aferraron a su cadera, mientras yo aceleraba el ritmo al compás de Rubí, los miembros entraban y salían de Verónica al ritmo que se iba acelerando cada vez mas, aquello era maravilloso una gozada que no quería que acabase nunca los gemidos de Verónica se aceleraron, incluso sus colas se levantaron de golpe, las tres al unísono como si fuéramos una sola soltamos un grito de placer tremendo que lleno la sala y recordaríamos para siempre, pero como de costumbre aquella deliciosa bola de carne se lleno dentro de ella, su rostro cambio de golpe a una sensación única que yo conocía muy bien; el sexo de Rubí empezó a soltar una riada de leche caliente y espesa que la inundaba por dentro, aunque aquel consolador también quedo atrapado por la presión que ejercía, Verónica solo pudo que caer en el cuerpo de Rubí rendida y yo encima de ella mientras notaba el calor de la leche que salía fuera del cuerpo de ella en mis piernas y se mezclaba con nuestros flujos; mis manos se pasearon por su abdomen incluso podía sentir como se hinchaba un poco por la cantidad de esperma que estaba cayendo dentro, la expresión de Verónica era todo una oda al placer tenia la boca abierta y la lengua afuera jadeando y sus ojos estaban como idos mientras que Rubí tenia el color subido por completo, sus ojitos estaban cerrados por el placer y se podían escuchar pequeños jadeos de su boca mientras su cuerpo se convulsionaba de vez en cuando.
Así pasamos como unos diez minutos disfrutando de aquel momento que no quería que se acabase, al menos pude disfrutarlo en parte pero me hubiera gustado que hubiera sido con Rubí pero las circunstancias me la habían apartado de momento, pero era un problema menos del que preocuparse.
El pene de Rubí se deshinchó y al salir yo también pude sacar aquel consolador de su trasero mientras veía como de su vagina aun manaba esperma, me hubiera gustado poder probarlo, sentirlo otra vez como resbalaba por mi garganta inundándomela sintiendo su calor y espesura pero no podía así que mejor aparte esa idea de mi cabeza; en cuanto se hubo recuperado Verónica se incorporo, las piernas aun le temblaban algo y nuestros cuerpos estaban completamente sudados, brillaban con los primeros rayos de sol que daban comienzo al nuevo día.
-- Ha sido increíble…una maravilla en todo su esplendor… tendrás que cuidar a Rubí mucho…lo que me preocupa ahora mismo es lo que tienes por el cuerpo es señal que ese bebe no quiere estar contigo, siente que algo te falta…-- dijo ella mirándome a mi abdomen y a mis brazos con cara de preocupación.
-- Si lo se ami también me preocupa pero no se que hacer…Mizuki bloqueo los canales de chi y mi parte de Nekomata quedo atrapada…mi madre esta intentando desbloquearlos pero de momento lo único que puede hacer es bloquear esto que no durara mucho según ella…le he pedido que investigue a ver que puede encontrar…-- le dije yo explicándole la situación, aunque tenia un miedo atroz.
-- ¿Estas segura que quieres tener a ese bebe? …-- me pregunto Verónica, al parecer mi madre y ella estaban de acuerdo con la pregunta.
-- Lo he repasado un montón de veces en mi mente me he planteado muchas preguntas en ella…mi parte de nekomata fue mi destino y no pude evitarlo, pero esto puedo evitarlo y no quiero, es algo maravilloso de Rubí a la que quiero muchísimo en un instante todo se dio la vuelta, tengo una nueva madre mi padre esta en coma ha sido terrible pero por otra parte, he conocido a mi nueva madre a las chicas del club que se preocupan por mi a Catia que espero que se recupere lo mas pronto posible, a ti y por supuesto a Rubí con la que siento algo muy especial y eso no pienso cambiarlo por nada…-- le respondí intentando dejarle claro que no pensaba parar ese embarazo.
-- Muy bien si es tu decisión pero sabes lo tozuda que es Akemi que lo intentara hasta el ultimo momento… pero si ve que no es posible te lo sacara a la fuerza…-- me advirtió Verónica nuevamente de las intenciones de mi madre.
-- Si lo se y se lo he dicho que lo intente y si no es posible que lo saque…-- dije sabiendo ya sus intenciones.
-- Puedo hacer algo, para reforzar lo que ha realizado Akemi y así darte algo mas de tiempo…si me lo permites, no te preocupes no es doloroso ni nada por el estilo, es un ritual de refuerzo…-- dijo Verónica intentando darme el tiempo que ella suponía que no iba a tener.
Yo gire la cabeza en un momento y observe a Rubí mientras dormía placidamente en el sofá, un sentimiento de amor y cariño lleno mi corazón de calor; volví a girarla y asentí que lo hiciera.
-- Primero hay una cosa importante que hacer…quítate ese consolador…estarás mas cómoda…-- dijo Verónica sonriéndome de manera cómplice.
-- Es cierto que fallo…será mejor también que me ponga algo encima…-- dije mientras sacaba aquel trasto de dentro de mí y lo dejaba en el suelo.
-- No hace falta que te vistas no te preocupes…es mejor así que estés desnuda me resultara mas fácil…además ya tenemos confianza…-- dijo Verónica mientras me guiñaba el ojo.
-- Entonces… ¿Qué hago? …-- pregunte curioseando.
Verónica cogio una tiza y empezó a garabatear en el suelo unos símbolos japoneses y me indico que me sentara, fue hacia la cocina y empezó a buscar entre las cosas, mientras se movía podía verse como esas colas tan graciosas se movían al ritmo de sus caderas que me encantaban, y su trasero tan redondo y algo respingon era el mejor espectáculo que podía darme. En cuanto las encontró volvió y empezó a colocar unas ramas de incienso en el suelo en forma de triangulo conmigo en el centro.
Una vez colocadas bajo un poco las persianas del sitio y se coloco delante mía y empezó a recitar una especie de rezos al mas estilo japonés mientras hacia esto sus manos empezaban a hacer unas figuras que me resultarían imposibles realizar la velocidad de aquellos movimientos empezó a acelerarse de sobremanera no entendía como podía mantener ese ritmo en un instante pronuncio unas palabras y coloco su mano sobre mi vientre y al instante se materializaron unos caracteres japoneses alrededor del ofuda de mi madre para reforzarlo, yo sentí una brisa de aire frío que me envolvía y mi corazón se sentía completamente calmado.
-- Muy bien espero que esto aguante un poco más…y que no haya ninguna grieta…-- dijo Verónica algo cansada por el ritual.
-- Eso espero yo también por el bien del bebe…-- dije mirándome el bajo vientre y acariciándomelo, mientras esperaba o mejor dicho confiaba en que todo saldría bien.
-- Muy bien se me olvidaba tengo que ir al instituto a hacer unas cosas…además llevare tu excusa de todas formas has estado conmigo así que no te preocupes…quédate de momento aquí es lo mejor primero me duchare yo y después entráis vosotras…de mientras come algo, en la cocina creo que encontraras algo de fruta…-- dijo Verónica intentando abarcarlo todo mientras me sonreía.
-- Gracias nuevamente me has ayudado muchísimo…-- le agradecí nuevamente su ayuda y comprensión.
-- No tienes por que darlas…-- dijo Verónica mientras se dirigía a la ducha.
Mientras ella estaba dentro yo fui a la cocina y efectivamente había algo de fruta que empecé a saborear era muy jugosa y dulce al menos podría desayunar, me dirigí hacia donde estaba Rubí y me senté a su lado apoyando su cabecita en mi regazo mientras la veía dormir placidamente me fije por un momento que aquellos cuernecillos habían crecido un poco mas, y que empezaba a resultar un poco complicado esconder pero de momento con la gorra bastaba.
No pasaron ni quince minutos cuando vi salir del cuarto baño a Verónica, con una toalla envuelta se dirigió detrás del biombo y volví a ver aquella silueta preciosa que me embelesaba y me hacia soñar despierta, cuando salio detrás de el vestía una falda de tubo de color azul oscuro y un poco abierta por uno de sus costados, en sus piernas lucia unas medias de color negro y en su torso un jersey de rayas de color oscuras en sus pies unos zapatos de tacón alto por lo menos le hacían cinco centímetros mas alta, su pelo estaba recogido en un gracioso moño.
-- Bueno… ¿Qué tal estoy? …-- pregunto Verónica mientras se daba una vuelta como en un pase de modelos.
-- Muy guapa la verdad te sienta como anillo al dedo…pero podías al menos esconder esas orejitas…-- le respondía mientras seguía con mi desayuno.
-- Es cierto a veces se me olvidan y tengo que mirarme al espejo para recordármelo…Bueno recuerda no salgas de la tienda es mejor que no te vean de momento yo tengo que hacer algunas cosas así me entero de lo que pueda haber sucedido…-- me advirtió Verónica mientras bajaba las escaleras.
Una vez que se había ido a mi mente vinieron dos cosas el cristalero que se pasaría por la mañana y que tenia que llamar al hospital para ver como se encontraba mi padre, pero lo primero era darse una ducha, y limpiarnos el sudor aunque la ropa que iba a encontrar por aquí no seria la mas apropiada o eso pensaba, observe a Rubí nuevamente y me dio mucha pena tener que despertarla pero tenia que hacerlo no podía dejarla sudando como estaba y el sofá manchado al menos arreglaría un poco aquello.
Fui al cuarto baño y abrí el grifo del agua caliente, desperté a Rubí; observe como se daba la vuelta jugueteando conmigo al igual que lo hacia en la cama así que no me quedo otro remedio mas que hacerle cosquillas esperando que tuviera, su risa me encanto fue algo maravilloso escucharla.
-- Vamos dormilona es hora de ducharse…-- le dije mientras la desvestía, y cogiéndola de la mano nos metimos en la ducha.
Aquel cuarto de baño no era muy grande pero tenia lo básico, y agua caliente lo que necesitaba en ese momento para despejarme, intente que todos los problemas que tenia se los llevase el agua, cerré los ojos y la deje discurrir por mi cuerpo, al abrirlos vi que Rubí hacia lo mismo intentaba disfrutar al igual que yo y eso me encanto.
Cuando hubimos terminado cogi algo de ropa de su armario aunque la verdad la selección era algo provocativa, esta parte de la tienda se veía que la usaba para traer a citas, por lo menos pude encontrar unos pantalones vaqueros de color blanco, me quedaban un poco anchos pero menos daba una piedra de la parte de arriba encontré un jersey que apenas llegaba debajo de mis pechos, pero no había otra cosa, otra fue que tenia que ir sin ropa interior, pero bueno no me importo mucho; para Rubí pude encontrarle una falda ajustada de cuero y un jersey con la imagen de un gatito bordada al que por desgracia tuve que hacer algunos agujeros, ya le pediría perdón mas tarde por el estropicio, aunque le sobraba ropa por todas partes era lo único que había, cogi un cepillo y empecé a pasármelo por el pelo mientras lo hacia vi que el pelo de Rubí siempre tenia la misma forma así que decidí cambiarlo, cuando acabe le dije que se acercara y se sentase empecé a cepillarselo y le hice una pequeña coleta en un lateral de la cabeza que por lo visto le quedaba genial.
-- Rubí estar incomoda con esta ropa…-- dijo Rubí mientras le cepillaba el pelo.
-- Lo se cariño pero debes aguantar es lo único que he podido encontrar cuando lleguemos a casa te pondré la tuya veras que bien…-- le dije yo, con una sonrisa en la cara, intentando ocultar lo que pasaba.
--Rubí ser buena y esperar a llegar a casa…-- dijo Rubí sonriéndome, con su carita de inocencia.
-- Ahora escúchame atentamente, si por alguna casualidad llegara a pasarme algo o no pudiera estar contigo, por lo que fuese prométeme que te iras con Verónica ella cuidara de ti…-- dije yo intentando, preveer lo que pudiera pasar y que estaba segura que pasaría.
-- Rubí no saber lo que es prometer…-- dijo Rubí con una sonrisa.
-- Prometer es…como te lo diría…es cuando dices algo y lo tienes que realizar pase lo que pase…-- dije intentando explicárselo de la mejor manera.
-- Rubí prometerlo…Rubí ser fuerte y no dejar que le pase nada a mami ni a hermanita también prometer…-- dijo Rubí mirándome a los ojos sonriéndome.
Eso me enterneció por dentro que termine abrazándola, las lágrimas saltaron de mis ojos y resbalaron por mis mejillas, me quede así un rato, mientras sentía como ella me abrazaba.
-- Bueno será mejor que haga algunas llamadas espero que en la parte baja tenga un teléfono para poder avisar al cristalero y llamar al hospital…-- dije yo intentando que el cristalero no se enfadara mucho conmigo y que mi padre estuviera bien.
-- Escucha Rubí siéntate en el sofá y espérame yo estaré abajo no te preocupes, subiré enseguida, y por favor no toques nada…-- le dije yo esperando que no realizara alguna trastada.
-- Rubí esperar aquí…-- dijo Rubí; aunque la verdad seguía sin fiarme para nada.
Baje al piso inferior y encontré un teléfono en el mostrador, primero marque el número del cristalero.
-- Perdón soy Amanda que le llamo por un cristal roto que tenia…era para saber si podían retrasar la cita para mañana por la mañana es que me vendría mejor…-- dije yo esperando que no terminara enfadándose.
-- Nuestro operario ha salido ya y eso son gastos de traslado y ahora quien se los va a pagar…-- dijo la voz del teléfono enfadada.
-- Lo siento de verdad…pero es que no puedo estar en casa…si viene mañana le pagare los dos transportes que han hecho…lo siento perdóneme…-- dije yo intentando compensarle de alguna forma.
-- Muy bien no se preocupe…mañana iremos, si pudiera decirnos sobre que hora se encontraría y ser un poco mas precisa se lo agradeceríamos…-- dijo la voz algo mas calmada, lo mas seguro por la remuneración y estaba convencida que me saldría por un ojo de la cara.
-- Sobre las diez estaría perfecto y perdonen nuevamente las molestias, mañana les prometo que estaré en casa… -- le dije yo prometiéndoselo y esperando poder estar si las cosas no se complicaban y esperaba que no.
-- Muy bien lo apunto…adiós y que tenga un buen día…-- me dijo la voz esta vez mas calmada lo mas seguro por el recargo que tenia que pagar.
-- Adiós…y gracias por todo…-- dije yo colgando el teléfono y marcando para la siguiente llamada al hospital esperando que siguiera estable y no le hubiera pasado nada.
-- Perdón…soy Amanda podrían ponerme con el doctor Javier es el asunto de mi padre…-- dije esperando que todo siguiera de la misma forma o que hubiera mejorado.
-- Le paso con el…-- me dijo la enfermera amablemente.
-- ¿Amanda que tal te encuentras? …Si preguntas por tu padre sigue en el mismo estado no hay ningún cambio esperamos que pueda abrir los ojos, lo que es un poco de extrañar es que por las noches su escáner cerebral muestra unos picos algo inusuales pero creo que no es de preocupar, podría ser por cualquier cosa lo mismo serian pesadillas, si pasase algo tengo tu numero de teléfono, así que no te preocupes…-- dijo el doctor intentando explicarme la situación que al menos no había cambios para peor y eso me tranquilizo.
-- Muchas gracias por todo doctor le seguiré llamando…Adiós…-- me despedí de el con el corazón mas tranquilo por la noticia.
-- Adiós y no te preocupes, estoy seguro que saldrá de esta…-- dijo el doctor colgando el teléfono.
Bueno habiendo hecho esto subí al estudio y no se por que no me esperaba nada bueno, auque había demasiado silencio al parecer, cuando llegue vi que Rubí estaba olisqueando todo aquello moviéndose de un sitio para otro, pero el resto del estudio estaba normal.
Me quede un rato observándola, me parecía graciosísimo verla como iba de un sitio para otro parecía como un cachorro, en cuanto se dio cuenta de que estaba allí dejo de olfatear y se lanzo a mis brazos llena de alegría.
Al instante de abrazarme, alguien golpeo en la puerta de la tienda, Verónica no me dijo que esperara a alguien así que volví a sentar a Rubí y baje las escaleras cuando mire vi que se trataba de una mujer que no pasaba de los veinticinco, con un pelo rizado largo de color pelirrojo que no le llegaba mas allá de la cintura, su rostro era algo anguloso, con unos ojos de color avellana, tenia unos labios sin maquillaje alguno pero finos en su torso vestía una blusa de color blanco un poco ajustada, en sus piernas lucia una falda negra abierta un poco por cada costado lo mismo que la de Verónica, aunque detrás de ella había dos policías y las cosas se complicaban no sabia que hacer si no abría era resistencia y si abría la puerta descubrirían las espadas y a Rubí en la parte de arriba y a saber que harían con ella, viendo este panorama decidí abrir e impedir que subieran arriba de alguna forma.
-- Buenos días… ¿Desean algo? …-- pregunte yo algo asustada, esperando que no subieran.
-- Buenos días… ¿Es usted Amanda? …-- dijo la policía mostrándome la placa.
-- Si,… ¿Desea algo? …-- pregunte sobresaltada.
-- Me llamo Elvira y soy detective…tengo una orden de registro y otra de arresto por ser la principal sospechosa en caso de asesinato múltiple de cuatro chicas…Tiene derecho a permanecer en silencio cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra tiene derecho a un abogado, si no puede costearse uno se le asignara uno de oficio… ¿A entendido sus derechos? ...-- dijo Elvira, mostrándome las ordenes mientra la policía entraba en la tienda revisándolo todo mis peores temores se habían vuelto realidad, solo pude pensar una cosa que Verónica me había traicionado o eso o que a ella también la habían cogido por ser cómplice.
Cuando vi que los policías subieron a la parte de arriba se me cayó el alma al suelo, no sabia que hacer solo pude escuchar una especie de gruñido.
-- Detective…tendría que subir a ver esto…-- grito uno de los policías, con un tono de susto.
Subimos las escaleras conmigo por delante al llegar arriba pude ver que uno de los policías sujetaba las espadas y estaban, mirando absortos como Rubí estaba gruñéndoles, al momento que me vio se lanzo por mi para que me soltara la detective.
-- Rubí…cálmate…no pasa nada de verdad…tranquilízate…-- le dije intentando calmarla de alguna forma sabia que si, se enfurecía aquello podía terminar mal para ambos y ella recibir un balazo.
-- Por favor solo les pido que no le pongan las esposas…ella vendrá conmigo no se preocupen y yo no opondré resistencia alguna… -- le dije intentando razonar con ellos.
Allí se produjo un silencio que pareció una eternidad mientas se miraban entre ellos sorprendidos por la reacción de Rubí.
-- Muy bien confiare en ti…pero como pase algo te juro que no dudare en hacer lo que sea…espero que hayas entendido…-- dijo Elvira, mirándome de manera seria casi se podría considerar una amenaza.
Rubí se abrazo ami de golpe y bajamos del sitio, todo se había echado a perder no sabia que hacer nos metimos las dos en el coche patrulla y nos dirigimos a la comisaría, al entrar se formo algo de revoleo la gente estaba bastante sorprendida al ver a Rubí, nos llevaron a mi a una sala de interrogatorios y a ella a otra dejándola sola, antes que nos separaran le dije que iría en seguida que no se preocupara y fuese buena.
Diciéndole esto me dejaron en una habitación con una mesa y dos sillas con un gran espejo del que se suponía que me estarían viendo, así que viendo el panorama decidí sentarme y bajar la cabeza esperando a ver que sucedía.
Al instante se abrió la puerta y entro alguien, pero lo mas extraño es que un olor impregno el aire muy conocido por mi.
-- ¿Te sigues metiendo en líos? …¿A propósito te sigue gustando mirar? … -- dijo una voz muy familiar para mí.
-- No puede ser verdad,… es imposible… ¿Catia?... – dije yo sorprendida y algo esperanzada.
FIN DEL CAPITULO 1
P.D: Bueno dejo el siguiente capitulo espero que os guste y muchas gracias a todos .
Inició el tema
Mazoku
627
3.573 ATC
LOS PROBLEMAS SIGUEN AVANZANDO CAP 2
-- ¿Eres tu, Catia? …¿Pero como es posible si estabas mal herida? …-- pregunte yo sorprendida al verla, esta vez vestía unos pantalones vaqueros de color blanco, un poco ajustados y en su torso un blusa de color rojo discreta sin escote cosa que me extraño la verdad en la cintura colgaba una placa de policía, no creía que lo fuese pero por que la llevaba.
-- Shhh…mejor luego te explico, la situación…lo mas apremiante es sacarte de aquí…-- me acallo Catia, en cuanto lo hizo la puerta volvió a abrirse y entro Elvira con un café en la mano y otro para mi.
-- Bueno esta es la situación, tu decides que hacer, o me dices la verdad de lo que ha pasado o terminaras entre rejas así que elige…-- me dijo Elvira mientras se sentaba, por un instante se quedo mirando a Catia sin decir palabra.
-- ¿Rubí esta bien? …-- le pregunte algo sobresaltada esperaba que no le hubiera pasado nada.
-- Si te refieres a esa niña disfrazada…si esta bien, no debes preocuparte por ella…-- respondió Elvira y yo pude respirar aliviada al enterarme.
-- Menos mal…gracias…-- le agradecí por lo menos en ese aspecto estaría tranquila.
-- Bueno a lo que íbamos…será mejor que me digas la verdad…-- dijo Elvira, como un consejo. Pero que podría contarle por mucho que le dijera no iba a creerme en absoluto.
-- ¿Qué es lo que quiere saber? …-- pregunte yo mirándole a los ojos.
-- Según tu expediente académico, eres una estudiante normal, sin ningún problema con la justicia ni nada por el estilo, tu padre ha viajado mucho últimamente sobre todo por Egipto, se trajo de allí una estatua llamada, el corazón de Alouqua y lo dono al museo, a raíz de eso, lo atacaron en la calle, cerca de su trabajo y a raíz de eso esta en coma en el hospital, tu madre no hemos podido contactar con ella…Ahora bien, me podrías decir como una chica de la noche a la mañana normal como todas…se convierte en una asesina múltiple…-- dijo Elvira resumiendo todo aquello, lo que no sabia es que mi padre había traído eso de su viaje, tenia que saber lo que era.
-- Por mucho que le diga no me creerá…no se por que atacaron a mi padre… y yo no mate a esas chicas…tiene que creerme…-- dije a Elvira mirándola a los ojos no sabia que responderle, sin desvelar varias cosas.
-- Entonces dime una cosa… ¿Por qué tu sangre estaba en el lugar? …¿Por qué tenias esas espadas en tu poder? …¿Y por que las mataste? …-- pregunto Elvira una cosa tras otra, y yo seguía sin poder decir nada.
En la cara de Catia podía verse, que quería sacarme de allí pero que no podía hacerlo estaba conteniéndose, se veía como cerraba los puños de rabia.
-- Muy bien, si tu no me respondes…lo hará Verónica…Y si, la hemos arrestado también como cómplice tuyo y por encubrimiento…-- dijo Elvira, como si fuera una amenaza pero estaba convencida de que Verónica no diría nada al respecto sabia también como yo que no podía desvelar nada.
Diciendo esto Elvira se levanto de la silla y salio de la habitación lo mas probable para preguntarle a Verónica y corroborar lo que había dicho.
-- ¿Se puede saber que haces aquí? …Te echaba mucho de menos… ¿Y como que tienes una placa de policía? …¿Y como te has recuperado tan rápido? …-- dije mirándola con los ojos casi llorosos de la alegría.
-- Espera…-- dijo Catia mientras se concentraba mirando al espejo, como si esperara oír a alguien.
-- ¿Qué pasa? …-- pregunte yo extrañada.
-- No hay nadie …He podido recuperarme mas rápido gracias a Verónica y su sanación, y no es que sea policía precisamente, he tenido que noquear a uno para poder entrar, al menos no se fijan tanto, tenemos que sacarte de aquí a ti y a ella…creías que te iba a dejar sola…no te libraras tan fácilmente de mi…la suerte fue que me dirigí al instituto y por suerte Verónica me encontró antes y me explico lo que pasaba y que me dirigiera a la comisaría, por que lo mas seguro que terminaríais detenidas, así que en cuanto te manden a prisión, saldremos de aquí…-- explico Catia lo que había pasado.
-- Tenemos que rescatar también a Rubí y a las espadas…-- dije yo; no quería dejar nadie atrás y menos a Rubí de una forma u otra terminarían descubriendo lo que era y no podía permitirlo.
-- ¿A Rubí…? …Parece que te has encariñado con ella…-- pregunto Catia sorprendida.
-- Mas de lo que piensas…y no pienso dejarla atrás pase lo que pase…-- dije sabiendo que iba a ser mas complicado pero no quería abandonarla se lo prometí y pensaba cumplirlo.
-- Muy bien…nos la llevaremos también…Shhh será mejor que lo dejemos hay vienen…-- dijo Catia mientras prestaba atención a la puerta.
Y no se equivoco al momento se volvió a abrir entrando Elvira, y volviéndose a sentar enfrente mía.
-- Muy bien dime te lo has pensado…por que Verónica nos lo ha contado todo que tu fuiste la que lo planeo todo…que ya estabas harta de ellas…por lo que parece te ha traicionado y le ha podido los nervios…-- dijo Elvira con una sonrisa de malicia en la cara, como si estuviera pensando que ya me había cogido.
-- Eso es mentira no creo que te haya dicho nada de eso, por que yo no he sido no se quien ha podido ser…es cierto que mi sangre esta allí…pero no puedo explicárselo…-- dije yo, sabiendo que no podía decírselo.
-- Escucha, te estas enfrentado a una dura pena de cárcel y a tu edad en una prisión eres un bombón…créeme lo he visto…-- dijo Elvira aconsejándome.
En ese preciso momento la puerta de la sala de interrogatorios se abrió y entro uno de los policías se acerco a Elvira y le dijo algo al oído.
-- De acuerdo ahora mismo no tengo tiempo…y hasta que venga tu abogado tendrás que permanecer en el calabozo…Agente llevesela…-- dijo Elvira diciéndoselo a Catia, pensé que a lo mejor era eso lo que había planeado pero no esperaba que fuera otra cosa mucho peor.
-- Andando…-- dijo Catia escenificando su papel, incluso hasta yo me lo creí.
Catia me cogio del brazo y me saco de allí en dirección al calabozo, al parecer la comisaría estaba un poco alterada; aunque no imaginaba el por que, yo empezaba a sentir un dolor agudo en el abdomen, no podía ser en aquel preciso momento, tenia que sacar fuerzas de donde fuera para poder continuar.
Nos dirigimos a otra sala de interrogatorios, pero en la puerta había un guardia vigilando, Catia me soltó del brazo y se acerco al guardia.
-- Vengo por la sospechosa Verónica, ordenes de Elvira…-- dijo Catia esperando que se lo creyera, aunque hasta el momento le había salido muy bien.
El policía abrió la puerta y la dejo pasar mientras yo esperaba fuera tocándome el bajo vientre por el dolor, que poco a poco se iba agudizando mas, al momento salio Verónica de allí de la mano de Catia.
-- Me podrías decir donde se encuentra, la detenida Rubí…tengo ordenes de trasladarla también…-- dijo Catia, esperando que resultara.
-- Se encuentra en la sala de interrogatorios tres…pero tenga cuidado…-- dijo el policía advirtiéndoselo yo pensé que lo mismo podría haberles gruñido o liar alguna de las suyas.
Verónica me miro extrañada, mientras me tocaba el bajo vientre por el dolor sabia perfectamente lo que me pasaba.
-- ¿Te encuentras bien? …-- pregunto Verónica mirándome con preocupación, ojala hubiera podido contestarle que si.
-- No, es como si me estuvieran clavando algo dentro de mí, y cada vez se agudiza mas…-- dije yo con la expresión de dolor en mi rostro, pero sabia que debía de continuar.
-- Es mejor que nos dejemos de charla…tenemos que recuperar a Rubí y las espadas aun…-- dijo Catia mientras nos cogía de los brazos y nos dirigíamos a la sala de interrogatorio tres.
-- ¿Cómo te metieron aquí? …-- pregunte a Verónica mientras andábamos.
-- Me pillaron en el instituto, al parecer tu sangre estaba por allí…y como yo era tu profesora creen que soy cómplice de todo esto…no pude hacer nada al menos pude enviar a Catia a tiempo me suponía que pasaría…-- explico Verónica, al menos pudo preverlo.
Una vez hubimos llegado vimos que no había nadie en la puerta pensarían que no necesitarían guardia alguna al ser una niña; Catia abrió la puerta en cuanto Rubí me vio se lanzo a mis brazos, dándome besos por la cara, parecía que no me había visto en mucho tiempo.
-- ¿Estas bien? …¿Has sido una niña buena? …-- pregunte yo, pero sabia perfectamente lo que me iba a responder.
-- Rubí estar bien…Rubí ser niña buena… ¿Mami…estar bien? …pregunto Rubí viéndome el rostro, sabia perfectamente que algo me pasaba, pero no podía decirle nada.
-- Si…no te preocupes…es solo un pequeño dolor de estomago nada mas…-- respondí sonriéndole lo mejor que podía ocultando el dolor.
Una vez estuvimos las tres salimos de la zona de interrogatorios hacia la sala principal, al llegar allí pudimos ver como la policía estaban mas alterados de lo normal muy grave tendría que haber sido el incidente para que estuvieran así.
--Quedaos aquí un momento veré si me puedo enterar de lo que ocurre…-- dijo Catia moviéndose entre los policías y preguntándoles.
-- Al parecer te vuelve a doler…los signos de contención no duraran mucho…espero que haya tiempo de sobra…-- dijo Verónica mientras me miraba seriamente.
-- No te preocupes estoy segura de que lo habrá…-- respondí yo devolviéndole la mirada.
Al rato Catia volvió tenia el rostro en blanco; muy mala tenia que haber sido la noticia, para que estuviera así.
-- El “Gato Afortunado”, lo han… destruido…-- dijo Catia con el semblante en blanco, sin llegar a creérselo aun.
-- ¿Qué…? …¿Pero como es posible…? …-- pregunte completamente sorprendida no podía creer que hubieran llegado tan lejos.
-- ¿Y Akemi y las chicas…? …-- pregunto Verónica, entre sorpresa y miedo.
-- Dicen que han encontrado…algunos cuerpos…la mayoría de hombres…lo mas seguro de clientes del bar…y algún que otro de mujer…pero que no están seguros…-- dijo Catia entrecortadamente se notaba que la noticia le había afectado demasiado.
-- Será mejor que vayamos para allá a ver que ocurre y si están bien todas…-- dije yo intentando que nos concentráramos en algo para que se nos pasara el miedo y la sorpresa.
-- Es mejor ir por las espadas y después ir directamente al local, para ver que podemos hacer…-- dijo Catia intentando recuperarse del shock que había sufrido.
Nos dirigimos hacia las escaleras, donde se supone que estaba el sótano y el almacén de pruebas de la policía para poder sacar las espadas, aquel sitio no era muy grande tuvimos que cruzar varios pasillos solitarios hasta que llegamos a una habitación llena de rejas detrás de una de ellas estaba uno de los policías algo mayor.
-- Vengo por las espadas, ellas y la prueba van a ser trasladadas a otra comisaría…-- dijo Catia intentando que colara, nuevamente la mentira, ya habíamos tenido demasiada suerte.
-- Muy bien…firma aquí y te las daré… ¿Se puede saber que es lo que pasa arriba que hay tanto alboroto? …-- pregunto el policía mientras rebuscaba entra todas las pruebas que allí estaban.
-- Han atacado un edificio por lo que parece el “Gato Afortunado”…-- respondió Catia bajando la cabeza.
-- Tú, eres nueva ¿no…? …-- pregunto el policía con interés, ya pensaba que nos habían pillado.
-- Si acaban de trasladarme hace poco…y ya ves me han dado el encargo de niñera…pero bueno por algo se empieza…-- respondió Catia intentando seguirle la corriente.
-- Bueno…si necesitas algo…estaré por aquí…y animo que seguro que ya mismo tendrás mejores cosas…-- dijo el hombre animando a Catia, mientras le entregaba las espadas.
-- Gracias ya nos veremos…-- agradeció Catia al policía.
Salimos de aquel sitio en dirección al aparcamiento para poder coger un coche, y llegar lo antes posible al local. Cuando llegamos al aparcamiento pudimos ver que casi no quedaba ninguno allí, pero al menos pudimos encontrar uno que estaba abierto y con las llaves puestas, al parecer algunos policías tenían demasiada confianza.
Catia arranco y nos dirigimos a toda velocidad hacia allí a lo lejos podía verse una columna de humo del local y varias ambulancias que se dirigían al edificio, pusimos la sirena para poder tener mas libertad.
Cuando llegamos pudimos ver una gran cantidad de coches de bomberos por el sitio sofocando las llamas la policía estaba acordonando la zona para que no entraran los curiosos, la televisión también había llegado hasta allí, los enfermeros, iban de un sitio para otro, por lo que podíamos ver eran casi todos hombres alguna mujer que otra, pero no eran del local.
Nos metimos en uno de los callejones para poder observar la situación mientras veíamos como las llamas devoraban aquel lugar, Catia fue a ver si podía hacer algo y encontrar alguna de sus compañeras.
Al rato escuchamos unos pasos detrás de nosotras cuando nos giramos pudimos ver a una de las chicas con la cara llena de heridas, la ropa la tenia destrozada, su cara estaba ensangrentada, aquello era como en mi sueño pero de otra forma no podía creerme que se hubiera hecho realidad.
Verónica se apresuro a cogerla en brazos para que no cayera el suelo, al mirar en el callejón vimos que varias de ellas también estaban allí, al parecer pudieron escapar de aquel infierno, en sus caras podía reflejarse la tristeza y el dolor.
-- Akemi… ¿Sabéis si ha salido? …¿Si se encuentra bien? …-- pregunte yo inquieta mirando hacia aquel grupo, no podía verla por ninguna parte.
-- Akemi…no pudo salir la ultima vez que la vi…se encontraba en los sótanos…haciendo salir a las chicas y ayudándolas…-- dijo la muchacha, entrecortadamente sacando fuerzas de flaqueza.
-- Mierda…no puede ser que haya ocurrido es imposible…no quiero pensar siquiera que a mi madre le haya pasado algo…no puedo perderla…-- maldije pegando un puñetazo a una de las paredes, aquella reacción provoco que el dolor que ya sentía se agudizase aun mas haciéndome caer de rodillas.
Aquel dolor era como si me atravesara el abdomen, no podía mas que abrazármelo, Rubí al verme en aquel estado se abrazo ami intentando consolarme, cubriéndome con sus pequeñas alas.
-- Parece que ese sello no durara mucho tenemos que saber como desbloquearte, el chi o terminaras muerta…-- dijo Verónica mientras intentaba apoyar aquella chica lo mejor que podía en el suelo.
Verónica debido a aquello saco sus orejas y las colas aparecieron, cerro los ojos y empezó a recitar un cántico, una especie de aura verdosa nos rodeo las heridas de las chicas comenzaron a sanar lentamente, mientras tanto Rubí empezó a entonar un cántico en una lengua que no había escuchado nunca las muchachas se quedaron mirándola, escuchándola atentamente aquella cancioncilla hacia que aquel dolor fuera cesando lentamente, era como si calmara a aquella pequeña cría que tenia en mi interior.
-- ¿Pero que has hecho Rubí…? …-- pregunte intrigada.
-- Rubí cantar canción de dormir…Rubí escucharla de pequeña y gustar mucho…y Rubí cantársela a hermanita…-- dijo Rubí sonriéndome no podía hacer mas que abrazarla.
-- Eres toda una caja de sorpresas…-- le dije mientras la besaba, en las mejillas.
-- ¿A mami gustar canción? …-- pregunto Rubí sonriendo.
-- Me encanta cariño es preciosa…-- respondí con lagrimas en los ojos.
-- Rubí estar feliz…A Rubí decirle que no cantar bien en la bandada…-- dijo Rubí recordando su pasado.
En ese momento Verónica termino su rezo, las heridas de todas las chicas estaban sanadas es como si literalmente no hubieran estado, debido al esfuerzo cayo al suelo por suerte pudieron recogerla a tiempo, al menos había un problema menos, pero tenia que ir a ver que le había pasado a mi madre y si se encontraba bien.
-- Bueno…al menos tendremos ese tiempo que necesitábamos… debo descansar un poco, estos Sutra son algo complicados y requieren mucha energía…-- dijo Verónica mientras se incorporaba poco a poco, algo mareada.
Al rato llego Catia al callejón, estaba pálida es como si todo se le hubiera venido encima la destrucción del local había sido como un shock para ella.
-- Dicen que ha habido varias victimas la mayoría hombres, lo que supongo que eran clientes del local, pero aparentemente por lo que he podido ver entre los cuerpos que sacaban y demás, no estaba el de Akemi, y el de ninguna otra chica del local…¿Pero no me puedo imaginar que es lo que ha pasado…? …-- dijo Catia bajando la cabeza al menos podía estar convencida de que Akemi se había salvado.
-- Perdonad yo pude ver lo que paso…-- dijo una de las muchachas del grupo.
-- Me alegro saber que os habéis salvado… ¿Cómo fue…?…-- pregunto Catia interesada.
-- Era una noche normal como todas las demás, algunas estábamos sirviendo, copas y otras bailando lo de costumbre; lo normal es que la mayoría de la clientela fueran hombres y ya sabes que siempre tenemos alguna que otra mujer, que le gusta pero que las conocemos a todas, al parecer entro una joven de pelo largo oscuro, no era muy alta, vestía de lo mas normal, se acerco a la barra donde estaba y pidió un vaso de ginebra no se el por que pero tenia un mal presentimiento me fui para la oficina de Akemi y se lo advertí, en ese momento miro a través de la cortina del escenario, no se lo que vio pero al momento me dijo que fuera advirtiendo a las chicas que fueran descendiendo a la arena, hice lo que pude, pero la mujer en ese momento exploto, fue un baño de sangre no podía creer lo que había visto la gente chillando de dolor se quemaban delante mía, Akemi empezó a ayudar a las chicas, llevándonos al refugio a la mayoría a las demás nos hizo salir, de aquel infierno, mientras caían escombros …-- dijo la muchacha recordando aquel suceso, en la cara podía verse que tardaría en olvidar aquella masacre que había presenciado.
-- Bueno ahora queda otra cosa, donde nos vamos a quedar…-- pregunto Catia, intentando pensar una solución.
-- Podemos hacer una cosa… ir al instituto de mientras esa zona será el ultimo sitio que van a mirar, ya han sacado pruebas y demás, al menos tendríamos un sitio donde descansar, además lo han vallado y de momento no hay clases hasta nueva orden…-- dijo Verónica, al principio creí que era una broma de las suyas pero según lo iba explicando cada vez me parecía mas verosímil ya que en mi casa no podíamos quedarnos, eran el primer sitio que mirarían y mas aun que había huido de la comisaría.
Así que decidiendo esto nos dirigimos al instituto, caminando entre calles secundarias, y callejones para no ser descubiertas, cuando llegamos vimos que efectivamente estaba completamente solitario y en la verja de afuera podía verse la típica cinta de la policía, saltamos la verja, algunas mas ágilmente que otras cabe destacar, la puerta principal estaba cerrada además tenia un precinto de seguridad y si lo rompíamos podían darse cuenta.
Empezamos a mirar por los alrededores y descubrimos una ventana abierta la del laboratorio que casi siempre estaba así por si se formaba algún vapor o algo peligroso que pudiéramos tener ventilación, pero estaba en el segundo piso.
-- Bueno hay esta la ventana, ahora el problema es como vamos a subir…se que vosotras podéis pero yo no creo que pueda pegar esos brincos…-- dije mientras las miraba, con algo de envidia.
Catia en cuanto termine de hablar empezó a pegar brincos saltando en la pared, como si fuera un verdadero gato llego con mucha rapidez a la ventana y se coló dentro.
-- Esperad en la entrada, creo que tendré que desactivar la alarma para que podamos entrar…-- dijo Catia metiéndose dentro.
La tarde empezaba a caer lentamente, ya ni pensaba el tiempo que había estado en la comisaría, solo sabia que tenia bastante hambre, cuando hubo pasado un rato, la puerta de delante se abrió, pudiendo entrar al primer sitio que me dirigí fue a la cafetería por suerte siempre quedaban algunos dulces y bocadillos por allí y parte del menú, al menos pudimos comer un poco ya que ami me hacia falta y con urgencia, después de aquella comida improvisada y habiendo limpiado algo, fuimos inspeccionando el lugar para ver donde nos podíamos meter.
Escogimos el auditorio, al menos era un sitio grande, nos fuimos hacia el almacén de gimnasia y cogimos varios colchones para hacer de improvisadas camas en aquel lugar estuvimos bastante ajetreadas casi toda la tarde por suerte también encontramos algunas linternas, por que la electricidad no podíamos usarla, entre tanto deje a Rubí con las chicas, cuando estuvimos todas acomodadas fui a investigar algo por allí y descubrí a Catia sentada en una ventana mirando como los últimos rayos de sol decían el adiós al día, y como en el cielo se iban acumulando nubes de tormenta.
-- ¿Te encuentras bien…? …-- pregunte intrigada.
-- Si, no te preocupes…es solo que espero que Akemi este bien cuando llegue la noche iré a ver si puedo llegar a la arena y ver si se encuentra allí…sabes, Akemi es como si fuera mi madre la conocí muy pequeña y me acogió como si fuera su propia hija, me enseño todo lo que se y no quisiera perderla…-- respondió Catia sabia que las lagrimas resbalaban por su rostro, pero era mejor no decirle nada por que estaba segura que lo negaría.
-- Se como te sientes…yo no soportaría perder a mi madre ahora que la he encontrado…además estoy segura de que esta bien…y también de que saldremos de esta…solo hay que tener fe…-- dije intentando animarla, sabia que le hacia falta.
Decidí dejarla no sin antes fijarme en que miraba para abajo sorprendida y salía corriendo hacia la entrada.
-- Vaya así que ha decidido venir, después de todo no es tan torpe como pensaba…-- dijo sonriendo dirigiéndose hacia la entrada principal.
-- ¿Pero quien es…? … -- pregunte desconcertada, mientras la seguía.
-- No te lo imaginas por que salimos tan fácilmente de la comisaría…no era por mi gran interpretación precisamente…cualquiera se hubiera dado cuenta…-- respondió Catia, era como si la hubiera estado esperando esa visita.
No me dio tiempo a responder cuando llegamos abajo, abrió la puerta y allí estaba era Elvira no podía creer eso, nos había descubierto, pero nada mas que entro se lanzo a los brazos de Catia dándole un beso apasionado y muy largo yo pensé incluso que se quedaban sin respiración, me quede de piedra al ver eso.
-- Vaya…mira quien tenemos aquí…a la fugada y sus cómplices…-- dijo Elvira mirándome seriamente.
-- Así que al final has venido…dime… ¿Que es lo que has averiguado?…-- pregunto Catia rápidamente, sin dejarle tiempo a nada.
-- Vaya si que vas directa al grano pero como siempre…solo se que estáis en busca y captura por la policía, y que no ha sido muy buena idea el venir al instituto precisamente, solo podré detenerlos cuarenta y ocho horas mas, después de eso tendréis que iros…aparte no se lo que va a pasar con el cuerpo que tienen en el forense es una de las vuestras…hasta el momento habíais sido muy discretas…como os habéis descuidado tanto, la verdad no puedo creerlo…¿Y quien es ella…?, y no me refiero al nombre eso lo se…¿Una nueva recluta?…-- pregunto Elvira mirándome de arriba abajo, lo que no me podía creer es que fuera amiga de Catia y que todo aquello hubiera sido un montaje.
-- Esta es Amanda la hija de Akemi…-- me presento Catia brevemente.
-- ¿Ella es su hija…? …no tenia ni idea…pero bueno ya sabéis cual es la situación y con respecto al local no he visto a Akemi por ningún sitio la verdad que me asuste bastante al escuchar que había sido atacado, por lo menos estáis bien…-- dijo sorprendida y resumiendo la situación del local al menos Akemi no había sido encontrada eso presentaba dos situaciones o estaba enterrada en la arena o había salido… ¿Pero a donde?
-- ¿Y como que os conocéis…?…-- pregunte yo interesada en la historia.
-- Fue mientras se encontraba en este instituto hubo un robo y ella estaba involucrada…así que la detuve…y poco a poco me fue engatusando…como puedes ver y así hasta ahora…-- respondió Elvira mientras acariciaba el trasero a Catia.
-- Bueno tenemos que hablar de los viejos tiempos…-- dijo Catia como excusa para quedarse solas mientras avanzaban hacia el almacén del gimnasio.
En cuanto entraron cerraron la puerta, no se por que pero tenia ganas de ver como recordaban esos viejos tiempos, pensé que al final Catia tenia razón que me gustaba mirar, así que decidí espiar que es lo que hacían, me acerque a la puerta y la abrí casi sin hacer ruido por aquella rendija pude observar como las dos se fusionaban en un beso, sus lenguas jugaban una con la otra en una danza, incluso apartaron los labios para moverlas, una junto a la otra, saboreando sus salivas y sabor, podía ver como la cola de Catia se enroscaba en la cintura de Elvira y acariciaba el trasero por encima de la falda, por mi parte empezaba a notar como mis pezones iban endureciéndose y notándose mas a través de aquella escueta camiseta de tirantes, poco a poco iba mojándome, notaba como aquél pantalón pegado como una segunda piel iba humedeciéndose; Catia fue bajando lentamente hasta ponerse en cuclillas empezó a levantar aquella falda de tubo que resulto muy fácil de hacer pude contemplar un tanga de rejilla de color negro que no se apresuro en bajarlo lo hizo deleitándose con la vista de su sexo completamente depilado del que empezaba a emanar flujo y a resbalar por sus muslos, seguidamente que lo hubo bajado empezó a subir recorriendo sus piernas con la lengua lamiendo todo aquello, como si fuera el mas dulce vino, cuando llego a su entre pierna, aplico su boca por entera tapandola moviendo su lengua dentro de ella, Elvira empezo a suspirar, acaloradamente mientras Catia seguia moviendola dentro de ella, pense en aquella sensación entre rasposa y suave que tanto em gustaba, mis manos reaccionaron por si solas, subi mi camiseta y empece a acariciarme los pechos que habian crecido algo de tamaño los pezones estaba duros como piedras me pase los dedos por la lengua mojandolos y empece a acariciarlos rodeandolos sintiendolos entre mis dedos, apretandolos de vez en cuando sintiendo la combinación de dolor-placer que tanto me gustaba, empece a jadear al ritmo de Elvira que por su expresión estaba en su particular eden, su respiración se hacia mas agitada veia como su pecho subia y bajaba a traves de blusa queriendo ser libre de aquella prision de tela, no tardo mucho en proferir un gemido mas agudo estaba segura que habia llegado al climax y que Catia estaba relamiendose con su corrida y degustandola como el mas dulce nectar.
Observe como Elvira tuvo que apoyarse contra el potro de gimnasia para poder tenerse en pie pero creo que Catia no el iva dar cuartel ninguno, se desabrocho el pantalon vaquero, y cogiendola de la mano la puso de espaldas, abrió sus muslos de golpe e inclinándose abrió su trasero empezó a meter la lengua mientras sus dedos los introducía en su vagina húmeda y caliente aun chorreante de flujo y empezó a lamer furiosamente con ansias de vez en cuando introducía y sacaba su lengua dentro de ella como si fuera un pequeño pene, los dedos no dejaban de moverse dentro y fuera de ella acelerando cada vez mas su ritmo, una de mis manos, que estaba jugando con mis pechos, bajo hasta llegar al pantalón ya humedecido y empezó a masajear mi sexo de arriba hacia abajo mis dedos palparon mi clítoris inflamado y notaron la humedad que salía de mi sexo al instante metí los dedos dentro de mi, aquella sensación fue mas maravillosa de lo que había pensado, estaba muy sensible los dedos empezaron a entrar y salir con mucha facilidad de mi interior, tenia que permanecer callada para que no me escucharan, mi respiración iba en aumento no podría aguantarme por mucho tiempo; Catia seguía lamiendo su trasero y metiendo y sacando los dedos de ella su respiración prosiguió en aumento cada vez mas y mas hasta que escuche otro gemido de placer, ya se había corrido dos veces, su expresión era de cansancio pero Catia no quería dejarla insatisfecha quería mas de ella, su expresión lujuriosa no la había visto antes no estaba satisfecha aun, agarro con una mano su miembro que nunca supe donde podía esconder aquella cosa y apoyo la cabeza de este en el agujero de su trasero ahora húmedo por la saliva de su boca y empezó a meterlo en cuanto entro la expresión de Elvira cambio de golpe, era como si se sorprendiera de aquello, Catia sin pensárselo dio un empujón venciendo toda resistencia y logro introducirlo todo dentro, Elvira profirió un grito de placer y sin detenerse empezó a moverse violentamente dando unas arremetidas brutales, incluso aquél aparato de gimnasia temblaba de las embestidas, una y otra vez no le dejaba descanso la cara de la profesora era de éxtasis su cuerpo ya no podía dar mas de si, pero Catia no llego a importarle, mis manos se empezaron a mover mas deprisa y con furia queria sentir aquello dentro y que fuera de la misma forma, sabia que no duraria mucho y que pronto terminaría, y no quería que acabase nunca había visto a Catia de esa forma y me encantaba, su lengua recorrió su espalda hasta llegar a su cuello donde la mordió lo mismo que a mi, mientras se movía sus pechos se balanceaban al ritmo de aquella batalla sexual que mantenían, Catia siguió con su violencia metiendo y sacando cada vez con mas rapidez sus respiraciones estaban agitadas hasta que al fin las tres soltamos un gemido toda aquella carga caliente y espesa se introdujo dentro de ella llenándola por dentro parte del esperma salía por fuera cayendo al suelo mezclado con la corrida de Elvira que manchaba sus muslos, así se quedo un momento yo veía los espasmos de su miembro mientras seguía soltando mas leche dentro de ella pasado un momento, Catia lo saco de ella aun manando leche y como Elvira no podía moverse del sitio solo jadear, y como su cuerpo temblaba del placer, mientras yo estaba en el suelo, con los pantalones mojados y mi mano chorreando, aun jadeando por aquello.
En ese momento la puerta termino de abrirse y apareció Catia que se quedo mirándome por un momento.
-- Es lo que decía…al final te gusta mirar…-- dijo Catia mirándome con una sonrisa de lujuria en su rostro, mientras yo no podía apartar la vista de su miembro, aun reluciente y goteando leche.
Catia se acerco a mi y yo me alce abrí mi boca acogedora y caliente para que pudiera introducirlo dentro de ella, y dicho y hecho Catia lo metió dentro de ella, empecé a apretarlo con mis labios en una prisión deliciosa y comencé a saborear aquel coctel de sabores en mi boca que mezclada con mi saliva tenia un gusto muy especial, Catia me agarro la cabeza y empezó a subirla y bajarla a todo lo largo que era, para que lo limpiara a fondo mientras mi lengua se enroscaba en el sentía que por momento se iba endureciendo mas y mas, y eso me gustaba, casi llegaba a mi garganta me llenaba por completo la boca, cuando la saco fuera tosí un poco pero vi que estaba reluciente y como la saliva aun resbalaba por el haciéndolo mas brillante y apetecible aun si pudiese.
Catia me levanto y me dio la vuelta apoyándome contra la pared sus manos se agarraron a mis pechos, cogiendolos y apretándolos yo proferí un gemido al notar sus dedos como se agarraban a mis pezones acariciándolos, al momento bajo mi pantalón, y empezó a restregar su miembro contra mi, lubricándolo con los flujos que aun manaban de el por la corrida, habiéndolo mojado lo suficiente entro con mucha facilidad y empezó a moverse dentro y afuera aumentando su ritmo mientras su cola se introducía en mi trasero haciendo lo mismo eso me encanto estar llena por completa no sabia que hacer solo aguantar aquel maravilloso miembro dentro de mi y sus acometidas que cada vez iban en mas y mas aumento mientras sus manos jugaban, sopesaban, y masajeaban mis pechos, su boca se aplico a mi cuello mordiéndome fue una sensación de placer increíble a pesar del dolor me encanto volver a sentir como sus colmillos se clavaban su furia poseyéndome fue maravillosa estaba a su completa merced no sabia que hacer solo me deje llevar gimiendo mientras ella me penetraba con mas y mas fuerza yo sentía como se movía dentro de mi, llenándome, llegando incluso a la entrada mas profunda de mi estuvimos así un buen rato, hasta que sentí que las arremetidas eran mucho mas fuertes que las anteriores, también sentí como sus colmillos se aferraban mas aun y pude notar como en un empujón entro por entera, su caliente esperma en mi interior llenaba cada rincón de mi interior y como se movía, los espasmos de su miembro y los de mi vagina apretándola, fue indescriptible, permanecimos un momento así hasta que su boca dejo de apretar mi cuello y la saco, la leche brotaba afuera, y Catia tuvo que apoyarse contra la pared estaba jadeando y cansada lo mismo que yo y sobre todo maravillada de tenerla de vuelta.
Cuando hubimos descansado un poco nos dirigimos a las duchas para poder asearnos un poco dejamos que Elvira descansara un poco mas, me sentí en la gloria entre lo que habíamos hecho y el calor del agua fue una delicia, cuando me hube secado, maldije no tener un cepillo para le pelo, y lo único que pude encontrar fue un chándal que ponerme en mi taquilla no tenia otra cosa, me dirigí al auditorio para descansar un poco, pude contemplar como todas las chicas estaban tumbadas descansando, y como Rubí estaba en uno de los colchones mirándome y esperándome que me acostase junto a ella, al momento de haberme tumbado vi a Catia como cruzaba el pasillo y saltaba por una ventana para ir al local, pensé que estaría de los nervios lo mas seguro.
Creí que lo mejor era no seguirla, lo mas probable seria un inconveniente para ella, así que decidí ponerme a dormir lo necesitaba; Rubí se abrazo a mi para darme calor, y empezó a cantar esa cancioncilla nuevamente que me dejo dormida por completo, cuando llego la mañana creí que Verónica tendría que volver a alimentarla pero no sentí su erección, me volví algo sorprendida y la vi como estaba durmiendo pero esta vez tenia una especie de aura apagada de color rojizo rodeándola, la zarandee suavemente para despertarla pero aun así no reaccionaba...
FIN DEL CAPITULO 2
P.D: Bueno dejo el siguiente capitulo espero que os guste y muchas gracias a todos .
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