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No se el tiempo que pase inconsciente si ni siquiera sucedió algo mientras estaba así, pero cuando abrí los ojos vi que a mi lado estaban las chicas, con cara de preocupación y Samantha atendiéndome, mi mente estaba mas preocupada si le hubiera podido pasar algo al bebe.
-- ¿El bebe se encuentra bien…?… ¿Y mi madre y Verónica…?... -- pregunte con preocupación, esperaba que no le hubiera pasado nada.
-- La verdad me sorprende mucho… que tanto tu como el bebe hayáis podido aguantar este ataque…al parecer es solo un rasguño…incluso las heridas de Verónica son mas graves que lo tuyo…pero de alguna forma solo ha quedado en un rasguño…es como si te hubieras regenerado de alguna forma…-- respondió Samantha sorprendida mientras seguía ocultándome y mirando la herida.
Enseguida entendí cual era aquella sensación que el bebe me hacia notar estaba preparándose para lo que pudiera pasar, no salía de mi asombro con esta raza.
-- ¿Se encuentran bien…? …-- pregunte nuevamente aun mas inquieta por la respuesta.
-- Verónica esta recuperándose…es fuerte no te preocupes por ella y tu madre esta en una de las habitaciones descansando…así que no debes preocuparte y descansa es lo mejor que puedes hacer en este momento y en tu estado necesitas todo el descanso posible…-- respondió Samantha tranquilizándome, pero aunque me hubiera dicho eso seguía estando preocupada.
-- Bueno chicas es mejor que la dejemos descansar…necesita reposo…luego tendréis tiempo de verla…-- dijo Samantha mientras salía de la habitación e intentaba hacer que las chicas volvieran a su trabajo.
En cuanto se fueron todas las chicas pude ver en el fondo de la habitación a Eve que estaba sentada mirándome todo ese tiempo como si hubiera estado esperando para decirme algo, se acerco a mi cama lentamente su rostro era de tristeza.
-- Lo siento Amanda…por no haber estado contigo…pero no tenía ni idea que La Gran Madre le hiciera eso a tus compañeras…-- dijo Eve bajando el rostro como si estuviera avergonzada.
-- No te preocupes Eve…no tenias ni idea y no creo que puedas enterarte de todo lo que pasa en la ciudad no es tu culpa…así que deja de torturarte…-- dije intentando calmarla.
-- Lo se pero debía de haberlo sabido…-- dijo Eve con remordimiento por no haberlo podido anticipar.
-- Relájate…todas hemos salido bien…ahora es mejor que descansemos y esperemos a ver qué pasa…-- dije intentando quitarle toda la culpa que se había echado encima.
En ese momento llamaron a la puerta.
-- Perdón… ¿Se puede…? …-- preguntaron con una voz tímida, supe al instante que se trataba de Akiko.
-- Pasa Akiko…-- dije invitándola a entrar.
-- Con permiso…perdona Amanda tenia qué decirte una cosa…hice lo que me dijiste llame a la ambulancia para tu padre y estuve esperando…llegaron y se lo volvieron a llevar al hospital donde se encuentra Elvira…de momento esta estable…-- dijo Akiko bajando la cabeza y algo ruborizada mientras jugaba con sus dedos.
-- Muchas gracias por todo…y sobre todo por venir a recogernos…acércate…-- dije mientras me incorporaba un poco.
Akiko se acerco ami cama y le indique que bajara mas la cara en ese instante le di un beso en la mejilla, note su piel calida y muy suave parecía la de un bebe.
Akiko se sonrojo aun mas si pudiera ser su cara parecía que era un fresón encendido estaba para comérsela entera, esa inocencia me encantaba me hacia recodar mucho a Alexa y Rubí, esperaba poder recuperarlas pronto.
Akiko salio de la habitación casi tropezando, estaba como extasiada por aquel beso, cuando en el mismo instante entro Samantha algo alterada, en cuanto le vi el rostro termine asustándome esperaba que no hubiera pasado nada a Verónica ni a las demás y menos aun ami padre.
-- Amanda…han secuestrado a Elvira…-- dijo Samantha asustada por la noticia.
-- ¿Pero como ha sido…? …-- pregunte sorprendida ya que incluso en su puerta había guardias.
-- Los guardias entraron para ver como se encontraba y al parecer la ventana de su habitación estaba abierta…es imposible que saliera por hay están en un piso alto y en su estado…tengo que volver al hospital para ver que dicen…-- respondió Samantha sin encontrar la respuesta.
-- Voy contigo…-- dijo Eve para ver si se enteraba de mas cosas.
-- ¿Cómo vas a venir conmigo? … darías demasiado la nota…con esas alas y esa cola…-- dijo Samantha y la verdad tenia razón.
Eve se estiro un poco y aquellas alas y la cola fueron desapareciendo lentamente en su cuerpo.
-- ¿Te parece bien así…? …-- dijo Eve como si se estuviera burlando por lo que había dicho.
-- Si, así das menos el cante es mejor que nos vayamos ya…después te digo que es lo que pasa con tu padre…-- dijo Samantha saliendo de la habitación con Eve a toda prisa.
-- No sabia lo que estaba pasando pero todo empezaba a encajar de alguna manera extraña…empecé a recordar lo que me había dicho La Gran Madre que ya tenia lo que quería…no podía ser que se refiriera a ella…no podía pensar siquiera para qué la podría necesitar…-- pensé por un momento intentando darle sentido a todo aquello.
Mientras pensaba me sentí un poco mejor pero aun algo dolorida por aquel zarpazo, así que me vestí un poco cogi un sujetador de mi antigua madre y al parecer me quedaba a la perfección el pecho lo tenia un poco mas grande, no creí qué pudiera crecer mas, de ropa interior escogí una braga amplia tipo faja de color blanco con un lacito rosa arriba la verdad qué tan grandes no me gustaban en absoluto, me decidí por una falda amplia de color crema que se ataba por el lateral con una cremallera, para la parte de arriba me decidid por una blusa de color blanco algo ligera con los botones de color negro y en los pies unos zapatos sin tacón con tiras que se abrochaban en los tobillos, una vez vestida salí para ver como se encontraba tanto Verónica como mi madre, al salir de la habitación la mayoría de las chicas se me quedaron mirando, algunas se acercaron para ver como me encontraba y si necesitaba algo, siempre las veía tan amables ayudándose las unas a las otras que parecía casi irreal, incluso las sucubus se acercaron por lo visto se habían ganado la confianza de ellas; al andar aun me dolía algo el abdomen incluso estando la herida cerrada.
-- ¿Te encuentras bien…? …¿Necesitas algo…? …-- preguntaron algunas de ellas, viendo que me había levantado demasiado pronto.
-- No os preocupéis de verdad, me encuentro algo mejor… solo quiero ir a ver a Verónica y a mi madre a ver como se encuentran…y volved al trabajo de verdad me encuentro bien…-- dije mientras caminaba hacia una de las habitaciones, aunque intentaba aparentar que nada me dolía sentía un gran peso en el abdomen era como si hubiera crecido un poco mas el bebe, incluso la ropa me sentía un poco mas ajustada y estaba algo mas pesada, pero no podía dar muestras de debilidad y menos ahora.
Al entrar en la habitación vi a Verónica incorporada en la cama, con algunas cicatrices y tiritas, mi madre estaba al lado de ella aun dormida pero su rostro había recuperado su forma normal al igual que su aspecto y eso me tranquilizo mucho.
-- Vaya veo que te estas recuperando rápidamente…-- dije mientras cerraba la puerta detrás de mi.
-- Lo siento Amanda…te pido disculpas…creí que podría detenerla…y que no pasaría esto…-- dijo Verónica cabizbaja, culpándose de todo aquello.
-- Escucha seguimos vivas…no es así…y el bebe aun esta vivo…no te preocupes todos tenemos fallos de alguna forma u otra…lo importante es qué aprendamos de ellos y no decaigamos, al menos pudimos recuperar a mi madre y eso no podré agradecértelo lo suficiente…-- dije cuando me senté en la cama quería animarla y que no se sintiera con tanta culpa encima.
-- Gracias Amanda y me alegra que este bien el bebe y mas tu…y si tienes razón al menos recuperamos a tu madre y espero que ese sello aguante y vuelva a estar normal, aparte la necesitamos…-- dijo Verónica agradecida por las palabras que le había dicho, sabia que dentro de ella seguía culpándose.
-- Explícame una cosa… ¿Por que tenias esa cara de miedo cuando estabas abajo…? …nunca te había visto asustada…-- pregunte extrañada, por que aun incluso habiéndose enfrentado a aquellos tipos e incluso a la propia Aya no estaba si quiera asustada.
-- Los Bakenekos son demonios muy poderosos…pueden llegar incluso a matarnos y el miedo a la muerte se siente…aunque creas que no…somos inmortales en edad es cierto incluso en daño no podemos ser heridas por ningún ser humano a menos que así se les conceda por nuestro dios pero un Bakeneko es distinto…-- respondió Verónica explicándome por que ese miedo que tenia.
-- Perdón…se puede…-- dijo Akiko mientras llamaba a la puerta tímidamente nuevamente.
-- Pasa Akiko…vienes a por otro beso…-- le dije haciéndola sonrojar aun mas.
-- Si,…digo no…no es eso es una cosa que me dijo Verónica…que le recogiese… tierra del cementerio quería hacerte un amuleto…-- dijo Akiko mientras se acercaba a dársela en una bolsita.
En ese momento me levante y torpemente me acerque a ella, la abrace por un momento vi en su cara a Alexa, se me quedo mirando Akiko con un rubor en sus mejillas encantador incluso vi en sus ojos el deseo y el brillo inocente que tenia, casi se le saltaban las lagrimas, entonces le di un beso en los labios saboreándolos lentamente sin prisa, quería degustar aquella calidez, inocencia y ternura que tenia, el tiempo se congelo por un instante que pareció eternizarse, al acabar me volví a sentar, por un momento Akiko se quedo paralizada en el sitio sin decir nada estaba extasiada por completo.
-- Akiko…despierta… ¿Te encuentras bien…? …-- le pregunte extrañada parecía qué le había dado algo y empezaba a asustarme.
-- Eh… ¿Qué…? …si estoy bien…-- dijo Akiko, su cara era un semáforo en rojo…salio de la habitación tropezando dos veces por el camino a la salida y eso que no había nada qué la hiciese tropezar.
-- Woow,…parece que le ha dado fuerte…-- dijo Verónica como burlándose de la pobre Akiko.
-- ¿Para que quieres esa tierra de cementerio…? …-- pregunte algo confusa.
-- Te quería comentar una cosa…viendo que tu parte de Nekomata salta al exterior cuando estas en un cementerio decidí hacerte un amuleto que llevase esa tierra dentro de el para que así pudieras sacar tus poderes cuando los necesitaras al menos hasta qué aprendas a dominarlos totalmente…-- dijo Verónica lo que planeaba hacer con esa tierra y la verdad me pareció una buena idea al menos podría darles un uso.
-- Tengo que decirte otra cosa…Elvira ha sido raptada del hospital…por la Gran Madre…no se para qué la querrá ni que piensa hacer con ella…pero esto ya se esta volviendo muy peligroso…-- le dije las ultimas noticias a Verónica cosa que su cara se volvió de sorpresa.
-- No puede ser que sea eso…pero todo encaja…-- dijo Verónica como si esperase que adivinara que estaba pensando sabía que tenía poderes pero hasta ese punto no habían llegado.
-- Si me pudieras explicar que es lo que sucede…lo mismo me enteraría…-- dije intentando hacer que soltara lo que sabia.
-- Perdona…pero todo empieza a encajar…al parecer la Gran madre rapto a tu padre para hacer renacer a Aloqua…pero por lo visto no le sirvió…ya que tiene que ser una mujer por eso ha robado el cuerpo de Elvira la piensa renacer en su cuerpo…tiene la sangre de tus amigas…con eso solo puede llenar tres partes del corazón que se llevo, y necesita la tuya para hacerla renacer…lo mas seguro que ya haya bañado dos santuarios con sangre… y ahora necesita el siguiente…tiene que averiguar donde se encuentra el santuario demoniaco para realizar el ritual y hacer que renazca Aloqua y traspasar su alma a Elvira…-- dijo Verónica explicándome la situación y la verdad qué era un poco peliaguda.
-- Aparte de todo eso me podrías decir quien es Aloqua…mi conocimiento demoniaco no llega tan lejos…-- dije intentando hacer que me explicara quien era ese ser.
-- Aloqua se podría decir que es como un madre de las sucubus hace qué los hombres enloquezcan y se suiciden es demasiado peligrosa para qué renazca…tenemos qué evitarlo a toda costa…-- dijo Verónica explicándome un poco de ese ser.
-- Sabes lo que mas me extraña de todo…de ser una simple chica a salvadora del mundo en unas cuantas semanas…es increíble si me lo hubieran dicho antes hace unos días no me lo hubiera creído o hubiera tomado por loco a cualquiera…que me lo hubiera dicho…-- dije pensando en todo lo que me había pasado.
-- ¿Te arrepientes de ello…?…-- pregunto Verónica mientras me veía una cara de melancolía.
-- Si te dijera que me arrepiento te mentiría…no cambiaria nada de lo que he pasado hasta ahora la verdad…he conocido tantas cosas a tantas personas maravillosas…aparte de mi madre…la verdadera me refiero y tantas mas…que no cambiaria nada…te lo puedo prometer y pienso llegar hasta el final de todo…-- respondí infundiéndome valor y recordando tantas amigas que había conseguido, pero estaba convencida qué no fallaríamos.
-- A propósito estas un poco mas…no se como decírtelo…grande…es como si el embarazo hubiera aumentado su estado…no deberías de hacer nada peligroso…podría ser perjudicial…-- dijo Verónica mientras miraba mi abdomen y no se equivocaba.
-- Lo se Verónica…esta cría querrá salir ya mismo…y me cuesta incluso moverme…pero no puedo dejar que lo hagáis todo…-- dije intentando poner una excusa para poder seguir con ellas.
-- Escucha por mi puedes venir pero necesitas alguien a tu lado que te proteja si pasa algo…yo estaré eso seguro pero necesitas a alguien mas…-- dijo intentando protegerme y no el faltaba razón.
-- Muy bien llevare a Akiko…ya la viste luchar estoy segura que sabrá defenderme si algo pasa…-- dije sabiendo que había escogido bien, aparte de ser un encanto sabia pelear de una forma increíble.
-- Esperemos que no te pase nada…y que Akiko sepa defenderte…por qué lo que nos espera es algo más complicado que un simple combate…-- dijo Verónica haciéndome la idea qué no iba a ser fácil.
-- ¿Qué es lo que crees que nos espera…? …-- pregunte algo asustada ya tenia el miedo en el cuerpo, sobre todo por haber visto aquel terrible Sutra en acción.
-- Si es lo que yo creo…esa dimensión es terrible…no creo que nos reciba con los brazos abiertos…además el tiempo pasa de manera distinta…debemos prepararnos… estoy segura que nos guardara mas de una sorpresa…-- dijo Verónica intentando imaginar lo que pudiera tener preparado.
-- Solo quiero rescatarlas sanas y salvas…-- dije bajando la cabeza cerrando los puños con rabia.
-- Lo haremos no te preocupes por eso…ahora es mejor que nos recuperemos…-- dijo Verónica mientras juntaba sus manos y empezaba a recitar algo una luz verde al igual que la otra vez la volvió a invadir algunas cicatrices incluso desaparecieron al instante.
En cuanto termino llamaron a la puerta era una de las chicas que nos avisaba para que fuéramos a comer y la verdad tenia algo de hambre, me levante como pude de la silla y Verónica de la cama y nos dirigimos al comedor, al entrar vi algunas sucubus preparando la comida era sorprendente no pensaba que pudieran tener esos talentos pero era normal ya que tenían que mezclarse entre la gente normal, al parecer ya tenían la confianza de las chicas y eso me agrado muchísimo, las chicas ya me habían cogido la bandeja y me tenían reservado un sitio incluso Akiko estaba sentada a mi lado, aquella gatita me había cogido mucho cariño y yo a ella, en cuanto me senté las chicas comenzaron a preguntarme como me encontraba y me sentía, aquellos ratos los atesoraba en mi corazón incluso Akiko estaba un poco mas suelta hablando, pero casi siempre terminaba roja por algún comentario, Verónica parecía estar encantada con todo aquello; ese momento casi se nos paso enseguida sin darnos cuenta.
En cuanto terminamos recogimos las cosas y Verónica me invito para ir a la arena junto con Akiko, no sabia lo que quería aunque algo me suponía.
Al llegar entre dentro y Akiko se coloco en posición junto a Verónica y empezaron a realizar unos movimientos muy relajados, pero a la vez complicados Akiko casi parecía un calco de Verónica, pero en uno de ellos tuvo un fallo que casi la hizo caer al suelo.
-- Akiko…no puedes fallar en eso…es la parte mas importante tenemos que estar compenetradas…si no…no podremos hacerlo…además tu vendrás con nosotras…-- dijo Verónica no se como se lo tomaría Akiko pero la verdad puso una cara de susto.
--¿Qué…?…Pero seria un estorbo…el que fuera con vosotras…-- dijo Akiko asustada, no quería forzarla a que fuera pero no tenia otra solución.
Me acerque a Akiko para intentar calmarla, estaba demasiado nerviosa por la noticia.
-- Cálmate Akiko…si no quieres ir no te preocupes…vendrás conmigo…se que tienes miedo pero debo ir y quería que me acompañases…eres la mejor en combate incluso Verónica lo sabe y solo quería que me protegieses si pasara algo…-- dije intentando calmarla, no quería obligarla a venir sabia que le tenia miedo podía vérselo en sus ojos.
Akiko se quedo un momento mirándome a los ojos, es como si pudiera transmitirle algo de valor y la seguridad de que volveríamos.
-- Muy bien…no te fallare…iremos…-- dijo Akiko cogiendo valor, sabia que podía confiar en ella para aquello y no fallaría.
-- Muchas gracias…te lo agradezco…-- le dije mientras la abrazaba, Akiko en ese momento no supo como reaccionar, era como si algo por dentro hubiera estallado en ella.
--¿Eh? …¿Ah? …Si, es verdad…tienes razón…sigamos…-- dijo Akiko sonrojada completamente parecía que aquel abrazo la había puesto demasiado nerviosa, y me encantaba, parecía que cuando se sonrojaba se volvía mas patosa inconscientemente.
Mientras regresaba a los entrenamientos tropezó unas cuantas veces y en la realización de los movimientos Verónica tuvo que regañarla varias veces, yo no pude más que sonreír, era todo un encanto.
Me sentí algo cansada así que decidí ir al dormitorio a dormir un poco y poder descansar, parecía que mi cuerpo me lo estuviese pidiendo a gritos, en cuanto llegue cerré la puerta y me tumbe en la cama me quede por un instante mirando al techo y acariciando mi vientre, como si acariciara al bebe, en esto sentí una patada era como una respuesta, eso me lleno de felicidad y poco a poco empecé a cerrar los ojos, pero había algo que echaba de menos las alas de Rubí a mi lado abrazándome y esa canción de cuna.
Aquel sueño fue muy reparador para mi no se ni cuanto tiempo estuve dormida, cuando abrí los ojos note alguien al lado mía, pensé enseguida que se trataba de Rubí pero no podía ser ella tendría sus alas encima mía, baje un poco las manos y note una cola peluda y muy suave gire la cabeza y vi que se trataba de Akiko, que había entrado en mi habitación para descansar un poco, por un rato observe aquella carita de ángel que estaba dormida, y me daba pena despertarla debería de estar muy cansada.
-- Eh…Akiko…despierta…venga no seas dormilona…-- dije bromeando, mientras le acariciaba el rostro.
-- ¿Si…? …dios…lo siento de verdad…pensaba despertarme e irme antes de que te dieras cuenta… de que estaba aquí perdón de verdad…-- dijo completamente ruborizada.
-- No te preocupes…normalmente duermo con Rubí…así que tranquila si quieres venir no hay problema ninguna de verdad…--dije mientras le daba un beso ligero en la mejilla como si el rozara.
-- Pendonéame…no volverá a pasar…-- dijo levantándose y dirigiéndose hacia la puerta en ese momento se abrió y la pobre Akiko recibió un golpe en la nariz.
-- Auch!!!…-- exclamo Akiko tapándose la nariz por el dolor.
-- Perdón...lo siento Akiko te encuentras bien…-- dijo Verónica disculpándose por el portazo que había recibido la pobre.
-- Si, no te preocupes…-- dijo Akiko frotándose la nariz.
-- Te estaba buscando…tenemos que prepararnos para irnos…-- dijo Verónica, por lo visto ya lo tenia todo preparado para abrir la puerta; en el estomago sentí como mariposas lo mas seguro serian los nervios.
-- Si podéis esperar un momento… tengo que ir a la habitación para prepararme…no tardare mucho…-- dijo Akiko saliendo de la habitación a toda prisa y con la cabeza agachada, solo esperma que no volviera a tropezar nuevamente.
Antes de salir de mi habitación cogi las espadas, preparándome para lo que pudiera acontecer.
-- ¿De verdad vas a llevar eso...? …-- pregunto Verónica algo preocupada.
-- Si, pero no son para mi son para Akiko…estoy segura de que podrá manejarlas…-- dije sabiendo que podría manejarlas, al menos sabría manejarlas mejor ya que por lo visto yo aun no podía con ellas.
-- Mira eso no lo había pensado…estoy segura de que le servirán…es mejor que nos apresuremos…-- dijo Verónica metiendo prisa.
En cuanto salí de la habitación vi a las chicas dándome ánimos y apoyándome esperando que trajera de vueltas a todas, cuando pasaba miraba a sus ojos llenos de esperanza y de fe en mí pero no sabía si me la merecía pero daría todo lo que pudiera de mí para poder regresarlas.
Al llegar a la arena vi a Akiko con un traje típico chino de color rojo adornado con un dragón de color dorado, con sus bao-bao recogiéndole el pelo y unas típicas zapatillas en sus pies.
-- Wooow…Estas guapísima Akiko…-- dije haciéndola sonrojar mientras jugueteaba con su cola.
-- Es un traje de batalla de mi madre…me lo entrego cuando murió y quería ponérmelo para esta ocasión…dijo con la cabeza baja sonrojada por el piropo de antes.
-- Toma es mejor que las uses tu…espero que te sirvan…ya que por lo visto no puedo usarlas de momento…-- dije entregándole las espadas sus ojos se abrieron como platos, estaba como en otro mundo cuando las vio.
-- Gracias…no te fallare de verdad…-- dijo completamente ilusionada es como si le hubiera dado el mejor regalo del mundo.
Acto seguido clavo las espadas en el suelo una a cada lado de ella arrodillándose, se adelanto un poco y se puso al lado de Verónica ambas empezaron a realizar unos movimientos muy suaves al principio poco a poco fueron subiendo de ritmo eran muy compenetrados casi se podía decir que era una el calco de la otra, las luces de la habitación empezaron a parpadear levemente, el ambiente se tornaba cada vez mas frío, el parpadeo era cada vez mas fuerte y continuo delante mía se empezaba a abrir una especie de grieta que cada vez era mas grande seguidamente en un movimiento Verónica se pudo atrás y empezó a realizar uno de sus Sutra mientras que Akiko seguía haciendo los movimientos al final con una leve explosión de luz suave que sobrecogió mi corazón del susto aquella especie de portal termino de abrirse, se podía ver a Akiko cansada por los movimientos retrocedió un momento y recogió las espadas, a la vez que Verónica dejaba de recitar.
-- Bueno esta listo…vamos aya…-- dije mostrando todo el valor de que era capaz no podía venirme abajo Akiko confiaba en mi lo mismo que Verónica.
-- Suerte…regresad sanas y salvas…-- dijeron las chicas, éramos su única esperanza de que volvieran Catia y las demás.
Verónica no dejaba de jadear por el esfuerzo había sido bastante duro para ella abrir aquello si hubiera estado sola estaba segura de que no lo hubiera podido hacer, fue la que entro la primera, aquel portal parecía que la absorbiera, seguidamente entro Akiko con las espadas en alto preparándose para lo que pudiera pasar, y detrás la seguí yo cerrando los ojos.
Cuando los abrí me encontré vestida con una especie de kimono ceremonial de color negro lleno de flores las orejitas de gato aparecían al igual que las dos colas, Verónica portaba el típico traje ceremonial de las mico en su cabeza podía verse aquellas orejas de zorro y las dos colas, en donde había menos cambios fue en Akiko no observe aparentemente ninguno.
El sitio era un campo amplio con un atardecer al fondo el sol tenia un color rojo completamente, aunque el aspecto de aquel sitio era desolador podían verse fuegos fatuos paseando por el lugar, y por el cielo algunas nieblas de color blanco moviéndose al azar, sin embargo el aire era fresco, de vez encunado se escuchaban el graznido de los cuervos revoloteando por el lugar.
-- ¿Qué es este sitio…?…-- pregunte extrañada y casi asustada por el espectáculo que estaba presenciando.
-- No te preocupes se podría decir que es… la antesala de la casa de la muerte tendremos que avanzar un poco…-- respondió Verónica escuetamente.
-- ¿En este sitio hay animales…? …-- pregunto Akiko viendo revolotear a los cuervos y me había quitado la siguiente pregunta de la boca.
-- Solo algunos animales…se dice que los cuervos al igual que los gatos pueden estar en los dos sitios al mismo tiempo…y como ves es verdad…-- respondió Verónica mirando como a veces desaparecían del lugar.
Aquel sitio me ponía los pelos de punta, y creí que lo mismo que a Akiko que no dejaba de mirar en todas partes de vez en cuando me miraba de reojo como si mi visión la armara de valor.
Avanzamos durante casi una hora sin ver a nadie ni nada parecía que aquel campo no tenia fin, poco a poco el terreno fue cambiando el terreno empezó a ser mas pedregoso y la vegetación mas escasa, podía verse algunos lirios araña que decían que solo crecían en los cementerios eran preciosos de un color azulado, aunque hubo pasado algo de tiempo me di cuenta que el sol no se movía de su posición y eso me extraño.
-- ¿Por qué el sol no se ha movido…? …Hace tiempo que caminamos y no parece que se vaya a poner…-- pregunte mientras miraba esa puesta de sol perpetua.
-- Se dice que esa es la hora del demonio…y como ves este es el sitio…-- respondió Verónica mientras me sonreía casi maliciosamente o fue mi imaginación la que hizo el resto.
-- Brrr…-- dijo Akiko parecía que aquella respuesta le había puesto los pelos de punta por un momento.
-- ¿Tienes frío…? …-- pregunte extrañada por el escalofrío tan repentino que tuvo y la temperatura no era muy desagradable.
-- No, es solo…que he tenido un escalofrío…no te preocupes…-- dijo Akiko como si algo le hubiera rozado la espalda podía verse incluso que tenia la piel de gallina de los brazos.
Al fin pudimos ver un camino era mejor que ir sin rumbo un poco mas adelante pudimos ver que ese camino nos llevaba por un desfiladero hacia una pequeña montaña, avanzamos por el poco a poco a medida que subíamos pudimos ver algunos árboles marchitos sus ramas parecían garras en algunos de ellos habían colgando varios cuerpos, y la visión no era mejor si se miraba a los lados del camino en el fondo podían verse varias estacas de bambú con victimas empaladas en ellos la sangre aun goteaba por ellas.
-- Socorro…Ayuda…-- suplicaron algunos cuerpos incluso pude ver como se movían la escena era grotesca casi dantesca podía decirse, observe como Akiko empezaban a temblarle las manos, su cara cambio de golpe estaba aterrorizada, y la verdad no era para menos; el miedo iba apoderándose de mi también lentamente, no sabia donde mirar aya donde fuera veía esos cuerpos pidiendo ayuda con sus rostros casi descompuestos.
-- HACED QUE SE CALLEN!!! …-- grito Akiko desesperada, arrodillándose en el suelo mientras se tapaba los oídos y cerraba los ojos.
Yo no pude más que abrazarla e intentar calmarla, pero sabia que esto empezaba a ser demasiado para ella, mientras Verónica la veía casi inmutable a pesar del espectáculo que estaba presenciando.
-- ¿Verónica que es esto…?…-- pregunte asustada mientras abrazaba a Akiko para calmarla, notaba que no dejaba de temblar.
-- Te acuerdas…cuando trajiste a Onírico para que cruzara la puerta de los muertos…-- dijo Verónica haciéndome recordar ese momento.
-- Si me acuerdo fue precioso…tuve una sensación de paz y amor…pero la que tengo ahora es de odio…y maldad que casi puede palparse…-- dije recordando aquel bello momento pero no sabia que tenia que ver con este.
-- Pues este es el otro lado de la muerte…aquellas almas que han sido abandonadas a su suerte…por una muerte violenta…son malvadas…o almas pecadoras que no tiene salvación y estarán sufriendo toda la eternidad…al verte piden la salvación…no te preocupes no pueden hacerte daño…-- dijo Verónica recordando a Noriko y la verdad no pude culparla que quisiera que atravesara la puerta de los muertos conmigo, ella no se merecía esta tortura.
Poco a poco Akiko fue levantándose yo la seguía manteniendo abrazada seguimos el camino un poco mas arriba pudimos ver una especie de edificio de cuatro plantas al mas puro estilo oriental rodeado por una muralla era de color blanco impoluto de seguro que daba la nota con aquel sitio.
Akiko fue recuperándose lentamente pero aun podía ver que temblaba algo por el miedo que tenia encima; nos acercamos a la puerta principal y la empujamos esta se abrió lentamente aquel sitio era bastante grande, nuestra vista enseguida se poso en una especie de cruces que había en el patio delante del edificio estaban construidas con calaveras sus ojos aun brillaban con una especie de fulgor rojizo, para mi sorpresa pude ver a Alexa sujeta de uno de ellos, ahora me explico por que tardaba tanto en volver la kitsune la había atrapado, allí estaban todas ellas Catia, Rubí incluso Miriam por suerte estaban dormidas o eso parecía detrás de ellas había una especie de pequeño altar y encima una jarra de color negro de las que usaron para recoger la sangre de las compañeras de Catia, la puerta se cerro detrás de nosotras de improviso de un sonoro golpe.
Una voz resonó en todo el lugar, parecía provenir de todas partes.
-- Vaya así que tenéis el valor de haber venido…-- dijo la kitsune, como esperando que no hubiéramos venido.
-- Aquí estamos…ahora suéltalas…-- dijo Verónica en tono desafiante.
-- Claro no hay problema…si antes me entregas a Amanda o mas bien su sangre…toda su sangre…-- dijo la Kitsune retándola.
-- De eso nada…muéstrate…-- dijo Verónica intentando que saliera de donde estuviera, al menos podríamos verla.
Un brillo de luz y aparecieron la kitsune vestida con el kimono de las miko y armada con una naginata, su rostro era mas zorruno de lo normal y fuegos fatuos la rodeaban pero eran de un color negro, a su lado estaba Rubí o su parte de súcubo que había visto, su rostro era anguloso completamente, sus manos estaban acabadas en afiladas garras y su cuerpo era mucho mas musculoso, su boca estaba llena de colmillos y sus ojos es como si te atravesaran el alma, y a su lado una especie de tunica negra dentro de ella solo podíamos ver una calavera sus cuencas estaban llenas de un fuego de color azulado en su mano huesuda portaba una guadaña de la que goteaba sangre.
FIN DEL CAPITULO 3
No se el tiempo que pase inconsciente si ni siquiera sucedió algo mientras estaba así, pero cuando abrí los ojos vi que a mi lado estaban las chicas, con cara de preocupación y Samantha atendiéndome, mi mente estaba mas preocupada si le hubiera podido pasar algo al bebe.
-- ¿El bebe se encuentra bien…?… ¿Y mi madre y Verónica…?... -- pregunte con preocupación, esperaba que no le hubiera pasado nada.
-- La verdad me sorprende mucho… que tanto tu como el bebe hayáis podido aguantar este ataque…al parecer es solo un rasguño…incluso las heridas de Verónica son mas graves que lo tuyo…pero de alguna forma solo ha quedado en un rasguño…es como si te hubieras regenerado de alguna forma…-- respondió Samantha sorprendida mientras seguía ocultándome y mirando la herida.
Enseguida entendí cual era aquella sensación que el bebe me hacia notar estaba preparándose para lo que pudiera pasar, no salía de mi asombro con esta raza.
-- ¿Se encuentran bien…? …-- pregunte nuevamente aun mas inquieta por la respuesta.
-- Verónica esta recuperándose…es fuerte no te preocupes por ella y tu madre esta en una de las habitaciones descansando…así que no debes preocuparte y descansa es lo mejor que puedes hacer en este momento y en tu estado necesitas todo el descanso posible…-- respondió Samantha tranquilizándome, pero aunque me hubiera dicho eso seguía estando preocupada.
-- Bueno chicas es mejor que la dejemos descansar…necesita reposo…luego tendréis tiempo de verla…-- dijo Samantha mientras salía de la habitación e intentaba hacer que las chicas volvieran a su trabajo.
En cuanto se fueron todas las chicas pude ver en el fondo de la habitación a Eve que estaba sentada mirándome todo ese tiempo como si hubiera estado esperando para decirme algo, se acerco a mi cama lentamente su rostro era de tristeza.
-- Lo siento Amanda…por no haber estado contigo…pero no tenía ni idea que La Gran Madre le hiciera eso a tus compañeras…-- dijo Eve bajando el rostro como si estuviera avergonzada.
-- No te preocupes Eve…no tenias ni idea y no creo que puedas enterarte de todo lo que pasa en la ciudad no es tu culpa…así que deja de torturarte…-- dije intentando calmarla.
-- Lo se pero debía de haberlo sabido…-- dijo Eve con remordimiento por no haberlo podido anticipar.
-- Relájate…todas hemos salido bien…ahora es mejor que descansemos y esperemos a ver qué pasa…-- dije intentando quitarle toda la culpa que se había echado encima.
En ese momento llamaron a la puerta.
-- Perdón… ¿Se puede…? …-- preguntaron con una voz tímida, supe al instante que se trataba de Akiko.
-- Pasa Akiko…-- dije invitándola a entrar.
-- Con permiso…perdona Amanda tenia qué decirte una cosa…hice lo que me dijiste llame a la ambulancia para tu padre y estuve esperando…llegaron y se lo volvieron a llevar al hospital donde se encuentra Elvira…de momento esta estable…-- dijo Akiko bajando la cabeza y algo ruborizada mientras jugaba con sus dedos.
-- Muchas gracias por todo…y sobre todo por venir a recogernos…acércate…-- dije mientras me incorporaba un poco.
Akiko se acerco ami cama y le indique que bajara mas la cara en ese instante le di un beso en la mejilla, note su piel calida y muy suave parecía la de un bebe.
Akiko se sonrojo aun mas si pudiera ser su cara parecía que era un fresón encendido estaba para comérsela entera, esa inocencia me encantaba me hacia recodar mucho a Alexa y Rubí, esperaba poder recuperarlas pronto.
Akiko salio de la habitación casi tropezando, estaba como extasiada por aquel beso, cuando en el mismo instante entro Samantha algo alterada, en cuanto le vi el rostro termine asustándome esperaba que no hubiera pasado nada a Verónica ni a las demás y menos aun ami padre.
-- Amanda…han secuestrado a Elvira…-- dijo Samantha asustada por la noticia.
-- ¿Pero como ha sido…? …-- pregunte sorprendida ya que incluso en su puerta había guardias.
-- Los guardias entraron para ver como se encontraba y al parecer la ventana de su habitación estaba abierta…es imposible que saliera por hay están en un piso alto y en su estado…tengo que volver al hospital para ver que dicen…-- respondió Samantha sin encontrar la respuesta.
-- Voy contigo…-- dijo Eve para ver si se enteraba de mas cosas.
-- ¿Cómo vas a venir conmigo? … darías demasiado la nota…con esas alas y esa cola…-- dijo Samantha y la verdad tenia razón.
Eve se estiro un poco y aquellas alas y la cola fueron desapareciendo lentamente en su cuerpo.
-- ¿Te parece bien así…? …-- dijo Eve como si se estuviera burlando por lo que había dicho.
-- Si, así das menos el cante es mejor que nos vayamos ya…después te digo que es lo que pasa con tu padre…-- dijo Samantha saliendo de la habitación con Eve a toda prisa.
-- No sabia lo que estaba pasando pero todo empezaba a encajar de alguna manera extraña…empecé a recordar lo que me había dicho La Gran Madre que ya tenia lo que quería…no podía ser que se refiriera a ella…no podía pensar siquiera para qué la podría necesitar…-- pensé por un momento intentando darle sentido a todo aquello.
Mientras pensaba me sentí un poco mejor pero aun algo dolorida por aquel zarpazo, así que me vestí un poco cogi un sujetador de mi antigua madre y al parecer me quedaba a la perfección el pecho lo tenia un poco mas grande, no creí qué pudiera crecer mas, de ropa interior escogí una braga amplia tipo faja de color blanco con un lacito rosa arriba la verdad qué tan grandes no me gustaban en absoluto, me decidí por una falda amplia de color crema que se ataba por el lateral con una cremallera, para la parte de arriba me decidid por una blusa de color blanco algo ligera con los botones de color negro y en los pies unos zapatos sin tacón con tiras que se abrochaban en los tobillos, una vez vestida salí para ver como se encontraba tanto Verónica como mi madre, al salir de la habitación la mayoría de las chicas se me quedaron mirando, algunas se acercaron para ver como me encontraba y si necesitaba algo, siempre las veía tan amables ayudándose las unas a las otras que parecía casi irreal, incluso las sucubus se acercaron por lo visto se habían ganado la confianza de ellas; al andar aun me dolía algo el abdomen incluso estando la herida cerrada.
-- ¿Te encuentras bien…? …¿Necesitas algo…? …-- preguntaron algunas de ellas, viendo que me había levantado demasiado pronto.
-- No os preocupéis de verdad, me encuentro algo mejor… solo quiero ir a ver a Verónica y a mi madre a ver como se encuentran…y volved al trabajo de verdad me encuentro bien…-- dije mientras caminaba hacia una de las habitaciones, aunque intentaba aparentar que nada me dolía sentía un gran peso en el abdomen era como si hubiera crecido un poco mas el bebe, incluso la ropa me sentía un poco mas ajustada y estaba algo mas pesada, pero no podía dar muestras de debilidad y menos ahora.
Al entrar en la habitación vi a Verónica incorporada en la cama, con algunas cicatrices y tiritas, mi madre estaba al lado de ella aun dormida pero su rostro había recuperado su forma normal al igual que su aspecto y eso me tranquilizo mucho.
-- Vaya veo que te estas recuperando rápidamente…-- dije mientras cerraba la puerta detrás de mi.
-- Lo siento Amanda…te pido disculpas…creí que podría detenerla…y que no pasaría esto…-- dijo Verónica cabizbaja, culpándose de todo aquello.
-- Escucha seguimos vivas…no es así…y el bebe aun esta vivo…no te preocupes todos tenemos fallos de alguna forma u otra…lo importante es qué aprendamos de ellos y no decaigamos, al menos pudimos recuperar a mi madre y eso no podré agradecértelo lo suficiente…-- dije cuando me senté en la cama quería animarla y que no se sintiera con tanta culpa encima.
-- Gracias Amanda y me alegra que este bien el bebe y mas tu…y si tienes razón al menos recuperamos a tu madre y espero que ese sello aguante y vuelva a estar normal, aparte la necesitamos…-- dijo Verónica agradecida por las palabras que le había dicho, sabia que dentro de ella seguía culpándose.
-- Explícame una cosa… ¿Por que tenias esa cara de miedo cuando estabas abajo…? …nunca te había visto asustada…-- pregunte extrañada, por que aun incluso habiéndose enfrentado a aquellos tipos e incluso a la propia Aya no estaba si quiera asustada.
-- Los Bakenekos son demonios muy poderosos…pueden llegar incluso a matarnos y el miedo a la muerte se siente…aunque creas que no…somos inmortales en edad es cierto incluso en daño no podemos ser heridas por ningún ser humano a menos que así se les conceda por nuestro dios pero un Bakeneko es distinto…-- respondió Verónica explicándome por que ese miedo que tenia.
-- Perdón…se puede…-- dijo Akiko mientras llamaba a la puerta tímidamente nuevamente.
-- Pasa Akiko…vienes a por otro beso…-- le dije haciéndola sonrojar aun mas.
-- Si,…digo no…no es eso es una cosa que me dijo Verónica…que le recogiese… tierra del cementerio quería hacerte un amuleto…-- dijo Akiko mientras se acercaba a dársela en una bolsita.
En ese momento me levante y torpemente me acerque a ella, la abrace por un momento vi en su cara a Alexa, se me quedo mirando Akiko con un rubor en sus mejillas encantador incluso vi en sus ojos el deseo y el brillo inocente que tenia, casi se le saltaban las lagrimas, entonces le di un beso en los labios saboreándolos lentamente sin prisa, quería degustar aquella calidez, inocencia y ternura que tenia, el tiempo se congelo por un instante que pareció eternizarse, al acabar me volví a sentar, por un momento Akiko se quedo paralizada en el sitio sin decir nada estaba extasiada por completo.
-- Akiko…despierta… ¿Te encuentras bien…? …-- le pregunte extrañada parecía qué le había dado algo y empezaba a asustarme.
-- Eh… ¿Qué…? …si estoy bien…-- dijo Akiko, su cara era un semáforo en rojo…salio de la habitación tropezando dos veces por el camino a la salida y eso que no había nada qué la hiciese tropezar.
-- Woow,…parece que le ha dado fuerte…-- dijo Verónica como burlándose de la pobre Akiko.
-- ¿Para que quieres esa tierra de cementerio…? …-- pregunte algo confusa.
-- Te quería comentar una cosa…viendo que tu parte de Nekomata salta al exterior cuando estas en un cementerio decidí hacerte un amuleto que llevase esa tierra dentro de el para que así pudieras sacar tus poderes cuando los necesitaras al menos hasta qué aprendas a dominarlos totalmente…-- dijo Verónica lo que planeaba hacer con esa tierra y la verdad me pareció una buena idea al menos podría darles un uso.
-- Tengo que decirte otra cosa…Elvira ha sido raptada del hospital…por la Gran Madre…no se para qué la querrá ni que piensa hacer con ella…pero esto ya se esta volviendo muy peligroso…-- le dije las ultimas noticias a Verónica cosa que su cara se volvió de sorpresa.
-- No puede ser que sea eso…pero todo encaja…-- dijo Verónica como si esperase que adivinara que estaba pensando sabía que tenía poderes pero hasta ese punto no habían llegado.
-- Si me pudieras explicar que es lo que sucede…lo mismo me enteraría…-- dije intentando hacer que soltara lo que sabia.
-- Perdona…pero todo empieza a encajar…al parecer la Gran madre rapto a tu padre para hacer renacer a Aloqua…pero por lo visto no le sirvió…ya que tiene que ser una mujer por eso ha robado el cuerpo de Elvira la piensa renacer en su cuerpo…tiene la sangre de tus amigas…con eso solo puede llenar tres partes del corazón que se llevo, y necesita la tuya para hacerla renacer…lo mas seguro que ya haya bañado dos santuarios con sangre… y ahora necesita el siguiente…tiene que averiguar donde se encuentra el santuario demoniaco para realizar el ritual y hacer que renazca Aloqua y traspasar su alma a Elvira…-- dijo Verónica explicándome la situación y la verdad qué era un poco peliaguda.
-- Aparte de todo eso me podrías decir quien es Aloqua…mi conocimiento demoniaco no llega tan lejos…-- dije intentando hacer que me explicara quien era ese ser.
-- Aloqua se podría decir que es como un madre de las sucubus hace qué los hombres enloquezcan y se suiciden es demasiado peligrosa para qué renazca…tenemos qué evitarlo a toda costa…-- dijo Verónica explicándome un poco de ese ser.
-- Sabes lo que mas me extraña de todo…de ser una simple chica a salvadora del mundo en unas cuantas semanas…es increíble si me lo hubieran dicho antes hace unos días no me lo hubiera creído o hubiera tomado por loco a cualquiera…que me lo hubiera dicho…-- dije pensando en todo lo que me había pasado.
-- ¿Te arrepientes de ello…?…-- pregunto Verónica mientras me veía una cara de melancolía.
-- Si te dijera que me arrepiento te mentiría…no cambiaria nada de lo que he pasado hasta ahora la verdad…he conocido tantas cosas a tantas personas maravillosas…aparte de mi madre…la verdadera me refiero y tantas mas…que no cambiaria nada…te lo puedo prometer y pienso llegar hasta el final de todo…-- respondí infundiéndome valor y recordando tantas amigas que había conseguido, pero estaba convencida qué no fallaríamos.
-- A propósito estas un poco mas…no se como decírtelo…grande…es como si el embarazo hubiera aumentado su estado…no deberías de hacer nada peligroso…podría ser perjudicial…-- dijo Verónica mientras miraba mi abdomen y no se equivocaba.
-- Lo se Verónica…esta cría querrá salir ya mismo…y me cuesta incluso moverme…pero no puedo dejar que lo hagáis todo…-- dije intentando poner una excusa para poder seguir con ellas.
-- Escucha por mi puedes venir pero necesitas alguien a tu lado que te proteja si pasa algo…yo estaré eso seguro pero necesitas a alguien mas…-- dijo intentando protegerme y no el faltaba razón.
-- Muy bien llevare a Akiko…ya la viste luchar estoy segura que sabrá defenderme si algo pasa…-- dije sabiendo que había escogido bien, aparte de ser un encanto sabia pelear de una forma increíble.
-- Esperemos que no te pase nada…y que Akiko sepa defenderte…por qué lo que nos espera es algo más complicado que un simple combate…-- dijo Verónica haciéndome la idea qué no iba a ser fácil.
-- ¿Qué es lo que crees que nos espera…? …-- pregunte algo asustada ya tenia el miedo en el cuerpo, sobre todo por haber visto aquel terrible Sutra en acción.
-- Si es lo que yo creo…esa dimensión es terrible…no creo que nos reciba con los brazos abiertos…además el tiempo pasa de manera distinta…debemos prepararnos… estoy segura que nos guardara mas de una sorpresa…-- dijo Verónica intentando imaginar lo que pudiera tener preparado.
-- Solo quiero rescatarlas sanas y salvas…-- dije bajando la cabeza cerrando los puños con rabia.
-- Lo haremos no te preocupes por eso…ahora es mejor que nos recuperemos…-- dijo Verónica mientras juntaba sus manos y empezaba a recitar algo una luz verde al igual que la otra vez la volvió a invadir algunas cicatrices incluso desaparecieron al instante.
En cuanto termino llamaron a la puerta era una de las chicas que nos avisaba para que fuéramos a comer y la verdad tenia algo de hambre, me levante como pude de la silla y Verónica de la cama y nos dirigimos al comedor, al entrar vi algunas sucubus preparando la comida era sorprendente no pensaba que pudieran tener esos talentos pero era normal ya que tenían que mezclarse entre la gente normal, al parecer ya tenían la confianza de las chicas y eso me agrado muchísimo, las chicas ya me habían cogido la bandeja y me tenían reservado un sitio incluso Akiko estaba sentada a mi lado, aquella gatita me había cogido mucho cariño y yo a ella, en cuanto me senté las chicas comenzaron a preguntarme como me encontraba y me sentía, aquellos ratos los atesoraba en mi corazón incluso Akiko estaba un poco mas suelta hablando, pero casi siempre terminaba roja por algún comentario, Verónica parecía estar encantada con todo aquello; ese momento casi se nos paso enseguida sin darnos cuenta.
En cuanto terminamos recogimos las cosas y Verónica me invito para ir a la arena junto con Akiko, no sabia lo que quería aunque algo me suponía.
Al llegar entre dentro y Akiko se coloco en posición junto a Verónica y empezaron a realizar unos movimientos muy relajados, pero a la vez complicados Akiko casi parecía un calco de Verónica, pero en uno de ellos tuvo un fallo que casi la hizo caer al suelo.
-- Akiko…no puedes fallar en eso…es la parte mas importante tenemos que estar compenetradas…si no…no podremos hacerlo…además tu vendrás con nosotras…-- dijo Verónica no se como se lo tomaría Akiko pero la verdad puso una cara de susto.
--¿Qué…?…Pero seria un estorbo…el que fuera con vosotras…-- dijo Akiko asustada, no quería forzarla a que fuera pero no tenia otra solución.
Me acerque a Akiko para intentar calmarla, estaba demasiado nerviosa por la noticia.
-- Cálmate Akiko…si no quieres ir no te preocupes…vendrás conmigo…se que tienes miedo pero debo ir y quería que me acompañases…eres la mejor en combate incluso Verónica lo sabe y solo quería que me protegieses si pasara algo…-- dije intentando calmarla, no quería obligarla a venir sabia que le tenia miedo podía vérselo en sus ojos.
Akiko se quedo un momento mirándome a los ojos, es como si pudiera transmitirle algo de valor y la seguridad de que volveríamos.
-- Muy bien…no te fallare…iremos…-- dijo Akiko cogiendo valor, sabia que podía confiar en ella para aquello y no fallaría.
-- Muchas gracias…te lo agradezco…-- le dije mientras la abrazaba, Akiko en ese momento no supo como reaccionar, era como si algo por dentro hubiera estallado en ella.
--¿Eh? …¿Ah? …Si, es verdad…tienes razón…sigamos…-- dijo Akiko sonrojada completamente parecía que aquel abrazo la había puesto demasiado nerviosa, y me encantaba, parecía que cuando se sonrojaba se volvía mas patosa inconscientemente.
Mientras regresaba a los entrenamientos tropezó unas cuantas veces y en la realización de los movimientos Verónica tuvo que regañarla varias veces, yo no pude más que sonreír, era todo un encanto.
Me sentí algo cansada así que decidí ir al dormitorio a dormir un poco y poder descansar, parecía que mi cuerpo me lo estuviese pidiendo a gritos, en cuanto llegue cerré la puerta y me tumbe en la cama me quede por un instante mirando al techo y acariciando mi vientre, como si acariciara al bebe, en esto sentí una patada era como una respuesta, eso me lleno de felicidad y poco a poco empecé a cerrar los ojos, pero había algo que echaba de menos las alas de Rubí a mi lado abrazándome y esa canción de cuna.
Aquel sueño fue muy reparador para mi no se ni cuanto tiempo estuve dormida, cuando abrí los ojos note alguien al lado mía, pensé enseguida que se trataba de Rubí pero no podía ser ella tendría sus alas encima mía, baje un poco las manos y note una cola peluda y muy suave gire la cabeza y vi que se trataba de Akiko, que había entrado en mi habitación para descansar un poco, por un rato observe aquella carita de ángel que estaba dormida, y me daba pena despertarla debería de estar muy cansada.
-- Eh…Akiko…despierta…venga no seas dormilona…-- dije bromeando, mientras le acariciaba el rostro.
-- ¿Si…? …dios…lo siento de verdad…pensaba despertarme e irme antes de que te dieras cuenta… de que estaba aquí perdón de verdad…-- dijo completamente ruborizada.
-- No te preocupes…normalmente duermo con Rubí…así que tranquila si quieres venir no hay problema ninguna de verdad…--dije mientras le daba un beso ligero en la mejilla como si el rozara.
-- Pendonéame…no volverá a pasar…-- dijo levantándose y dirigiéndose hacia la puerta en ese momento se abrió y la pobre Akiko recibió un golpe en la nariz.
-- Auch!!!…-- exclamo Akiko tapándose la nariz por el dolor.
-- Perdón...lo siento Akiko te encuentras bien…-- dijo Verónica disculpándose por el portazo que había recibido la pobre.
-- Si, no te preocupes…-- dijo Akiko frotándose la nariz.
-- Te estaba buscando…tenemos que prepararnos para irnos…-- dijo Verónica, por lo visto ya lo tenia todo preparado para abrir la puerta; en el estomago sentí como mariposas lo mas seguro serian los nervios.
-- Si podéis esperar un momento… tengo que ir a la habitación para prepararme…no tardare mucho…-- dijo Akiko saliendo de la habitación a toda prisa y con la cabeza agachada, solo esperma que no volviera a tropezar nuevamente.
Antes de salir de mi habitación cogi las espadas, preparándome para lo que pudiera acontecer.
-- ¿De verdad vas a llevar eso...? …-- pregunto Verónica algo preocupada.
-- Si, pero no son para mi son para Akiko…estoy segura de que podrá manejarlas…-- dije sabiendo que podría manejarlas, al menos sabría manejarlas mejor ya que por lo visto yo aun no podía con ellas.
-- Mira eso no lo había pensado…estoy segura de que le servirán…es mejor que nos apresuremos…-- dijo Verónica metiendo prisa.
En cuanto salí de la habitación vi a las chicas dándome ánimos y apoyándome esperando que trajera de vueltas a todas, cuando pasaba miraba a sus ojos llenos de esperanza y de fe en mí pero no sabía si me la merecía pero daría todo lo que pudiera de mí para poder regresarlas.
Al llegar a la arena vi a Akiko con un traje típico chino de color rojo adornado con un dragón de color dorado, con sus bao-bao recogiéndole el pelo y unas típicas zapatillas en sus pies.
-- Wooow…Estas guapísima Akiko…-- dije haciéndola sonrojar mientras jugueteaba con su cola.
-- Es un traje de batalla de mi madre…me lo entrego cuando murió y quería ponérmelo para esta ocasión…dijo con la cabeza baja sonrojada por el piropo de antes.
-- Toma es mejor que las uses tu…espero que te sirvan…ya que por lo visto no puedo usarlas de momento…-- dije entregándole las espadas sus ojos se abrieron como platos, estaba como en otro mundo cuando las vio.
-- Gracias…no te fallare de verdad…-- dijo completamente ilusionada es como si le hubiera dado el mejor regalo del mundo.
Acto seguido clavo las espadas en el suelo una a cada lado de ella arrodillándose, se adelanto un poco y se puso al lado de Verónica ambas empezaron a realizar unos movimientos muy suaves al principio poco a poco fueron subiendo de ritmo eran muy compenetrados casi se podía decir que era una el calco de la otra, las luces de la habitación empezaron a parpadear levemente, el ambiente se tornaba cada vez mas frío, el parpadeo era cada vez mas fuerte y continuo delante mía se empezaba a abrir una especie de grieta que cada vez era mas grande seguidamente en un movimiento Verónica se pudo atrás y empezó a realizar uno de sus Sutra mientras que Akiko seguía haciendo los movimientos al final con una leve explosión de luz suave que sobrecogió mi corazón del susto aquella especie de portal termino de abrirse, se podía ver a Akiko cansada por los movimientos retrocedió un momento y recogió las espadas, a la vez que Verónica dejaba de recitar.
-- Bueno esta listo…vamos aya…-- dije mostrando todo el valor de que era capaz no podía venirme abajo Akiko confiaba en mi lo mismo que Verónica.
-- Suerte…regresad sanas y salvas…-- dijeron las chicas, éramos su única esperanza de que volvieran Catia y las demás.
Verónica no dejaba de jadear por el esfuerzo había sido bastante duro para ella abrir aquello si hubiera estado sola estaba segura de que no lo hubiera podido hacer, fue la que entro la primera, aquel portal parecía que la absorbiera, seguidamente entro Akiko con las espadas en alto preparándose para lo que pudiera pasar, y detrás la seguí yo cerrando los ojos.
Cuando los abrí me encontré vestida con una especie de kimono ceremonial de color negro lleno de flores las orejitas de gato aparecían al igual que las dos colas, Verónica portaba el típico traje ceremonial de las mico en su cabeza podía verse aquellas orejas de zorro y las dos colas, en donde había menos cambios fue en Akiko no observe aparentemente ninguno.
El sitio era un campo amplio con un atardecer al fondo el sol tenia un color rojo completamente, aunque el aspecto de aquel sitio era desolador podían verse fuegos fatuos paseando por el lugar, y por el cielo algunas nieblas de color blanco moviéndose al azar, sin embargo el aire era fresco, de vez encunado se escuchaban el graznido de los cuervos revoloteando por el lugar.
-- ¿Qué es este sitio…?…-- pregunte extrañada y casi asustada por el espectáculo que estaba presenciando.
-- No te preocupes se podría decir que es… la antesala de la casa de la muerte tendremos que avanzar un poco…-- respondió Verónica escuetamente.
-- ¿En este sitio hay animales…? …-- pregunto Akiko viendo revolotear a los cuervos y me había quitado la siguiente pregunta de la boca.
-- Solo algunos animales…se dice que los cuervos al igual que los gatos pueden estar en los dos sitios al mismo tiempo…y como ves es verdad…-- respondió Verónica mirando como a veces desaparecían del lugar.
Aquel sitio me ponía los pelos de punta, y creí que lo mismo que a Akiko que no dejaba de mirar en todas partes de vez en cuando me miraba de reojo como si mi visión la armara de valor.
Avanzamos durante casi una hora sin ver a nadie ni nada parecía que aquel campo no tenia fin, poco a poco el terreno fue cambiando el terreno empezó a ser mas pedregoso y la vegetación mas escasa, podía verse algunos lirios araña que decían que solo crecían en los cementerios eran preciosos de un color azulado, aunque hubo pasado algo de tiempo me di cuenta que el sol no se movía de su posición y eso me extraño.
-- ¿Por qué el sol no se ha movido…? …Hace tiempo que caminamos y no parece que se vaya a poner…-- pregunte mientras miraba esa puesta de sol perpetua.
-- Se dice que esa es la hora del demonio…y como ves este es el sitio…-- respondió Verónica mientras me sonreía casi maliciosamente o fue mi imaginación la que hizo el resto.
-- Brrr…-- dijo Akiko parecía que aquella respuesta le había puesto los pelos de punta por un momento.
-- ¿Tienes frío…? …-- pregunte extrañada por el escalofrío tan repentino que tuvo y la temperatura no era muy desagradable.
-- No, es solo…que he tenido un escalofrío…no te preocupes…-- dijo Akiko como si algo le hubiera rozado la espalda podía verse incluso que tenia la piel de gallina de los brazos.
Al fin pudimos ver un camino era mejor que ir sin rumbo un poco mas adelante pudimos ver que ese camino nos llevaba por un desfiladero hacia una pequeña montaña, avanzamos por el poco a poco a medida que subíamos pudimos ver algunos árboles marchitos sus ramas parecían garras en algunos de ellos habían colgando varios cuerpos, y la visión no era mejor si se miraba a los lados del camino en el fondo podían verse varias estacas de bambú con victimas empaladas en ellos la sangre aun goteaba por ellas.
-- Socorro…Ayuda…-- suplicaron algunos cuerpos incluso pude ver como se movían la escena era grotesca casi dantesca podía decirse, observe como Akiko empezaban a temblarle las manos, su cara cambio de golpe estaba aterrorizada, y la verdad no era para menos; el miedo iba apoderándose de mi también lentamente, no sabia donde mirar aya donde fuera veía esos cuerpos pidiendo ayuda con sus rostros casi descompuestos.
-- HACED QUE SE CALLEN!!! …-- grito Akiko desesperada, arrodillándose en el suelo mientras se tapaba los oídos y cerraba los ojos.
Yo no pude más que abrazarla e intentar calmarla, pero sabia que esto empezaba a ser demasiado para ella, mientras Verónica la veía casi inmutable a pesar del espectáculo que estaba presenciando.
-- ¿Verónica que es esto…?…-- pregunte asustada mientras abrazaba a Akiko para calmarla, notaba que no dejaba de temblar.
-- Te acuerdas…cuando trajiste a Onírico para que cruzara la puerta de los muertos…-- dijo Verónica haciéndome recordar ese momento.
-- Si me acuerdo fue precioso…tuve una sensación de paz y amor…pero la que tengo ahora es de odio…y maldad que casi puede palparse…-- dije recordando aquel bello momento pero no sabia que tenia que ver con este.
-- Pues este es el otro lado de la muerte…aquellas almas que han sido abandonadas a su suerte…por una muerte violenta…son malvadas…o almas pecadoras que no tiene salvación y estarán sufriendo toda la eternidad…al verte piden la salvación…no te preocupes no pueden hacerte daño…-- dijo Verónica recordando a Noriko y la verdad no pude culparla que quisiera que atravesara la puerta de los muertos conmigo, ella no se merecía esta tortura.
Poco a poco Akiko fue levantándose yo la seguía manteniendo abrazada seguimos el camino un poco mas arriba pudimos ver una especie de edificio de cuatro plantas al mas puro estilo oriental rodeado por una muralla era de color blanco impoluto de seguro que daba la nota con aquel sitio.
Akiko fue recuperándose lentamente pero aun podía ver que temblaba algo por el miedo que tenia encima; nos acercamos a la puerta principal y la empujamos esta se abrió lentamente aquel sitio era bastante grande, nuestra vista enseguida se poso en una especie de cruces que había en el patio delante del edificio estaban construidas con calaveras sus ojos aun brillaban con una especie de fulgor rojizo, para mi sorpresa pude ver a Alexa sujeta de uno de ellos, ahora me explico por que tardaba tanto en volver la kitsune la había atrapado, allí estaban todas ellas Catia, Rubí incluso Miriam por suerte estaban dormidas o eso parecía detrás de ellas había una especie de pequeño altar y encima una jarra de color negro de las que usaron para recoger la sangre de las compañeras de Catia, la puerta se cerro detrás de nosotras de improviso de un sonoro golpe.
Una voz resonó en todo el lugar, parecía provenir de todas partes.
-- Vaya así que tenéis el valor de haber venido…-- dijo la kitsune, como esperando que no hubiéramos venido.
-- Aquí estamos…ahora suéltalas…-- dijo Verónica en tono desafiante.
-- Claro no hay problema…si antes me entregas a Amanda o mas bien su sangre…toda su sangre…-- dijo la Kitsune retándola.
-- De eso nada…muéstrate…-- dijo Verónica intentando que saliera de donde estuviera, al menos podríamos verla.
Un brillo de luz y aparecieron la kitsune vestida con el kimono de las miko y armada con una naginata, su rostro era mas zorruno de lo normal y fuegos fatuos la rodeaban pero eran de un color negro, a su lado estaba Rubí o su parte de súcubo que había visto, su rostro era anguloso completamente, sus manos estaban acabadas en afiladas garras y su cuerpo era mucho mas musculoso, su boca estaba llena de colmillos y sus ojos es como si te atravesaran el alma, y a su lado una especie de tunica negra dentro de ella solo podíamos ver una calavera sus cuencas estaban llenas de un fuego de color azulado en su mano huesuda portaba una guadaña de la que goteaba sangre.
FIN DEL CAPITULO 3
P.D: Bueno dejo el siguiente capitulo espero que os guste y muchas gracias a todos .
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