DOLOR DE VICTIMA
 
Alexandra me dejo sola, bajo por las escaleras a toda prisa a por la ropa que me había dicho, aun no podia creerme lo que paso y que hubiera hecho eso, es imposible, en cuanto ella se largo esa música funesta dejo de sonar por completo ahora mismo estaba en completa tranquilidad, incluso mi corazón.
 
Me quede pensativa intentando aclarar las ideas que tenia esta vez sabia donde estaba, al menos eso y quien era, pero si era verdad que yo había sido quien asesino a ese pobre chico tenia que descubrirlo de alguna forma.
 
─ Haber te he traído un chándal que tengo para emergencias por si acaso espero que te sirva …─  comento Alexandra mostrándome un chándal de un color azul claro con unas líneas blancas a los costados de las perneras.
 
─ Muchas gracias…la verdad n ose lo que ha pasado ni como lo he podido hacerlo…─ confesé mis pensamientos mientras me desvestía y me colocaba aquel chándal que parecia sentarme perfectamente.
 
─ Es que no me lo creo…¿Cómo se te ha ocurrido hacerlo…?...Y mas con semejante salvajismo…aun sigo sin creérmelo…─  inquirió Alexandra nuevamente en ese tema, que quería olvidar como fuese.
 
─ Por favor no se lo cuentes a nadie…─  rogué casi suplicándole por que no dijera ninguna palabra.
 
─ No te preocupes sabes de sobra que puedes confiar en mi…nunca te traicionaría…─ enuncio Alexandra mientras me abrazaba con fuerza como queriendo tranquilizarme pero en cuanto lo hizo aquella música siniestra y perversa volvió a mi mente junto con la imágenes en mi mente de aquel autobús nuevamente de pronto es como si estuviera allí viendo aquello podia sentirlo olerlo, incluso escuchar que estaba pasando, pero en cuanto el asesino dio la primera puñalada note como si algo me atravesara el costado con fuerza, una punzada directamente en el lado, el dolor recorría mi cuerpo con tal intensidad que casi perdí el conocimiento pero logre mantenerme consciente.
 
─ Aaaaaaaahhhhhhhh, me duele…mi costado…─  me queje del dolor me pareció incluso que sentía la sangre como salía por la herida, pero al pasar la mano no sentí nada húmedo.
 
─ ¿Ember que te pasa…?...─  curioseo Alexandra al verme como me llevaba la mano a las costillas quejándome del dolor, enseguida ella , subió el chándal y vio que no tenia nada no había ninguna herida.
 
─ Es como si…si me hubiera dado una puñalada en las costillas…─  respondí mientras mi mente divagaba en ese mundo de ilusiones o recuerdos que no eran los míos, asustada y temerosa escuchando esa macabra melodía cada vez mas fuerte.
 
─ Venga cálmate…tenemos que salir de aquí cuanto antes…─  expreso Alexandra a la vez que ponía mi brazo por detrás de su cuello y comenzamos a andar hacia la salida del instituto.
Al caminar poco a poco ese dolor empezó a desaparecer y mi mente se despejaba, aquella música cesaba y llegue a calmarme pero hasta cuando pasaría de nuevo, no estaba seguro nadie a mi lado…
 
 
 
FIN DEL CAPITULO 11