Todas las nubes tienen algo positivo que mostrar, excepto las nubes atómicas que contienen estroncio-90, cesio-137 y otros isotopos inestables. Al detonarse dichas bombas, literalmente los átomos son destruidos o al menos disueltos a temperaturas que superan la superficie del sol (6000 grados celsius). En los años 50, la cámara rapatronic de Harold Edgerton (https://en.wikipedia.org/wiki/Harold_Eugene_Edgerton) captaron bolas de fuego nucleares apenas un segundo después de la detonación, y usando un obturador magnético especializado para ello, cada exposición o fotograba duraba un nanosegundo y capturaba una cosa fuera de éste mundo, una bola energética cuyo calor evaporaron los cables de metal que sujetaban la bomba y calentándolas al punto de convertirlas en algo más que gas: plasma. 

Cuando la bomba "Little Boy" (https://es.wikipedia.org/wiki/Little_Boy) fue lanzada sobre la antigua Hiroshima, solo el 1,38% del uranio que tenía adentro logró fisionarse, mientras que los restos fueron lanzados lejos hacia todas partes. Así que (como dijo Eric Schlosser en su libro "Comando y control", escrito en 2013), solo fueron necesarios 0.7 gramos de uranio (un billete promedio pesa lo mismo) para matar a 80.000 personas y destruir 2/3 de los edificios. 

Nosotros tenemos cierta lógica y sentido que en los países nuclearmente armados, con tanta cantidad de armamento listo para usarse, los accidentes son siempre una posibilidad. Hubo problemas durante la guerra fría y aun hoy día sigue habiendo el riesgo de que esas cosas ocurran. Eso nos lleva a nuestra elemental pregunta: ¿Que pasa si hay un incendio, un error de comunicación, o simplemente un general se vuelve loco y decide lanzar bombas a los enemigos del país sin el permiso del presidente, o peor aun, que simplemente una bomba se mueva y se caiga al piso? ¿Cuando riesgo de puede aceptar? Eso se lo preguntaron a Schlosser: ¿Cuan es actualmente la probabilidad aceptable de que ocurra un accidente nuclear? Su respuesta fue: "La probabilidad aceptable de que se detone un arma nuclear en un accidente es de una en un millón; en 2012, las probabilidades de morir en un accidente de avión comercial eran de una en 40 millones, es una probabilidad aun más remota que ocurra un accidente de avión a que ocurra un accidente nuclear".

Y como era de esperarse, desde tiempo ya que han ocurrido "pequeños accidentes" relacionados con armas nucleares en los E.E.U.U. Por suerte para todos nosotros, ninguno de ellos ha producido una masa crítica, pero eso no quita que los accidentes ocurrieron y que, en efecto, estuvieron ahí. Como cuando te orinas en los pantalones, excepto que en esos casos tus pantalones eran el planeta y tu orina era plutonio radiactivo. 

En la ciudad de Eureka, en Carolina del Norte, es posible que te encuentres un cartel gigante que diga "accidente nuclear". Porque según la historia, el 23 de enero de 1961 un avión de tipo B-52 de los Estados Unidos que transportaba monstruosas 2 bombas termonucleares de 4 megatones cada uno sobre Carolina del Norte cayó y se estrelló en tierra. Un cordón suelto en la cabina enganchó el interruptor de liberación de las bombas. Cada bomba contenía una capacidad explosiva en potencia mucho más superior que todas las municiones y bombas explotadas por el hombre desde el inicio de su historia hasta ese día. El Teniente Jack ReVell descubrió posteriormente al accidente que solo uno de los mecanismos de seguridad no habían fallado ese día, y que había sobrevivido sin daño alguno. Y es gracias a ese interruptor (tal y como él explicó en el año 2011), no hay una tierra devastada en donde ahora existe Carolina del Norte. Las bombas se recuperaron en su mayoría. La etapa secundaria hecha de uranio de una de las bombas jamás se ha recuperado hasta la actualidad. Se cree que aun en la actualidad se encuentra enterrada en alguna parte de Carolina del Norte. 

Todo es posible hacer, incluso un reactor nuclear. Parece imposible pero no está lejos. En 1994 un adolescente llamado David Han intentó construir un reactor nuclear en la casa de su madre, en Michigan. Y a pesar de que pareciese que era una tarea imposible, no le fue demasiado difícil lograrlo. Un ejemplo: Los detectores de humo normales generalmente tienen una pequeña porción de americio radiactivo, y los baldes de pintura fluorescente contienen radio. Afortunadamente para todos, su reactor nunca logró llegar a la masa crítica, pero aun así fue capaz de exponer a todos los vecinos a una radioatividad 1000 veces superior a la radiación normal del aire. La zona fue declarada zona de limpieza de materiales peligrosos, todo su trabajo confiscado y enterrado por las autoridades en el estado de Utah. Eso nunca lo detuvo: en 2007, ya de adulto, lo arrestaron por intentar robar detectores de humo de edificios. Tenía la cara llena de llagas y deformaciones debido a su constante expocisión a materiales de tipo radiactivo y otros isotopos inestables. 

Regresando al tema original, 3 días después que el avión "Enola gay" (https://es.wikipedia.org/wiki/Enola_Gay) pilotado por Paul Tibbets (https://es.wikipedia.org/wiki/Paul_Tibbets) lanzase la bomba "Little boy" encima de Hiroshima y devastándola por completo, se le ordenó al siguiente piloto, Charles Swenney (https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Sweeney) lanzar "Fatman" (https://es.wikipedia.org/wiki/Fat_Man) sobre la ciudad de Kokura en japón. Voló hasta la ciudad en su Bockscar sobre la ciudad durante horas, pero no pudo confirmar el campo visual porque ese día estaba nublado, además que las patrullas aéreas japonesas estaban amenazándolo con derribarlo. Por ello, se desvió y lanzó la bomba sobre el objetivo secundario más accesible: "Nagasaki". Y ahí murieron 75.000 personas. Por eso hubo ese día una nube positiva y una negativa: la nube que salvó Kokura y la nube que fue la tumba de Nagasaki. 

Eso es algo que me hace pensar: Podemos construir un arma que devaste ciudades, que tenga la temperatura del Sol y los vientos de Neptuno, pero no podemos predecir como será el clima dentro de la próxima hora. 

Los soldados del emperador lucharon durante toda la segunda guerra mundial de una manera que dejaba a los rusos y americanos de una forma estupefacta. Usaban aviones kamikaze (https://es.wikipedia.org/wiki/Kamikaze) y morían llevando enemigos aliados a una muerte segura y conduciendo torpedos submarinos desde el interior (y claramente no salían vivos). Incluso cuando eran interceptados en el mar, preferían tirarse al mar a morir. Incluso tras 2 bombas atómicas, el ministro de guerra japonés instaba a la gente a seguir luchando y aguantando. El emperador Hirohito denegó esa orden en el 14 de agosto de 1945 y Japón de rindio incondicionalmente. Sus bombres habían saltado acantilados por él, sufrido por él, muerto por él, pero el emperador dijo que por primera vez en la historia se utilizaron "bombas crueles", y era cierto: el número de muertos (además de bombas no nucleares que se lanzaron durante toda la semana anterior) había trasladado el infierno al mismo Japón. 

Richard Feynman (https://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Feynman) recibió el premio Nobel de Física en 1965. También ayudó en la creación de la primera bomba atómica. En su libro "El significado del todo" se preguntó: "¿Tiene la ciencia acaso algún valor?". Y acontinuación escribió: "Creo que contar con la capacidad de hacer algo tiene valor". Él explicó esta ideología con la idea de las llaves. "Todo lo que hemos descubierto y creado son llaves. Una llave que abre las puertas del cielo, pero esa misma llave abre las puertas del infierno".

La ciencia no se encarga de decirnos como usar llaves. Solo las inventa y las predice. El uso que les demos está en nosotros. Esas bombas crueles podrían haber sido máquinas nobles, salvando vidas en vez de eliminándolas. Pero abrimos la puerta equivocada, aun cuando la llave y la cerradura eran las mismas.