En los tiempos antiguos cuando las fuerzas místicas regían el universo y los guerreros que protegían al mundo estaban en su etapa dorada existía una dimensión fuera del plano astral donde los más poderosos hechiceros nacieron, esta zona fue conocida como la expansión arcana, un lugar más antiguo que la existencia misma de la humanidad, se cree que ahí es donde vivían los llamados dioses antiguos antes de su desaparición en el cosmos. La expansión arcana fue el hogar de muchas criaturas mágicas pues el flujo de mana era indescriptible, es por eso que los grandes usuarios de magia podían entrar en contacto con ella y ampliar sus poderes a niveles inimaginables, ahí las fuerzas que rigen el universo convergen y se expanden a través de los diferentes y lejanos planos universales, se crearon portales que permitían viajar a otras realidades otros universos tan complejos o aún mas que los que conocíamos.
Un vasto universo de noches eternas iluminadas por los astros de radiantes luces coloridas, nubes frías que envolvían todo a su alrededor creando una atmosfera de aire puro e incorruptible, y cientos de miles de formaciones de tierra, islas que flotan en el vacio a grandes distancias, recorridas por ríos de aguas cristalinas que podían verse desde lejos y fácilmente identificables por sus cascadas infinitas de agua que cae al espacio, o tal vez que conecta hacia otras islas lejanas las cuales no pueden ser vistas, una saludable flora con pastos, arbustos y árboles verdes de los que creces flores de gran variedad de colores y formas que nunca podrían ser vistas en cualquier otro lugar. Las islas podían ser atravesadas a pie y algunas estaban interconectadas por medio de puentes de luz radiando los colores del arcoíris, otras podían ser alcanzadas moviéndose a través de las fuertes corrientes de aire emitidas por las nubes, otras eran accesibles por medio de anillos de energía que transportan materia por un canal mágico centrado en el movimiento de partículas a gran velocidad. La baja gravedad permitía una libertad de movimiento excepcional, el peso de los cuerpos era mucho menor y permitía dar enormes saltos sin temor a caer, las rocas flotantes eran estables y podían ser usadas como escalones independientes que facilitaban el acceso a lugares a primera vista inalcanzables.
Un conjunto de elementos que creaban una armonía innata en toda la dimensión que al sumar todas sus características tan únicas la dotaban de una belleza muy particular e indescriptible en palabras que puedan hacer justicia.
Cuando la expansión se volvió recurrentemente habitada por los grandes hechiceros quienes usaban las ventajas de la gran conexión con el flujo de mana que esta realidad les brindaba; empezaron la construcción de instalaciones donde llevarían a cabo cómodamente sus rituales, estudios y entrenamientos. Templos hechos de una arquitectura magistral que se adaptaba a las necesidades de los magos con sus grandes poderes; fueron construidos sobre las tierras firmes de las islas, otros los ubicaron en la cima de las formaciones montañosas que se encontraban en ellas, muchos tomaron ventaja de construir varias casas y talleres en las ramas de los peculiares arboles que se entrelazaban con otros con sus ramas y las ajustaron para crear resistentes puentes de madera que posibilitaban un buen desplazamiento a través de ellas, entre otros conglomerados de estructuras que servían para diferentes funciones, cada una con sus formas y estilos arquitectónicos bien marcados que los dotaban de una identidad particular.
Entre los usuarios de magia que aprovechaban las capacidades de la expansión arcana estaba el Consejo de los Sabios; los sabios eran los líderes que guiaban una legión de guardianes de elite a quienes se los bautizaron como Caballeros Místicos y utilizaban un portal para que los discípulos accedieran a la dimensión para cumplir misiones de entrenamiento avanzado.
Cuando llegaron tiempos de crisis en el que surgieron amenazas que los caballeros debían enfrentar para proteger al mundo, los sabios establecieron un trato con una orden de hechiceros de la expansión arcana para la creación de un nuevo tipo de instalación que beneficiaría a ambas partes. Así se llevó a cabo la creación de la Forja del Armagus, allí los hechiceros reclutarían a los mejores herreros de los reinos de Sablidia para trabajar en las fraguas reforzadas con magia y usarían maquinas avanzadas de herrería para forjar armas especiales que servirían para ampliar los poderes de sus portadores; elementos de atributos únicos que se considerarían hazañas de la herrería y diseño de herramientas de guerra. Estas armas únicas que recibieron el nombre de los “Armagus” como la forja en la que fueron creados; serian empuñadas por los caballeros místicos para multiplicar su fuerza y expandir sus técnicas mágicas que los asistirían durante las grandes batallas por la protección del mundo.
La Forja también sería el lugar en el que se resguardan cientos de artefactos de poder arcano junto con las armas y se los protegería como grandes tesoros que representan el legado de los caballeros, y permanecerían guardadas hasta el día en el que su poder sea requerido una vez más durante tiempos de conflicto que amenacen a al mundo.
Pero luego llegaron los tiempos oscuros, estallo la guerra y Sablidia se vio sumida en el caos, los caballeros místicos lucharon para detener la fuerza maligna que destruía el mundo pero aún con todo su poder no lograron vencer. Esta corrupción logró traspasar el plano astral e infectó a varias criaturas mágicas de la expansión arcana; bajo esta catástrofe los hechiceros usaron sus poderes para sellar la entrada a la dimensión pero ya era demasiado tarde, el poder maligno de cientos de demonios contaminó significativa de la expansión arcana, los hechiceros lucharon fervientemente para protegerla pero se perdieron a muchos durante la batalla. Lograron frenar la masificación de esta corrupción maligna pero su presencia jamás pudo ser completamente erradicada.
Temiendo lo peor los hechiceros usaron su último aliento para crear una barrera impenetrable que protegería la Forja del Armagus para evitar que los grandes tesoros y artefactos mágicos cayeran en manos de los monstruos. Fue así como los últimos hechiceros sobrevivientes abandonaron la expansión arcana pues ya no era un lugar seguro y cuya única victoria fue el lograr proteger las poderosas armas usadas por los guardianes del mundo; lo último que quedó del legado de los Caballeros Místicos pudo ser protegido, los armagus permanecieron en su lugar fuera del alcance del caos, con la esperanza de que algún día su poder pueda volver a ser usado para derrotar al mal; y la belleza de la expansión arcana cayó en el olvido.
Un vasto universo de noches eternas iluminadas por los astros de radiantes luces coloridas, nubes frías que envolvían todo a su alrededor creando una atmosfera de aire puro e incorruptible, y cientos de miles de formaciones de tierra, islas que flotan en el vacio a grandes distancias, recorridas por ríos de aguas cristalinas que podían verse desde lejos y fácilmente identificables por sus cascadas infinitas de agua que cae al espacio, o tal vez que conecta hacia otras islas lejanas las cuales no pueden ser vistas, una saludable flora con pastos, arbustos y árboles verdes de los que creces flores de gran variedad de colores y formas que nunca podrían ser vistas en cualquier otro lugar. Las islas podían ser atravesadas a pie y algunas estaban interconectadas por medio de puentes de luz radiando los colores del arcoíris, otras podían ser alcanzadas moviéndose a través de las fuertes corrientes de aire emitidas por las nubes, otras eran accesibles por medio de anillos de energía que transportan materia por un canal mágico centrado en el movimiento de partículas a gran velocidad. La baja gravedad permitía una libertad de movimiento excepcional, el peso de los cuerpos era mucho menor y permitía dar enormes saltos sin temor a caer, las rocas flotantes eran estables y podían ser usadas como escalones independientes que facilitaban el acceso a lugares a primera vista inalcanzables.
Un conjunto de elementos que creaban una armonía innata en toda la dimensión que al sumar todas sus características tan únicas la dotaban de una belleza muy particular e indescriptible en palabras que puedan hacer justicia.
Cuando la expansión se volvió recurrentemente habitada por los grandes hechiceros quienes usaban las ventajas de la gran conexión con el flujo de mana que esta realidad les brindaba; empezaron la construcción de instalaciones donde llevarían a cabo cómodamente sus rituales, estudios y entrenamientos. Templos hechos de una arquitectura magistral que se adaptaba a las necesidades de los magos con sus grandes poderes; fueron construidos sobre las tierras firmes de las islas, otros los ubicaron en la cima de las formaciones montañosas que se encontraban en ellas, muchos tomaron ventaja de construir varias casas y talleres en las ramas de los peculiares arboles que se entrelazaban con otros con sus ramas y las ajustaron para crear resistentes puentes de madera que posibilitaban un buen desplazamiento a través de ellas, entre otros conglomerados de estructuras que servían para diferentes funciones, cada una con sus formas y estilos arquitectónicos bien marcados que los dotaban de una identidad particular.
Entre los usuarios de magia que aprovechaban las capacidades de la expansión arcana estaba el Consejo de los Sabios; los sabios eran los líderes que guiaban una legión de guardianes de elite a quienes se los bautizaron como Caballeros Místicos y utilizaban un portal para que los discípulos accedieran a la dimensión para cumplir misiones de entrenamiento avanzado.
Cuando llegaron tiempos de crisis en el que surgieron amenazas que los caballeros debían enfrentar para proteger al mundo, los sabios establecieron un trato con una orden de hechiceros de la expansión arcana para la creación de un nuevo tipo de instalación que beneficiaría a ambas partes. Así se llevó a cabo la creación de la Forja del Armagus, allí los hechiceros reclutarían a los mejores herreros de los reinos de Sablidia para trabajar en las fraguas reforzadas con magia y usarían maquinas avanzadas de herrería para forjar armas especiales que servirían para ampliar los poderes de sus portadores; elementos de atributos únicos que se considerarían hazañas de la herrería y diseño de herramientas de guerra. Estas armas únicas que recibieron el nombre de los “Armagus” como la forja en la que fueron creados; serian empuñadas por los caballeros místicos para multiplicar su fuerza y expandir sus técnicas mágicas que los asistirían durante las grandes batallas por la protección del mundo.
La Forja también sería el lugar en el que se resguardan cientos de artefactos de poder arcano junto con las armas y se los protegería como grandes tesoros que representan el legado de los caballeros, y permanecerían guardadas hasta el día en el que su poder sea requerido una vez más durante tiempos de conflicto que amenacen a al mundo.
Pero luego llegaron los tiempos oscuros, estallo la guerra y Sablidia se vio sumida en el caos, los caballeros místicos lucharon para detener la fuerza maligna que destruía el mundo pero aún con todo su poder no lograron vencer. Esta corrupción logró traspasar el plano astral e infectó a varias criaturas mágicas de la expansión arcana; bajo esta catástrofe los hechiceros usaron sus poderes para sellar la entrada a la dimensión pero ya era demasiado tarde, el poder maligno de cientos de demonios contaminó significativa de la expansión arcana, los hechiceros lucharon fervientemente para protegerla pero se perdieron a muchos durante la batalla. Lograron frenar la masificación de esta corrupción maligna pero su presencia jamás pudo ser completamente erradicada.
Temiendo lo peor los hechiceros usaron su último aliento para crear una barrera impenetrable que protegería la Forja del Armagus para evitar que los grandes tesoros y artefactos mágicos cayeran en manos de los monstruos. Fue así como los últimos hechiceros sobrevivientes abandonaron la expansión arcana pues ya no era un lugar seguro y cuya única victoria fue el lograr proteger las poderosas armas usadas por los guardianes del mundo; lo último que quedó del legado de los Caballeros Místicos pudo ser protegido, los armagus permanecieron en su lugar fuera del alcance del caos, con la esperanza de que algún día su poder pueda volver a ser usado para derrotar al mal; y la belleza de la expansión arcana cayó en el olvido.
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