Últimamente he tenido una seguidilla de sueños, por lo general, lúcidos. Algunos, complejos y «creativos» —musicales—. Aún recuerdo con detalles la mayoría. Es un tema que, guarda relación con mi carrera, me interesa y me gustaría estudiar en profundidad en el futuro próximo.
Me centraré en un par de ellos. El primero fue muy fugaz: asistía al velorio de un amigo de la infancia. Cuando me estaba yendo, en una esquina de la casa, un señor de edad avanzada —que no logré reconocer—, me hablaba sobre la «canción de los sueños» mientras esta se reproducía en una radio a pilas. Lo curioso es que a mi juicio era una muy buena canción, que por su sonido parecía haber sido producida e interpretada por la banda irlandesa de Shoegaze-Dream pop, «My Bloody Valentine». Una vez despierto, me dio por revisar la discografía completa de la banda, y me percaté que esa canción no era de ellos, o derechamente, no existía. Sólo alcancé a transcribir muy poco de la melodía. Quizás en un futuro haga algo con eso. No es muy novedoso, aunque tampoco tan común. Un ejemplo famoso y exitoso es "Yesterday", compuesta por McCartney tras escuchar la melodía en un sueño.
En el sueño, su sonido era muy similar al de este álbum. Justamente es un disco con un sonido muy único: ruidoso, sicodélico, «onírico», y con líricas con tendencia a lo sexual. Uno de mis favoritos de los años 90'.
El otro lo podría definir como erótico/sci-fi. Bastante resumido: Me visitaba al departamento una ex compañera de la secundaria —curiosamente, de parecido físico a la persona con la que actualmente salgo—. Ambos éramos quienes teníamos los mejores promedios de nota del curso, por lo que había una pequeña «rivalidad» en ese sentido. Y aunque nunca se pudo concretar algo, sí había atracción. De hecho, en el último año nos lo confesamos. Pero volviendo al sueño, con su visita rápidamente la escena se tornó en algo sexual. Tras sexo oral de ambas partes, cuando me disponía a darle guarimba salvaje y astral sobre una mesa, ocurre la típica interrupción, muy común en sueños de corte erótico. Desde la puerta principal me llamaba mi papá —que falleció hace poco— con tono triste. Al salir al exterior, me di cuenta que mi departamento se había quedado «atrapado» en el tiempo. Toda la ciudad y sus edificios, todo lo que me rodeaba, era ultra moderno, del futuro. Pero al mismo tiempo, todo se consumía por el fuego. La típica escena futurista-distópica-apocalíptica de varias cintas. Mientras todo a mi alrededor se destruía, y le advertía a mi ex compañera que no saliera, se escuchaba como surgiendo desde el interior de la tierra, el segundo movimiento de la 7ma sinfonía de Beethoven. Lo que empezó bien, se transformó en uno de los sueños más aterradores que recuerde en el último tiempo.
Me centraré en un par de ellos. El primero fue muy fugaz: asistía al velorio de un amigo de la infancia. Cuando me estaba yendo, en una esquina de la casa, un señor de edad avanzada —que no logré reconocer—, me hablaba sobre la «canción de los sueños» mientras esta se reproducía en una radio a pilas. Lo curioso es que a mi juicio era una muy buena canción, que por su sonido parecía haber sido producida e interpretada por la banda irlandesa de Shoegaze-Dream pop, «My Bloody Valentine». Una vez despierto, me dio por revisar la discografía completa de la banda, y me percaté que esa canción no era de ellos, o derechamente, no existía. Sólo alcancé a transcribir muy poco de la melodía. Quizás en un futuro haga algo con eso. No es muy novedoso, aunque tampoco tan común. Un ejemplo famoso y exitoso es "Yesterday", compuesta por McCartney tras escuchar la melodía en un sueño.
En el sueño, su sonido era muy similar al de este álbum. Justamente es un disco con un sonido muy único: ruidoso, sicodélico, «onírico», y con líricas con tendencia a lo sexual. Uno de mis favoritos de los años 90'.
El otro lo podría definir como erótico/sci-fi. Bastante resumido: Me visitaba al departamento una ex compañera de la secundaria —curiosamente, de parecido físico a la persona con la que actualmente salgo—. Ambos éramos quienes teníamos los mejores promedios de nota del curso, por lo que había una pequeña «rivalidad» en ese sentido. Y aunque nunca se pudo concretar algo, sí había atracción. De hecho, en el último año nos lo confesamos. Pero volviendo al sueño, con su visita rápidamente la escena se tornó en algo sexual. Tras sexo oral de ambas partes, cuando me disponía a darle guarimba salvaje y astral sobre una mesa, ocurre la típica interrupción, muy común en sueños de corte erótico. Desde la puerta principal me llamaba mi papá —que falleció hace poco— con tono triste. Al salir al exterior, me di cuenta que mi departamento se había quedado «atrapado» en el tiempo. Toda la ciudad y sus edificios, todo lo que me rodeaba, era ultra moderno, del futuro. Pero al mismo tiempo, todo se consumía por el fuego. La típica escena futurista-distópica-apocalíptica de varias cintas. Mientras todo a mi alrededor se destruía, y le advertía a mi ex compañera que no saliera, se escuchaba como surgiendo desde el interior de la tierra, el segundo movimiento de la 7ma sinfonía de Beethoven. Lo que empezó bien, se transformó en uno de los sueños más aterradores que recuerde en el último tiempo.
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