Iniciar sesión Regístrate
Buscar Lista de Miembros Staff Logros

ÚLTIMA HORA

El Rey de los Hombres. [Relato corto] 0 1 1313

Participantes:
Creado por:
#1
22 Nov 15 Paravel
Buenos días, estuve un tiempo medio ausentado por estudiar, pero aún así no quería que os quedéis pensando que me quedé inactivo ni bien vine. Anyway.

De todas formas, aquí quiero subir un texto mío de hace algún tiempo que nunca terminé, y eso se nota estrepitosamente en el principio y en el final. Aún así, queda implícita la inspiración en Edgar Allan Poe que tomé para este relato. De más está decir que acepto criticas.  Gran sonrisa

Después de leer...



Cita:No pretendo que me creáis cuando narro las atroces historias con las que cada noche os lleno de incertidumbre, ni tampoco que me deis oído cuando hablo del Rey de los Hombres. Y quizás, alguna explicación formal y lógica sea la necesaria para aclarar las dudas que cada noche me acechan sobre tan espantoso ser. Constantemente soy yo el que se queda hasta el desvelo en la biblioteca en busca de alguna definición científica o folclórica, pero mi decepción aumenta con cada página en blanco que leo. A veces, si fuerzo la vista, puedo verlo por el sótano escondido entre la oscuridad, detrás de algún trozo de madera carcomido por el tiempo o la humedad. Suele aparecer en algún callejón poco iluminado, donde ni siquiera el alma más atormentada se atrevería a entrar. Esa visión es mi pesar. Y lo peor para mí, es que no puedo incriminarlo por ningún pecado deliberado, ni tampoco es digno de rechazo ni terror. Solo mueve una de sus manos a modo de reverencia, esperando que le propicie una respuesta que nunca le concedo.
Ya son varios años en los que suele manifestarse en mi hogar, y mi odio por él nunca ha cesado. De vez en cuando, sus susurros atraviesan las paredes y no hacen más que causar insomnio en mí. Difícilmente puedo encontrar una noche idónea para descansar que no esté afectada por sus ruidos nocturnos ni por mi insaciable curiosidad.

Ante la escasa información muchas teorías pasaron por mi cabeza, incontables ya, sobre su origen, pero ninguna fue confirmada, y a pesar de saludarme, nunca se queda el tiempo suficiente como para observarlo detenidamente. Tal y como aparece, desaparece. A veces llego a preguntarme por qué solo yo puedo verlo. ¿Me habrá escogido para algo en especial? ¿Querrá vengarse de mí? ¿O solamente es una maldición de Dios por mis crímenes en mis épocas de mundano? Verídico sería afirmar que he causado mucho daño, más por aquellos oscuros meses entre abril y agosto de 1888, pero tenía confianza de que el Señor haya librado mi cuerpo y mi mente de tan tormentoso pasado. Ahora veo como aquellos fantasmas que tanto traté de olvidar vuelven a mí, y que ni Dios puede intervenir en mi socorro.

Muchas palabras de aliento me dedicó en su momento Catherine, mi amada, cuando las visiones empezaron. Tanta estima le tenía, pero a su vez, me enfadaba que ella no pudiera ver a la entidad también. Celaba su cordura y su limpio pasado, siendo criada como una dama virgen y respetable, no era más que un ama de casa la cual no tenía conocimiento de mis deberes como partero. Cada vez eran más los minutos que la observaba con ojos de odio y locura, y con cada mirada impíos pensamientos entraban en mi mente sobre ella siendo torturada, tanto por mi como por la criatura.

¡Oh! Dolor mío, que cada noche me nubla la mente y cada día me acosa incansablemente. ¿Acaso tendrá fin esta tortura? ¿Nadie más comparte mi sufrimiento y mi estigma?

Ya he quedado solo en la mansión nuevamente, sin ninguna optimista esposa que me de placeres nocturnos, ni un brillante maestresala capaz de soportar mis paranoicos encuentros de ultratumba. Ambos yacen en el sótano enterrados junto a los niños que nunca pudieron ver la luz, uniéndose a la criatura lentamente para sumarse a su pútrido conjunto demencial. Sé, empero, que mi final no se encuentra en los dichosos palacios celestiales que el Señor reservó a mi nombre, a los cuales por más plegarias y llantos que hiciera, nunca me prometió. Ahora lo veo claro, pero cuanta más lucidez cae sobre mis ojos, más oscuridad recae sobre mi alma…
¿Acaso gozará el Señor viendo los pecados de la humanidad? Somos solo una novela escrita por su letra, la cual cobra vida para dar paso a tristezas, amoríos e injusticias. Conforme más me cuestiono la Providencia, más siento las garras del inframundo cegándome a cometer actos aberrantes contra mi persona, aunque sé que esos impulsos no provienen de nadie más que de él, el Rey de los Hombres, que ha venido a su último encuentro conmigo.
[Imagen: jHZeK.png]
Participantes:
Creado por:


Salto de foro:


Usuarios navegando en este tema: 1 invitado(s)